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El cine no es para hombres (mayores): ¿por qué ellas llenan las salas y ellos pasan?
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El cine no es para hombres (mayores): ¿por qué ellas llenan las salas y ellos pasan?

La industria cultural se sustenta, en gran parte, por todas esas mujeres que acuden en grupo al cine, a la librería y al teatro

Foto: Imagen de una mujer durante una proyección de cine. (iStock)
Imagen de una mujer durante una proyección de cine. (iStock)

Miércoles por la tarde. Día del espectador. Un cine multisala del centro de Madrid. La sesión está a rebosar de gente joven esperando ver a Timothée Chalamet en Hasta los huesos, la última película de Luca Guadagnino. Pocas butacas libres. De un vistazo puede inferirse que las butacas están ocupadas, mitad y mitad, por hombres y mujeres. Muchos grupos mixtos de amigos. Miércoles por la tarde de la semana siguiente. Otro cine multisala del centro de Madrid. La sesión está (casi) llena, pero esta vez por un público ya entrado en canas que viene a ver Simone, un drama histórico alrededor de la figura de la política francesa Simone Veil. Esta vez las butacas están ocupadas por un público eminentemente femenino. Y mayor. Grupos de amigas, probablemente jubiladas, que después se quedarán charlando en la puerta. Pocos hombres mayores. Y los que vienen acompañan a sus parejas. Según la sociología del ojo, los jubilados no parecen acudir en grupo al cine. ¿Por qué? ¿En qué momento los hombres abandonan las salas?

Existe en el mundo cultural la creencia de que esos grupos de mujeres mayores son las que sostienen la industria del cine español. "Las señoras mayores van al cine, sí. Pero no solo al cine. Las señoras mayores van a los museos. ¿Podría hacerse alguna vez una estadística de edades y géneros? Las señoras mayores llenan las presentaciones de los libros. Eso salta a la vista. Las señoras mayores son las que masivamente integran los clubes de lectura. ¿En qué tanto, por cierto? Lo sabemos, altísimo. Las señoras jubiladas son las que en su mayoría se matriculan en las universidades de mayores. Las señoras mayores mantuvieron el teatro cuando estaba en horas bajas y ahora siguen llenándolo. Las señoras mantienen una actividad agotadora, ¿de dónde sacan energía las señoras?", se preguntaba Elvira Lindo en una columna en 2017.

Todo mito surge de una chispa de realidad y, en la industria audiovisual, dicho mito atribuye la supervivencia del cine en salas a esas señoras mayores que acuden religiosamente, al menos una vez por semana y con su grupo de amigas, a ver una película. Y, posteriormente, hacer la tertulia en alguna cafetería cercana. ¿Cuánto hay de verdad?

placeholder Público general en una presentación del libro 'Urdangarín, relato de un naufragio'. (Carolina Ocaña)
Público general en una presentación del libro 'Urdangarín, relato de un naufragio'. (Carolina Ocaña)

En la última encuesta de hábitos culturales publicada por el Instituto Nacional de Estadística, el porcentaje de hombres que acudieron al cine entre 2021 y 2022 ha sido ligerísimamente superior al de las mujeres. Las tasas de asistencia, que han ido acercándose en la última década, son muy parecidas entre hombres, 28,1%, y mujeres, 27,4%. Pero también es verdad que la mayoría de los asistentes son jóvenes, sobre todo de 20 a 24 años (49,3%), mientras que la población de más edad, de 75 años en adelante, tan solo supone el 6% del total. El drama se evidencia cuando el porcentaje total de la población que ha asistido al cine en los últimos años (27,4%) ha disminuido casi un 30% respecto al 57,4% que acudió entre 2018 y 2019. La pandemia ha hecho estragos en la asistencia a las salas; entre los más jóvenes se ha instaurado el uso de las plataformas —¿para qué salir de casa si puedo ver las películas en pijama?— y tan solo acuden, en general, a los grandes eventos —como ha demostrado Avatar 2—, mientras que los más mayores todavía desconfían de las medidas covid de las salas. Lamentablemente, no hay datos que concreten al mismo tiempo edad y género.

Así que, en El Confidencial, hemos hablado con los expertos, los exhibidores de cines de proximidad, que son a los que acuden mayoritariamente los espectadores de más edad, al encontrarse más cerca de los barrios. Desde los MK2 Cines Paz de Madrid aseguran que, efectivamente, visitan más sus salas las mujeres mayores que los hombres mayores. "Hay un estigma cultural y social que antes era más marcado en las generaciones más mayores, pero que, de alguna manera, se ha seguido heredando más ligeramente hasta nuestros días. Solo tienes que pensar cuántas mujeres ves en un bar jugando a las cartas y tomando cerveza. Es muy atípico. Se va diluyendo, pero se ha ido heredando", explican.

"Sigue habiendo, sobre todo en un sector más adulto, el hecho de que no está bien visto que las mujeres quedasen entre ellas para ir al bar", prosiguen. "Es una cuestión cultural que probablemente se sigue arrastrando y es muy probable que las señoras, cuando quedan, sus planes giren en torno a la cultura. El cine siempre ha sido una de las actividades más recurridas de la cultura. Mientras que para los hombres no está mal visto que queden en una mesa del bar tomando cerveza, viendo el fútbol o jugando a las cartas. Ver a las mujeres haciendo ese tipo de cosa es mucho más raro. Es muy típico del Cine Paz es que queden un grupo de amigas para hacer luego la tertulia. Las mujeres, muchas veces, no salen del cine y se van a su casa, sino que suelen ir a su café o bar de referencia para comentar la película. Que un grupo de hombres haga eso es bastante raro".

placeholder El Cine Paz, situado en la calle Fuencarral de Madrid. (E. Torrico)
El Cine Paz, situado en la calle Fuencarral de Madrid. (E. Torrico)

Durante mucho tiempo se ha denostado al público femenino de más edad con la etiqueta peyorativa de "cine de señoras", pero la realidad es que es ese tipo de audiencia la que acude con mayor frecuencia a las salas, como una cita semanal. El cine siempre se ha ponderado desde un punto de vista androcéntrico en el que las películas más masculinas y dirigidas a un público masculino eran más "serias". De ahí calificativos como "cine de tacitas" para referirse, por ejemplo, a las películas de época.

En su artículo, Elvira Lindo insistía en "el hambre de cultura" de las señoras que van al cine. "Tienen hambre algunas señoras de esa cultura que les fue negada en su juventud; otras, sencillamente, detestan atrofiarse frente al televisor. Las señoras mayores, antes o después del acto cultural, llenan las mesas de las cafeterías, lo cual podría resultar old fashioned si no fuera porque mantienen en pie esos establecimientos en torno al café y a la bollería que tanto añoramos cuando desaparecen".

Para los responsables de los Cines Paz también está claro el público objetivo de las películas según su género. "El Cine Paz, históricamente, es el número uno de espectáculos de ópera o ballet filmado. Eso es muy predominantemente femenino. También las comedias y los thrillers. Las películas de época siempre han sido para público mayoritariamente femenino, pero ahora hay muchas mujeres que consumen thriller y comedia. Películas como La emperatriz rebelde o Los renglones torcidos de Dios son películas con público más femenino, mientras que las películas de acción y aventura suelen tener una audiencia más mixta".

placeholder Colas en la Fiesta del Cine. (Pablo López Learte)
Colas en la Fiesta del Cine. (Pablo López Learte)

En los Cines Embajadores de Madrid también han detectado que las mujeres son más asiduas al cine y mantienen un hábito más constante. "Embajadores es un universo paralelo. Es el cine con mayor porcentaje de ocupación de España y las condiciones no son extrapolables a otros cines. Pero sí que es cierto que las mujeres vienen más al cine. Tienen el cine como una costumbre de un plan para hacer con sus amistades. Es cierto que también van matrimonios, pero es más difícil encontrar a grupos de hombres yendo al cine juntos que a grupos de mujeres. En especial en cierto tipo de películas".

¿Cuáles son este tipo de películas? ¿Coinciden con la impresión de los Cines Paz sobre las distinciones por géneros? El sondeo de los Cines Embajadores tiene que ver con la diferencia entre los blockbusters y el cine de autor. "Al cine comercial va todo el mundo, hay más paridad. Sin embargo, en el cine más independiente, sobre todo en las películas europeas, no en películas arriesgadas, sino películas como Otra ronda o La peor persona del mundo sí que suelen ir mujeres en edades mayores. Mujeres a partir de los 50 o 60 años. En películas más raras [de arte y ensayo] encontramos más paridad. Con el cine español hay un público que es mucho más femenino".

Juan Antonio Mayoral, presidente de la Nueva Asociación de Exhibidores de España (NAECE), que engloba a cines de todo el país, no quiere aventurarse a dar datos exactos —porque no existen—, pero cree que la mayor parte del público mayor acude al cine o bien en pareja o en grupos de mujeres. "Muchos de ellos son espectadores frecuentes que vienen todas las semanas. Cuando se muere la pareja, siguen viniendo, y, como son habituales, lo primero que hacen es contártelo. Ahora, por culpa de la pandemia, están tardando en volver a las salas, porque tienen miedo al contagio. En el público más joven yo no veo diferencia por género", explica.

placeholder Vista de la fachada de los Cines Embajadores. (EFE)
Vista de la fachada de los Cines Embajadores. (EFE)

Sin embargo, tanto hombres como mujeres y de todas las edades ya empiezan a ir solos al cine. "Ahora hay más gente que va sola al cine. Es gente de todas las edades. Los motivos son o bien porque no encuentran acompañantes con sus mismos gustos —películas más especiales o complicadas— o por tema de horarios", explican desde los Paz. "Ahora sí que se nota que van muchas personas al cine solas. Esto pasa en días y sesiones más especiales. Los días del espectador y los fines de semana cuesta ver a gente que vaya sola al cine. Pero, en ciclos o lunes, martes o jueves, que son los días que va un público más cinéfilo —no por puro ocio—, se suele ver más a gente sola".

¿Entonces, si no van al cine, qué hacen en su tiempo libre los hombres de más de 65 años? Las mujeres siguen siendo mayoría en la vejez, superando en España en un 32% a los hombres (5.145.437 y 3.911.756 respectivamente), según el informe Un perfil de las personas mayores en España 2020. En la última encuesta del IMSERSO sobre las condiciones de vida de los mayores, los hombres de más de 65 emplean su tiempo, mayoritariamente, en reunirse con los amigos, leer e ir al bar (esto último muy por encima de las mujeres mayores, como, efectivamente, explican los responsables del Cine Paz).

El cine, parece, no es lugar para hombres mayores.

Miércoles por la tarde. Día del espectador. Un cine multisala del centro de Madrid. La sesión está a rebosar de gente joven esperando ver a Timothée Chalamet en Hasta los huesos, la última película de Luca Guadagnino. Pocas butacas libres. De un vistazo puede inferirse que las butacas están ocupadas, mitad y mitad, por hombres y mujeres. Muchos grupos mixtos de amigos. Miércoles por la tarde de la semana siguiente. Otro cine multisala del centro de Madrid. La sesión está (casi) llena, pero esta vez por un público ya entrado en canas que viene a ver Simone, un drama histórico alrededor de la figura de la política francesa Simone Veil. Esta vez las butacas están ocupadas por un público eminentemente femenino. Y mayor. Grupos de amigas, probablemente jubiladas, que después se quedarán charlando en la puerta. Pocos hombres mayores. Y los que vienen acompañan a sus parejas. Según la sociología del ojo, los jubilados no parecen acudir en grupo al cine. ¿Por qué? ¿En qué momento los hombres abandonan las salas?

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