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Sergio Leone: el hombre que inventó a Tarantino
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Sergio Leone: el hombre que inventó a Tarantino

El documental 'El hombre que inventó América' reúne a varios directores estrella paradebatir la importancia del cineasta italiano

Foto: Sergio Leone: El hombre que inventó a Tarantino. (SkyShowtime)
Sergio Leone: El hombre que inventó a Tarantino. (SkyShowtime)

El primer plano de Sergio Leone: el hombre que inventó América (SkyShowtime) es para Tarantino. Quentin está como siempre, de juerga dentro de sí mismo. Debe de ser de los pocos señores asentados y prestigiosos y con más de 60 años que habla con palabrotas, como si estuviera en el patio del colegio. A pesar de los años, sigue sonriendo su propia maldad. Sigue, sobre todo, despidiendo una pasión por el cine que puede tumbar un edificio. Cada vez que habla Tarantino, algo pasa en la inteligencia del que escucha. Algo bueno, malo o regular, pero nunca insípido.

El documental de Francesco Zippel ha reunido a los mejores directores de nuestros días, que resultan ser todos fanáticos de Sergio Leone. Comparecen, junto a Tarantino, Spielberg, Scorsese, Tornatore, Chazelle, Aronofsky y Audiard. Sólo sale una mujer, Jennifer Connelly. También sale, para no decir nada (la inteligencia en el cine es privativa de los directores; resulta casi imposible encontrar a un actor con una teoría, una idea o una ocurrencia propias) Robert de Niro. Y Clint Eastwood, claro, tan envejecido como un poema.

placeholder El director Quentin Tarantino. (EFE)
El director Quentin Tarantino. (EFE)

Sergio Leone es un director italiano que, a diferencia de los directores suecos, rumanos, búlgaros, o de las directoras belgas, hizo un cine que todo el mundo ha visto. No es como que haya que rescatarlo o peregrinar por las filmotecas del mundo suplicando la proyección de sus películas. Esto ya indica que hablamos de un gran director, porque el cine no es ópera, se parece más al circo; el cine es una cosa popular.

Todo el mundo ha visto, sepa quién las dirigió o no, Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) o El bueno, el feo y el malo (1966). Es el western sudoroso y sangriento que se rodaba en Almería, parecía western por los sombreros y los caballos, pero era ya otra cosa, algo que puso fin a la mítica del género, según la cual la gente caía muerta de un tiro en el far west pero sin que se le saliera ni una sola gota de sangre del cuerpo. Hasta Sergio Leone, casi todos los tiroteos eran intravenosos, no destrozaban la carne ni el hueso. Por debajo del espectáculo de tiroteos y ahorcamientos, está la maestría. Leone es de esos directores populares que encima lo inventan todo. La gente no sabe que está viendo gran cine, y eso es también gran cine. Visionar Tiburón (Steven Spielberg, 1975) resulta parecido: uno diría que es una película facilísima, pura acción, otra más, cuando es una muestra extraordinaria de sintaxis audiovisual. Son como palomitas cocinadas por Ferran Adriá. Casi nadie se da cuenta de que no son palomitas del montón.

placeholder Clint Eastwood en 'Por un puñado de dólares'.
Clint Eastwood en 'Por un puñado de dólares'.

Cada director genial o casi genial que aparece en este documental tiene una teoría sobre el cine de Leone, y muy habitualmente la teoría sobre el cine de Leone que nos regala vale sobre todo para su propio cine. Tarantino no para de hablar de sus propias películas cuando analiza las películas de Sergio Leone. Es interesante la idea de que el cine de género no busca el fondo del alma humana, sino el fondo del propio arquetipo con el que se organiza como tal género. ¿Puedo hacer un villano distinto, puede el compañero del héroe ser de otra manera? No importa el amor, la vida, las entretelas del corazón común, sino el propio juego metafórico con los elementos esencialmente limitados del género que practicas.

Tarantino, aparte de decir tacos, sólo está interesado en agarrar a los espectadores por el cuello. Scorsese, en cuanto le dejas diez segundos, ya introduce en sus disquisiciones cuestiones técnicas propias de una facultad de cine. Spielberg, como woke bueno, señala todo el tiempo lo bonito que es que un italiano haga películas americanas. Luego está Jacques Audiard, que trae al debate una cita de David Lynch. Preguntado por el motivo por el que hacía cine, Lynch dijo: “Para inventar universos y ver si funcionan”. Y establece Audiard: “Leone inventaba universos, y funcionaban”.

Todos estos señores son listísimos, ya lo dijimos más arriba.

placeholder Jennifer Connelly con 11 años en 'Érase una vez en América'.
Jennifer Connelly con 11 años en 'Érase una vez en América'.

Capítulo aparte para la única mujer que ofrece su testimonio en El hombre que inventó América. Jennifer Connely debutó en el cine con 11 años haciendo un pequeño papel en Érase una vez en América (1984). Como De Niro o Eastwood, no te creas que dice gran cosa. Se arroba, se emociona, flipa consigo misma haciendo esa gran película sin saber ni cómo se hacían las películas, tan niña. El momento cuco es cuando revela que el beso que da en el filme fue su primer beso, con 11 años, ya decimos. Leone fue muy amable, le preguntaba si hoy se sentía a gusto para rodar ese beso, etc.

Si no has visto Érase una vez en América, todo esto está muy bien. Si la has visto, quizá recuerdes (pero no estés del todo seguro) que la niña Connelly sale desnuda por completo en la película. En PrimeVideo puede uno quitarse las dudas, acaso algo turbias si no se confirman. Y sí, Jennifer baila en una escena harinosa y luego se pone de espaldas a la cámara y se baja la ropa hasta los tobillos, hasta quedar completamente desnuda, el culo de niña perfectamente visible.

Es curioso que no le pregunten a Jennifer Connelly por esto, con la que está cayendo y con lo tremendo que debió de ser para una niña de 11 años tener que desnudarse en los años 80 delante de quién sabe cuántas personas del equipo de rodaje. Si el primer beso le daba miedo, ¿qué pensaría de quedar desnuda ante desconocidos? Pero ya digo que, por lo que sea, este lance no le pareció sustancial al creador de El hombre que inventó América.

placeholder Fotograma de 'El gato con botas: el último deseo', película de animación fuertemente influenciada por Sergio Leone.
Fotograma de 'El gato con botas: el último deseo', película de animación fuertemente influenciada por Sergio Leone.

Si usted tiene hijos, y los lleva al cine a ver las películas que les son propias, habrá visto seguramente la última película de Sergio Leone: El gato con botas: el último deseo (Joel Crawford, 2022). Se trata de una de las mejores películas del año pasado, el espectáculo de la mirada adulta, sólo que encomendado a un relato de aventuras infantiles con dibujos animados. Casi cada plano es Sergio Leone.

El primer plano de Sergio Leone: el hombre que inventó América (SkyShowtime) es para Tarantino. Quentin está como siempre, de juerga dentro de sí mismo. Debe de ser de los pocos señores asentados y prestigiosos y con más de 60 años que habla con palabrotas, como si estuviera en el patio del colegio. A pesar de los años, sigue sonriendo su propia maldad. Sigue, sobre todo, despidiendo una pasión por el cine que puede tumbar un edificio. Cada vez que habla Tarantino, algo pasa en la inteligencia del que escucha. Algo bueno, malo o regular, pero nunca insípido.

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