Es noticia
'Matar cangrejos': así revolucionó Michael Jackson el Tenerife de 1993
  1. Cultura
ESTRENOS DE CINE

'Matar cangrejos': así revolucionó Michael Jackson el Tenerife de 1993

Esta pequeña joyita indie dirigida por Omar Al Abdul Razzak Martínez recuerda a través de los ojos de unos hermanos canarios el impacto de la visita del Rey del pop

Foto: Paula Campos y Agustín Díaz son los protagonistas de 'Matar cangrejos'. (Filmax)
Paula Campos y Agustín Díaz son los protagonistas de 'Matar cangrejos'. (Filmax)

¡Paren las rotativas! Este fin de semana se estrena Matar cangrejos, una de esas joyas escondidas que tienden a perderse en la avalancha de títulos, pero que representa lo mejor de ese cine genuino, nacido de la víscera y de la cabezonería de quienes la sacan adelante como un acto suicida, después de años de trabajo —20 años, dice el guionista y director, Omar Al Abdul Razzak Martínez—, y que pelean a muerte por la muy demandada atención de los medios, de los cines y de ustedes, los espectadores. Ambientada en Canarias en los años noventa, Matar cangrejos es una puerta espacio-temporal a una época en la que todo parecía inmóvil, pero en realidad todo se estaba moviendo. A través de los ojos de sus protagonistas, dos hermanos tinerfeños de 14 y ocho años, la película se traslada al confín de la España de los noventa, a esas islas que siempre se han sentido lejanas al modo de vida peninsular.

La mayor es Pau (soberbia Paula Campos), observadora, algo tímida, pero con carácter. El pequeño es Rayco (Agustín Díaz, quien protagoniza el berrinche más verdadero de la historia del cine). Los dos aprenden a pasar el rato solos, sin la supervisión de unos padres. Porque las madres solteras de clase trabajadora que, además, quieren vivir tienen más difícil sobreproteger a sus hijos.

Quienes somos de ciudad pequeña de provincias, de esas en las que nunca pasa nada, hemos experimentado ese evento colectivo cuasi cósmico que cambia la historia de los vecinos. A la altura de un eclipse total o, incluso, de un advenimiento alienígena. En Soria, de donde yo vengo —perdónenme esta vez el yo—, fue aquel empate 2-2 de semifinales de la Copa del Rey de 1996 entre el Numancia y el Barcelona. Cualquier soriano respirante recuerda aquel primero de febrero de 1996, aunque no hubiese nacido.

En Tenerife, cuenta Matar cangrejos, ese acontecimiento epigenético fue la visita de Michael Jackson en 1993. "La ciudad de Santa Cruz de Tenerife se ha visto incrementada por la llegada de miles de fans procedentes de todas partes de España y el resto de Europa. El Rey del pop, acompañado de su madre, llegaba en la tarde de ayer a la isla de Tenerife a bordo de un avión privado, entre fuertes medidas de seguridad. Michael Jackson ha reservado 23 habitaciones del Hotel Meliá Botánico del Puerto de la Cruz. Él se está alojando en una suite compuesta por varias habitaciones, tres cuartos de baño, salón, cocina y piscina independiente", informan los medios locales mientras muestran imágenes de masas de gente entregadas a la catarsis de recibir al cantante.

placeholder 'Matar cangrejos' está dirigida por Omar Al Abdul Razzak Martínez. (Filmax)
'Matar cangrejos' está dirigida por Omar Al Abdul Razzak Martínez. (Filmax)

Como ya hizo Sorrentino con la llegada de Maradona al Nápoles en Fue la mano de Dios, Razzak Martínez utiliza la visita de Jackson como anclaje temporal y emocional de su historia, que es en realidad un filme iniciático en el que sus protagonistas se acercan a los misterios de la adultez. La mirada del director recuerda al cine de Sean Baker (The Florida Project), aunque sin el preciosismo intensificado de sus imágenes.

Su relato también se roza con Panza de burro, el éxito literario de Andrea Abreu: ambas obras brotan de esa clase obrera canaria extranjera en su propia tierra, empujada a servir a los guiris y los godos que se adueñan de ella cada verano. También de esa insularidad reconcentrada en la que parece que el mundo acaba con cada uno de los rebordes del mar. "Si Michael Jackson es negro, ¿los negros vienen de África o América?", pregunta Rayco. "Es que aquí no hay negros", lo excusa su madre frente a su novio holandés. Una anécdota que rebotará en un primer eco al final de la película y un segundo eco en las noticias de políticas migratorias de las últimas décadas.

placeholder Pau y Rayco son dos hermanos canarios protagonistas de 'Matar cangrejos'. (Filmax)
Pau y Rayco son dos hermanos canarios protagonistas de 'Matar cangrejos'. (Filmax)

La madre de Paula y Rayco, Ángeles (Sigrid Ojel, también fantástica), trabaja como animadora en un parque de papagayos, y no tiene mucho tiempo para ellos. Aunque no sabe inglés, la han elegido para recibir a Michael Jackson y enseñarle la isla, como hace cada día con los miles de turistas que pasan por allí. Los hermanos pasan mucho tiempo solos o con sus amigos o con su abuela, que está preocupada porque se rumorea que quieren construir en las tierras en las que ella tiene su casa. A sus 14 años recién cumplidos, Paula se adentra en el terreno pantanoso del amigo de toda la vida que, a lo mejor, empieza a despertar otro tipo de sentimientos por ella —genial también Juan Manuel Rodríguez en el papel de Mingo—, en una nueva forma de mirar el mundo en la que se da cuenta de los secretos de los adultos. Todo lo político que ocurre en la película sucede como en un segundo término, como fuera de foco, presente sin subrayados. En los juegos en los que los chicos gritan "¡Godos fuera!". En que todos los funcionares hablen un castellano sin acento canario. En los cimientos de un hotel en primera línea de playa abandonado.

Rayco busca la figura paterna en Nino (entrañable, Avelino Hernández), un pescador anciano, vestigio de aquellas Canarias preturísticas, cuando las islas las confeccionaban pueblitos marineros paupérrimos de los que habían huido muchos emigrantes que al tiempo acabaron regresando. Esas islas volcánicas de terreno agreste sobre el que los nativos construyeron sus casas, al margen del sistema, y que ahora que vale dinero todo el mundo quiere hacerse con la propiedad. Pero la mayor parte de Matar cangrejos se centra en lo humano y, casi de una manera antropológica, en las idiosincrasias canarias.

placeholder Los protagonistas visten sus mejores galas para recibir a Michael Jackson. (Filmax)
Los protagonistas visten sus mejores galas para recibir a Michael Jackson. (Filmax)

La aproximación de Al Abdul Razzak Martínez a sus personajes es totalmente frontal, sin prejuicios, sin clichés. Los personajes respiran por cada poro de su piel. Las conversaciones, las situaciones, parecen totalmente improvisadas, al tiempo que su subtexto solo puede estar muy bien medido. Hay mucho sentido del humor, muy refrescante, en una protagonista que responde al mundo sin filtro. Pocas veces una película consigue el punto exacto entre libertad y premeditación, y Matar cangrejos acierta de pleno, gracias también a una puesta en escena cuidadísima, pero sin estridencias, a la fotografía de Sara Gallego y a una elección de músicas que huyen de la obviedad, de lo fácil.

Matar cangrejos compitió en la sección Zonacine del último Festival de Málaga. Quizás hubiese debido estar en la Sección Oficial, pero tal decisión le pertenece al comité seleccionador. En Zonacine, se llevó la Biznaga de plata a Mejor película y el premio a Mejor interpretación femenina para Paula Campos. Ojalá este artículo sirva para que alguien que de otra forma no hubiese oído hablar de ella decida acercarse a ella. Entonces el oficio de crítico realmente servirá de algo.

¡Paren las rotativas! Este fin de semana se estrena Matar cangrejos, una de esas joyas escondidas que tienden a perderse en la avalancha de títulos, pero que representa lo mejor de ese cine genuino, nacido de la víscera y de la cabezonería de quienes la sacan adelante como un acto suicida, después de años de trabajo —20 años, dice el guionista y director, Omar Al Abdul Razzak Martínez—, y que pelean a muerte por la muy demandada atención de los medios, de los cines y de ustedes, los espectadores. Ambientada en Canarias en los años noventa, Matar cangrejos es una puerta espacio-temporal a una época en la que todo parecía inmóvil, pero en realidad todo se estaba moviendo. A través de los ojos de sus protagonistas, dos hermanos tinerfeños de 14 y ocho años, la película se traslada al confín de la España de los noventa, a esas islas que siempre se han sentido lejanas al modo de vida peninsular.

Críticas de cine Cartelera y estrenos de cine Cine
El redactor recomienda