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La batalla con la que los republicanos buscaron su gran gesta heroica (y perdieron)
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La batalla con la que los republicanos buscaron su gran gesta heroica (y perdieron)

Un paso cerrado para las tropas, abierto para los civiles: si un solo soldado cruzaba a Francia, no podría volver a entrar para combatir. Así, la 43ª división iba a soportar, además de los morterazos, cañonazos y bombardeos de la aviación

Foto: Los soldados de la 43ª que tuvieron que retirarse ante el avance de las tropas franquistas.
Los soldados de la 43ª que tuvieron que retirarse ante el avance de las tropas franquistas.

"De aquí no podemos retroceder ya. Estamos rodeados, sí, pero también es verdad que si sabemos resistir, con nuestra resistencia formaremos un tapón para contener al enemigo y, además, le acarrearemos muy serias dificultades". Subido a una peña en el valle de Bielsa, en el corazón del Pirineo aragonés, Antonio Beltrán, el Esquinazau’, arengaba a sus tropas el 1 de abril de 1938 hace ahora justo 85 años, sin saber que en pocos días la 43ª División al completo del Ejército Popular, iba a quedar embolsada en el puerto de hielo de Bielsa: "Los soldados, al sitio que les ordenen los jefes de batallón y compañía. Los camaradas campesinos, a construir defensas. Esto debe ser una fortaleza, un reducto de las libertades republicanas. Hermanos soldados, hermanos pastores, hermanos trabajadores de la tierra aragonesa: ¡Viva la República". (Heraldo de Madrid 29-5-1938, reproducido en República y Guerra Civil en Sobrarbe, de Manuel Lopez Dueso, Revista del Centro de Estudios de Sobrarbe).

Los cerca de 7.500 soldados de la división fantasma, según la denominó la prensa republicana o la división perdida, según la francesa, estaban siendo rodeados por las tropas nacionales de Franco tras el hundimiento del Ejército del Este en la Batalla de Teruel: Los valles del Pirineo estaban a tiro de piedra y con ellos Lérida y el camino expedito hacia Barcelona, después de haber partido el territorio republicano en dos con la llegada al Mediterráneo. Para entonces, el mantra de Juan Negrín, presidente del Gobierno de la República, se encerraba a su vez en un sencillo y contundente "resistir". Resistir a toda costa, como les tocaría a los hombres de la 43ª División durante 79 días mientras organizaban además, fustigados por el fuego de las tropas nacionales (la 62ª división de Sagardía por el sur y la 3ª de Navarra de Iruretagoyena al este) la evacuación a su vez de miles de civiles del valle por puertos helados y hasta arriba de nieve, tratando de alcanzar la frontera francesa.

placeholder Los soldados que intentaron resistir en Bielsa.
Los soldados que intentaron resistir en Bielsa.

Un paso cerrado para las tropas, abierto para los civiles: si un solo soldado cruzaba a Francia no podría volver a entrar para combatir. Así, la 43ª división iba a soportar además de los morterazos, cañonazos y bombardeos de la aviación nacional, tropas que les duplicaban en número y les triplicaban en moral tras la gran victoria en la Batalla de Teruel, una intensa campaña de propaganda desde la retaguardia. Negrín necesitaba un Alcázar de Toledo a toda costa para elevar la moral, una gesta heroica como la que habían protagonizado los hombres del coronel Moscardó al principio de la guerra en el ya lejano septiembre de 1936. La bolsa de Bielsa, en donde se batía la 43ª división, era el lugar perfecto para esa operación.

Negrín necesitaba un Alcázar de Toledo para elevar la moral, una gesta heroica como la que habían protagonizado los hombres de Moscardó

Mientras, los nacionales por su parte contraatacaban no sólo con balas durante las tres ofensivas que lanzaron tras lograr encerrarles en el valle, si no también la metralla de su contra propaganda que consistía en que allí no ofrecía resistencia realmente nadie más allá de cuatro escaramuzas y que en cambio, en su retirada, la división fantasma arrasaba el valle y sus poblaciones. La gesta de la división fantasma en la Bolsa de Bielsa, exagerada o no, sigue siendo polémica: ¿Resistieron ferozmente los republicanos o los nacionales combatieron mejor? ¿Qué ocurrió en esos 78 días de cerco en la nieve? ¿Estuvieron realmente aislados los hombres de Antonio Beltrán, un veterano que había luchado en la Primera Guerra Mundial en el ejército de EEUU y de donde desertó?

Beltrán, el Moscardó republicano, resistiría hasta donde pudo a diferencia de la plana mayor del X cuerpo de Ejército del que dependía la división, que huyó a las primeras de cambio, sin embargo, al final tendría que pasar a Francia con lo que quedaba de sus tropas. Hubo además una visita de Negrín y Vicente Rojo en mitad del asedio, Luis Buñuel, el cineasta, visitó a los combatientes y la prensa francesa, republicana y nacional dieron versiones distintas. En Bielsa se luchó a cara perro, se dirimió una batalla de propaganda y se ejecutó la evacuación por el Pirineo de un importante número de civiles. Tres vertientes de una historia increíble que estuvo olvidada durante mucho tiempo.

Pinza de las tropas nacionales

El 1 de abril, al mismo tiempo que Antonio Beltrán se dirigía a sus soldados, las tropas nacionales habían comenzado una ofensiva en forma de pinza sobre el barranco de la Ferrera-Boltaño y Ainsa, al sur de Bielsa con el objetivo de encerrar y reducir a la última división que defendía el valle. Según el informe de la situación general de dos días antes, el 30 de marzo, del general jefe del Estado Mayor, republicano, Vicente Rojo, el objetivo del Cuerpo de Ejército de Navarra franquista, que se mueve "por la falda pirenaica para ocupar los altos valles de los ríos pirinaicos, hallándose hoy ocupando con el grueso la región de Barbastro y habiendo pasado el río hacia
Grado", son las centrales hidroeléctricas que suministran Cataluña. "Así la situación al norte del Ebro es de la inexistencia de una línea defensiva, solo unidades desarticuladas entre sí, desorganizadas y retrocediendo, incluso las enviadas de refuerzo" (Manuel Lopez Dueso, República y Guerra Civil en Sobrarbe).

En este contexto la ofensiva nacional que se desata esa primera semana acaba en un avance de las divisiones navarras por el flanco izquierdo sobre Boltaña y el río Ara y por el derecho sobre el río Cinca y la localidad de Ainsa. Avance de la 62ª y la 3ª de Navarra respectivamente. Para entonces, el mando de la 43ª división ya se le ha encomendado a Antonio Beltrán, que propone inicialmente una guerra de guerrillas debido a la desproporción de fuerzas y a que están ya separados de la 31ª división y a punto de quedar encerrados.

El mismo día 1 de abril comienza la paulatina evacuación de los civiles y la destrucción y demolición de posiciones estratégicas

Vicente Rojo, que inicialmente no había previsto la gran fuerza que desplegaron los nacionales, y Juan Negrín, empeñado en la resistencia, lo desestiman, dando comienzo al sacrificio de la división. Mientras, comienza además ya el mismo día 1 la paulatina evacuación de los civiles y la destrucción y demolición de posiciones estratégicas que servirá para que la propaganda nacional asegure que arrasan el valle en su repliege. Según el experto Antonio Gascón Ricao: "Resulta innegable que en determinadas ocasiones el bando republicano procedió a demoler o incendiar posiciones muy determinadas ante la caída inminente de estas en manos del enemigo" (Antonio Gascón Ricao, Bombas sobre Bielsa (sbhac.net), si bien el mismo autor achaca la mayor destrucción al bombardeo de las divisiones navarras y a la aviación nacional.

A diferencia de otras unidades que se repliegan tras la Batalla de Alfambra, la 43 aguanta y se queda en el valle. No en vano, ese mismo día cruzan a Francia el jefe del X cuerpo de Ejército, el mayor Gallo —del que depende la 43ª división—, el comisario del mismo cuerpo de ejército, el diputado socialista Julián Borderas, además de la 31ª división escoltando a civiles a través del puerto de Benasque. Mientras, Antonio Beltrán telegrafía a las 14:30: "flanco izquierdo abandonado por 31.ª División nos hacemos fuertes en montañas cuencas ríos Ara, Cinca y Ésera. Fuerzas combaten resistiendo cuatro días columnas enemigas causando centenares de bajas. Organizamos defensa. Mientras queden hombres, municiones y víveres permaneceré aquí". El cerco se va cerrando y el Esquinazau y los hombres de la 43ª están solos.

placeholder La evacuación de la población civil entre la nieve.
La evacuación de la población civil entre la nieve.

Tras aguantar la primera ofensiva nacional entre los días 3 y 5 de abril, no sin que las divisiones navarras logren empujar a la 43ª dentro del valle, el 14 de abril, en el mismo aniversario de la proclamación de la II República, lanzan la segunda acometida y cierran la bolsa de Bielsa dejando dentro a la división fantasma: las divisiones franquistas sólo necesitan cerrar la mitad de la bolsa porque a la espalda de la 43ª está la frontera con Francia. Así, como recoge el parte de guerra franquista ese día 14 conquistan "las alturas al noroeste de Barbaruéns, la sierra de Chía, y pueblos de Sahún, Eriste, Anciles y Benasque" y queda cerrada la "bolsa".

Durante casi dos meses la 43ª aguanta el cerco en el valle cada vez más escasa de munición y alimentos a pesar de que no habrá otra gran ofensiva franquista hasta junio y mientras los civiles tratan de cruzar la frontera tras la orden de evacuación por no "existir la posibilidad de suministrar a la población civil de pan y otros artículos". La evacuación se produce a lo largo de esos dos meses a pesar de que al comienzo tengan que atravesar un puerto con 60 cm de nieve, según el vibrante estudio de Manuel Lopez Dueso. Luego les quedaba "descender por el lado francés, cubierto de nieve, lo que complicaba una bajada que podía llevarles 6 horas, y donde el "nevazo" provocaba que aquellos que habían sido subidos en mulos hasta el puerto donde un puesto militar republicano controlaba el paso, bajaran en trineos o camillas a hombros de milicianos y voluntarios franceses como los jóvenes de Aragnouet que habían abierto camino en la nieve".

"Las mujeres apoyan en sus brazos niños dormidos e incluso bebés a los que amamantan mientras se reponen"

Un periodista francés escribió: "Desde ayer, mil de ellos han descendido y siguen descendiendo en largas procesiones, encorvados bajo bultos, bajo mantas, llevando estibados en sus espaldas sus maletas llenas de cosas misceláneas. Las mujeres apoyan en sus brazos niños dormidos e incluso bebés a los que amamantan mientras se reponen por un momento sentados en los muros de piedra seca que bordean los pastos. Vimos viejos con boinas, con alpargatas, con sus botas gastadas colgando sobre sus hombros. Una mujer de más de 70 años, inclinada sobre una rama que le servía de palo. Un hombre con una pierna amputada cruzaba, por no sé qué milagro, el paso nevado con la ayuda de sólo dos muletas mientras al lado unos pastores empujaban sus rebaños a su alrededor. Y como en Luchon, los guardias móviles compiten en devoción, suben al collado a recoger a los niños, a los que bajan en hombros o en brazos con paternal ternura. Toman sus cargas de ropa de las mujeres. Bajaron en una camilla por la ladera de los nevados a una campesina que había resultado herida en una caída" (Manuel Lopez Dueso, República y Guerra Civil en Sobrarbe).

La otra batalla que se dirimía era además la de la propaganda. La República buscaba una mito como el del Alcázar de Toledo o del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza como así se hizo con el caso de la resistencia de Bielsa, "al potenciarla desde las portadas de la prensa, o con una oportuna campaña de homenajes y ascensos, o con la publicación de libros y folletos sin olvidar la oportuna condecoración colectiva" (Antonio Gascón Ricao, 80 Aniversario del final de la Bolsa de Bielsa ( sbhac.net ). Se sucedieron además los homenajes tanto de la plana mayor del Gobierno como de organizaciones políticas y sindicales en España y Francia. Desde la frontera incluso el cineasta Luis Buñuel visitó a la división que no estaba totalmente aislada al tener la frontera francesa detrás desde donde de hecho recibían suministros aunque en condiciones desfavorables.

placeholder Más evacuados de la balsa de Bielsa.
Más evacuados de la balsa de Bielsa.

En definitiva, la España republicana se volcaba con la gesta de los de la 43ª división que en realidad aguantaban esos días más los bombardeos que verdaderas ofensivas. El asalto final de las tropas franquistas se produciría entre el 9 y el 15 junio cuando había pasado casi toda la población civil a Francia y después de que los nacionales hubieran intensificado los bombardeos aéreos. Según escribe el propio Beltrán: "Los rebeldes empiezan a bombardear intensamente Plan, S. Juan y Gistáin, el día nueve se observa mucho movimiento por la Carretera de Benasque. El jefe de la 43ª ordena reforzar las vigilancias y manda a los guerrilleros a adquirir noticias; vuelven y confirman que los rebeldes van a atacar por el puerto de Sahún. El día 10 continúan los bombardeos de la aviación sobre los mismos pueblos, lo que hace prever la inminencia del ataque. Por frente a los sectores de la 130 y 72 Brigada se observa durante todo el día la llegada de fuerzas a las posiciones, la artillería (enemiga) hace tiros de corrección" (Memorias de Antonio Beltrán, citado en 80 Aniversario del final de la Bolsa de Bielsa ( sbhac.net ), Antonio Gascón Ricao).

El avance franquista imparable que rompe la bolsa obliga definitivamente a la 43ª a retirarse lo más ordenadamente posible por la frontera francesa, después de volar las centrales eléctricas, justo lo que había propuesto Antonio Beltrán tres meses antes del inicio del cerco. Comenzaron la retirada que se completó en la madrugada del 15 al 16 de junio. Dos días después Negrín se dirigía a la nación: "Preguntadlo si no a esos estupendos luchadores de la 43.ª División, que después de meses de incansable pelea, obligados por la carencia absoluta de proyectiles de artillería, casi sin un cartucho de fusil –otra vez la santa no intervención–, se repliegan en orden perfecto, para incorporarse de nuevo al frente pasando por Francia, y se repite el plebiscito de la División 31, que prueba al mundo, si pruebas hacen falta, con quién está el pueblo español".

En realidad, la resistencia fue de gran valor ante unas fuerzas muy superiores. El aislamiento fue más bien propagandístico. Según Manuel López Dueso, existen referencias de que el día 14 de abril ya se había reunido Beltrán con emisarios enviados desde Barcelona, tal vez para preparar una evacuación que no se produciría hasta junio, pero de la cual Beltrán señalaba en entrevistas que ya estaba prevista hacía tiempo. Nadie pudo liberar la bolsa como en el Alcázar de Toledo porque ni siquiera estuvo previsto.

"De aquí no podemos retroceder ya. Estamos rodeados, sí, pero también es verdad que si sabemos resistir, con nuestra resistencia formaremos un tapón para contener al enemigo y, además, le acarrearemos muy serias dificultades". Subido a una peña en el valle de Bielsa, en el corazón del Pirineo aragonés, Antonio Beltrán, el Esquinazau’, arengaba a sus tropas el 1 de abril de 1938 hace ahora justo 85 años, sin saber que en pocos días la 43ª División al completo del Ejército Popular, iba a quedar embolsada en el puerto de hielo de Bielsa: "Los soldados, al sitio que les ordenen los jefes de batallón y compañía. Los camaradas campesinos, a construir defensas. Esto debe ser una fortaleza, un reducto de las libertades republicanas. Hermanos soldados, hermanos pastores, hermanos trabajadores de la tierra aragonesa: ¡Viva la República". (Heraldo de Madrid 29-5-1938, reproducido en República y Guerra Civil en Sobrarbe, de Manuel Lopez Dueso, Revista del Centro de Estudios de Sobrarbe).

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