'JOE-1' la bomba atómica de Stalin que estalló en 1949 y arrastró a Oppenheimer a los infiernos
La carrera por la bomba atómica dio como resultado en la URSS la bomba RSD-1, que estalló el 29 de agosto de 1949
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"En lo alto de la torre se encendió una luz insoportablemente brillante. Se atenuó apenas un instante e inmediatamente comenzó a crecer rápidamente con un nuevo impulso. La bola de fuego blanca envolvió la torre y la tienda y, expandiéndose rápidamente, cambiando de color, se precipitó hacia arriba. La onda expansiva de la base barrió a su paso estructuras, casas de piedra, máquinas, rodó como una ola desde el centro, mezclando piedras, troncos de madera, piezas de metal y polvo en una masa caótica".
La explosión nuclear, tal y como la revivió el físico ruso Komel’kov, se había producido de forma similar a la de Alamogordo, en el desierto de Los Alamos, Nuevo México; pero esta vez en Semipalatink, Kazajistán, a unos 200 kilómetros de la ciudad de Sarov, en donde los científicos soviéticos liderados por Igor Kurchatov y bajo la dirección oficial de Laurenti Beria —jefe de la NKVD— habían emulado el ensayo Trinity del proyecto Manhattan, el programa primer relámpago de la URSS.
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Dio como resultado la bomba RSD-1 que estalló el 29 de agosto de 1949, cuatro años después de que Robert Oppenheimer y su equipo hubieran logrado la detonación de la primigenia bomba atómica en Nuevo México. La prueba de la URSS lo cambiaría todo: mientras que en Los Alamos solo había habido instrumentos técnicos para la medición de la onda expansiva y la radiación, los soviéticos habían construido una ciudad de madera para medir sus efectos, y habían colocado incluso tanques en la estepa rusa kazaja para comprobar la capacidad de destrucción de la bomba. La realidad es que, desde que Stalin supiera de los efectos de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, se había obsesionado y quería comprobar por sí mismo su capacidad. EEUU no construyó ninguna ciudad de mentira en Los Alamos, porque tenía una de verdad como objetivo, Hiroshima, Japón, para comprobar su efecto, a la que se añadiría unos días más tarde Nagasaki. El resultado es conocido.
El éxito de la prueba soviética abocaba al mundo, sin embargo, a un nuevo escenario y mucho antes de lo que se podían imaginar en EEUU, además de arrastrar al creador del primigenio artilugio destructivo, Robert Oppenheimer, a otro infierno: consciente de lo que había alumbrado él mismo cinco años antes al frente del proyecto Manhattan, la emulación soviética le sumió en una profunda depresión y le convenció de que debía detenerse como fuera la carrera nuclear. Lo que ocurría es que, una vez que la URSS había conseguido copiar la bomba de fisión, el proyecto de otra cabeza nuclear mucho más potente, la bomba H, a base de hidrógeno y sobre los principios esta vez de la fusión se abría paso.
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A partir del éxito de la RDS-1 soviética, en los siguientes años Oppenheimer pasaría de ser considerado un héroe nacional, a ser azuzado por el Gobierno, vigilado por el FBI y perseguido por el Comité de Actividades Antiestadounidenses. A convertirse básicamente en sospechoso de traición debido a sus críticas sobre el nuevo programa nuclear que se empezaba a construir a luz del primer relámpago de RDS-1 o Joe-1, la bomba de fusión de la URSS. Es lo que narra la biografía de Kai Bird, Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer en la que se basa la nueva película de Christopher Nolan estrenada este jueves. Hay mucho más.
En EEUU, la noticia del ensayo nuclear de la URSS cogió por sorpresa a todo el mundo
En EEUU, la noticia del ensayo nuclear de la URSS cogió por sorpresa prácticamente a todo el mundo. Las mediciones en el aire de la radiación de plutonio obtenidas por los aviones espía estadounidenses no daban lugar a dudas. Aun así, el presidente Harry Truman se obstinaba en pensar que no se trataba de una bomba atómica porque no podía creérselo. No en vano, en julio de 1948, el almirante Roscoe Hillenkoetter había escrito al presidente Truman: "La fecha más próxima en la que sería remotamente posible que la URSS pudiera completar su primera bomba atómica es a mediados de 1950, pero la más factible es que no se conseguirá hasta mediados de 1953". (David Holloway,
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Sencillamente, la constatación de que la URSS hubiera conseguido su propia bomba hacía añicos cualquier estrategia previa de hegemonía mundial con el instrumento de la fisión: no habría dominación durante tantos años tal y como se había elucubrado inicialmente, la Guerra Fría y la futura disuasión nuclear, daba sus primeros balbuceos.
¿Cómo habían conseguido los rusos en tan poco tiempo, mucho menos de lo esperado, detonar con éxito una bomba de fisión? El programa nuclear soviético, iniciado tan pronto como en el momento del estallido de la bomba de Hiroshima, era bien conocido por EEUU, es más, la URSS no lo escondía. Otra cuestión era la detonación de la bomba que, como se supo al poco tiempo, no era sino una copia del proyecto Manhattan. ¿De dónde había salido? La RSD-1 o Joe-1, por Iosif Stalin, como la denominaron en EEUU, era básicamente una copia exacta de la bomba de plutonio detonada en Los Alamos. La información la había proporcionado un científico del equipo británico, Klaus Fuchs, de origen alemán, que trabajaba en el proyecto Manhattan desde 1943.
¿Cómo habían conseguido los rusos en tan poco tiempo detonar con éxito una bomba de fusión?
Inglaterra le había otorgado a Fuchs asilo diplomático como refugiado de la opresión nazi desde los años 30, pero carecía de pasaporte, lo que le convertía en un apátrida varado en Inglaterra, un estatus que se fue convirtiendo en la norma entre muchos de los refugiados que salían de Alemania con destino a Inglaterra huyendo del Tercer Reich. En 1938, consiguió la residencia permanente sin límite de tiempo, con la única salvedad de que, al ser apátrida, no podía viajar fuera de Inglaterra sin autorización.
El expediente que tenía la Gestapo entonces y que descubriría más tarde el MI5 expresaba que el estudiante Fuchs había pertenecido primero al Partido Socialista Alemán, de donde fue expulsado en 1932 para unirse al Partido Comunista, en donde tuvo la función de atosigar precisamente al Partido Nazi. Así, los británicos pudieron haber sabido antes de enviarle en 1943 con el equipo británico a El Álamo que era un destacado comunista, pero habían pasado 15 años sin que estuviera relacionado en Inglaterra con ninguna actividad de espionaje.
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Lo más increíble es que, a pesar de todo, había sido investigado al menos siete veces en Inglaterra, un número inusualmente elevado: "No hubo apenas meses entre 1939 y 1949 en los que su expediente no aterrizara en alguna mesa para su revisión o para dar el visto bueno. Su archivo se resumía en un permiso de trabajo en 1941, una naturalización en 1942, un permiso de salida a los EEUU en 1943 y una autorización de seguridad en 1946 por su trabajo en Harwell, el principal centro de investigación nuclear en Gran Bretaña y el centro de todos los proyectos en energía atómica". (Nancy Thorndike
Desde que la Alemania nazi invadiera la URSS, Klaus Fuchs había decidido informar a la URSS sobre todo lo relacionado con el estudio de la bomba atómica en Gran Bretaña, información que pasaba al primer agente de control soviético, que tuvo una experimentada agente llamada Ursula Kuczynski, sin que llegara a interesar en Moscú, dado que se consideraba poco probable que se pudiera lograr una bomba. A partir de diciembre de 1943, cuando Fuchs llegó a Nueva York como parte del equipo británico trabajando en el proceso de separación del uranio por difusión gaseosa, comenzó a informar a otro agente, Harry Gold, de los progresos, sin que de nuevo tuviera mucha repercusión.
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Sin embargo, a principios de 1945, gracias a Fuchs, la Inteligencia soviética tenía ya una imagen general muy clara del proyecto Manhattan. Según el historiador David Holloway, "en febrero de 1945, V. Merkulov, el comisario del pueblo de Seguridad del Estado, le escribió a Beria que la investigación realizada por destacados científicos británicos y estadounidenses había demostrado que una bomba atómica era factible y que había que resolver dos problemas principales para fabricarla: la producción de la cantidad necesaria de material fisionable —uranio-235 o plutonio— y el diseño de la bomba". (D. Holloway, Stalin and the bomb).
Esto segundo es lo que proporcionaría Karl Fuchs a Harry Gold durante una reunión en Santa Fe en junio de 1945. Fuchs entregó a Gold un informe que había escrito en Los Álamos para que pudiera comprobar sus cifras con los archivos pertinentes. En este informe, Fuchs, según su confesión, describió completamente la bomba de plutonio que, en ese momento, había sido diseñada e iba a ser probada en Trinity. Proporcionó un boceto de la bomba y sus componentes y dio todas las dimensiones importantes. Informó que la bomba tendría un núcleo de plutonio sólido y describió el iniciador que, dijo, contendría unos 50 curios de polonio del tamper, la carcasa de aluminio y el sistema de lentes de alto explosivo. (David Holloway, Stalin and the bomb).
Lo que tuvieron que resolver en la URSS en esos cuatro años eran problemas técnicos derivados de la obtención del uranio
Para la Inteligencia de EEUU, resultaba una sorpresa que, en 1949, la URSS pudiera disponer de una bomba de fusión, pero lo cierto es que disponían de las claves del proyecto Manhattan desde 1945 gracias a una increíble brecha de seguridad, y que lo que tuvieron que resolver en esos cuatro años eran problemas técnicos derivados de la obtención del uranio. Lo habrían conseguido antes o después, pero la cuestión fue precisamente esa, que fue antes.
El éxito soviético dinamitó el programa nuclear EEUU y la idea de la bomba de hidrógeno basada en a fusión, pero el anuncio de la URSS provocó que el padre de la bomba atómica, Robert Oppenheimer, tomara una postura antinuclear. Las cuestiones éticas que planteaba la bomba habían ido haciendo mella en el físico nuclear al terminar la guerra y se fueron agravando en los siguientes años. Cuando su colega Teller le pidió ayuda para desarrollar la bomba H, Oppenheimer le respondió que "ni podría, ni quiero hacerlo".
Fue solo el comienzo. La RSD-1 empujó a Teller a seguir desarrollando el programa de fusión nuclear. En la primavera de 1949, Oppenheimer había ya planteado problemas morales y políticos sobre el proyecto, pero, a partir del verano, adujo directamente problemas técnicos: "Dijo que no pensaba que la bomba pudiera funcionar. Ni que ningún avión podría llevar algo tan grande: la tendríamos que enviar por carreta. Insistía a su vez en que, si se consiguiera hacer la que la bomba de fusión funcionara, además de que en caso de conseguirlo, los soviéticos volverían a copiar los métodos, como ya habían hecho antes”. (Nicholas Thompson, The Hawk and the Dove: Paul Nitze, George Kennan, and the History of the Cold War).
La Administración del presidente republicano Dwight D. Eisenhower declaró a Oppenheimer individuo peligroso para la seguridad nacional
Así, a medida que se deterioraban las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Oppenheimer se obstinó en plantear cuestiones problemáticas sobre las armas nucleares, lo cual perturbó en gran medida a los dirigentes de seguridad nacional de Washington. El regreso de los republicanos a la Casa Blanca en 1953 colocó en posiciones de poder a los defensores de las represalias nucleares masivas, como Lewis Strauss. Y tanto este como sus aliados estaban decididos a silenciar al único hombre al que creían capaz de desafiar sus estrategias políticas.
Mientras Edward Teller conseguía desarrollar, por fin, la bomba de hidrógeno, gracias al diseño del matemático polaco estadounidense Stanislav Ulam, que sería probada en 1952 en el atolón Bikini en el océano Pacífico, Oppenheimer, el padre de la original bomba atómica, comenzó a advertir a la comunidad internacional sobre la amenaza nuclear y a concebir un plan para el control internacional de la bomba atómica, lo que le llevó a que la Administración del presidente republicano Dwight D. Eisenhower lo declarara individuo peligroso para la seguridad nacional, haciendo de él la víctima más destacada de la cruzada anticomunista estadounidense que encarnaría el senador McCarthy. (Kai Bird y Martin J. Sherwin, Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer).
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Según el diplomático George Kennan, uno de los padres de la Guerra Fría por inspirar con sus teorías la doctrina Truman, la política de contención de la URSS: "Con nadie se ensañaron más cruelmente los dilemas que planteó la conquista reciente de un poder arrancado a la naturaleza y tan desproporcionado respecto a la fortaleza moral del ser humano. Nadie vio con más claridad los peligros que esta creciente disparidad suponía para la humanidad. La inquietud que sentía nunca quebró su fe en el valor de la búsqueda de la verdad en todas sus formas, tanto científicas como humanistas. Tampoco hubo nadie que deseara con más pasión ser útil para evitar las catástrofes a las que el desarrollo de las armas de destrucción masiva amenazaba con conducir".
Después de unos años en los que le citaban continuamente ante los comités de investigación congresuales dedicados a la caza de rojos, de que el FBI pinchara los teléfonos de su casa y de su despacho y de que la prensa publicara historias difamatorias acerca de su pasado político y sus filiaciones, el padre de la bomba fue apartado ya en 1957 y silenciado, al tiempo que sus predicciones se consolidaban y se desataba una carrera armamentística nuclear: la URSS probaba con éxito su bomba H en 1961 en el mar de Barents y, mientras que en las décadas siguientes, sobre todo a partir de los 80, se intentó un progresivo desarme con los acuerdos SALT entre EEUU y la URSS, lo cierto es que, además de Francia, Inglaterra y China, otros países formaban ya parte del club de armas nucleares.
"En lo alto de la torre se encendió una luz insoportablemente brillante. Se atenuó apenas un instante e inmediatamente comenzó a crecer rápidamente con un nuevo impulso. La bola de fuego blanca envolvió la torre y la tienda y, expandiéndose rápidamente, cambiando de color, se precipitó hacia arriba. La onda expansiva de la base barrió a su paso estructuras, casas de piedra, máquinas, rodó como una ola desde el centro, mezclando piedras, troncos de madera, piezas de metal y polvo en una masa caótica".