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A ti, político, te tenía que quitar el trabajo la inteligencia artificial
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Mala fama

A ti, político, te tenía que quitar el trabajo la inteligencia artificial

El escritor alemán Marc-Uwe Kling propone en las divertidísimas 'QualityLand' 1 y 2 un futuro tecnológico insoportable

Foto: Thespian, un robot androide 'emocional' que puede cantar y recitar poemas. (EFE/Maxim Shipenkov)
Thespian, un robot androide 'emocional' que puede cantar y recitar poemas. (EFE/Maxim Shipenkov)

Según el CIS, los asuntos económicos son el principal problema de España. Según los españoles, el principal problema de España son los políticos. Los políticos no pueden hacer nada para evitar que miles de personas vayan a perder su trabajo debido al desarrollo de la inteligencia artificial, lo que aumentará la preocupación de los españoles por los asuntos económicos. Sin embargo, ¿cuánto creen que tardaría el Congreso de los Diputados en prohibir que un androide se presente a alcalde de un pueblo, a diputado o a senador? Seguramente la Ley de IA que vetara el acceso de seres artificiales a la representación pública estaría aprobada en 24 horas, y por unanimidad.

La relación de la Administración con la tecnología es espectacular. Cuando los bancos han digitalizado la mayoría de sus procesos, muchas personas han perdido su empleo. Cuando la Tesorería de la Seguridad Social digitaliza las altas y bajas de los autónomos, no sobra un funcionario. Da igual cuántos trámites debamos hacer súbitamente los ciudadanos por nuestra cuenta gracias a la delegación por las bravas que permite internet: nunca sobra un funcionario. De hecho, cada vez hay más funcionarios a nuestro servicio a los que nunca importunaremos porque estamos todos en casa haciendo su trabajo.

Si un simple funcionario no ve peligrar su puesto por mucho do it yourself que se implante, hemos de deducir que ningún político competirá nunca contra una inteligencia artificial. Esto es una pena porque uno solo ve ventajas en la llegada de algoritmos y nano-procesadores a los escaños del Congreso. No hay que pensar que estos androides sean más inteligentes, más cultos y más eficientes que un político humano. Hay que pensar simplemente en que serían más honrados. Una tostadora es honrada. Una tostadora se limita a hacer su trabajo.

QualityLand

Viene todo este derrape a la lectura dichosísima que ando haciendo estos días de las novelas de Marc-Uwe Kling (Stuttgart, 1982). Acaba de salir QualityLand 2.0 (Tusquets) y eso me ha hecho interesarme por su primera entrega, QualityLand. Se trata de ciencia ficción anticipatoria, de un futuro extremo donde la tecnología ha dado el gran paso para inmiscuirse definitivamente en nuestras vidas. Ese gran paso consiste en saber lo que deseas antes que tú. Es como si Amazon te mandara paquetes a diario que no has pedido y, al abrirlos, exclamarás: "Sí, es justo lo que quería". También hay un androide que se presenta a las elecciones generales.

QualityLand es un éxito en todo el mundo y esto no debe hacernos pensar que sea tan malo. De hecho, su calidad no es exactamente literaria, sino humorística. Se podría definir la novela como un 1984 escrito por Woody Allen. Abundan los diálogos, la trama es sólo una excusa para ir incluyendo chistes y también se insertan cada diez o veinte páginas anuncios delirantes de productos novedosos. En QualityLand 2.0 se oferta a los consumidores su propio dron asesino personalizado.

Cualquier idea, por estúpida, insensata, radical o delictiva que parezca, puede de hecho volverse realidad

Así, la gracia de Kling no está en cómo proyecta en un futuro más o menos cercano las derivas relacionales que la tecnología está ahora mismo generando, sino en cómo
cualquier idea, por estúpida, insensata, radical o delictiva que parezca, puede de hecho volverse realidad. QualityLand tiene algo de la cuenta paródica de Titania McGrath en Twitter. Titania desborda la lógica woke de forma sumamente inverosímil, pero basta un poco de tiempo para que la estupidez que proponía ella en un tuit resulte imitada por alguna universidad, alcaldía o país entero del mundo occidental. Con QualityLand la pura chorrada hace reír, y luego temer que alguien en el futuro la legitime. Por ejemplo, las personas llevan como apellido el trabajo que tuvieran sus padres. Hay un personaje que se llama Julieta Monja.

En la primera novela de la saga el protagonismo se reparte entre Peter Sin Empleo y John of Us. El primero es un perdedor que trabaja en un desguace. El segundo es el androide que aspira a gobernar el país. Mientras Peter pone en jaque al sistema tratando de devolver un objeto que no ha pedido (en concreto, un vibrador), devolución que resulta kafkianamente imposible, John of Us no entiende por qué la gente no quiere votar a alguien como él, es decir, a alguien perfecto. Su rival es un tal Conrad Cocinero cuyas trazas recuerdan mucho a las del presidenciable Donald Trump. La gente prefiere votar a alguien que le miente y a buen seguro le robará todo lo que pueda mientras esté en el cargo que a alguien que hará las cosas lo mejor posible y con toda probidad. El ciudadano no se identifica con un androide porque el androide está programado para ser buena persona siempre.

placeholder Portada de 'QualityLand 2.0', de Marc-Uwe Kling.
Portada de 'QualityLand 2.0', de Marc-Uwe Kling.

Kling introduce innumerables referencias culturales provenientes de los años 80 y 90. Freddy Krueger, Jennifer Aniston, Terminator o Bill Pullman en Independence Day dan a la primera novela de la saga cierto aire contradictoriamente nostálgico, como si no hubiera otra semántica cultural que la acuñada a finales del siglo XX. También comparecen los clásicos de robótica e inteligencia artificial, de Turing a Asimov.

Pero lo fascinante es el vendaval de ocurrencias de Marc-Uwe Kling, casi nunca desfallecientes en su humor o en su capacidad de inquietarnos: "Hay una nueva app de citas que realiza un pronóstico de cómo sería la descendencia con todas las mujeres que se encuentran cerca. La app se llama Kinder."

Según el CIS, los asuntos económicos son el principal problema de España. Según los españoles, el principal problema de España son los políticos. Los políticos no pueden hacer nada para evitar que miles de personas vayan a perder su trabajo debido al desarrollo de la inteligencia artificial, lo que aumentará la preocupación de los españoles por los asuntos económicos. Sin embargo, ¿cuánto creen que tardaría el Congreso de los Diputados en prohibir que un androide se presente a alcalde de un pueblo, a diputado o a senador? Seguramente la Ley de IA que vetara el acceso de seres artificiales a la representación pública estaría aprobada en 24 horas, y por unanimidad.

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