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Quienes critican a Shakira y Bizarrap no se han enterado de nada
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Quienes critican a Shakira y Bizarrap no se han enterado de nada

La cantante no ha intentado escribir un manifiesto emancipatorio, sino ajustarse al formato y la 'performance' de un género que tiene en el egotrip su señal de identidad

Foto: Shakira.
Shakira.

"Ya está, ciao". Así acaba. ¿Podría tener un final mejor? Rotundamente, no. No podría. No podría tener un final mejor porque esto no es un final, sino un inicio: el inicio de la nueva carrera musical de Shakira, que se ha unido a Bizarrap para convertirse, sin ninguna duda, en una de las figuras clave de la música urbana del 2023 (sí, lo que estáis leyendo).

Shakira y Biza, dos de los tipos más inteligentes de la industria, han decidido unir fuerzas y revolucionar el panorama musical, ese erial lleno de greñas y críticos que, más de 12 horas después de la publicación del tema, no han entendido de dónde vienen los disparos.

Este martes por la tarde, el panorama urbano empezó a salivar al conocerse que la artista colombiana, nacida en Barranquilla, iba a colaborar con Gonzalo Julián Conde, aka Bizarrap, un DJ y productor argentino sobre el que en este periódico se han volcado ríos de tinta porque se lo merece; porque es el tipo más listo de la industria; porque, cuando nosotros vamos, él ha ido y ha vuelto 100 veces.

El anuncio de la SHAKIRA || BZRP Session llegó de imprevisto, de una forma rara. El productor argentino, graduado en marketing y un auténtico genio en esta disciplina, anunció en redes el tema un puñado de días después de la salida de 3 Estrellas En El Conjunto, canción homenaje a la victoria de la selección de Argentina en el Mundial de Qatar y que sacó junto a Duki, trapero porteño con quien también colaboró recientemente.

Foto: Bizarrap y Shakira. (Twitter @bizarrap)

Esto es raro. Muy raro. Primero, porque Bizarrap no saca temas tan de seguido. Convertido en una marca valiosísima, el argentino sabe medir perfectamente los tiempos; conoce la industria musical a fondo y sabe que hay que sacar temas espaciados, crear hype y esperar a que se agote por completo el recorrido del anterior.

El segundo motivo por el que esta colaboración es extraña es por la campaña de marketing que los dos artistas han decidido aplicar: no hay campaña. O sea, sí la hay, pero no como se espera de estos dos titanes.

Viralidad

Bizarrap es un auténtico experto en crear campañas híbridas, es decir, en mezclar su increíble viralidad en redes con potentes acciones en el mundo real (¡como si las redes sociales no fueran ya el mundo real, ja!). Por ejemplo, para la sesión con Villano Antillano, una de las más aplaudidas del año pasado, alquiló un local en Madrid y permitió escuchar el tema a un grupo de privilegiados, que hicieron cola durante horas para bailar al ritmo del techno-trap de la puertorriqueña; para la de Quevedo, por poner otro ejemplo redondo en cuanto a marketing y viralidad, se asoció con Burger King para repartir muñequitos del canario en un autoking de Rivas-Vaciamadrid. Sin embargo, para la de Shakira, nada.

Para este nuevo tema, que los muy cafeteros del argentino llevan rumiando desde hace meses (la colaboración era un secreto a voces en el panorama musical), Biza no se ha molestado en sacar ni un mísero tráiler, solo una publicación conjunta en Instagram un día antes que, a las pocas horas, superó los 5.000.000 de likes. Y punto, que aquí hemos venido a revolucionar la industria, no a hacer lo mismo de siempre.

El tema, como era de esperar, es un aluvión de barras y de directas (la tía no enseña el puñal, sino que lo clava con paladeable saña entre las costillas) a su expareja, Gerard Piqué, quien le fue infiel presuntamente con Clara Chía, una joven de 22 años (el escritor de este artículo insiste al lector para que vaya a escuchar la canción, pues no tiene desperdicio alguno).

Bizarrap, sin ninguna duda, posee uno de los mejores ojos de la música mundial

La canción, que juega con ritmos traperos, electrónicos y bailables, lleva, en el momento de redactar estas líneas, más de 30 millones de reproducciones solo en YouTube; además, es top uno mundial en la mencionada plataforma y en iTunes, la tienda de música de Apple.

Muchos de nosotros podemos interpretar el tema como una canción más, como una tiraera, como lo llamamos en el mundo del underground, en el que Shakira se desfoga y exposea a su ya expareja, pero no lo es. Es algo más. Joder, es muchísimo más.

Bizarrap, sin ninguna duda, posee uno de los mejores ojos de la música mundial; una de esas miradas por las que las grandes multinacionales discográficas matarían (le recuerdo al lector que este chaval no está firmado con ninguna multi, sino que publica a través de Dale Play Récords, un sello local).

Foto: Shakira, abriendo Twitter esta mañana. (EFE/Guillaume Horcajuelo)

Gracias a sus colaboraciones, artistas poco posicionados en el mainstream (Quevedo, Villano, etcétera) han conseguido romper la poco definida barrera del underground para ser conocidos hasta por tu vecina, esa señora que lleva patucos y cree que el trap es esa música que hacen macarras con pantalones cinco tallas más grandes.

De hecho, ¿qué pasa cuando los roles se cambian?, ¿qué pasa cuando el mainstream deja de ser mainstream y lo que realmente llena salas es lo que mal llamaríamos underground? Pues que Shakira lo ve y, como la tipa inteligentísima que es, se sube al carro antes de que sea tarde.

Los nuevos amos

Durante los últimos años (quiero recalcar que esto no es nuevo, que esto lleva pasando, al menos, una década), los artistas de música urbana han conseguido darle la vuelta a la industria musical para convertirse en los amos de las listas de éxito, en los que llenan estadios, en los que crean CULTURA POPULAR.

Foto: Juan del Val, en 'El Hormiguero'. (Atresmedia)

Como ya se explicó en este periódico, tu artista popero favorito no es capaz de llenarte el Wizink; sin embargo, Quevedo sí. O Bad Gyal. O Natos y Waor. O Duki.

Shakira, que estaba encasillada como una artista del género pop, una de esas que, aun con un notabilísimo éxito actual, vivieron su etapa más sobresaliente hace ya unas décadas, ha decidido apuntarse a la ola del sorpaso underground y subirse al caballo Biza, al caballo ganador.

La canción abre una nueva etapa para la artista, que ya empezó a coquetear con las nuevas estrellas mundiales con Te Felicito, su tema junto a Rauw Alejandro (¿puede ser que se percatara de este cambio de tornas en su concierto junto a Bad Bunny en el intermedio de la Súper Bowl de 2020?). Shakira ha decidido que no va a desaparecer junto al pop, sino que va a hacerse un hueco relevante en la nueva generación de artistas urbanos. Innovarse o morir, nene. (Cabe mencionar también que esto es un auténtico puntazo para Biza, que estaba viendo el formato de las Session encasillado gracias al insuperable éxito de su colaboración con Quevedo).

La colombiana ha invocado a las nuevas generaciones y se ha abierto un hueco entre el imaginario centenial

La colombiana ha invocado a las nuevas generaciones y se ha abierto un hueco entre el imaginario centenial gracias a un tema tan transversal como las infidelidades, porque ¿a quién no le han puesto los cuernos alguna vez? O quién no los has puesto, vaya (tirad la moralina por el retrete, no me seáis).

La canción es sublime e implora a lo que los jovenazos llamamos El Colectivo de Tías Chulísimas de Twitter, una especie de grupo intangible de mujeres veinteañeras empoderadas que muestran en redes una imagen autoconsciente de sí: son más guapas, fuertes y mejores que nadie; llevan el eyeliner más chulísimo, grande y mejor hecho de todos; y, sobre todo, no van a dejarse manipular nunca más por un hombre en una relación de dependencia. Y ahora, por supuesto, escucharán a Shakira —si es que no lo hacían antes—.

Foto: Shakira | DR

Cambiaste un Ferrari por un Twingo, un Rolex por un Casio” o “las mujeres ya no lloran, ahora facturan”, son algunas de las geniales barras (mucho más interesantes que las indirectas a Piqué, como opinión) que buscan impactar en esa autoconsciencia de tía chulísima que tienen las chavalas de la generación centenial; en esa idea de creer que nadie está por encima de ti. Que les ha tendido la mano, vaya.

Estas barras que menciono, por cierto, han sido criticadas en las redes sociales porque “ser una tía chulísima no es facturar mucho, mimimimimi”. Parece que todavía no hemos entendido que esto, queridos, es música urbana, llamadlo rap, trap o pelotazo comercial, da lo mismo, y que Shakira no ha intentado escribir un puñetero manifiesto emancipatorio, sino ajustarse al formato y la performance que este género tiene (¿habéis escuchado hablar del egotrip?). Hace unas semanas, por ejemplo, en la Session 50 del mismo Bizarrap, el trapero Duki salió fardando de pasta con un guante Givenchy de 10.000 euros y nadie dijo nada. ¿Acaso una mujer, deudas con Hacienda aparte, no puede hacerlo? Tirad la moralina por donde os dije antes, que a este género se viene llorado y a soltar barras.

Ya está, ciao.

"Ya está, ciao". Así acaba. ¿Podría tener un final mejor? Rotundamente, no. No podría. No podría tener un final mejor porque esto no es un final, sino un inicio: el inicio de la nueva carrera musical de Shakira, que se ha unido a Bizarrap para convertirse, sin ninguna duda, en una de las figuras clave de la música urbana del 2023 (sí, lo que estáis leyendo).

Josep Piqué
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