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"Hay bastantes psicópatas entre los líderes políticos, incluidos los europeos"
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Entrevista a Steve Taylor

"Hay bastantes psicópatas entre los líderes políticos, incluidos los europeos"

Steve Taylor, profesor de Psicología en la Universidad de Manchester, señala el narcisismo y el ansia de poder como las principales características de ese tipo de personalidades patológicas

Foto: El psicólogo británico Steve Taylor, en Barcelona. (EC)
El psicólogo británico Steve Taylor, en Barcelona. (EC)

¿Nos gobiernan psicópatas? ¿Estamos en manos de narcisistas que solo piensan en su propio beneficio? ¿Nuestros líderes son personas sin empatía y, en ocasiones, con rasgos de crueldad? La respuesta es rotundamente sí.

Eso es al menos lo que sostiene Steve Taylor, profesor de Psicología en la Universidad de Manchester, miembro de la Scientific and Medical Network y autor de numerosos libros. El último lleva por título Desconectados. Las raíces de la crueldad humana y cómo la conexión puede sanar el mundo y acaba de salir en España de la mano de la editorial La Llave.

Taylor lleva años estudiando desde el punto de vista psicológico a los líderes políticos, y ha llegado a la conclusión de que hay una mayor proporción de psicópatas en la política que en la población en general. En esta entrevista, realizada por videoconferencia, nos lo explica…

placeholder El psicólogo británico Steve Taylor, en Barcelona. (EC)
El psicólogo británico Steve Taylor, en Barcelona. (EC)

PREGUNTA. Usted sostiene que la conexión con los demás es el rasgo más esencialmente humano, el que más fuertemente determina nuestro comportamiento. ¿Qué entiende exactamente por conectar?

RESPUESTA. Conectar significa empatizar, tener la capacidad de establecer una conexión emocional y psicológica con los demás. No se trata de imaginarse su situación, sino de sentirla. De sentir lo que los otros sienten, de sentir sus experiencias y sus emociones.

P. ¿Y cómo son las personas desconectadas?

R. Los desconectados son personas con un fuerte impulso de tener poder y riqueza. Tienen ese impulso porque sienten que les falta algo, se sienten incompletos, y de ahí nace su intenso deseo de tener cosas, de añadir cosas. Es justo por eso por lo que mucha gente desconectada siente un vigoroso impulso de ejercer poder, con frecuencia el poder político, pero también en cualquier organización con una jerarquía.

Foto: Foto: iStock.

P. ¿Estamos entonces en manos de personas desconectadas y con baja o nula empatía?

R. Sí. No todos los políticos son personas desconectadas, pero dado que los desconectados sienten un fortísimo impulso hacia el poder, hay una proporción mayor de psicópatas en la política que entre la población en general. Hay bastantes psicópatas entre los líderes políticos, incluidos los europeos.

P. ¿Qué tipo de sociedad producen los líderes desconectados?

R. Los líderes desconectados generan sociedades desconectadas. Se trata de una relación circular: las personas desconectadas originan sociedades desconectadas y, una vez que se establece una sociedad desconectada, esta crea personas desconectadas.

placeholder Portada de 'Desconectados', el libro en el que el psicólogo Steve Taylor analiza a las personas sin empatía.
Portada de 'Desconectados', el libro en el que el psicólogo Steve Taylor analiza a las personas sin empatía.

P. Usted sostiene que las personas desconectadas en puestos de poder generan patocracias, sistemas en los que una minoría formada por psicópatas toma el control de la sociedad. Da bastante miedo pensarlo…

R. Bueno, de nuevo se trata de una relación circular, porque las sociedades desconectadas son más propensas a tener líderes desconectados. Pero muchas sociedades, en especial en Europa, tienen cierto grado de democracia que pone límites al poder de los líderes desconectados. Pero incluso en Europa vemos con frecuencia líderes desconectados y tenemos con frecuencia patocracias.

P. ¿Me da algún ejemplo?

R. En el Reino Unido, bajo el mandato de Boris Johnson, tuvimos una patocracia dirigida por personas implacables y egoístas que no eran especialmente competentes, pero que tenían un gigantesco apetito de poder. Las patocracias ocurren también en Europa, pero son más comunes en países sin estructuras democráticas. En África y en Oriente, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XX, hubo muchas patocracias, lideradas por gente como Sadam Husein, Gadafi en Libia… Eran personas enormemente psicopáticas que se esforzaron por alcanzar posiciones de poder. Pero también puede ocurrir en democracias, lo vimos por ejemplo en Estados Unidos con Donald Trump, una persona con fuertes desórdenes psicológicos.

P. Los líderes desconectados, ¿han proliferado especialmente en el siglo XX o han existido siempre?

R. En el Imperio romano, hubo muchos líderes con desórdenes mentales, como Calígula o Nerón, aunque también hubo buenos líderes como el emperador Marco Aurelio. Con las monarquías, ocurre lo mismo: ha habido reyes y reinas terribles, pero ocasionalmente también ha habido algunos monarcas buenos. Pero creo que en el siglo XX, en la era industrial, las patocracias se han vuelto más comunes porque las estructuras sociales saltaron por los aires y ha sido más fácil para personas de clase baja con desórdenes psicológicos impulsarse hasta el poder. Muchos de los líderes psicópatas que ha habido en el siglo XX procedían de entornos muy pobres, de entornos desfavorecidos, pero eran personas muy violentas, muy crueles y con una sed fortísima de poder que lograron auparse a posiciones de mando.

"Las dos características principales de las personas desconectadas son el narcisismo y la psicopatía, y por lo general ambas van juntas"

P. Su libro se titula Desconectados. Las raíces de la crueldad humana y cómo la conexión puede sanar el mundo. ¿Qué tiene que ver la desconexión con la crueldad?

R. La crueldad está íntima y directamente relacionada con la empatía. Si alguien no tiene empatía, no puede sentir el sufrimiento de otras personas. Y eso abre las puertas a que pueda infligir sufrimiento a los otros, porque no es capaz de sentir su dolor. Alguien sin empatía puede explotar a personas o incluso matarlas, porque no siente ninguna conexión con ellas; para él, son como objetos. La falta de empatía permite ser cruel y brutal.

P. ¿El narcisismo es característico de las personas desconectadas? Se lo pregunto porque con frecuencia algunos analistas políticos acusan a nuestro presidente, Pedro Sánchez, de ser narcisista y de tener una insaciable apetencia de poder…

R. No he estudiado en detalle a Pedro Sánchez. He leído sobre él y, por lo que sé, muestra algunas tendencias narcisistas.

P. ¿El narcisismo puede ser un síntoma de desconexión?

R. Sí, absolutamente. En términos psicológicos, las dos características principales de las personas desconectadas son el narcisismo y la psicopatía, y por lo general ambas van juntas.

"Los líderes desconectados se convierten en adictos al poder y tratan de desmantelar la democracia porque esta limita su poder"

P. El que un líder quiera mantenerse a toda costa en el poder, ¿es también un signo de desconexión?

R. Por supuesto, es una de las características de los líderes desconectados: nunca quieren dejar el poder, se convierten en adictos al poder y, con frecuencia, tratan de desmantelar la democracia porque esta limita su poder. Es algo que hemos visto con Donald Trump y Boris Johnson, algo que vemos en Turquía con Erdogan y en Hungría con Viktor Orban. Uno de sus objetivos es desmantelar la democracia para aumentar su poder y así ser capaces de continuar en sus puestos.

P. ¿Gobernar a golpe de decreto entraría en esa categoría? Pedro Sánchez ha batido todos los récords en España a la hora de legislar al margen del Congreso y por la vía rápida…

R. Eso es algo vergonzoso. Los líderes desconectados odian la democracia, en parte porque creen que ellos son perfectos. Están convencidos de que no pueden tomar malas decisiones. Por eso, cuando la prensa o los medios los cuestionan o los critican, se lo toman realmente mal. Se sienten insultados, sienten que se les ha faltado al respeto. Los líderes desconectados odian a los medios de comunicación porque son una fuente de críticas. Sin embargo, criticar a los líderes forma parte del proceso democrático.

"Los líderes desconectados están convencidos de que no pueden tomar malas decisiones. Por eso, cuando los critican, se lo toman realmente mal"

P. Si en los puestos de poder hubiera gente conectada, personas empáticas, ¿tendríamos mejores sociedades?

R. Sí, definitivamente. Por fortuna, hay algunos líderes altruistas, personas que alcanzan el poder porque tienen la capacidad de crear armonía. Y la armonía, incluso en el mundo de los negocios, crea éxito. Las personas desconectadas con frecuencia no son particularmente exitosas. En los negocios, por ejemplo, un líder altruista, un mánager altruista, consigue crear mejores condiciones de trabajo, crea armonía. Y eso se refleja en los empleados y provoca que no haya una alta rotación de personal, no se pierde a buenos trabajadores. Tanto en la política como en los negocios, las personas conectadas crean armonía y generan éxito.

P. Como sociedad, ¿qué podemos hacer para tener líderes más sanos psicológicamente?

R. Es muy difícil. En Europa, tenemos democracias representativas en las que elegimos a personas que nos representan. Pero no funciona muy bien, porque personas desconectadas con frecuencia se postulan como líderes, así que muchas veces acabamos teniendo líderes inadecuados y que no son responsables. Creo que podemos aprender de sociedades anteriores. En la Antigua Grecia, en la democracia de la vieja Atenas, la gente estaba muy concienciada de lo peligrosos que eran los líderes brutales e irresponsables. Así que tomaron medidas para evitar que llegaran al poder: por eso a los líderes los elegían de manera aleatoria, por eso las decisiones eran tomadas por grupos de personas en lugar de por individuos. Además, se ponía un fuerte énfasis en la democracia participativa, las decisiones se tomaban en masa por la entera población. Yo creo que debemos movernos de las democracias representativas a las democracias participativas, incluso elegir líderes de manera aleatoria. Elegir a la gente aleatoriamente es algo que ya hacemos con los jurados, y creo que debemos hacer algo parecido en la política. También muchas sociedades indígenas que viven de la caza y de la recolección tienen medidas para evitar que las personas dominantes alcancen el poder: cuando alguien muestra un fuerte apetito de poder, la comunidad por lo general condena a esa persona al ostracismo y la deja atrás cuando se ve obligada a cambiar de lugar, o la obliga a abandonar la comunidad para preservar la armonía de la misma. En esas sociedades, no se espera a que alguien se postule como líder, es la propia sociedad la que elige cuáles de sus miembros deben ser líderes. Y eligen como líderes a las personas más sabias y responsables. Asimismo, los líderes rotan según los momentos y las diferentes situaciones.

placeholder El ex primer ministro británico Boris Johnson, considerado por Steve Taylor un líder desconectado, durante la coronación de Carlos III. (EFE)
El ex primer ministro británico Boris Johnson, considerado por Steve Taylor un líder desconectado, durante la coronación de Carlos III. (EFE)

P. Hoy en día, sin embargo, se valoran los líderes fuertes, ser un líder testosterónico se considera con frecuencia una virtud y no un defecto…

R. Así es. Y eso ocurre porque vivimos en sociedades desconectadas. En una sociedad que vive en armonía, ese tipo de personas nunca llegaría al poder. Creo que necesitamos realmente más información sobre las personalidades desconectadas, sobre los desórdenes psicológicos y su relación con el poder. La mayoría de la gente siente una pueril admiración hacía las personas desconectadas, lo vemos por ejemplo en Estados Unidos con Donald Trump. Trump proyecta ese tipo de fuerza y carisma, y mucha gente le admira ingenuamente porque no es consciente de la posibilidad de que tenga un desorden psicológico. Así que sin duda alguna necesitamos más educación. Pero también existe lo que yo llamo el síndrome de abdicación, que se da en esa gente que está encantada de renunciar a la responsabilidad sobre sus propias vidas y prefiere transferir esa responsabilidad a un líder, ya sea un líder político, espiritual, religioso… De alguna manera, es como si quisieran volver a ser niños, cuando sus padres tenían el control de sus vidas y ellos no tenían que preocuparse por nada porque sus padres se encargaban de todo.

P. ¿Los líderes desconectados son psicópatas?

R. Sí, lo son.

P. Y esa gente, los líderes desconectados y psicópatas, ¿puede recibir tratamiento y cambiar?

R. Muchos psicólogos consideran que no, que la psicopatía es incurable. En parte, porque los psicópatas nunca creen que deban recibir tratamiento, están convencidos de que son perfectos, de que no pueden tomar malas decisiones, así que jamás aceptan hacer terapia. Pero yo no estoy seguro de que sea algo incurable. Yo creo que los seres humanos somos fundamentalmente personas conectadas, creo que la conexión está en nuestra naturaleza, somos seres naturalmente conectados. Considero que la desconexión es por lo general una aberración y que muchas veces tiene su origen en un trauma infantil. Las personas desconectadas con frecuencia han tenido experiencias infantiles traumáticas y, como resultado de ellas, se han cerrado en sí mismas, se han aislado de las otras personas. Se desconectan como mecanismo de protección. Pero en teoría debería ser posible reconectar a esas personas. Creo que la meditación funciona bien para reconectar a las personas desconectadas, si es que se consigue convencer a un psicópata de que se siente y medite.

¿Nos gobiernan psicópatas? ¿Estamos en manos de narcisistas que solo piensan en su propio beneficio? ¿Nuestros líderes son personas sin empatía y, en ocasiones, con rasgos de crueldad? La respuesta es rotundamente sí.

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