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David Mamet no aguanta más la cultura woke y el neopuritanismo en EEUU
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David Mamet no aguanta más la cultura woke y el neopuritanismo en EEUU

El dramaturgo, una de las figuras estelares de la cultura contemporánea de EEUU, señala en el ensayo 'Himno de retirada' (Deusto) su hartazgo por la cultura de la cancelación en su país

Foto: El director y guionista David Mamet (EFE)
El director y guionista David Mamet (EFE)

Mi abuelo nació antes de la invención del automóvil. Cuando nací yo, aún vivían muchos veteranos de la guerra de Secesión, y bastantes que habían sido esclavos. He sido testigo de la creación de internet y de la muerte de las ciudades. La edad me ha procurado cierto esparcimiento, experiencia y material para la reflexión.

Las civilizaciones persisten mediante el propósito. La ambición de crear, de lograr, de expandir y, finalmente, de engendrar, de adorar y de entender es el eros: el anhelo del otro. Dios guio a los seres humanos para que fuesen productivos y se reprodujesen, y añadió reglas e ideas para el control por ley de esos impulsos. La negación de nuestra naturaleza humana conduce al rechazo de las reglas para gobernarla y, por tanto, al Creador de ambas cosas. Sin embargo, la negación no erradica la naturaleza humana; sólo proclama que el individuo, con su sabiduría, está exento de ella. La idolatría es la convicción de la exención.

placeholder 'Himno de retirada', de David Mamet, a la venta este 15 de febrero
'Himno de retirada', de David Mamet, a la venta este 15 de febrero

Los seres humanos somos astutos, pero bastante estúpidos. Somos criaturas gregarias, no menos que nuestros perros. Nuestra docilidad, nuestro deseo de sentirnos incluidos y nuestra inerradicable capacidad para engañarnos a nosotros mismos nos conducen al error y la locura, que a su vez nos llevan al pecado y a la autodestrucción.

Hubo estadounidenses, tanto insignes como corrientes, que vivieron y murieron para poner fin al horror de la esclavitud. Una vez acabada, se recurrió una vez más al método, con la segregación y las leyes Jim Crow. La segregación resurgió después como un apartheid llamado "diversidad"; el poder no se usurpa ahora por medio de la práctica, sino mediante las acusaciones de racismo, y la posesión de un martillo provoca el delirio de que todo son clavos.

Los seres humanos somos astutos, pero bastante estúpidos. Somos criaturas gregarias, no menos que nuestros perros

Al médico de urgencias se le presenta un herido, por cuyo bien debe servirse de una adecuada y limitada serie de reconocimientos y procesos que lo conduzcan rápidamente al diagnóstico y a la consiguiente acción o intervención. ¿Respira el paciente, está consciente, sangra? ¿Cuál es su temperatura, sus frecuencias cardiaca y respiratoria? Ni el médico ni el paciente tienen tiempo para abstracciones. El trabajo de ese médico no es considerar la salud general y el estilo de vida del paciente, ni elaborar planes de reforma. El trabajo del médico es asegurarse de que el paciente no muera en la sala de urgencias, un proceso para el cual lo ha cualificado el más estricto adoctrinamiento en esta idea: hay muchas cosas que pueden fallar en el cuerpo.

Esto, aplicado al cuerpo político, es la gran lección de la Constitución.

La Torá, el Antiguo Testamento, es un curso sobre la enfermedad de la consciencia humana, es decir, de la naturaleza humana. Comienza con el pecado de los primeros seres humanos. Este prólogo explica lo que nos encontraremos en el desarrollo. Los pecados y los errores de los primeros seres humanos reaparecen en su progenie: la arrogancia, la cobardía, la falsedad, la ingratitud, la codicia, la lujuria: ya los conocemos todos.

Los Evangelios nos enseñan que después de esta vida uno puede ir a un lugar mejor; pero ¿seremos conscientes de ello? Cuando esta vida fue un lugar mejor, ¿fuimos conscientes de ello?

Algunos sí.

Nunca entendí esa ceremonia religiosa llamada "renovación de los votos" aplicada al matrimonio, pero ahora comprendo que es necesario que los ciudadanos lo hagan con su país, que es, a fin de cuentas, lo que nos une.

Los grandes poetas eran filósofos; es decir, hombres con una pena constante. Incluso los poemas amorosos de Yeats, el mayor poeta inglés desde Shakespeare, tienen un dejo de aflicción. Man of constant sorrow es una canción popular sureña de principios del siglo XX. Es, como las canciones de Huddie Ledbetter y Hank Williams, poesía comparable a la de Yeats.

Plantear el blues como la historia de los negros sería igual de fragmentario que referirse al cine como "la historia de los judíos"

Plantear el blues como la historia de los negros sería igual de fragmentario que referirse al cine como "la historia de los judíos"; ambos se mezclaron para conformar el carácter estadounidense, producto de 250 años de esfuerzo, logro, pena, coraje y crimen, como el de cualquier otro país, sólo que ésta es la historia de nuestro país, el más libre y próspero de la historia.

He sido lo bastante afortunado de haber vivido aquí siempre, y de haber jugado con dinero de la casa durante cincuenta años. Dios bendiga a América, "que esté a su lado y la guíe".

Un poco más de saber judío: Si no me escucháis y no cumplís todos estos mandamientos, si despreciáis mis normas, no haciendo caso de todos mis mandamientos y rompiendo mi alianza, también yo haré lo mismo con vosotros. Os provocaré sentimientos de angustia, depresión y agotamiento, sumiendo vuestras vidas en la desesperanza. [...] Enviaré contra vosotros la peste [...], reduciré vuestras ciudades a la ruina y devastaré vuestros santuarios [...], y, cuando vuestros propios enemigos vengan a ocuparla [vuestra tierra], quedarán horrorizados al verla. [...] A los que quedaren de vosotros les infundiré pánico en sus corazones, en el país de sus enemigos; el susurro de una hoja caída los ahuyentará. [...] Caerán sin que nadie los persiga (Levítico).

La Biblia enseña que el pánico a la prosperidad no es un caso cultural aparte, sino la secuela inevitable del rechazo a lo sagrado, es decir, a la gratitud.

placeholder El director y guionista estadoundiense David Mamet posa en la alfombra roja durante el Festival de Cine de Roma (Italia) en 2016 (EFE Claudio Onorati)
El director y guionista estadoundiense David Mamet posa en la alfombra roja durante el Festival de Cine de Roma (Italia) en 2016 (EFE Claudio Onorati)

Se parece al pánico a la escasez. Esto puede conducir al acaparamiento y, en sus formas extremas, al robo e incluso al canibalismo. El horror del hambre aún se puede mitigar con la comida, pero ¿dónde está la sustancia que pueda aliviar el pánico a la sobreabundancia? Podemos atajar una supuesta carencia de agua potable importándola de Fiyi, y confrontar nuestro terror a las emisiones de carbono comprando lujosos coches eléctricos, pero ¿cómo lo hacemos sin ingresos disponibles? Y podemos proclamar al mismo tiempo que la propiedad es robo, pero nadie —incluido Marx— entendió jamás que esto significara otra cosa que la propiedad ajena.

El viejo chiste decía que el dinero no puede comprar la pobreza, y en efecto no puede, y la angustia de la prosperidad no se puede curar comprando "más" de nada, ni siquiera comprando la exención por medio del despilfarro de fondos públicos sobre esas autoproclamadas "buenas causas". Las proclamas no nos curarán el miedo; si lo hicieran, ¿por qué haría falta repetirlas eternamente?

Odiaban a Trump porque lo temían, porque sostenía que la prosperidad se debía disfrutar como legítima recompensa del sacrificio

Hemos condenado el consumo y ensalzado a los pobres, a la clase baja, a los sintecho, a los palestinos, a los convictos y a los inmigrantes ilegales porque poseen, según el concepto de la progresía, lo que ésta no puede poseer: pobreza, lo que para la mente desequilibrada puede, por sí solo, frenar el pánico a tener demasiado.

Trump fue vilipendiado con mucha mayor vehemencia que cualquier otro que se recuerde en Occidente. Lo odiaban porque lo temían, porque sostenía que la prosperidad se debía disfrutar como legítima recompensa del sacrificio, de la lucha y del patriotismo y de la cultura americana que los aglutinaba.

Pero la razón no puede aliviar el pánico, y el pavor a la abundancia dejó pisoteado Occidente. El pánico, como sabe quien lo haya sentido, abruma el intelecto y nos vuelve salvajes. Si nos perdiéramos en un bosque y nos congeláramos, podríamos sufrir hipotermia, lo que reduce nuestra temperatura basal y nos despoja de la facultad de la mente: la persona presa del pánico corre de aquí para allá, arrancándose la ropa, y es descubierta desnuda, congelada y muerta a cinco metros de la carretera que había encontrado, cruzado y abandonado.

Dentro del grupo, el individuo aterrado sumerge su razón en la unanimidad. Tras haber perdido la mente, es reducido a un estado cuasi animal y preferiría la extinción en compañía antes que la exclusión.

Los oficiales de las Fuerzas Armadas llevaban pistolas al combate, no como arma ofensiva, sino para disparar a los amotinados, porque el motín, en un grupo aterrado, se extiende al instante. La izquierda hace listas negras, anula y condena cualquier opinión contraria por la misma razón exacta. No lo hace contra el disidente, sino como medida disuasoria frente al motín; es decir, la conducta que amenaza la existencia del grupo. La izquierda identifica al grupo con la humanidad, pero, al final, se trata sólo de la izquierda.

placeholder David Mamet en Roma, 2016 (EFE)
David Mamet en Roma, 2016 (EFE)

El Antiguo Testamento es, de principio a fin, el acta del motín, es decir, de la naturaleza humana: la insatisfacción con la suerte que nos ha tocado, la condena o la negación de una deidad que nos condenaba a la humildad, la reflexión, la piedad y la contención.

La advertencia del Levítico concluye con la promesa de Dios de que, aunque nos reprenda por nuestras faltas, Él no nos abandonará: "Me acordaré, en su favor, de la alianza que hice con sus padres, a quienes saqué de la tierra de Egipto, a la vista de las naciones, para ser su Dios".

Las luchas y la aflicción de los judíos, de Occidente, de Estados Unidos, son, históricamente, el recitado de las faltas, la herejía, la locura y el pecado intercalados con ejemplos puntuales de heroísmo. Nuestra alianza, como cualquier alianza, es una aspiración. Es la reducción del saber bíblico a un lenguaje político práctico como la Constitución.

"El tumulto muere, y el griterío;

los capitanes y los reyes parten;

y permanece aún Tu viejo sacrificio,

un humilde corazón y contrito.

Señor de los Ejércitos, queda entre nosotros,

así nunca olvidaremos; nunca olvidaremos"

Rudyard Kipling

Himno de fin de oficio

*David Mamet es un dramaturgo, ensayista, novelista, guionista y director de cine estadounidense. Es uno de los autores más destacados del teatro contemporáneo, con obras que ya son auténticos clásicos modernos como Oleanna o Glengarry Glen Ross, por la que recibió el premio Pulitzer.

Mi abuelo nació antes de la invención del automóvil. Cuando nací yo, aún vivían muchos veteranos de la guerra de Secesión, y bastantes que habían sido esclavos. He sido testigo de la creación de internet y de la muerte de las ciudades. La edad me ha procurado cierto esparcimiento, experiencia y material para la reflexión.

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