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'Almas en pena de Inisherin': una gran comedia negra sobre el dolor masculino
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NOMINADA A LOS OSCAR

'Almas en pena de Inisherin': una gran comedia negra sobre el dolor masculino

La última película del director de 'Tres anuncios en las afueras' (2017), Martin McDonagh, reflexiona sobre las guerras fratricidas a partir de la enemistad de sus dos protagonistas

Foto: Colin Farrell es Pádric en 'Almas en pena de Inisherin'. (Fox)
Colin Farrell es Pádric en 'Almas en pena de Inisherin'. (Fox)

Irlanda, 1922. En una pequeña isla irlandesa dejada de la mano de Dios, sus habitantes observan, en la otra orilla, los estragos de la guerra civil irlandesa que ellos, en la lejanía, perciben como sutiles cambios en el paisaje. Inisherin es una aldea de pocos vecinos y menos casas que ha ido echando raíces en las proximidades de un barranco agreste en el que el viento sopla fuerte y el aire siempre huele a sal. De esas aldeas que solo cuentan con una taberna donde encontrarse y donde los primos no tienen otra que casarse entre sí o morir célibes.

En ese contexto, Pádraic (Colin Farrell, espectacular con su acento marcado y su físico de una rusticidad repentina), un tipo sencillo y sin muchas aspiraciones descubre que su mejor amigo, Colm (Brendan Gleeson), ha decidido dejar de hablarle. Pádraic necesita saber qué ha hecho mal y cómo puede enmendarlo, pero Colm se muestra inflexible y mudo de explicaciones.

A partir de esta sencillísima premisa, Martin McDonagh levanta una película potente que explota ese tono que se ha convertido en el sello personal del dramaturgo y guionista y director angloirlandés, esa mezcla de drama rural y comedia ácida con la que ya llegó a los Oscar en 2018 con Tres anuncios en las afueras —aunque al final solo se llevasen a casa la estatuilla los protagonistas, Frances McDormand y Sam Rockwell—. Al final, las dinámicas operantes en una localidad pequeña de Misuri y en un poblacho irlandés de principios de siglo XX no son tan distintas. La desestabilización colectiva que suponen las pequeñas rencillas y disputas individuales que acaban contagiando a los vecinos, como un virus estomacal.

En esta ocasión, su última producción opta a nueve nominaciones a los Premios Oscar 2023, incluida la de mejor guion original, mejor banda sonora, mejor montaje, mejor dirección, mejor actriz de reparto para Kerry Condon, la doble opción en la terna de mejor actor de reparto para Brendan Gleeson y Barry Keoghan, mejor actor para Colin Farrell en la que es su primera nominación y mejor película.

placeholder Brendan Gleeson y Colin Farrell son dos amigos vecinos de Inisherin. (Fox)
Brendan Gleeson y Colin Farrell son dos amigos vecinos de Inisherin. (Fox)

El paisaje salvaje y remoto de las Islas de Arán sirven de escenario a esta analogía sobre el absurdo y la virulencia de las guerras fratricidas. "Todo estaba bien ayer", repite una y otra vez Pádraic, mientras vaga como un alma en pena por el pueblo buscando una respuesta, y "todo estaba bien ayer", repiten una y otra vez los vecinos con los que Pádraic se encuentra, acostumbrados todos a que las cosas allí no cambien demasiado, siquiera de un año para el otro. McDonagh se ha reunido 14 años después de su bautismo en el largometraje con Escondidos en Brujas (2008) con sus dos protagonistas: Farrell se ha desprendido del mínimo ápice de sofisticación y de espíritu urbano, dándole a su personaje un aura de bonachón sin muchas luces en un ejercicio gestual y de movimiento y colocación de cejas prodigioso. No queda nada del tipo duro rockero que parece ser en realidad. Frente a él, un Gleeson con aires de filósofo maldito, un hombre que busca darle a su vida un peso intelectual de acuerdo a su carácter meditabundo y sensible.

Empeñado en no aceptar un no por respuesta, Pádraic inicia su propia investigación entre los vecinos (su hermana Sióbhan, interpretada por Kerry Condon; el tarado del pueblo, a quien da vida Barry Kheogan), que no comprenden como dos personas que antes eran inseparables pueden haber roto su amistad de forma tan brusca. Todos los días a la misma hora, al finalizar su jornada laboral, Colm y Pádraic siempre han estado sentados en la misma mesa de la misma taberna, bebiendo una pinta de la misma cerveza, en una representación del inmovilismo que debía dirigir la vida rural en aquella época en la que las noticias siempre llegaban tarde y mal y en la que lo que más escaseaba no era el papel higiénico, sino las alternativas.

placeholder 'Almas en pena de Inisherin' es la última película de Martin McDonagh. (Fox)
'Almas en pena de Inisherin' es la última película de Martin McDonagh. (Fox)

En Almas en pena de Inisherin, McDonagh retrata el dolor masculino, la crisis de (más que mediana) edad y la búsqueda de la trascendencia. Pero, sobre todo, demuestra la capacidad de desarrollar una idea tan minúscula y tan profunda como la ruptura del vínculo de amistad que ata a dos hombres. Aunque las líneas de diálogo —que juegan a la repetición como gag— son brillantes en su sencillez, el quid de la cuestión está en los silencios. Silencios acompañados por la fotografía de Ben Davies —que ha sabido adaptarse después de superproducciones como Eternals (2021) o Capitana Marvel (2019)—, que retrata el paisaje agreste y salvaje de las costas irlandesas como si más allá de Inisherin solo quedase el fin del mundo. Igual que, para Pádraic, más allá de Colm solo queda la nada. Y la insistencia de Pádraic solo empuja a más rechazo.

Con ese humor tan irlandés que solo puede nacer del trabajo y el colchón duro, McDonagh consigue que la película bascule entre la comedia más tonta, al humor negro, al drama e, incluso, al thriller violento. Hay espacio para la testosterona, pero también para la ternura, como es la que despierta la relación de Pádraic con su asno de compañía o del mismo Pádraic con su hermana Sióbhain, que en momentos parece una madre encargada de proteger a un hijo sin demasiadas habilidades sociales y emocionales.

placeholder La película está ambientada en Irlanda en los años veinte. (Fox)
La película está ambientada en Irlanda en los años veinte. (Fox)

Es una de las protagonistas de la temporada de premios desde su paso primero por Toronto y por Venecia después, y representan ese cine de autor con vocación popular, accesible, ingenioso y emocionante y que puede reconciliar a una industria cada vez más dividida entre el cine de autor y el gran entretenimiento. Otra guerra fratricida sin visos de capitulación.

Irlanda, 1922. En una pequeña isla irlandesa dejada de la mano de Dios, sus habitantes observan, en la otra orilla, los estragos de la guerra civil irlandesa que ellos, en la lejanía, perciben como sutiles cambios en el paisaje. Inisherin es una aldea de pocos vecinos y menos casas que ha ido echando raíces en las proximidades de un barranco agreste en el que el viento sopla fuerte y el aire siempre huele a sal. De esas aldeas que solo cuentan con una taberna donde encontrarse y donde los primos no tienen otra que casarse entre sí o morir célibes.

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