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Vuestra revolución social les está encantando a las élites
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Vuestra revolución social les está encantando a las élites

Curiosa revolución, esta, que no solo no incomoda a quien tiene el poder en el planeta, sino que le sirve para venderse

Foto: Sam Bankman-Fried. (EFE/EPA/Justin Lane)
Sam Bankman-Fried. (EFE/EPA/Justin Lane)
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“Pero yo me levanto cada día y conservo El Sueño, mi sueño. Somos muchos los que sabemos lo que defendemos”. Esto lo canta un ejecutivo negro que se pone en pie y avanza decidido hacia la cámara, acompañado por un coro, con una bandera blanca al hombro, como si fuera Martin Luther King. La letra apela a derechos humanos, honestidad y dignidad. El resto de los empleados bailan, están delante de pantallas de colorines. “Aquí nos enseñamos todos juntos, todo el equipo trabaja a una, unimos nuestras fuerzas, no trabajamos al estilo mafioso”.

No es el spot de una ONG, no es una campaña del mes de la Historia Negra de los Estados Unidos, tampoco el contenido promocional de un grupo por los derechos de las minorías. Es el spot de un banco. Y no es un banco cualquiera, sino un banco ético, hasta hace una semana, y uno de los dos que han quebrado en Estados Unidos: Signature Bank. Por lo que sabemos, la mala gestión ha puesto en peligro los fondos y los directivos están bajo investigación. Probablemente se presenten cargos.

Foto: Un cliente en la sede del Silicon Valley Bank en Santa Clara, California, EEUU. (Reuters/Brittany Hosea-Small) Opinión

Grandes rótulos desfilan por la pantalla sobre la cara de un bonachón y melenudo jovenzuelo. CALENTAMIENTO GLOBAL: “Es uno de los mayores desafíos que tenemos que enfrentar unidos, como planeta”. PANDEMIA DE COVID: “Tenemos que estar preparados para la próxima epidemia”. ENFERMEDADES TROPICALES: “Más de un billón de personas las sufren, tenemos que erradicarlas”. BIENESTAR ANIMAL: “Los animales merecen vivir, justo como nosotros, por eso soy vegano”.

No es el delegado de Greenpeace para Estados Unidos, no es un joven candidato al Partido Demócrata por Oregón, no es el portavoz de un lobby contra el petróleo, aunque se le vio sentado con Bill Gates y Bill Clinton hablando del futuro del planeta. Es el discurso del joven multimillonario de las criptomonedas Sam Bankman-Fried, huido presuntamente con la pasta de millones de estafados tras la debacle, acusado de varios cargos y extraditado a EEUU. Fue, por cierto, el segundo mayor donante individual del Partido Demócrata en el ciclo electoral 2021-2022.

Foto: Sam Bankman-Fried. (Getty)

Pepa Bueno, en la SER, entrevista a una mujer de mediana edad: “No hay duda de que las mujeres nos merecemos tener más sitio. Más allá de que nos ayuden, de que nos dejen espacio, yo siempre digo que el mundo hoy está dirigido por hombres. Estoy muy a favor de la discriminación positiva”.

No está entrevistando Pepa Bueno a una secretaria de Estado del Ministerio de Igualdad, ni a una activista de un colectivo feminista, ni a una directora de cine independiente. Está entrevistando a Ana Patricia Botín, hija del difunto Emilio Botín y jefaza del grupo bancario más grande de España, el Santander.

Foto: La presidenta del banco Santander Ana Patricia Botín. (EFE) Opinión

En la pantalla, Martin Luther King: “Libertad de reunión, allá donde estemos; libertad de expresión, allá donde esté; libertad de prensa, allá donde la encontremos. La grandeza de los Estados Unidos de América es el derecho a la protesta”. Sobre la pantalla, dos lemas: #BlackLivesMatter y #DiNoAlRAcismo. No es una campaña de la Liga por los Derechos Civiles, es un anuncio… de Coca-Cola.

"Que el 53% de las personas trans sientan que tienen que ocultar su identidad en el trabajo, pues me hace sentir... Me da pena y me da tristeza que haya personas que tienen que vivir eso". Al habla Ángela, mujer trans, "modelo y activista". En esta ocasión, lo que se anuncia es Pantene, con el lema "Sea cual sea el cabello con el que sueñas o el trabajo al que aspires, nosotros te apoyamos".

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Imágenes de acoso escolar, noticias del MeToo en una tele de fondo, comentarios sobre el acoso sexual y una voz de hombre: "¿Es este el hombre que aspiramos a ser? No podemos ocultarlo. Ha estado sucediendo por mucho tiempo. No podemos reírnos de ello, soltando las mismas viejas excusas. Pero algo finalmente cambió, y no habrá vuelta atrás. Porque nosotros... nosotros creemos en lo mejor para el hombre: decir lo correcto, actuar correctamente. Algunos ya lo están haciendo, pero algunos no es suficiente. Porque los niños que nos miran hoy, serán los hombres de mañana". No es una sesión de las clases de deconstrucción de la masculinidad organizadas por el Ayuntamiento de Barcelona, es un anuncio de Gillette.

“Nuestra casa se está incendiando. Su inacción está alimentando las llamas cada hora y les estamos diciendo que actúen como si amaran a sus hijos por encima de todas las cosas. Gracias”. El público aplaude a rabiar. La cámara hace un paneo por caras de satisfacción autoculpable, y asentimientos de oro. Quien habla ahora es Greta Thunberg, pero lo interesante es el auditorio: habla para el Foro Económico Mundial de Davos, financiado por multinacionales con una facturación por encima de los 5.000 millones.

Notaréis en todos una música de fondo: la música de lo que algunos panolis llaman "la revolución social más importante de la historia"

Durante los últimos diez años, he estado recopilando casos como estos. Los saco de mis notas cuando veo el primer ejemplo que os dejo, ese spot diverso y comprometido del quebrado banco Signature. Notaréis en todos una música de fondo: la música de lo que algunos panolis llaman “la revolución social más importante de la historia”. Esa cosa cultural, inofensiva, que, según dicen, nos permite al fin ser quien somos, amar a quien amamos y respetarnos.

Curiosa revolución, esta, que no solo no incomoda a quien tiene el poder en el planeta, sino que le sirve para venderse. Curiosa revolución de logros tan firmemente asentados que hasta el temeroso dinero quiere jugar con ellos. Curiosa revolución esta, cuando mis padres se compraron una casa con un solo sueldo de profesor de instituto público y mi mujer y yo, trabajando sin parar, no podemos hacerlo. Os está quedando una arcadia social... bueno, eso, de anuncio.

“Pero yo me levanto cada día y conservo El Sueño, mi sueño. Somos muchos los que sabemos lo que defendemos”. Esto lo canta un ejecutivo negro que se pone en pie y avanza decidido hacia la cámara, acompañado por un coro, con una bandera blanca al hombro, como si fuera Martin Luther King. La letra apela a derechos humanos, honestidad y dignidad. El resto de los empleados bailan, están delante de pantallas de colorines. “Aquí nos enseñamos todos juntos, todo el equipo trabaja a una, unimos nuestras fuerzas, no trabajamos al estilo mafioso”.

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