El barco naufragado más antiguo de España tiene 2.600 años y su rescate arrancará en septiembre
Se trata de una nave fenicia de madera que transportaba lingotes de litargirio y que alrededor del año 600 a.C. se hundió en aguas de Murcia. Fue descubierta en 1993
Lleva unos 2.600 años hundido en las profundidades del mar frente a lo que hoy es Murcia, es el barco naufragado más antiguo de España. Se trata de una pequeña embarcación fenicia que transportaba un cargamento de lingotes de litargirio -un mineral que entonces se empleaba para separar la plata del resto de metales con los que suele encontrarse en la naturaleza- y todo indica que una fuerte tormenta lo mandó a pique. El pecio quedó enterrado bajo una capa de arena en el fondo del Mediterráneo, con su carga intacta. Y ahora, un grupo de investigadores del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universitat de València (UV) se prepara para comenzar en septiembre la extracción de ese barco, 30 años después de su descubrimiento.
El barco, conocido como Mazarrón II, se encontró en 1993 en las costas de la localidad murciana, justo mientras se trabajaba en la extracción del Mazarrón I. Ese otro pecio fenicio fue hallado en 1988, en las mismas aguas, por arqueólogos del Museo Nacional de Arqueología Marítima y el Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Subacuáticas al retirarse de manera natural la arena del fondo marino que lo había sepultado.
En ese caso, la recuperación fue bastante rápida. Todo el proceso, desde la excavación a la restauración del Mazarrón I, tuvo lugar en apenas dos años, desde 1993 hasta 1995. Pero en el caso del Mazarrón II no ha sido tan sencillo, según explica a El Confidencial Carlos de Juan, uno de los investigadores de la UV que trabaja en la extracción, como lo demuestra el que solo ahora se ha resuelto proceder a su rescate. “Se dieron toda una serie de circunstancias que generaron que no se haya tomado la decisión hasta ahora", afirma.
Además, y aunque solo ahora comenzará el proceso de extracción de la embarcación, la misma se pensaba que se encontraba a buen recaudo. En el año 2000, durante el proceso de excavación, se creó una estructura metálica que, además de usarse para desenterrar el barco, en principio también servía para protegerlo cuando no se realizaba ninguna actuación en él. Pero la “caja fuerte”, como fue bautizada esa estructura, sirvió sobre todo para “tranquilizar las conciencias”, en palabras de Carlos de Juan.
El Mazarrón II cayó en el olvido hasta que entre 2007 y 2008, con motivo de la inauguración del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) en Cartagena, se volvió a abrir y se revisó su estado de conservación. Pero finalmente no se procedió a la extracción. Solo en 2017 se comprobó que la “caja fuerte” era una solución que no ofrecía todas las garantías, ya que la arena que protegía al barco estaba desapareciendo, un fenómeno consecuencia de la acción en las últimas décadas del ser humano sobre el litoral de Mazarrón.
El proceso de extracción
Ahora ya se ha tomado la decisión de rescatar al pecio. Para llevar a cabo su extracción, se sacará a la superficie en grandes bloques, aprovechando que el barco no se encuentra de una pieza. Serán necesarias camas inferiores para hacer de chasis a cada porción de madera y, así, llevar cada trozo primero a tierra y después al laboratorio de conservación del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, ARQUAtec.
Después, en algunos puntos, va a ser necesario hacer cirugía de corte mediante bisturí para el proceso de conservación y posteriormente se hará el proceso inverso, cirugía de sutura. “Se volverán a coser los puntos donde nosotros hemos aplicado bisturí”, afirma el investigador.
"En realidad es un resto arqueológico de madera absolutamente afectada por el paso del tiempo, llena de fisuras y grietas"
“En realidad es un resto arqueológico de madera de más de 2.500 años de antigüedad y está absolutamente afectada por el paso del tiempo, llena de fisuras y grietas”, señala. Esto hace que la extracción cuente con un mayor riesgo del que ya de por sí tiene cualquier operación arqueológica.
Además, se han estudiado los peores escenarios que podrían presentarse para tratar de ponerles solución. Uno de los riesgos más graves es que las piezas que componen el barco se sequen, provocando que la madera se vea deformada de manera irreversible. Para evitarlo, las piezas se mantendrán húmedas, ya sea mediante sistemas de aspersión o sumergiéndolas directamente en piscinas de trabajo.
La historia del pecio
El pecio había sido en el pasado una pequeña embarcación fenicia de actividades costeras que servía para trayectos cortos en la zona más próxima a su hundimiento. Según De Juan, lo atestiguan los lingotes de litargirio, un mineral compuesto por óxido de plomo, que transportaba el barco. Por lo tanto, se trata claramente de un transporte comercial de ámbito local.
El aprovechamiento de los minerales era una actividad común de los fenicios asentados en el sudeste de la Península Ibérica. Conscientes de que no podían tener un control y un conocimiento completo del territorio, se asociaban con los autóctonos de la zona para iniciar la explotación comercial de los recursos.
Lleva unos 2.600 años hundido en las profundidades del mar frente a lo que hoy es Murcia, es el barco naufragado más antiguo de España. Se trata de una pequeña embarcación fenicia que transportaba un cargamento de lingotes de litargirio -un mineral que entonces se empleaba para separar la plata del resto de metales con los que suele encontrarse en la naturaleza- y todo indica que una fuerte tormenta lo mandó a pique. El pecio quedó enterrado bajo una capa de arena en el fondo del Mediterráneo, con su carga intacta. Y ahora, un grupo de investigadores del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universitat de València (UV) se prepara para comenzar en septiembre la extracción de ese barco, 30 años después de su descubrimiento.
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