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Beyoncé, negra, diva y feminista: cómo ha logrado aguantar más de 30 años en la cima
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ACTÚA EN BARCELONA ESTE 8 DE JUNIO

Beyoncé, negra, diva y feminista: cómo ha logrado aguantar más de 30 años en la cima

Después de grabar el último gran disco conceptual de los últimos tiempos, la estadounidense desembarca este jueves en el Estadi Olímpic de Barcelona con su gira 'Renaissance World Tour'

Foto: Beyoncé recoge su Grammy el pasado 5 de febrero. (Reuters/Mario Anzuoni)
Beyoncé recoge su Grammy el pasado 5 de febrero. (Reuters/Mario Anzuoni)

Queen B aterriza este jueves en Barcelona. La diva del R'n'B actuará esta semana en España —en el Estadi Olímpic— en el marco de la gira Reinassance World Tour, que empezó el 10 de mayo en Estocolmo y que acaba —de momento— el 27 de septiembre en Nueva Orleans. Será la única parada en España de la ganadora de cuatro grammys en 2023 —que hacen un cómputo total en su carrera de 32, lo que la convierte en la artista con más grammys de la historia—, mujer que ha hecho de la emancipación su bandera —primero como miembro de Destiny's Child, segundo de su padre y mánager, y tercero de su marido, el cantante y productor Jay-Z— y que ha conseguido dirigir su propia carrera, sacando la música negra del nicho y lanzando el último gran disco conceptual de los últimos años —con permiso del Motomami de Rosalía—, apostando por un renacimiento —Renaissance se llama ese álbum— a la contra de una industria musical que aboga por la renovación constante, por muchos impactos en poco tiempo, y que reniega del trasfondo político en favor del marketing.

Con más de 30 años de carrera —nació en 1981, pero empezó a actuar desde los siete años—, Beyoncé se ha convertido en la última gran estrella de la música. Negra, feminista y diva (porque la música puede ser más que espectáculo), se ha erigido como una de las voces imprescindibles para entender la evolución de la música generalista global. Pero, ¿por qué su figura es tan importante? Como explica la socióloga madrileña Elena Herrera Quintana en su ensayo Beyoncé en la intersección (Acropress, 2022), la texana ha "sampleado el discurso feminista de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie en su show de la gala MTV Music Award 2014, homenajeando a las Panteras Negras o haciendo guiños al movimiento #BlackLivesMatter y a la cultura afroamericana" y "ha recibido elogios y críticas muy duras por distintos sectores de la sociedad y desde diversas esferas", mientras "muchas mujeres —cis y trans—, especialmente negras, se han identificado con su discurso reconociendo en él un carácter empoderante".

placeholder Beyoncé, vestida de Loewe. (Cortesía de Loewe)
Beyoncé, vestida de Loewe. (Cortesía de Loewe)

De este libro nos habla Abraham Rivera, crítico cultural —música, gastronomía y variedades—. "Me parece muy importante la relación que tiene Beyoncé con el pasado. Ella viene de un trío musical, Destiny’s Child [su padre era el mánager], y toda esa idea del pasado, de esa negritud, de lo que significaba el soul, lo trae al presente, lo readapta", explica. "Sobre todo me parece muy interesante su visión altamente politizada. Ella ha optado mucho por un lenguaje feminista, antirracista, muy vinculado al momento actual que vive Estados Unidos. Se ha posicionado. Da muy pocas entrevistas, pero en sus discos se puede intuir todo esto. Además, ella juega mucho con lo performativo, con el cuerpo, con toda esa parte de la propia fisonomía de la cultura negra, los peinados, las uñas…".

Es una visión que comparte Carlos Pérez de Ziriza, también crítico musical y autor de ensayos como Indie y rock alternativo: historia, cultura, artistas y álbumes fundamentales (Ma Non Troppo, 2017). "Sus textos y las letras, tiene muchas connotaciones de raza y de feminismo, como es lógico. De clase social, obviamente no, porque ella es multimillonaria y no puede introducir estas cuestiones". Para Pérez de Ziriza, hay varios hitos en la carrera de Beyoncé que marcan claramente su influencia en la historia de la música popular. "Se habla mucho de sus actuaciones en la Superbowl, actuaciones bastante memorables. Pero, sobre todo, hay un disco suyo, que es Lemonade, que es muy interesante, porque transforma una infidelidad conyugal por parte de su marido —no rompe con él, pero sí le canta las cuarenta— en un disco, esa rabia en una obra de arte. Y me parece bastante valioso. Habrá feministas que te digan que es un feminismo de salón, porque, en realidad, está sacando partido de ello y no rompió con él. Pero creo que tiene mucho mérito reciclar toda esa mierda y convertirlo en una obra de arte. Me parece mucho más valioso eso que lo que hace Shakira, que es una pataleta infantil de crío de parvulario, por el tipo de rimas y de canción".

Renaissance ha sido un disco muy esperado, con dieciséis canciones y una duración total de más de una hora. "En Renaissanse hay algunos guiños a Madonna en las letras y en la música. A la Madonna de Vogue, por ejemplo, cuando recuperaba esa cultura del ballroom, de la subcultura de discoteca de Nueva York, de las comunidades gay", analiza. "Me gusta Beyoncé por la forma que tiene de fundir muchísimos géneros distintos dentro de la música negra y hacerlo de forma que acabe sonando a ella misma. El último disco, que no es su mejor disco porque tiene dos discos anteriores que son mejores y más rompedores que este último, funciona como una sesión de discoteca, porque las canciones van enlazadas, como si fuera una sesión sin descanso. Otra de las cosas que hace muy bien es recuperar muchas cosas que permanecían en el underground y sacarlas a la superficie. Es lo que hacía Madonna en su mejor momento, no la Madonna de los últimos quince años".

"El disco de Renaissance y el de Rosalía, que te puede gustar más o menos a nivel musical porque cada uno tiene sus gustos, son discos que tienen tal cantidad de referentes culturales y musicales, que son bastante inagotables", prosigue Pérez de Ziriza. "Son discos que tienen la virtud de acercar al mainstream y a audiencias masivas, temáticas que no suelen estar tan presentes en música tan comercial".

Rivera tampoco discute este punto; al crítico cultural le gusta la legitimización que hace Beyoncé de la cultura afroamericana, con colaboraciones con cineastas como Kalil Joseph. Y la evolución que supone su música, que bebe mucho de la escena que se vivió en los años setenta con Diana Ross, Las Supremes o Aretha Franklin, "pero muy actualizado y con una personalidad única". Y que, además, ha influido a muchas (y muchos) artistas fuera de la comunidad afro. Como, por ejemplo, Dua Lipa. "De alguna manera beben de lo que Beyoncé ha traído al mainstream. Un mainstream que no se suele ver y que trae una carga muy fuerte de feminismo y política. Lemonade y Renaissance, con mil colaboraciones, son discos muy pensados y que, aun así, funcionan para la industria".

placeholder Michelle Williams, Beyoncé Knowles y Kelly Rowland, en los Brit Awards de 2001. (WAW/Archivo)
Michelle Williams, Beyoncé Knowles y Kelly Rowland, en los Brit Awards de 2001. (WAW/Archivo)

En una industria cada vez más volátil, ¿qué lugar tienen este tipo de iconos que apuestan por una visión más a largo plazo? "Creo que Beyoncé es de esas pocas artistas que han llegado a ese reconocimiento tan masivo que están de vuelta de todo en cuanto a vender más o menos discos —ya tienen la vida solucionada—, por lo que les interesa la crítica. Ellos y ellas quieren hacer discos que sean trascendentes, que marquen una época. Y para eso tienen que sacar discos largos y que tengan unas dosis de complejidad y profundidad que no te ofrece un EP", propone Pérez de Ziriza.

Recientemente, el crítico entrevistó a la cantautora Silvia Pérez Cruz. "No tienen nada que ver estilísticamente, pero ha sacado un disco conceptual, con veinte canciones, con cinco partes que representan las fases de la vida de una persona. Y ella te reconoce que la gente ahora no está abierta a escuchar ese tipo de discos, pero sí que, como artistas, cuando llevan quince o veinte años de carrera, esos discos representan un grado de madurez que sale de una necesidad. Otra persona que he entrevistado recientemente y que comparte esa necesidad es Christine and the Queens (ahora conocido como Chris), cantante francés que acaba de sacar un disco también de una hora o más y con canciones de siete u ocho minutos. Dentro del esquema mental de estas superestrellas sigue estando el hacer obras muy trascendentes. Y eso vienen por discos de una cierta duración y complejidad que va más allá de lo que son diez canciones en treinta y cinco minutos, que es el estándar más habitual".

Foto: Beyoncé en la gala de los Grammy de este domingo. (Reuters)

De nuevo, Rivera coincide. "Cada disco ilustra y mueve intereses y facetas de la cultura contemporánea, de determinadas problemáticas a las que normalmente no se presta atención, o al menos de la manera que lo hace ella. Está muy bien que, a partir de la música —y del apartado visual, que también es muy importante para ella—, sea capaz de hacer ciertas cosas en 2023; en este momento de inmediatez que vivimos, ella ha apostado por una línea para que su trabajo perdure".

Y, de nuevo, ambos coinciden: Beyoncé es de esas artistas que hay que ver en directo al menos una vez en la vida.

Queen B aterriza este jueves en Barcelona. La diva del R'n'B actuará esta semana en España —en el Estadi Olímpic— en el marco de la gira Reinassance World Tour, que empezó el 10 de mayo en Estocolmo y que acaba —de momento— el 27 de septiembre en Nueva Orleans. Será la única parada en España de la ganadora de cuatro grammys en 2023 —que hacen un cómputo total en su carrera de 32, lo que la convierte en la artista con más grammys de la historia—, mujer que ha hecho de la emancipación su bandera —primero como miembro de Destiny's Child, segundo de su padre y mánager, y tercero de su marido, el cantante y productor Jay-Z— y que ha conseguido dirigir su propia carrera, sacando la música negra del nicho y lanzando el último gran disco conceptual de los últimos años —con permiso del Motomami de Rosalía—, apostando por un renacimiento —Renaissance se llama ese álbum— a la contra de una industria musical que aboga por la renovación constante, por muchos impactos en poco tiempo, y que reniega del trasfondo político en favor del marketing.

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