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Coti, 12.500 asistentes y un reto: nos adentramos en el espectáculo que envolvió la Copa del Rey de baloncesto
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Coti, 12.500 asistentes y un reto: nos adentramos en el espectáculo que envolvió la Copa del Rey de baloncesto

El Confidencial entrevista al cantante argentino para contar cómo se organizó el primer concierto de la historia en unas semifinales del torneo

Foto: Fuente: ACB Photo.
Fuente: ACB Photo.

Las aficiones del Joventut de Badalona y el Lenovo Tenerife se fueron al descanso con el corazón en un puño. El partido llegaba a su ecuador con apenas cuatro puntos de diferencia (44-40) a favor de los locales, que habían llegado a tener hasta 13 de ventaja durante el segundo cuarto. Con los nervios a flor de piel, y tras un primer tiempo memorable, la pista del Pabellón Olímpico se empezaba a vestir de concierto a velocidad de vértigo ante la estupefacción del público. Las pelotas de baloncesto se sustituyeron en apenas unos segundos por pies de micro, guitarras eléctricas y platos de batería que entonaban unos acordes que ya forman parte del imaginario popular y que lograron levantar a los más de 12.500 asistentes de la eliminatoria.

"Nada fue un error" consiguió encender de repente cientos de flashes que acompañaron los coros de un público entregado durante el estribillo del legendario tema de Coti. Los aficionados que momentos antes apoyaban a su equipo o silbaban deportivamente al contrario, pasaban a cantar al unísono un himno que ya cumple 21 años desde su lanzamiento. “Fue un reto enorme. Las voces y los instrumentos sonaron en riguroso directo, y eso fue la clave de que la gente no abandonara sus asientos durante el descanso y se quedara a bailar”, cuenta el cantante argentino. “Vivimos una tensión mucho mayor que en otras ocasiones. En un concierto al uso, tienes algunos minutos de margen para salir al escenario. Aquí, en cambio, no puedes retrasarte ni siquiera unos segundos”.

placeholder Fuente: ACB Photo.
Fuente: ACB Photo.

Poco después de terminar de tocar, Coti atendió en exclusiva a El Confidencial en el reservado del Olímpico para contar los entresijos de una organización preparada al milímetro y que marcó un punto alto en una programación musical diseñada por Endesa con el objetivo de sumar la emoción de la música a la pasión por el deporte. “Ensayamos todo hasta el último detalle el día de antes, no podíamos descuidar nada. Por suerte, contamos con un equipo humano y técnico excelente”. La música en directo no entiende de errores, y menos aún cuando la actuación se concentra en tan solo una canción. Tanto es así que, tal como cuenta el propio artista, salió al escenario con hasta tres micrófonos distintos por si alguno de ellos fallaba en cualquier momento. “Es una barbaridad de trabajo para poco más de cinco minutos de duración”, añade.

Es la primera vez que se organiza un concierto de estas características en un intermedio de un encuentro de la Copa del Rey. Y como bien dice el tema escogido para ello, la decisión no fue para nada un error. Más bien lo contrario. El tema, que se lanzó en 2002, tiene una connotación transgeneracional que consigue, como el baloncesto, unir a públicos de todas las edades. También era la primera vez que el artista protagonizaba un concierto de estas características. “He tocado en muchos estadios de fútbol y en varios eventos deportivos, pero nunca lo había hecho en un formato de estas características. El esfuerzo de todos los equipos artísticos y técnicos de Endesa, de la ACB y del mío propio ha sido extraordinario”.

50 personas y seis minutos

Y es que, aunque al escenario saltaron seis artistas —a Coti lo acompañaron cinco músicos—, la actuación en vivo fue posible gracias al trabajo de medio centenar de personas. El principal desafío de realizar un concierto en una pista de baloncesto es asegurar la calidad del sonido, ya que muchos recintos están concebidos para ver un espectáculo deportivo, no para tocar en directo. “La potencia debe ser mucho mayor que la necesaria en un plató de conciertos. Además, hemos concentrado lo que solemos hacer en un escenario de 12 metros de largo por 10 metros de ancho en una tarima de tan solo dos metros cuadrados”, cuenta Ricardo Vázquez, mánager del artista. “Cada pie de micrófono va encima de otro pie para que todo pueda caber en el mínimo espacio posible”.

El principal desafío es asegurar la calidad del sonido, ya que muchos recintos están concebidos para ver un espectáculo deportivo

Todo ello, además, en un marco de 360 grados en el que la interacción con el público es igual o más importante que la calidad acústica. “Lo esencial es empatizar con los asistentes, saber captar la atmósfera en la que te desenvuelves para adaptarte de la mejor forma posible”. Y así le respondió una afición eufórica que llegó a su momento álgido cuando el cantante de Rosario se arrodilló ante ellos a mitad de canción en un gesto de auténtica estrella del rock. La onda expansiva de la música de Coti se trasladó a la fiesta posterior en la plaza President Tarradellas, llena de aficionados de todos los equipos.

Y es que los imprevistos que pueden ocurrir en un evento de estas características son infinitos. Coti recuerda con una mezcla de cariño y pavor uno de los mayores contratiempos que ha vivido en su carrera. Precisamente fue en un concierto en Madrid, en el estadio Cívitas Metropolitano. Cuando ya llevaba varios minutos tocando, se dio cuenta de que los más de 80.000 asistentes le sacudían los brazos de lado a lado en señal de alarma. “Nadie, excepto yo, estaba escuchando mi voz porque el micrófono estaba roto. Cuando me di cuenta, hice parar el concierto y lo cambié por otro que funcionara. En ese instante podría haber dos cosas: entrar en un ataque de nervios o reírme de ello. Decidí lo segundo. Les dije: ‘Vieron que no hice playback, ¿verdad?”.

La gran acogida de un evento musical de estas características en plena disputa de la semifinal del torneo de la Copa del Rey confirma el éxito de fusionar por primera vez dos expresiones de la cultura popular como son el deporte y la música. Una apuesta trenzada por Endesa a partir de las que son sus dos líneas de patrocinio principales, el baloncesto y la cultura. En palabras del propio Coti, “todo se resume en unir los conceptos de amor y pasión por algo en concreto. El ser humano lo necesita, es una de las cosas más importantes que tenemos como sociedad, y no debemos dejarlos morir. Por eso esta idea ha sido acertada”. Y es que, tal y como gritó para cerrar su triunfo en la noche de Badalona, "¡viva el matrimonio entre la música y el baloncesto!".

Las aficiones del Joventut de Badalona y el Lenovo Tenerife se fueron al descanso con el corazón en un puño. El partido llegaba a su ecuador con apenas cuatro puntos de diferencia (44-40) a favor de los locales, que habían llegado a tener hasta 13 de ventaja durante el segundo cuarto. Con los nervios a flor de piel, y tras un primer tiempo memorable, la pista del Pabellón Olímpico se empezaba a vestir de concierto a velocidad de vértigo ante la estupefacción del público. Las pelotas de baloncesto se sustituyeron en apenas unos segundos por pies de micro, guitarras eléctricas y platos de batería que entonaban unos acordes que ya forman parte del imaginario popular y que lograron levantar a los más de 12.500 asistentes de la eliminatoria.

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