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Una nueva iluminación artística para la embajada más antigua del mundo

Por EC Brands

Iluminación embajada

Fue hace 400 años, un 21 de diciembre de 1622, cuando el duque de Alburquerque, a la sazón embajador ante los Estados Pontificios, atravesó el umbral del que hoy conocemos como Palacio de España para instalarse como arrendatario. Pasaron 25 años hasta que el nuevo embajador, Íñigo Vélez de Guevara, Conde de Oñate, compró por 22.000 escudos romanos el edificio para la Corona de España. La compra supuso una victoria ante Francia, la otra superpotencia de la época, que ansiaba hacerse con el palacio y lograr el enclave entero en la plaza. Contar con una sede permanente para la embajada supuso una verdadera innovación política y propagandística en el ámbito de la acción diplomática europea en la Corte Pontificia.

“Había que estar en el centro. España ya tenía la determinación de jugar y de influir en el centro de Roma. Había que trabajar en el poder de Europa. Era un momento en el que reinaba Felipe IV. Acababa de ser proclamado rey justo un año antes. Era el tiempo del Barroco, de Caravaggio, Borromini, Bernini… Del Siglo de Oro español. Cervantes había muerto años antes y Velázquez había abandonado la capital hacía poco tiempo. Pero estaban Zurabarán o Calderón. Era un tiempo extraordinario”, recordó la pasada semana Isabel Celaá, embajadora de España ante la Santa Sede, durante el acto de inauguración de una nueva iluminación artística de las fachadas del edificio de la embajada.

La Fundación Endesa, ha sido la encargada de realizar este proyecto, que ha afrontado con la experiencia de 25 años aportando una nueva luz al patrimonio histórico español a través de la innovación, la tecnología, la eficiencia energética y el cuidado del medioambiente para así acercar una nueva forma de ver el arte a toda la sociedad. La embajadora española destacó la efeméride como “un día de belleza, de luz, al servicio del arte, la belleza y del palacio”.

Además de la embajadora española ante la Santa Sede, estuvieron presentes en la celebración Félix Costales, ministro consejero de la Embajada, Miguel Fernández-Palacios, embajador de España ante la República italiana, Francesco Starace, CEO de Enel, José Bogas, CEO de Endesa, Javier Blanco, director general de la Fundación Endesa, y Juan Sánchez-Calero, presidente de la Fundación Endesa.

“No podemos dejar de destacar que hoy estamos en un edificio especialmente relevante para todos los españoles y que se está celebrando además una efeméride tan especial como son los cuatro siglos”, dijo Sánchez-Calero. La representación diplomática de nuestro país ante la Santa Sede fue instituida en 1480 por el rey Fernando el Católico y es considerada la misión diplomática permanente más antigua del mundo. La embajada de España se ubicó en distintos edificios del centro de Roma, principalmente en las inmediaciones de Piazza Navona, hasta que en 1622 se trasladó de forma estable a la actual sede, primero en régimen de alquiler y a partir de 1647 en propiedad.

De izquierda a derecha, Francesco Starace, CEO de Enel, Juan Sánchez Calero, presidente de Endesa, Isabel Celaá, embajadora de España ante la Santa Sede, y José Bogas, CEO de Endesa en la inauguración de la iluminación exterior del Palacio de España, sede de la Embajada de España ante la Sante Sede.

Sánchez-Calero aseguró que haber reformado y modernizado la iluminación les hace sentir especialmente satisfechos. “Saber que hoy la embajada va a disfrutar de una iluminación nos lleva a pensar lo que va a significar para tantos visitantes y españoles cuando contemplen su embajada iluminada. Van a reconocerla, merecerla y se van a sentir también orgullosos”, concluyó el presidente de la Fundación Endesa, estamento que impulsa y apoya iniciativas que promueven la conservación del patrimonio y el desarrollo creativo del arte y la cultura, habiendo colaborado ya en el pasado en dos significativos proyectos de iluminación de monumentos y elementos artísticos de la ciudad eterna.

La iluminación monumental integrada en el edificio está formada por luminarias lineales y proyectores de tecnología led, y se puede programar en tonalidad de luz blanca cálida o bien en un color determinado para días concretos. “La tecnología, la iluminación de última generación y la eficiencia energética protagonizan este momento histórico para la Santa Sede”, afirma José Bogas, CEO de Endesa. Durante el acto de inauguración se desveló una placa conmemorativa en una de las paredes de este Palacio de 14.300 metros cuadrados que derrocha belleza, arte, historia y hasta es el refugio de un fantasma que ha conseguido asustar hasta a la mismísima Jacqueline Kennedy.

Un fantasma en la embajada

La primera vez que la periodista Paloma Gómez Borrero (1934-2017) fue a cenar a casa del ministro consejero en su casa de la embajada, llegó tarde. Aceleró el paso y al dar la luz en el patio, al que dan cinco puertas, se encontró a un fraile en un rincón, al que preguntó: ¿sabe usted cuál es la casa del ministro consejero? El fraile, contó Borrero en más de una ocasión a los medios y en su libro Los Fantasmas de Italia, le señaló una de las puertas sin pronunciar palabra. El camarero abrió la puerta y la periodista se giró hacia el fraile para agradecerle la ayuda. ¿Viene usted también a cenar? El fraile no contestó. “Menos mal que tenéis a ese fraile ahí todavía. Sin él, no hubiese sabido a qué puerta llamar”, dijo a los comensales. “Pero si ahí no tenemos a nadie”, respondieron, para instantes después salir todos corriendo hacia el patio gritando ¡Fray Piccolo! ¡Fray Piccolo!

Y es que, en el Palacio de España, cuenta la leyenda, habita un fantasma al que es imposible desahuciar. El episodio se remonta a principios de 1700, cuando Fray Pietro –apodado Fray Piccolo por su escasa estatura–, fraile director espiritual de los miembros de la Embajada, participó en un adulterio con la esposa de uno de los súbditos de Felipe V. El diplomático los pilló infraganti y decidió acabar con la vida de Fray Piccolo allí mismo. Desde entonces, según cuentan, su alma vaga por las salas y alcobas del Palacio España a la espera de obtener misericordia divina.

De su intangible presencia suele hablarse en la Embajada siempre con el debido respeto que impone convivir con un fantasma. Francisco Vázquez, exembajador de España ante la Santa Sede desde 2006 a 2011, recordaba en una entrevista en la Voz de Galicia la conversación que mantuvo con el Rey Juan Carlos I antes de comenzar su misión diplomática en Roma.

La histórica periodista, tristemente fallecida en 2017, también cuenta cómo Fray Piccolo levantó de la cama a Jacqueline Kennedy una noche que se alojó como huésped. La viuda de John F. Kennedy había disfrutado de la cena y de las historias del Palacio con un anfitrión de lujo, el embajador Antonio Garrigues, que informó a su huésped de la leyenda del fantasma. Jacqueline, cuando se fue a dormir, avisó entre risas a su seguridad para que estuvieran atentos por si aparecía el fantasma. Media hora después, los policías estaban apuntando a la nada con sus pistolas, con la viuda de JFK gritando ¡Fray Piccolo! ¡Fray Piccolo! Un viejo armario sin cerradura había chirriado, provocando el momento de pánico.

Un IV centenario repleto de eventos

Pasear por el Palacio de España es emprender un viaje a la historia de nuestro país y rememorar a nuestros mejores artistas. En él están expuestos una colección de tapices gobelinos del siglo XVII que pertenecieron a la familia Borbón-Orleans, cuadros del Museo del Prado pintados por Federico Madrazo, Vicente López, Nattier, Mengs o Mario dei Fiori; o esculturas de Gian Lorenzo Bernini –El Alma Beata y El Alma Condenada–. Esta casa sirvió también a Diego Velázquez para pintar La Túnica de José o La Fragua de Vulcano.

La Túnica de José, Diego Velázquez

Durante estos cuatro siglos han pasado 155 embajadores por el Palacio de España, que da nombre a la plaza. Garcilaso de la Vega, Antonio Cánovas del Castillo o el ‘Schindler español’, Ángel Sanz Briz, conocido como el Ángel de Budapest por salvar a más de 6.000 judíos expidiendo pasaportes falsos cuando era cónsul de España en Hungría, han sido algunos de los diplomáticos de esta casa española de patrimonio incalculable. En su remodelación participaron personalidades de la talla de Borromini –diseñó la ampliación que culminaría con la escalera principal y el vestíbulo– o Antonio el Grande, quien continuó las obras.

Durante los siglos XVII y XVIII el palacio albergó algunos de los eventos más importantes de su tiempo. Una época que se ha revivido durante este 2022. “Ha sido un privilegio trabajar este año en la embajada de España, la más antigua del mundo. Hemos hecho muchas cosas. Conciertos con instrumentos barrocos, precisamente porque la época que hemos logrado revivir ha sido esa época de Felipe IV de hace 400 años. Justamente en 1622. Hemos hecho ciclos de conferencias, publicado algún libro y abierto la casa a la ciudadanía de Roma y a la española. En puro diálogo”, aseguró a El Confidencial Isabel Celaá, quien subrayó la importancia del 21 de diciembre.

“Hoy ha sido un día tremendamente especial. Un día icónico. Porque fue precisamente un 21 de diciembre cuando esta casa se abrió por primera vez al duque de Alburquerque, que traspasó el umbral como inquilino para quedarse en ella. Esto mostró la determinación de España de estar en el centro de Roma e influir en la política europea”, concluyó la embajadora de España ante la Santa Sede. El Duque de Alburquerque llegó el 21 de diciembre de 1622 a Palacio para dar luz a un nuevo capítulo de la historia de España. Justo cuatro siglos después, la luz de nuestro país sigue encendida, esta vez, por una nueva iluminación artística, sostenible y eficiente.