¿Es Santiago Segura feminista? Eso dice la mujer que lo ha lanzado al éxito

Una mujer es la artífice de las carcajadas del verano. Su nombre es Marta González de Vega y lo de hacer reír no es algo nuevo para ella, pues durante más de seis temporadas fue guionista en El club de la comedia, donde también participó como monologuista. Tampoco es la primera vez que trabaja con Santiago Segura, pues ha firmado con él los guiones de las tres sagas anteriores de Padre no hay más que uno. Sin embargo, el fenómeno sociológico este año es particularmente sorprendente: Padre no hay más que uno 4: campanas de boda se ha convertido por derecho propio en el pelotazo del verano. En un solo día, la película se coronó como el mejor estreno español y el mejor primer día de la saga. Ya es la película más taquillera del año, con 4,8 millones recaudados.

¿Cuál es el verdadero secreto de la secuela de la secuela de la secuela de una película palomitera y familiar, puramente veraniega? Antes de empezar la entrevista con González Vega con la clásica pregunta "¿cómo te sientes al haber colaborado en el éxito del verano?", ella se muestra muy simpática, pero firme: "No me gusta mucho el término colaborar porque las he escrito con Santiago. El guion es de los dos por igual. Como tengo experiencia en hacer entrevistas te lo digo con confianza: el nombre Santiago lo absorbe todo y siendo mujer y más desconocida parece que colaboro y no. Colaboramos los dos".

Pues empezamos de nuevo.

PREGUNTA. Vale, has escrito todas las sagas de Padre no hay más que uno. ¿Qué se siente habiendo escrito el pelotazo del verano?

RESPUESTA. Es una maravilla. El hecho de que la cuarta entrega de la saga haya sido el mejor estreno desde 2015 es un honor inmenso. Nos cuesta más escribirlas pero porque cada vez tenemos más responsabilidad con la gente.

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Europa Press

P. ¿Por qué crees que funcionan tan bien?

R. Porque conectan mucho con la gente, sobre todo la primera ayudó a eso. Se rieron mucho y se sintieron muy identificados. Para mí es fundamental que la gente se ría, parece que a la tele le exigimos una risa cada medio segundo y en el cine no somos tan exigentes, con que te rías dos veces con una comedia parece que ya vale. Escribir comedia para el cine también tiene que ser como para la tele, es necesario que haya risa constante. Yo vengo del stand up comedy y me doy cuenta de que la identificación con lo que ocurre es fundamental. Y luego también creo que el éxito de la saga ha continuado porque la gente le ha cogido cariño a los personajes, les apetece compartir ese universo con ellos y también hay espectadores infantiles que han crecido con los niños de la película. Es como un reencuentro familiar, casi un fenómeno social.

P. Una cosa que suele suceder mucho es que se desdeña este tipo de cine español pero luego nos tragamos muchas "comedias americanas". No sé qué opinión tendrás al respecto.

R. Sí, siempre estamos reproduciendo la vida americana, por eso llegas a Nueva York y parece que has vivido ahí porque estás harto de verlo, como a la madre haciendo tortitas... pero al final necesitamos referentes de nuestra propia vida. En la primera película, por ejemplo, abordábamos los típicos chats de padres que son un jaleo y todos los padres se sintieron identificados, porque una labor del cine también es reflejar la realidad, tu tiempo, tu sociedad, la gente que te rodea...

P. Tú vienes de El club de la comedia. ¿Cómo era el día a día? ¿Preparabas los guiones en función de la persona que fuera a interpretarlos?

R. Yo soy guionista y actriz, lo que es muy útil para no etiquetar, que es algo a lo que se tiende mucho en España. No se trata de hacer todo, pero si eres dos cosas se van a retroalimentar, sobre todo si son dos cosas tan relacionadas. Escribir ayuda a interpretar y viceversa porque entiendes mejor los entresijos de ambas. A Santiago también le pasa, tienes más claro cómo escribir para decir las cosas... y en El club de la comedia siempre éramos como un equipo de fútbol (de 13 a 18 personas) que escribíamos lanzando ideas. Uno hacía el pase, otro remataba gol, igual que en el fútbol, se creaba un cerebro colmena. Muchas veces sí sabíamos quién iba a venir a leer el guion, entonces escribíamos en alto pensando en la voz del actor que lo iba a hacer, cuando son actores muy característicos estilo Enrique San Francisco pues lo haces con la voz en tu cabeza. Sin embargo, cuando no sabíamos quién iba a venir te obligaba a que los chistes fueran más infalibles porque tienen que funcionar para cualquiera. Por eso, cuando se juntan muchos monólogos seguidos a veces pueden parecer muy similares porque no están hechos con un tono adecuado a una personalidad concreta. En el cine eso no pasa porque al final estás creando un personaje, haya un casting o no. Es el actor el que se tiene que adaptar al personaje que tú has creado antes, con su personalidad concreta. Y una vez que haces la primera película pues ya va todo rodado y hay una combinación entre el personaje que has creado y cómo lo interpreta la persona.

"Quizá se quitarían los prejuicios si se supiera que detrás de todos esos monólogos de los teatros está el cerebro de una mujer"

P. También has escrito libros, ¿hay mucha diferencia con escribir un guion?

R. Yo después de 25... bueno, no pongamos tantos años, digamos 23 años como guionista, he escrito dos libros. De Caperucita a loba en solo seis tíos lo escribí porque estaba muy relacionado conmigo, mis amigas, las relaciones personales y emocionales que entablamos en el siglo XXI. Me apetecía hacerlo en libro porque quería que llegase al lector como una carta, lo que yo contaba directamente. Quería reproducir mi forma de pensar, mis problemas amorosos y el humor que tanto ayudaba a mis amigas (las hacía un poco de psicóloga personal), y de esa manera con un libro podía llegar a gente que de otra manera no lo habría hecho. Luego ya del libro se pasó a la obra de teatro que lleva nueve años en cartel y luego hice una película que está en Prime (con Santiago, Berto Romero, Martita de Graná...). Hace dos años saqué Orgullo, prejuicio... y otras formas de joderte la vida que es humor pero ficción, y la gente me decía que es muy cinematográfico. Al final, ¿para qué se escriben libros? Porque se cuentan cosas que de manera cinematográfica no se puede. De hecho, si pasara a cine esta novela me daría pena porque sé que se perderían cosas, pero supongo que si no se pierde ninguna significa que no estás aportando lo que de verdad corresponde a cada medio.

P. Ahora que has mencionado a Martita de Graná, ¿crees que el mundo de la comedia sigue siendo puramente masculino o están cambiando las cosas?

R. Han cambiado radicalmente. Yo sí he vivido esa etapa de "bueno, es que las mujeres no hacen gracia", pero más actuando. Aunque siempre hemos sido tradicionalmente menos mujeres guionistas, y especialmente en el campo de la comedia, escribiendo he sentido honestamente lo contrario. Porque la gente cuando trabaja contigo no se plantea si eres mujer, solo si les gusta tu trabajo. Yo he sido coordinadora de guion y he coordinado a muchos hombres cuando Pablo Motos dejó El club de la comedia. He coordinado series y equipos de hombres sin problemas. El problema es esa idea de que las mujeres tengan que representar a todo su sexo cuando si es un hombre eso no pasa: si uno no te hace gracia no piensas "ah, es que ningún tío es gracioso". Cuando haces esa comparación ves lo absurdo que es. Y los prejuicios quizá se quitaran si supieran que detrás de todos esos monólogos, de todos esos chicos que te matarías por ver en un teatro, está el cerebro de una mujer. Además, ahora hay cómicas buenísimas: Eva Soriano, Susi Caramelo... y lo petan igual que los chicos. Yo nunca he tenido complejos, de hecho tardé en ver que había sexismo porque en mi cabeza y en mi universo laboral no existían. Citando un poco a Punset, solo vemos lo que esperamos ver, es algo real de la neurociencia.

"Torrente es una parodia. La gente confunde a los personajes de ficción creados para hacer crítica social con las personas que los encarnan"

P. Ahora viene la pregunta clásica: ¿Es una contradicción trabajar con Santiago Segura y considerarse feminista? ¿Cómo es trabajar con él?

R. Yo soy feminista, obviamente, como cualquier persona que sepa lo que es el feminismo, y soy radical defensora de la igualdad. Santiago también. Es una persona superrespetuosa, trabajando, mi relación con él es de un respeto máximo a nivel personal y creativo. Es una persona intachable, que valora muchísimo el talento y la inteligencia con indiferencia de su sexo, obviamente. Cuando íbamos a rodar la primera película, él también estaba preparando Sin rodeos, en torno a una mujer (Maribel Verdú), una película absolutamente feminista y vamos... es que solo tengo palabras buenas hacia él. Hay gente que no entiende que Torrente es una parodia. Una de las formas más antiguas e importantes de hacer humor es parodiar para hacer una crítica social. Si la gente identifica los personajes de ficción precisamente creados para eso con las personas que los encarnan... pues tiene un problema de lectura de la ficción, la verdad.

P. Hace unos días decía Toni Acosta que en la actualidad no sería posible hacer una película como Torrente, no sé qué opinarás.

R. Que Torrente no se pudiera hacer ahora... creo que es un gran momento para hacer Torrente, de hecho. Santiago ha anunciado que va a hacer la seis. Creo que la sociedad funciona como un péndulo, ahora mismo nos estamos ahogando demasiado en determinada corrección política que implica que se te cancela si no sigues la corriente imperante instalada de pensamiento. La libertad es que no haya cancelación, en ninguna dirección. Yo jamás cancelaría a nadie. La gente quiere sentirse libre y tener productos artísticos que representes menos mordaza y capacidad para decir lo que le dé la gana. El arte se basa en ampliar los límites, los artistas que juegan al límite están haciendo un favor, porque cuanta más capacidad tengas de reírte de ti mismo, más felicidad tendrás. Cuanto más perdamos esa capacidad, más esclavos seremos. Tío, ríete, que no pasa nada.

P. ¿Cómo se hace el chiste perfecto?

R. Tiene que ser una sorpresa inesperada. Cuanta más sorpresa, más chiste. No siempre te tiene que provocar una carcajada, también puede ser la carcajada silenciosa, esta de "qué bueno, qué cabrón, qué vuelta tan inteligente". Yo intento aplicar mucho la ironía. La comedia tiene tantos matices que es como la música, un guion es como una partitura, con su parte pausada y luego otra con violines y piano. En la comedia, el ritmo es fundamental.