Rozalén y Los Planetas emocionan en un Sonorama Ribera con Supersubmarina en el recuerdo
Hombres G, El Kanka, OBK, Luz Casal y Dani Fernández han sido algunos de los muchos artistas de un Sonorama en el que Supersubmarina también ha estado muy presente
Un verano más, Aranda de Duero (Burgos) ha sido durante unos días el gran escaparate de la música nacional, así como el punto de encuentro entre personas y artistas de diferentes generaciones y preferencias. Dicen que la vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama, y esta 27ª edición nos deja muchos nuevos recuerdos y sensaciones que atesorar. Según datos de la organización, sumando las distintas jornadas ha habido un total de 145.000 asistentes, con 40.000 en los días de mayor afluencia.
Este sábado, Rozalén abanderó la programación con un emotivo concierto, conectando con el público para reivindicar la vida en los pueblos de Castilla, la dignidad humana y los lazos personales. Cantó sobre su infancia y sobre su familia, alternando entre canciones más animadas y otras más íntimas y delicadas, y dijo que siempre que va a Aranda se siente como en casa.
Conquistó de manera especial a los asistentes con su música, con su cercanía y bajando a cantar entre el público la emblemática La puerta violeta, en el que fue uno de los momentos más emotivos y que más serán recordados de este Sonorama Ribera 2024. "Me gustaría poder grabar con los ojos imágenes como las que acabo de ver", dijo emocionada al volver al escenario, tras haber compartido ese momento tan de cerca con quienes estaban allí para verla.
Supersubmarina sigue muy presente
Uno de los nombres protagonistas de esta edición ha sido el de Supersubmarina, que siempre será una de las bandas de referencia de este festival. Desde que sufrieron aquel accidente en 2016, muchos sueñan con volver a verles actuar en algún tipo de formato o formación, y hubo quienes pensaron que por fin iba a ser así cuando dos de sus miembros (el cantante José Marín 'Chino' y el guitarrista Jaime Gandía) fueron presentados por sorpresa el viernes en la icónica Plaza del Trigo, arropados por el también popular artista Dani Fernández, fan confeso de Supersubmarina.
La organización tuvo este gesto con ellos aprovechando que se presentaba el libro Algo que sirva como luz, de Fernando Navarro, que cuenta la historia de éxito y tragedia de Supersubmarina. "Siempre han estado en la plaza del Trigo, nunca se han ido de aquí", dijo sobre ellos el director del festival, Javier Ajenjo, mientras miles de personas aplaudían y se emocionaban. Sin embargo, el bonito momento en el Trigo estuvo limitado a inaugurar un banco en su honor en el que todo el mundo pueda sentarse cuando pase por la célebre plaza arandina, y a rendir homenaje a un grupo que ha marcado tan profundamente a tantas personas, y muy especialmente a las que van al Sonorama.
Una de esas personas es precisamente Dani Fernández, que durante los últimos años ha estado incluyendo en su repertorio la versión de una de las canciones más recordadas de la banda (la que se titula como ellos, Supersubmarina) para mantener viva la llama de Supersubmarina y reconocer su influencia en artistas como él. Al interpretarla ya a la noche en el recinto principal, durante su propio concierto, sí pudimos ver ya a un emocionado Jaime Gandía tocando la guitarra después de todos estos años, acompañando para la ocasión al exmiembro de Auryn. Gandía reconoció que era un sueño hecho realidad volver a tocar esa canción en el Sonorama, y deseó poder subirse de nuevo al escenario con sus antiguos compañeros algún día. En cuanto a Fernández, expresó su ilusión por estar en el escenario principal de este festival tan especial, y a lo largo de su actuación mostró cómo se está convirtiendo en un relevante artista de pop rock que hace tiempo que trascendió más allá de aquellos orígenes de la boy band Auryn.
El festival empezó fuerte el miércoles
Este año se redujo la programación del domingo, con el recinto principal ya clausurado, pero a cambio el miércoles se convirtió en una jornada de pleno derecho. Y no solo eso, sino que aquel primer día de festival fue uno de los mejores a nivel musical de toda la historia del Sonorama, si no el mejor. Por una parte fue una lástima ofrecer una jornada tan potente en miércoles, cuando aún se veía menos gente y teniendo en cuenta que muchos no están acostumbrados a llegar a Aranda tan pronto. Pero quienes estuvieron allí empezaron el festival de la mejor manera, con unas horas para el recuerdo.
Los Planetas llevaban al Sonorama su gira por el 30 aniversario de su disco debut, Super 8, y lo hacían con una inesperada y muy apreciada sorpresa. "Somos Los Planetas y seguimos vivos", decía Jota, y detrás de él aparecía en la batería Eric Jiménez, que en los anteriores conciertos de este aniversario no estuvo presente. Él se unió a la banda después de Super 8, tras darse a conocer como miembro de Lagartija Nick, pero siempre será el batería más emblemático de Los Planetas, y los fans habían echado de menos su contundencia y energía sobre los platos.
Tras tocar todas las canciones de aquel disco (incluyendo grandes himnos como De viaje, Qué puedo hacer y Brigitte) de manera encomiable, esta formación de Los Planetas (Jota, Florent, Eric y Miguel López) cerró este inolvidable concierto con otros clásicos de su repertorio como son Segundo premio, Un buen día y Mi hermana pequeña.
Horas antes había sido el momento del regreso de Standstill a este festival, después de reunirse este año para volver a deleitarnos con su música. Han pasado unos cuantos años, y siguen teniendo una garra especial para defender canciones tan buenas como ¿Por qué me llamas a estas horas? o Adelante Bonaparte. Y si ellos vuelven, hay otros que se marchan, como es el caso de El Columpio Asesino, cuya larga gira de despedida está cada vez más cerca de aproximarse a su fin, y el Sonorama es un gran lugar para celebrar su legado. Volvió a ser especial bailar allí con canciones como Perlas, Babel o por supuesto Toro.
Por cierto, fue cuanto menos llamativo que les programaran prácticamente a la misma hora que a Aiko el Grupo, que siempre hace su propia versión de Toro en sus conciertos. Pero gracias a que había cierto retraso en los escenarios principales, al final fue posible disfrutar de todo o casi todo el repertorio de canciones de desamor pop punk de Aiko antes de ir a gozarlo con Columpio.
Más tarde aparecería uno de los personajes más carismáticos y que más vale la pena ver sobre el escenario, Grande Amore, con un synth punk cantado en gallego que siempre genera una tormenta más que considerable (curiosamente, su concierto se solapó con el de quien fue productor de uno de sus discos, Carlangas). Y al final de la noche incluso quedó tiempo para descubrir algo tan fascinante como el rock andaluz psicodélico de Sevilla Distorsión.
El miércoles fue una jornada redonda, una de las mejores noches a nivel musical de la historia de Sonorama
Hablando ya un poco de artistas de todos los días del festival, y ya que mencionamos las despedidas, otros que están en proceso de decir adiós son Niños Mutantes, emblemas del rock y el indie desde hace muchos años. Antes de subirse al escenario principal el jueves, fueron el primer grupo sorpresa de la plaza del Trigo, donde aprovecharon para hacer versiones de Pixies (Where is my mind) y Mecano (Perdido en mi habitación, aunque precedida por una pulla a Nacho Cano: "las canciones no tienen la culpa de quién las escribe"), y por supuesto su estupenda versión de Como yo te amo, la canción que popularizaron en su día cantantes como Rocío Jurado y Raphael.
Durante estos días en Sonorama, también han destacado enormemente grupos muy rockeros como Sexy Zebras, que tal como era de esperar dieron uno de los conciertos más intensos y memorables, con el chute de energía y locura que siempre proporcionan. Otra banda de rock que cada vez está dando más que hablar y que tiene el potencial de seguir creciendo mucho más, Cora Yako, reunió a un buen puñado de apasionados seguidores transmitiendo buena música y buenas vibraciones. Quienes llevan ya bastantes años haciéndolo (y esperemos que por muchos más) son Biznaga, uno de los grupos de punk más valiosos que hayan surgido en nuestro país este siglo. Y es importante mencionar a Niña Polaca, consolidados desde hace tiempo como uno de los referentes actuales del indie rock con toques punk en nuestro país, y que en sus directos se meten fácilmente al público en sus bolsillos.
Otro de los puntos más álgidos a nivel musical lo pusieron Apartamentos Acapulco, que se han convertido en maestros nacionales del dream pop y el shoegaze, y cuyas nuevas canciones convencen tanto como sus himnos de referencia.
Leyendas de la música nacional
Sonorama siempre busca un equilibrio entre artistas nuevos y veteranos, y es un festival generoso a la hora de poner en valor el legado en la cultura popular española de algunos que han sido muy relevantes, y que siguen teniendo su espacio en este festival. A sus 65 años, Luz Casal entonó muy bien esos éxitos que todos conocemos como No me importa nada y Entre mis recuerdos, junto a material de su último disco Las ventanas de mi alma, que incluye reflexiones sobre la fama y la industria musical. Por su parte, Hombres G fue ya en la noche de sábado una oda a la nostalgia desenfadada, con sus canciones divertidas que aún son apropiadas para pasarlo bien, buscar el marcapasos de Marta, ir a Venezia y amenazar con polvos picapica.
También un referente como Coque Malla se subió a uno de los escenarios principales, brindándonos canciones de sus discos en solitario junto a algunas de Los Ronaldos. Y hubo un bonito homenaje a Antonio Vega, en el que artistas como Shuarma y Anni B Sweet participaron para prestar voz a sus canciones.
Sonorama no solo llevó propuestas de diferentes generaciones al recinto principal, sino también a la plaza del Trigo, el verdadero corazón del festival. Pignoise, que salieron por sorpresa, era uno de esos grupos que tanto llegó a sonar en todas partes hace unos años, y el Trigo fue un escenario muy adecuado para divertirse con sus animadas melodías (incluyendo una colaboración con Despistaos, que también actuaban en el festival).
Y en el caso de OBK, el longevo proyecto de electropop liderado por Jordi Sánchez hizo doblete (primero en escenario principal y otro día como sorpresa en la plaza) para reivindicar en este escaparate sus clásicas canciones, y para que ambas actuaciones fuesen una fiesta en la que animar a todo el mundo a dar palmas y a corear las conocidas letras de Historias de amor y El cielo no entiende. Además, en directo queda muy chula su versión que combina dos canciones de Depeche Mode: Personal Jesus y I feel you.
Por otra parte, el festival ha contado con muchos artistas de renombre en el indie nacional, que siempre han sido muy apreciados por muchos de los asistentes habituales de Sonorama. Mikel Izal, ya sin la banda que bautizaron con su apellido pero ahora arropado por otros músicos, alternó los clásicos más conocidos de Izal con canciones de su disco en solitario, El miedo y el paraíso. La Habitación Roja, ya con treinta años de carrera musical a sus espaldas, también combinaron temas de diferentes etapas. Además, fue fácil bailar con las propuestas habituales de Varry Brava y La Casa Azul. "Reivindicamos el quererse mucho y follar todo lo que se pueda", dijo Guille Milkyway de estos últimos antes de interpretar Revolución sexual, por si alguien aún no se había dado cuenta de qué iba la canción.
Tampoco nos olvidamos del concierto de Sen Senra, que con una gran delicadeza y destreza cantó unas canciones que reivindican su identidad, sus orígenes y la "morriña". En cuanto al cantautor El Kanka, ha cosechado una gran popularidad en los últimos tiempos, y con conciertos como el del Sonorama es fácil entender por qué, con una variedad de canciones en la que el buen rollo era siempre el hilo conductor. Macaco también pusieron de su parte, y su cantante transmitió mensajes tan positivos y necesarios como el de que hay que quererse a uno mismo antes de saber querer bien a otra persona, aunque en algunas partes del concierto daba la sensación de que no lograban conectar tanto con el público como otros artistas.
Califato 3/4, pese a que han tenido cambios en su formación, son siempre una fiesta de folclore andaluz con elementos modernos que le dan una vuelta de tuerca. Y otro de los principales reclamos fue Rayden, uno de los artistas que también está en gira de despedida, y que volvió a funcionar bien esta última vez en Sonorama (al menos de momento) con su rap y pop multitudinario. Si hablamos de rap, Natos y Waor era el otro gran reclamo, y el dúo de raperos conectó con la audiencia a través de sus letras personales y urbanas. Por su parte, La Bien Querida convenció repasando las canciones de su último disco, Paprika, junto con algunas de las más reconocibles de su repertorio.
En la plaza del Trigo, además de los conciertos sorpresa ya comentados, probablemente lo más destacado ha sido Karavana, una de las bandas jóvenes más excitantes de los últimos años, ideales para animar aún más el festivo ambiente con sus temazos arrolladores (su inminente segundo disco les va a terminar de consagrar) y con esa versión tan rockera que tienen de una de Bad Bunny. Pero el Trigo no es el único lugar del pueblo en el que suena la música de día, y en la Plaza de la Sal también lo hemos pasado muy bien con cosas como Lady Banana, y en el Escenario Charco con descubrimientos como Calizo.
Sin duda, ha sido otro año cargado de muchas emociones, y sería imposible comentarlo todo. Cabe mencionar otros conciertos que también hemos disfrutado estos días como Repion, Hinds, La Trinidad, Ultraligera, Nunatak, Venturi y por supuesto Florent y Yo, el proyecto paralelo del guitarrista Florent Muñoz, que no solo actuó con Los Planetas sino también presentando esas canciones suyas con una banda a un gran nivel.
Se agradecen también las mejoras en los cuartos de baño del recinto principal, aunque por otra parte parece un error trasladar la zona de restauración a un punto tan aislado del recinto, aunque allí tengan más espacio. Y siguiendo con la música, el balance general es muy bueno, y todos los días ha habido conciertos a valorar, aunque hay que reconocer que la cosa fue un poco de más a menos, con aquel miércoles de tanta calidad. También hubiera estado bien tener pinceladas internacionales como otros años, y más aún teniendo en cuenta que el año pasado trajeron un grupazo del calibre de Wilco. Eso sí, está claro que la esencia de Sonorama siempre va a ser la música nacional.
Ahora toca seguir con la vida que ocurre entre Sonorama y Sonorama, mientras terminamos de asimilar todo lo que ha acontecido estos días. Pero no podemos concluir sin mencionar tres elementos que han estado muy presentes en el ambiente en Aranda de Duero estos días, más allá de la música: aquí se come lechazo asado, se bebe vino Ribera del Duero, y se exige un tren directo que les conecte de nuevo con Madrid y Burgos. Por favor, tome nota, ministro Puente, porque aunque no le parezca sencillo y ciertamente sea una infraestructura muy costosa, sería algo tremendamente valioso para muchas personas.
Un verano más, Aranda de Duero (Burgos) ha sido durante unos días el gran escaparate de la música nacional, así como el punto de encuentro entre personas y artistas de diferentes generaciones y preferencias. Dicen que la vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama, y esta 27ª edición nos deja muchos nuevos recuerdos y sensaciones que atesorar. Según datos de la organización, sumando las distintas jornadas ha habido un total de 145.000 asistentes, con 40.000 en los días de mayor afluencia.
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