Un doctor en Bellas Artes desvela cómo se hizo realmente la Capilla Sixtina: "Esto no se hace hoy"

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La Capilla Sixtina, uno de los tesoros más preciados del Renacimiento y una de las obras maestras más icónicas de la humanidad, sigue siendo objeto de fascinación y estudio a día de hoy. Antonio García Villarán, doctor en Bellas Artes y reconocido artista plástico, ha aportado nuevos detalles sobre el cómo fue el proceso de creación de esta impresionante obra, que ha dejado boquiabierto al mundo durante más de cinco siglos.

Durante su participación en el popular podcast del 'youtuber' Jordi Wild, Villarán ofreció una perspectiva cercana y técnica sobre el trabajo realizado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, particularmente en el monumental fresco que adorna el techo y la pared frontal con "El Juicio Final". En este sentido, García Villarán desglosó los desafíos y las soluciones ingeniosas a las que tuvo que enfrentarse Miguel Ángel al llevar a cabo esta titánica tarea.

Villarán, quien ha alcanzado una gran proyección internacional tanto por su carrera artística como por su influencia en las redes sociales, describió con detalle cómo Miguel Ángel tuvo que lidiar con las limitaciones físicas y técnicas de trabajar a gran altura, en una superficie abovedada y con dimensiones que resultan intimidantes incluso para los artistas más experimentados. "Es una capilla grandísima. Yo no sé cuánto medirá, pero eso son diez metros o más", comentaba Villarán.

Uno de los aspectos más fascinantes que desveló el artista fue el método utilizado por Miguel Ángel para transferir sus complejos diseños al techo de la capilla. Lejos de ser un proceso improvisado, requería de una planificación meticulosa y una ejecución precisa.

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Según explicó Villarán durante su charla con Jordi Wild, el artista renacentista creaba primero un dibujo detallado de la figura que deseaba plasmar. Luego, perforaba pequeñas incisiones a lo largo de las líneas del dibujo usando un punzón, una técnica que permitía "traspasar" la imagen al techo mediante polvo de carboncillo. "El polvo de carboncillo pasaba por los agujeritos y al quitar el papel aparecía el dibujo. Esto no se hace hoy", describió Villarán.

Además, el experto destacó en el podcast la habilidad de Miguel Ángel para trabajar en estas condiciones extremas, a menudo tumbado sobre andamios y enfrentando no solo el reto de la escala monumental de la obra, sino también la curvatura del techo, que deformaba las proporciones cuando se observaban desde abajo.

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"Muchas figuras están deformadas a causa de la curvatura", añadió, explicando que Miguel Ángel tuvo que ajustar las proporciones de las figuras para que, vistas desde el suelo, aparecieran correctamente proporcionadas.

Este proceso, que puede parecer extremadamente arduo y meticuloso para los estándares actuales, refleja la maestría y el ingenio de Miguel Ángel, quien no solo era un pintor excepcional, sino también un escultor y arquitecto consumado. Villarán subrayó además que, aunque hoy en día disponemos de tecnología avanzada para proyectos similares, en el Renacimiento, el éxito de estas obras dependía enteramente de la habilidad técnica y la visión artística del maestro y su equipo.

Porque sí, como recordó García Villarán, Miguel Ángel no estuvo solo en esta gigantesca tarea. Contó con un equipo de ayudantes que, bajo su dirección, contribuyeron a la ejecución de los frescos. Sin embargo, la mano y el genio del artista están presentes en cada detalle, lo que hace de la Capilla Sixtina un testimonio de su destreza insuperable.