El 'Joker 2' se transforma con Lady Gaga en un musical loco que no acaba de despegar

"Ya no estoy solo", exclama el Joker metido en el cuerpo de Joaquin Phoenix a mitad de este delirio musical oscuro que es Joker: Folie á Deux, la muy esperada segunda entrega dirigida por Todd Phillips, que se estrena mundialmente en la Mostra de Venecia, el mismo escenario donde Joker fuera lanzada por todo lo alto en 2019.

Lo que ocurrió después ya lo sabemos, incluido el Oscar a Phoenix por su interpretación de un enfermo mental, abusado y abandonado por el (casi inexistente) sistema de salud estadounidense y que se convierte en un asesino y antihéroe que genera el caos al detonar el encabronamiento de los invisibles y marginados de una sociedad que vende a mansalva un sueño que no existe. No sabíamos que necesitábamos que nos contaran el origen del Joker de Batman, hasta que lo tuvimos. La duda es que si necesitábamos una secuela.

Como nota a pie de página, la primera entrega del Joker de Phillips apareció cuando Donald Trump estaba en el poder, Joker: Folie á Deux lo hace en pleno año electoral y en medio de la incertidumbre, después de ser testigos – de lejos – de todo lo que ha pasado en EEUU, incluyendo el asalto al Capitolio, donde muy bien pudo aparecer un tipo vestido de Joker, pero se presentó uno con cuernos de búfalo. La realidad siempre supera a la ficción.

Las fantasías de la pareja no tienen límites: una boda en blanco, anfitriones de un 'show' de TV que recuerda a los legendarios Sonny y Cher

Volviendo al lío. El Joker-Arthur Fleck en efecto no viene solo. En esta locura entre dos, como reza el título, Lady Gaga le pone cuerpo y vozarrón a Harleen ‘Lee’ Quinzel, quien según le cuenta a Arthur, comparten un pasado similar (abusos, vejaciones, pobreza, marginalidad). Pronto sabremos que esa no es su vida anterior. Lady Gaga se entrega absolutamente a esta encomienda en la que une música e interpretación.

Phoenix no se queda atrás. Arthur está tras las rejas, huesudo, apocado, silenciado, tratando de amansar a la fiera guasona y criminal que sabe lleva por dentro. Determinar clínicamente que sufre de doble identidad, que el que mató fue Joker y no Fleck, puede que le salve de una pena mayor, pero cuando se cruza con Lee, literalmente llega la música a su maltrecha vida, saltan las chispas, las esperanzas de ¿un amor? Pues sí.

‘Crazy in Love’, titulan los periódicos de ficción cuando el romance se hace público y la historia se convierte en un drama de proceso judicial. Las fantasías de la pareja no tienen límites: una boda en blanco, anfitriones de un show de televisión que recuerda a los legendarios Sonny y Cher, muchos bailes y más.

Pero, ¿qué es y qué ofrece de nuevo Joker: Folie á Deux?

Antes de desembarcar en Venecia, el director Todd Phillips afirmaba en un medio estadounidense que la secuela "no es un musical", una sentencia que Lady Gaga apoyaría en el encuentro con la prensa internacional. "La música se usa para que los personajes expresen lo que quieren decir cuando los diálogos no son suficientes", comentaba la cantautora que le pidió a Phoenix que la llamara Stefani (su nombre verdadero).

Digamos, por tanto, que es una película con abundantes números musicales. Phillips (conocido por la saga de Resacón en las Vegas) echa mano precisamente de canciones muy conocidas (For One in my Life, Close to you, Get Happy, If you go Away – versión en inglés de Ne me quitte pas, de Jacques Brel) como vehículo de comunicación entre sus explosivos protagonistas. A prepararse para lo que se viene en cuestión de variopintos comentarios sobre las interpretaciones musicales de Lady Gaga y Phoenix. Valga decir que dan la nota.

Phillips echa mano de canciones muy conocidas: 'For One in my Life', 'Close to you', 'Get Happy', 'If you go Away' –versión de 'Ne me quitte pas'-

Si es o no un musical seguirá siendo debatido, lo de mayor importancia es precisamente el gran acierto que constituye la elección de todas esas canciones. Al ser conocidas mundialmente son un medio para conectar con los sentimientos y emociones de los dos personajes principales que por muy de cómic que sean, llevan una carga de realidad reconocible. Además, ambos evidencian lo fácil que es que criminal que sufre un desequilibrio mental (o cualquier delirio) se erija como un líder.

Esta vez Todd Phillips nos sitúa desde el minuto cero en el universo de ficción iniciando la película con un cartoon de El Joker, titulado Yo y mi sombra, que además es un prólogo del tema de la identidad que luego se explorará a lo largo y ancho de 138 minutos.

Si de algo sirven los pronósticos, en la bola de cristal se ve una asistencia masiva a las salas para ver Joker: Folie á Deux, a pesar de las sensaciones mixtas que deja. Seamos francos, el Joker vende bien.

Un inmenso Daniel Craig en 'Queer'

Una imagen le dio la vuelta al mundo: Pedro Almodóvar abrazando a Luca Guadagnino en medio de la larguísima ovación generada al final del estreno mundial de Queer, la nueva cinta del director italiano, que como Almodóvar, también opta al León de Oro.

Un día antes, cuando se estrenó La habitación de al lado, el primer intento en inglés del manchego, Guadagnino fue más discreto, asistió a la proyección de prensa de las 9 de la mañana en la Sala Grande del Palazzo del Cinema, donde se celebran las galas de las películas de competición. El italiano iba ‘camuflado’ - lo que equivale a un elefante blanco en medio de la estepa - entre periodistas y gente de la industria cinematográfica.

La alegría de Luca Guadagnino se puede sospechar que va por partida doble, y más allá del abrazo de su famoso colega español. Hay que recordar que el año pasado la muy bien justificada huelga de actores impidió que Guadagnino desembarcara en el Lido con Zendaya, protagonista de Rivales, drama deportivo- erótico escogida para abrir la edición anterior de la Mostra de Venecia. A última hora el filme fue retirado. Pero Guadagnino volvió del brazo de otro estrellón, Daniel Craig, flamante protagonista de Queer.

Basada en la novela homónima de William S. Burroughs (publicada en 1985) y con guion de Justin Kuritzkes (Rivales), cuenta de William Lee, un dandy gay, escritor, expatriado además adicto a los opiáceos y alcohólico, dedicado a la cacería de amoríos, y curioso de la ayahuasca. La historia está dividida en tres capítulos y un epílogo, arrancando la acción en un México bastante artificioso de los años 50.

En Queer hay surrealismo, excesos, mundos internos oscuros que contrastan con la luminosidad de la fotografía de Sayombbhu Mukdeeprom (cómplice de Guadagnino en sus últimas películas, desde Call me by your Name pasando por Suspiria y Rivales.

Acompañado en el elenco por Drew Starkey, Jason Schwartzman, Lesley Manville, entre otros, hay que decir que Craig está inmenso en este rol que muy bien podría espantar a alguien que ha sido James Bond y por ende símbolo sexual hetero.

Craig está inmenso en este rol que muy bien podría espantar a alguien que ha sido James Bond y por ende símbolo sexual hetero

Craig convence y encanta encarnando a William Lee, y es una clara muestra de que el actor inglés ha sabido oxigenar su carrera. Después de ponerle el punto final al agente 007 lo hizo con la saga Puñales por la espalda, pero con Guadagnino el revolcón es absoluto y mayúsculo.

A esta hora se sabe que Queer ha sido alabada por una buena parte de la crítica anglosajona. Sin embargo, no es una película redonda, a veces va a la deriva como un barquito de papel en medio del océano, aunque esto no le resta mérito a Guadagnino que se atreve a mucho – quizás a demasiado - con esta nueva propuesta cinematográfica que tiene escenas hermosas y creativas. ¿Acaso habías visto plasmado en un solo gesto por muy fantasioso que sea el anhelo hacia la ternura? Pues eso.