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Ni por la cuchara ni el azúcar: esta es la verdadera razón por la que se sirve el café con un plato
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UN RECUERDO DEL PASADO

Ni por la cuchara ni el azúcar: esta es la verdadera razón por la que se sirve el café con un plato

A día de hoy en la mayoría de cafeterías se sigue usando como complemento a la taza de café un plato pequeño. Sin embargo, hace siglos, este objeto era absolutamente indispensable

Foto: ¿Por qué se sirve el café con un plato? (Gagan Kaur/Pexels)
¿Por qué se sirve el café con un plato? (Gagan Kaur/Pexels)

Allá por el siglo XVIII el café se servía en una taza siempre acompañada de un plato. Sin embargo, los platos que se usaban no eran planos como los que conocemos hoy en día, sino que tenían una profundidad considerable. Lo que permitía, efectivamente, beber directamente de ellos en lugar de la taza. Esta práctica, que hoy puede parecer inusual, tiene bastante sentido en su contexto.

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Uno de los principales motivos era la temperatura. El café recién preparado estaba muy caliente, y el diseño de las tazas de la época, que solían ser pequeñas y sin asas, dificultaba su manejo. Al verter el café en un plato, la bebida se enfriaba más rápido debido a la mayor superficie expuesta al aire. Esto permitía que las personas pudieran beberlo sin quemarse.

También representaba un nivel alto de estatus. En algunas sociedades, especialmente en la aristocracia europea, verter el café en un plato y sorberlo directamente de allí era considerado un signo de refinamiento o cortesía. A veces, incluso se añadían trozos de azúcar o pequeños dulces al plato, y el café se bebía lentamente.

La costumbre de beber café en un plato también fue influenciada por prácticas culturales de regiones donde el café tenía un papel central en la vida social, como en Turquía y otros países del Medio Oriente, aunque la forma en que se bebía variaba según la región. De hecho, en países como Irak se sigue bebiendo el café y el té de este modo.

Allá por el siglo XVIII el café se servía en una taza siempre acompañada de un plato. Sin embargo, los platos que se usaban no eran planos como los que conocemos hoy en día, sino que tenían una profundidad considerable. Lo que permitía, efectivamente, beber directamente de ellos en lugar de la taza. Esta práctica, que hoy puede parecer inusual, tiene bastante sentido en su contexto.

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