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Un poco de respeto: Carpaccio es sobre todo un pintor, no un plato italiano
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Un poco de respeto: Carpaccio es sobre todo un pintor, no un plato italiano

Venecia dedica una gran retrospectiva a Vittore Carpaccio, un importante artista renacentista de quien toma nombre el conocido plato gastronómico

Foto: 'El león de san Marcos', obra de 1516 de Vittore Carpaccio.
'El león de san Marcos', obra de 1516 de Vittore Carpaccio.

Es decir carpaccio y la inmensa mayoría piensa en el famoso plato de la gastronomía italiana, en esa ternera cruda cortada tan fina y sutil hasta quedar casi traslúcida, y que se suele servir aderezada con escamas de queso parmesano, un poco de limón y un buen chorro de aceite de oliva virgen. Hasta en los buscadores de internet es esa delicia culinaria lo primero que sale cuando se teclea la palabra carpaccio.

Ay, si Vittore Carpaccio levantara la cabeza…

Carpaccio fue uno de los grandes, grandísimos pintores del Renacimiento en Venecia. De hecho, el carpaccio gastronómico se llama así en su honor. En Venecia hubo en 1963 una importante exposición retrospectiva dedicada a Vittore Carpaccio que logró un enorme éxito de público. Tanto que Giuseppe Cipriani, el fundador del famoso Harry’s Bar en Venecia, decidió tomar prestado el nombre del pintor para bautizar su nueva creación culinaria a base de ternera cruda cortada en láminas casi transparentes.

placeholder 'Dos damas', oléo sobre tabla pintado por Carpaccio en 1492/1494.
'Dos damas', oléo sobre tabla pintado por Carpaccio en 1492/1494.

Los venecianos, obviamente, no cometen ese error de bulto, saben perfectamente quién fue Vittore Carpaccio. Al fin y al cabo, no solo hay obras suyas en la Galería de la Academia sino que, sobre todo, ahí está el magnífico ciclo que Carpaccio dedicó a los santos san Jerónimo, san Trifone y san Jorge que se puede contemplar en su emplazamiento original, en la Iglesia de San Giorgio degli Schiavoni.

Pero ahora Vittore Carpaccio vuelve a lo grande a Venecia, 60 años después de la gran exposición que le dedicó la ciudad de los canales en 1963. Una retrospectiva en el Palacio Ducal comisariada entre otros por Peter Humfrey, uno de los grandes especialista en Carpaccio, celebra hasta el 18 de junio al gran maestro de la pintura venecia renacentista. Lo hace reuniendo en total 70 de sus obras -42 cuadros y 28 dibujos, algunos de estos últimos realizados por las dos caras- procedentes de todo el mundo: desde la National Gallery de Washington hasta la Galería de los Uffizi de Florencia, pasando por la catedral de Santa Anastasia de Zadar (en Croacia), la National Gallery de Londres o la catedral de la Asunción y san Nazario en Eslovenia.

placeholder 'La fuga en Egipto', de Vittore Carpaccio.
'La fuga en Egipto', de Vittore Carpaccio.

Son obras que documentan la variedad y la excelencia de la pintura de Carpaccio, permitiendo además seguir su evolución artística. Prque no hay duda de que Vittore Carpaccio fue uno de los pintores más originales, fantasiosos e inventivos que trabajaron en Venecia durante el Renacimiento, cuando la Serenissima era una gran potencia.

Nacido alrededor de 1465 en el seno de una familia de mercaderes venecianos como Vector Scarpaza, el pintor pronto decidió latinizar su nombre y transformarlo en Carpatio o Carpathius. Venecia se encontraba entonces en la cima de su esplendor como centro económico y artístico aunque muy pronto, con la guerra de Cambrai (1504-1514) que le enfrentó a una coalición formada por otras potencias europeas, conocería los primeros signos de decadencia.

placeholder 'La Virgen María leyendo', cuadro pintado por Carpaccio en torno a 1510.
'La Virgen María leyendo', cuadro pintado por Carpaccio en torno a 1510.

Con ese escenario como telón de fondo, Carpaccio se formó en la tradición artística de la pintura veneciana de Bellini (otro artista cuyo nombre con frecuencia es más conocido por haber bautizado un cóctel a base de espumante y jugo de melocotón) y Antonio Vivarini, aunque también bebió de Antonello de Messina, de Durero o de los primitivos flamencos. Pero lo más importante es que fue capaz de deglutir todo eso, de conjugar la minuciosa atención a los detalles de la vida cotidiana típica de los pintores nórdicos con la expresiva capacidad narrativa de los maestros italianos y de contar a través de sus cuadros una Venecia tan fantástica como exótica.

"Su pintura roza lo onírico", sostiene el crítico de arte Vittorio Sagarbi. Y no le falta razón: Carpaccio transforma por ejemplo episodios mitológicos en escenas corteses, fundiendo decorados imaginarios con detalles reales de la Venecia de su tiempo.

“Carpaccio muestra una inspiración que va de lo lúdico a lo teatral, de la anécdota a la sátira, pero alcanzando también las cumbres supremas de la poesía, el dramatismo y la profundidad espiritual”, en palabras de Andrea Bellieni, uno de los comisarios de la exposición en el Palacio Ducal.

placeholder 'Nacimiento de la Virgen', óleo sobre lienzo de Vittorio Carpaccio.
'Nacimiento de la Virgen', óleo sobre lienzo de Vittorio Carpaccio.

Carpaccio se convirtió de ese modo en un artista original con personalidad propia, mostrando por ejemplo especial atracción hacia los detalles de flora, fauna, paisajes, arquitectura, decoración y tejidos. Combinando todos esos talentos, fue de hecho uno de los inventores de la pintura de género que, en su caso, era una pintura que contaba historias, historias en la mayoría de los casos sacras.

A través de varios lienzos coordinados realizados para varias confraternizaciones religiosas venecianas laicas (conocidas en veneciano como ‘scuole’) , Carpaccio relataba a través de imágenes (se diría que casi cinematográficamente) los guiones de conocidas narraciones católicas. Aunque el artista realizó varios trabajos para esas confraternizaciones solo la que pintó para la Iglesia de San Giorgio degli Schiavoni en Venecia se puede visitar en su emplazamiento original. En la Galería de la Academia, por su parte, se puede contemplar su ciclo sobre santa Úrsula. Y la exposición de Palacio Ducal ha conseguido la proeza de reunir todos los lienzos de la importante serie sobre la virgen que Carpaccio realizó para la confraternidad de los albaneses.

La exposición del Palacio Ducal es magnífica y vale la pena verla. Y luego, el que quiera, que se vaya a comer un carpaccio.

Es decir carpaccio y la inmensa mayoría piensa en el famoso plato de la gastronomía italiana, en esa ternera cruda cortada tan fina y sutil hasta quedar casi traslúcida, y que se suele servir aderezada con escamas de queso parmesano, un poco de limón y un buen chorro de aceite de oliva virgen. Hasta en los buscadores de internet es esa delicia culinaria lo primero que sale cuando se teclea la palabra carpaccio.

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