Dios salve a Sabrina Carpenter: por qué su nuevo disco ha venido a rescatar (otra vez) el pop
La cantante lleva una década intentándolo, pero solo ahora ha conseguido consolidarse como artista, demostrando que las reglas del juego han cambiado pero que nunca es muy tarde para aprenderlas
Decía el personaje de Sick Boy en Trainspotting, de Danny Boyle, hace ya casi 30 años, aquella frase que resume una de las mayores verdades de la vida: "Todos envejecemos, dejamos de molar y morimos", y desde entonces pocas cosas que verdaderamente importen han cambiado. Trainspotting 2 dejó de molar y esto es aplicable a mucha música, en un momento raro en que se reivindican grupos que en su día ya fueron relevantes, como La Oreja de Van Gogh, o se denigra a artistas que fueron clave para los millennials, como Katy Perry con su nueva canción Woman's world, que parece algo así como una parodia de sí misma y el comentario más votado en YouTube señala: "Se siente como si hubiera visto Barbie y quisiera haber hecho su propia versión, pero escrita por hombres". Sick Boy era sabio y tenía razón.
El caso de Sabrina Carpenter, sin embargo, es bastante más complejo. Sabrina lleva mucho tiempo estando ahí. Nacida en 1999, comenzó sus verdaderas andanzas de adolescente como chica Disney en la serie Girl meets world, lo que, a juzgar por Miley, Zendaya, Selena y las demás, podría haber sido una carta a su favor. Pero no lo fue demasiado, ya que su carrera musical nunca había despegado del todo. Ha hecho cine, series de televisión y tiene un buen puñado de álbumes para lo joven que es: Eyes Wide Open (2015), Evolution (2016), Singular Act I (2018), Singular Act II (2019) y Emails I Can't Send (2022) —una de las canciones de este último álbum consiguió volverse viral en Tiktok—. Pero, entonces, ¿por qué es ahora, una década después, cuando su música está empezando a sonar en todas partes?
Como con todo, hay varias razones más complejas de lo que pudiera parecer que no se pueden resumir exclusivamente en una cuestión de estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Este viernes 23, Sabrina Carpenter ha publicado su nuevo álbum: Short n' sweet, que llevaba mucho tiempo esperándose. Ha jugado bien sus cartas para ir alimentando las ganas de la generación Z, cuya principal influencia es, lógicamente, internet. Decía el periodista Juan Sanguino en un reciente artículo publicado en El País que hoy en día "el algoritmo beneficia a las canciones poco invasivas, cantadas con susurros y con producción lineal, y perjudica a los himnos bombásticos, cantados a pleno pulmón y con sonidos explosivos, especialidad de Katy Perry. Un ejemplo práctico: las dos canciones más escuchadas en el mundo ahora mismo son Please Please Please y Espresso, ambas de Sabrina Carpenter. Su tono frívolo y actitud cómica recuerdan a Katy Perry, pero Carpenter las canta susurradas".
Susurra Billie Eilish, susurra Olivia Rodrigo y canta bajito Phoebe Bridgers. No susurra mucho Charlie CXC, cuyo album Brat se ha convertido en un fenómeno cultural —aunque es un fenómeno diferente y solo comparte con Sabrina el llevar, también, bastante tiempo "ahí"—, pero sí lo hacen Lana del Rey o Lorde. Sabrina ha aunado esa languidez más propia de la generación Z con una medida perfecta de los tiempos: anunció el lanzamiento de Espresso en abril (tema que BBC ha declarado "la canción del verano"), porque quería "sacar una pequeña canción antes de Coachella". El single salió en un momento perfecto para mantenerse en las radios durante el verano: ha alcanzado su posición máxima en el número tres del Billboard Hot el 22 de junio; en el Reino Unido, pasó cinco semanas no consecutivas en el número uno entre el 5 de mayo y el 21 de julio. Además, Adele la cantó en un concierto de Las Vegas (lo que siempre ayuda) alegando que era "su canción favorita".
La producción de 'Espresso' es tan hábil que consigue "provocar nostalgia por veranos pasados" en generaciones desde los 70 a los 2000
Según señalaba el periodista musical Charlie Harding, la producción de Espresso —con tambores sampleados y un bajo sintetizado que bebe directamente del R&B de los 90— es tan hábil que consigue "provocar nostalgia por veranos pasados", porque esa mezcla de sonidos consigue resonar en distintas generaciones de oyentes, desde los 70 a los 2000. Además, su imagen estilo pin-up, irreverente y que no se toma demasiado en serio a sí misma, funciona muy bien con la tónica actual. La letra así lo demuestra: "Di que no puedes dormir, cariño / lo sé, esa soy yo, Espresso".
Después de Espresso, el 6 de junio Sabrina sacó Please, Please, Please (que podría evocar en cierto modo a The Smiths), melodía más disco coescrita con el productor de Taylor Swift, Jack Antonoff, que superó a Espresso en Estados Unidos al alcanzar el número uno en el Billboard Hot 100 en ese mismo mes. Sabrina decidía reírse un poco de sí misma en la canción, en la que habla de un actor con mala fama del que está enamorada, aunque todo el mundo le ha advertido que no le conviene en absoluto. No es casualidad que para protagonizar el videoclip, la cantante eligiese al actor irlandés Barry Keoghan (Saltburn, Almas en pena de Inisherin), quien había conquistado el corazón de la cantante, según apuntaban los rumores (y, a pesar de haber sido padre en 2022). La letra lo dice bien claro: "Te suplico que no me avergüences, hijo de puta, por favor, por favor, por favor".
Y, por supuesto, no hay que olvidarse de Taylor Swift. Decíamos que para Please, Please, Please había contado con la ayuda de su productor, lo que significaba un éxito seguro. Si el evento del año ha sido The Eras Tour de la cantante estadounidense, estaba claro que formar parte de él era una jugada maestra. Sabrina Carpenter ha sido una de las teloneras de la reina entre agosto de 2023 y marzo de este año. Eso, unido a la relación con Keoghan, sin duda la ha ayudado a ganar notoriedad, más allá de que haya encontrado una fórmula pegadiza en sus canciones, que han supuesto algo así como un renacimiento para la artista, como ya le sucedió a Daft Punk con Get Lucky en 2013 o incluso recientemente a Dua Lipa en 2020, con Levitating, en ese disco tan redondo que fue Future Nostalgia.
Short n' sweet es el sexto álbum de Sabrina Carpenter, pero el primero que llega con verdadera expectación. Tiene doce canciones, pero solo dura 36 minutos, otro ejemplo que ilustra a la perfección la inmediatez de la generación Z y las canciones relámpago que suenan en TikTok. La cantante ha anticipado su tema Taste en Instagram, revelando al mundo una nueva función de la propia red social, consolidándose al fin como artista y demostrando que las reglas del juego han cambiado, pero que nunca es muy tarde para aprenderlas.
Decía el personaje de Sick Boy en Trainspotting, de Danny Boyle, hace ya casi 30 años, aquella frase que resume una de las mayores verdades de la vida: "Todos envejecemos, dejamos de molar y morimos", y desde entonces pocas cosas que verdaderamente importen han cambiado. Trainspotting 2 dejó de molar y esto es aplicable a mucha música, en un momento raro en que se reivindican grupos que en su día ya fueron relevantes, como La Oreja de Van Gogh, o se denigra a artistas que fueron clave para los millennials, como Katy Perry con su nueva canción Woman's world, que parece algo así como una parodia de sí misma y el comentario más votado en YouTube señala: "Se siente como si hubiera visto Barbie y quisiera haber hecho su propia versión, pero escrita por hombres". Sick Boy era sabio y tenía razón.
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