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'La Tierra según Philomena Cunk': no hay nada más tonto que un experto en la tele
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'La Tierra según Philomena Cunk': no hay nada más tonto que un experto en la tele

Esta serie documental paródica que se puede ver en Netflix aborda la historia de la civilización como si fuera un 'meme' pasado de moda

Foto: Diane Morgan en 'La Tierra según Philomena Cunk'.
Diane Morgan en 'La Tierra según Philomena Cunk'.

La cultura general no es otra cosa que lo que hay que saber para jugar al Trivial Pursuit. En la escuela y el instituto se educa, mayormente, para que alguna vez ganes al Trivial Pursuit. Hay que saber quién fue Van Gogh, en qué siglo (más o menos) tuvo lugar la Ilustración y que existió un periodo llamado Edad de Piedra. Más allá de ese puñado de nociones escasísimas se encuentra la Cultura de verdad, que obviamente ya no le interesa a nadie, pues no se acaba nunca. La cultura general se ha inventado para no tener que dedicar al estudio ni un solo minuto de tu vida una vez que sales de la universidad.

Los ingleses no tienen cultura general, sino humor. Por lo que sea, el humor inglés es como el fútbol brasileño o la filosofía alemana: el mejor. La cultura general y el humor encontraron en los Monty Phyton su aleación perfecta, con (vean cómo encaja todo) ese sketch genial donde filósofos alemanes y filósofos griegos se jugaban la primacía del pensamiento en un partido de fútbol.

El caso es que llega ahora Cunk on Earth (Netflix), parodia de todo esto y de algunas cosas más. En España se ha traducido como La Tierra según Philomena Cunk.

Por lo que sea, el 'humor inglés' es como el fútbol brasileño o la filosofía alemana: el mejor

En paralelo a nuestro complejo expansivo frente al humor inglés, existe un complejo idiomático. Se dice que los ingleses resumen el mundo en cuatro sílabas, mientras que el español necesita todo un soneto. Vemos cómo Cunk on Earth da en algo tan inacabable y aburrido como La Tierra según Philomena Cunk. Otro ejemplo que se pone es ese anuncio preventivo del metro de Madrid, “tenga cuidado de no introducir el pie entre metro y andén”, que en inglés finiquitan con el conocido mind the gap.

En realidad, del mismo modo que mind the gap en español podría ser “ojo al hueco”, el humor inglés se puede hacer casi igual en Albacete, como se hacen casi igual los Rolex en China. La Tierra según Philomena Cunk nos presenta a la actriz Diane Morgan dando un repaso ridiculizador a la cultura general. Cunk, la presentadora, parece una idiota, habla como una idiota y plantea a los expertos preguntas muy idiotas. Es muy probable que sea, en efecto, una idiota.

placeholder Diane Morgan, como Philomena Cunk.
Diane Morgan, como Philomena Cunk.

La primera alegría de la serie es elegir como conductora a una idiota. Sin embargo, su modo de mover las manos o de subrayar la importancia crucial de uno u otro evento histórico no se diferencian en lo más mínimo de cómo mueve los manos y se da aires Mary Beard en sus propios documentales, o Morgan Freeman en su serie similar, La historia de Dios. Esto quizá quiera decirnos algo.

Como en las series documentales seriotas, Philomena Cunk habla a cámara desde escenarios históricos, hay música épica de fondo y la narración viene parcelada por la opinión de expertos grabados en sus lugares de trabajo, normalmente una universidad de techos demasiado altos para ellos. Pero en realidad Philomena Cunk no está en Roma o México, aunque eso afirme, y la música resulta estúpidamente atronadora, y los expertos acaban casi todos humillados.

Los expertos son los que salen perdiendo porque, sacados de pronto de su mansedumbre académica, muchas veces no saben qué decir

Este venir a reírse de todo el mundo empieza por la voz en off, que dedica un chiste a cada tema de tu libro de historia del instituto. “Los griegos también inventaron un teatro para gente idiota; lo llamaron deporte”, escuchamos. Y también: “Una de las razones por las que aún sabemos tanto de los romanos es la Wikipedia”.

Chorrada tras chorrada

Después de decir todas las chorradas que se le han ocurrido a un equipo de hasta seis guionistas, Diane Morgan/Philomena Cunk hace lo más difícil: seguir diciendo chorradas delante de acreditados y muy apesebrados expertos. Les pregunta, por ejemplo: “¿Alguna pintura rupestre se ha llevado al cine?”. ¿Qué decir, desde tu cátedra en Cambridge o tu tarima en la sala más luminosa de la Universidad de Oxford? Al igual que Borat (Larry Charles, 2006), Philomena Cunk enfrenta a gente que cree que lo sabe todo con gente a la que el saber en su conjunto le trae completamente sin cuidado. Y los expertos son los que salen perdiendo porque, sacados de pronto de su mansedumbre académica, muchas veces no saben qué decir, dudan o incluso mienten.

placeholder Un fotograma de la serie.
Un fotograma de la serie.

Un momento delirante se produce cuando Cunk le pregunta a una mujer si podemos considerar la crucifixión de Cristo como el primer ejemplo de “cultura de la cancelación” de la Historia. Ella empieza a negar la mayor, pero la presentadora la interrumpe y le indica que solo quiere que ella, la experta, diga a cámara esa misma frase: “Cristo fue la primera víctima de la cultura de la cancelación”. Y la experta, con años de estudio riguroso, y decenas de becas y honores en su haber, ¡obedece! Mira a cámara y dice muy seria la primera chorrada que se le ha ocurrido a un guionista mientras iban a entrevistarla.

Los expertos, en fin, obligados a contestar preguntar absurdas, a incurrir en disparates o a ponerse al nivel de tu cuñado en el bar, muestran una debilidad común a todos nosotros: hacemos lo que sea por salir en la tele. Incluso falsear la Historia. La Tierra según Philomena Cunk es como un cruce entre Momentos estelares de la Humanidad, de Stefan Zweig, y Cachitos (La 2), y todo el repaso que se hace de la gran cultura se lleva a cabo con la hilarante condescendencia de quien revisa memes primitivos, y de no mucho éxito. “Cristo solo tenía 12 seguidores. Tiene más seguidores mi tío en Instagram”.

La cultura general no es otra cosa que lo que hay que saber para jugar al Trivial Pursuit. En la escuela y el instituto se educa, mayormente, para que alguna vez ganes al Trivial Pursuit. Hay que saber quién fue Van Gogh, en qué siglo (más o menos) tuvo lugar la Ilustración y que existió un periodo llamado Edad de Piedra. Más allá de ese puñado de nociones escasísimas se encuentra la Cultura de verdad, que obviamente ya no le interesa a nadie, pues no se acaba nunca. La cultura general se ha inventado para no tener que dedicar al estudio ni un solo minuto de tu vida una vez que sales de la universidad.

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