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La "lectora sensible" que avisa de lo políticamente incorrecto: "Un libro puede causar daño"
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La "lectora sensible" que avisa de lo políticamente incorrecto: "Un libro puede causar daño"

La británica Helen Gould trabaja desde 2017 como 'lectora sensible' especializada en localizar posibles ofensas racistas

Foto: Ilustración: IA/ EC Diseño.
Ilustración: IA/ EC Diseño.

Se les conoce como lectores sensibles, sensitive readers ,en inglés. Son especialistas en detectar en los libros posibles vulneraciones a la corrección política. Su trabajo consiste en alertar a autores y editores de potenciales ofensas en un texto por asuntos tan peliagudos como la diversidad cultural, de género, de raza, de identidad, de orientación sexual… En el mundo anglosajón, están desde hace tiempo a la orden del día.

Han sido precisamente lectores sensibles los que, en nombre de la susceptibilidad actual, han señalado los cambios que había que hacer en algunas novelas de Agatha Christie para eliminar de ellas referencias racistas, sobre todo hacia negros y orientales. Asimismo, han sido lectores sensibles los que han metido mano en varias novelas de James Bond firmadas por Ian Fleming, suprimiendo de ellas mensajes sobre todo de calado machista. Y también han sido lectores sensibles los que recientemente recomendaron llevar a cabo numerosos cambios en textos originales de Roald Dahl para limpiarlos de cualquier posible agravio a colectivos minoritarios, aconsejando extirpar adjetivos como feo, gordo o calva.

placeholder Retrato de Roald Dahl con 'Matilda', que cumple 30 años. (Carl Van Vechten)
Retrato de Roald Dahl con 'Matilda', que cumple 30 años. (Carl Van Vechten)

Helen Gould es una lectora sensible con una amplia experiencia a sus espaldas. "Llevo desde 2017 haciendo lecturas sensibles, tanto por libre como a través de agencias, especializándome en temas de raza, anti-negritud y mestizaje", anuncia en su página web. Gould, cuya madre procede de Gambia y su padre era de la zona de Birmingham, ha aportado su punto de vista en cuestiones de racismo en casi 200 proyectos, desde novelas de terror a dramas familiares contemporáneos. Y no solo trabaja con libros: también lo hace con videojuegos, pódcast, guiones… Hablamos con ella.

PREGUNTA. ¿Un libro puede causar daño?

RESPUESTA. Claro, por supuesto que puede causar daño y generar sufrimiento en un lector. Por eso precisamente los lectores sensibles somos necesarios. La industria editorial, por ponerle solo un ejemplo, es muy blanca y muy de clase media, y los propios editores con frecuencia no son conscientes de ello. Cuando un escritor blanco escribe sobre negros, generalmente, hay un montón de cosas de las que no tiene ni idea. No suele tener ni idea, por ejemplo, de cómo es el pelo de los negros. Una vez me topé con un libro en el que una estudiante negra se levantaba una mañana con trencitas, algo que lleva muchísimo tiempo hacer. Una estudiante se supone además que tiene que hacer codos, que tiene que leer, que hacer deberes… Ese personaje solo podría haberse levantado con trencitas si no hubiera dormido en toda la noche y hubiera dedicado todas esas horas a hacérselas. Además, si en un libro hay un personaje negro que me parece plano, sin vida interior, se lo digo al autor por si quiere desarrollarlo un poco más. Pero, como le decía, son solo sugerencias.

"Cuando un escritor blanco escribe sobre negros, generalmente, hay un montón de cosas de las que no tiene ni idea"

P. ¿Y, concretamente, qué daño puede provocar un libro? ¿Puede darme algún ejemplo?

R. Depende de las experiencias por las que haya pasado el lector. Si, por ejemplo, un libro describe de manera muy gráfica una agresión sexual, yo creo que habría que advertir de algún modo al lector de eso, porque esa descripción puede desencadenar que una persona que ha pasado en la vida real por una experiencia así la reviva y pueda sufrir un ataque de pánico. En mi caso, trato de evitar un daño a la comunidad. Todavía hay muchos estereotipos respecto a los negros que afectan al modo en el que nos comportamos en el mundo.

placeholder Helen Gould, lectora sensible especializada en detectar posibles ofensas racistas.
Helen Gould, lectora sensible especializada en detectar posibles ofensas racistas.

P. ¿Puede decirme uno de esos estereotipos y su reflejo en la vida real?

R. Hay muchas novelas, películas y programas de televisión que transmiten la idea de que todos los hombres negros son violentos. Ese prejuicio y estereotipo tiene luego una traducción en la vida de las personas, como, por ejemplo, en que la policía detenga a más personas negras que blancas.

P. Muchos acusan a los lectores sensibles de ser los nuevos censores. ¿Lo son ustedes?

R. No, para nada, nosotros no hacemos ningún cambio, no tachamos nada, no quitamos esto y ponemos aquello. Nos limitamos, simplemente, a hacer comentarios, a realizar sugerencias. Luego, el autor decide qué hacer con esas sugerencias. Puede hacer con ellas lo que le dé la gana, faltaría más.

placeholder Ian Fleming, creador de James Bond, con la primera novela de 007, 'Casino Royale'.
Ian Fleming, creador de James Bond, con la primera novela de 007, 'Casino Royale'.

P. ¿Pero qué le parece que se reescriban libros que fueron redactados en otras épocas porque en la actualidad puedan resultar ofensivos para algunos colectivos? ¿No le parece una práctica bastante discutible?

R. En mi caso es muy inusual que me pidan revisar un libro que ya lleva tiempo publicado. En otras cosas, porque, para entonces, ya es demasiado tarde. He revisado algunos libros ya publicados, sí, sobre todo cuando se iba a hacer una película o serie de televisión basado en ellos y el editor quería estar seguro de a qué se podía enfrentar.

P. Varias novelas de Agatha Christie han sido reescritas, así como las de Ian Fleming, el creador de James Bond. Y los lectores sensibles también han propuesto llevar a cabo numerosas modificaciones en los libros de Roald Dahl…

R. Personalmente, yo no habría realizado ningún cambio en esos libros. Si me hubieran pedido a mí que los revisara, yo habría sugerido que se publicara una ficha al principio del libro diciendo que el mismo contiene pasajes que pueden resultar inaceptables para la sensibilidad actual, como hace Disney con algunas de sus películas. Para un lector sensible, lo más importante son los conceptos que asume el escritor. Y no me parece que cuando un libro está ya publicado, cambiar algunas palabras o eliminar otras vaya a suponer una modificación importante de conceptos.

"Nosotros no hacemos ningún cambio, no tachamos nada. Nos limitamos, simplemente, a hacer comentarios"

P. Las personas con sobrepeso se pueden sentir ofendidas si alguien en un libro se mofa de un personaje con obesidad. Pero también un pelirrojo delgadito podría sentirse herido si en una novela hay burlas hacia alguien de características similares a las suyas. Dado que siempre alguien se puede sentir ofendido, ¿dónde ponemos la raya?

R. Efectivamente, siempre hay alguien que se puede sentir ofendido, eso no se puede evitar. Pero sí se puede evitar dañar a toda una comunidad. Los lectores sensibles de lo que nos ocupamos es de grupos marginalizados, de gente que sufre prejuicios y dicriminación en su vida diaria. Se trata de que los prejuicios y la discriminación que sufren esos grupos no se repitan, no se perpetúen. Me refiero a grupos como el de las personas con discapacidades físicas o mentales, con problemas de salud mental, problemas de sexismo, de homofobia, de discriminación por motivos de género… Pero también a personas con adicciones, a personas que han sufrido una agresión sexual… Se trata de proporcionar al autor una perspectiva sobre sus asuntos que quizás no tiene. Si el autor es negro, probablemente no necesite un lector sensitivo en temas de racismo, porque él o ella lo conocerá de primera mano.

P. ¿Solo un negro puede detectar racismo?

R. Sí. Creo que debes tener una experiencia personal para entenderlo del todo. Yo por ejemplo nunca he tenido hijos, nunca he dado a luz. Las personas que sí lo han hecho dicen que si no has pasado por esa experiencia no la puedes entender plenamente, porque es algo muy personal y profundo. Creo que lo mismo se puede aplicar al racismo. Pero para ser escritor sensible en temas de racismo no basta con ser negro, también es necesario tener pensamiento crítico y experiencia editorial. No puede hacer lectura sensible cualquier persona de color, se necesita algo más.

placeholder La escritora Agatha Christie. (Reuters/BBC Studios)
La escritora Agatha Christie. (Reuters/BBC Studios)

P. ¿Siguen existiendo estereotipos racistas?

R. Por supuesto que sí. Se está avanzando, pero también hay gente que no quiere que cambien las cosas y se siente atacada. Los autores y editores con los que yo trabajo no son deliberadamente racistas, pero ciertamente han interiorizado algunas ideas racistas. Y al igual que pasa eso con el racismo, ocurre lo mismo con el sexismo, con la homofobia… Vemos todo el tiempo actitudes de ese tipo.

P. ¿Le parece que ser escritor hoy en día es un oficio arriesgado?

R. Con las redes sociales, sí, porque todo el mundo tiene la posibilidad de opinar del trabajo de un escritor. Los escritores son figuras públicas, y verse sometidos a una avalancha de críticas a través de redes sociales puede ser muy estresante. La mayoría de los autores no tiene estrategias para enfrentarse a eso. La naturaleza del arte implica que haya gente a la que no le gusta lo que alguien hace. Pero en el pasado los autores solo se tenían que preocupar de las reseñas de los críticos, mientras que ahora tienen que aguantar críticas del mundo entero.

P. ¿Le parece que hay autocensura entre los escritores?

R. No lo sé. Es algo muy personal, como indica la propia palabra. Yo opino que todo puede ser arte, pero también creo que algunos asuntos se deben tratar con sensibilidad, y ahí los lectores sensibles podemos ayudar.

"Se pueden seguir comprando los originales, solo que además ahora también se pueden adquirir con una opción de vocabulario diferente"

P. ¿Qué le parece que haya lectores sensibles que hayan pedido retirar de las obras de Roald Dahl adjetivos como gordo y feo?

R. Como le decía, no me parece que sea útil cambiar algunas palabras sueltas. Pero también le diré que no me parece particularmente terrible, la historia sigue siendo la misma, los personajes siguen siendo los mismos. Además, se pueden seguir comprando los libros originales, solo que además ahora también se pueden adquirir esos mismos libros con una opción de vocabulario diferente. Se trata de dar más posibilidades a los lectores.

P. Usted ha hecho lecturas sensibles de varios libros de niños, ¿verdad?

R. Sí. Mi experiencia es que los autores de libros infantiles son muy conscientes de lo vulnerables que son los niños y de lo fácil que es impresionarlos. Tanto es así que en los libros para niños con los que he trabajado mi tarea ha consistido más que en otra cosa en llevar a cabo una verificación de datos, en preguntarme por ejemplo si una persona en la vida real usaría determinadas palabras, si llevaría cierto corte de pelo… Cuando yo crecí, sentía que los libros que entonces había para niños no me representaban para nada a mí ni a mi familia. Yo leía esos libros y me gustaban, pero me sentía sola, no me sentía representada en ellos. Hoy afortunadamente es distinto.

"Cobro 40 libras la hora. Pero leo deprisa, así que salgo bastante bien de precio"

P. ¿Sale muy caro contratar a un lector sensible?

R. La mayoría de nosotros, yo incluida, somos freelancers. En mi caso, cobro 40 libras la hora. Pero leo deprisa, así que salgo bastante bien de precio. Y, además, los comentarios que hago los sostengo siempre con fuentes que el autor puede consultar. No es un trabajo particularmente lucrativo, la verdad.

P. Siendo mujer, ¿le piden también que haga lecturas sensibles sobre machismo y sexismo?

R. No me llaman mucho para esa temática, la verdad, mi especialidad es el racismo. Pero, obviamente, cuando hay algún ramalazo sexista en un libro lo pillo y lo menciono.

Se les conoce como lectores sensibles, sensitive readers ,en inglés. Son especialistas en detectar en los libros posibles vulneraciones a la corrección política. Su trabajo consiste en alertar a autores y editores de potenciales ofensas en un texto por asuntos tan peliagudos como la diversidad cultural, de género, de raza, de identidad, de orientación sexual… En el mundo anglosajón, están desde hace tiempo a la orden del día.

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