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Ostras, spa y alojamiento de lujo: así eran las vacaciones en la Mérida romana del siglo II
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Ostras, spa y alojamiento de lujo: así eran las vacaciones en la Mérida romana del siglo II

Una excavación de la Universidad de Granada (UGR) y el Consorcio de Mérida encuentra numerosos restos de esos moluscos en una residencia junto al anfiteatro de la ciudad que, según todos los indicios, funcionaba como hotel

Foto: Algunos de los miembros del equipo, durante las excavaciones en la 'Casa del Anfiteatro' de Mérida. (EFE/Universidad de Granada y Consorcio de Mérida)
Algunos de los miembros del equipo, durante las excavaciones en la 'Casa del Anfiteatro' de Mérida. (EFE/Universidad de Granada y Consorcio de Mérida)

Estancia en un lujoso y amplio alojamiento turístico próximo a varios teatros, con acceso exclusivo a un spa y con la posibilidad de darse banquetes de ostras. No parece un mal plan, ¿verdad? Pues así eran las vacaciones de las que disfrutaban los pudientes viajeros que hace 2.000 años visitaban la ciudad de romana de Mérida, según ha revelado una investigación llevada a cabo por arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Granada (UGR) y el Consorcio de Mérida.

Este equipo ha dedicado los últimos tres años a estudiar una lujosa domus que se encuentra junto al Anfiteatro romano de Mérida. Se trata de una edificación de grandes dimensiones que se conoce desde hace tiempo, pero que no había sido excavada en su totalidad. Y la conclusión a la que han llegado los arqueólogos es que desde finales del siglo I d.C y hasta el III ese gran complejo residencial muy posiblemente funcionó como hotel o apartamento turístico y quienes se alojaron allí disfrutaron tanto de acceso directo a unas termas como de grandes festines de ostras.

Los investigadores han encontrado en la edificación una enorme acumulación de restos de esos moluscos. “Hemos hallado alrededor de unas 800 valvas, lo que indicaría que en el lugar se consumieron al menos 400 ostras, un producto que ya entonces estaba reservado para los más acaudalados y que tuvo que ser trasportado a Mérida desde otra localidad, dado que la ciudad extremeña no posee mar”, asegura a El Confidencial Macarena Bustamante-Álvarez, investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR y quien ha coordinado las excavaciones llevadas a cabo en la conocida como ‘Casa del Anfiteatro’ junto con Ana María Bejarano, del Consorcio de Mérida.

En la domus se han hallado también instrumentos metálicos que se cree que pudieron emplear para abrir las ostras. Una de las hipótesis es que ese suntuoso albergue ofreciera también a sus huéspedes un servicio de refinada gastronomía.

placeholder Algunos de los restos de ostras encontrados en la 'domus' junto al Anfiteatro de Mérida. (EFE/Universidad de Granada y Consorcio de Mérida)
Algunos de los restos de ostras encontrados en la 'domus' junto al Anfiteatro de Mérida. (EFE/Universidad de Granada y Consorcio de Mérida)

“La casa cuenta con muchas estancias, parece demasiado grande para que hubiera acogido a una familia. Pensamos que lo más probable es que se pusiera al servicio de viajeros o de personas que acudían Mérida para participar en los distintos espectáculos que se ofrecían en la ciudad. Pero no sabemos si funcionaba como hotel o si la casa se ofrecía como alquiler completo”, afirma Bustamante-Álvarez.

Son numerosas las pistas, más allá de sus grandes dimensiones, que apuntan a que la 'Casa del Anfiteatro' acogía a viajeros. Para empezar, su estructura es muy similar a la de algunas domus de Pompeya que se sabe a ciencia cierta que funcionaban como albergues, gracias a los carteles epigráficos colocados a su entrada que así lo indican. “Además, desde la casa se podía acceder directamente a unas termas demasiado grandes para que fueran de uso de una sola familia, y que incluían por ejemplo unas letrinas que podían ser usadas por alrededor 15 personas”, explica Macarena Bustamante-Álvarez. “Además, la casa estaba decorada con mosaicos con representaciones de pesca y de vendimia, prácticas ambas asociadas a la convivialidad”.

Mérida era en la época un importante centro de recreo turístico, que atraía entre otros visitantes a residentes de localidades que carecían de teatro o de circo.

Estancia en un lujoso y amplio alojamiento turístico próximo a varios teatros, con acceso exclusivo a un spa y con la posibilidad de darse banquetes de ostras. No parece un mal plan, ¿verdad? Pues así eran las vacaciones de las que disfrutaban los pudientes viajeros que hace 2.000 años visitaban la ciudad de romana de Mérida, según ha revelado una investigación llevada a cabo por arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Granada (UGR) y el Consorcio de Mérida.

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