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¿Héroe o terrorista?: Gavrilo Princip no fue el culpable de la I Guerra Mundial
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El documental está en Netflix

¿Héroe o terrorista?: Gavrilo Princip no fue el culpable de la I Guerra Mundial

'The long road to war', del serbio Milos Skundric, analiza desde el punto de vista balcánico los antecedentes que llevaron a la guerra a las grandes potencias en 1914. Y el joven bosnio que mató a Francisco Fernando no fue el gran responsable

Foto: Gavrilo Princip en una imagen del documental 'The long road to war'.
Gavrilo Princip en una imagen del documental 'The long road to war'.

En Sarajevo, al inicio del puente latino que se cierne sobre el Miljacka, muy cerca de la famosa Biblioteca incendiada en la guerra de los noventa, muchos turistas se hacen una foto. No hay ningún elemento especial del todo, pero es un lugar muy singular: fue allí donde el 28 de junio de 1914 el bosnio Gavrilo Princip, de solo 19 años, mató al archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio austro-húngaro, desencadenando una serie de reacciones políticas de las grandes potencias europeas que hicieron que el continente saltara por los aires a comienzos de agosto. Desde entonces se ha hablado tanto del atentado que incluso es un icono pop. Hasta un grupo de música de los 2000 se puso el nombre del archiduque (Franz Ferdinand). Y, por supuesto, Princip, pese a que en los Balcanes ha tenido distintas interpretaciones —hay estatuas en Belgrado y Sarajevo— para occidente siempre ha sido el gran culpable de la I Guerra Mundial.

El documental The Long Road To War, del serbio Milos Skundric, y que se puede ver ahora en Netflix, viene a desmontar de alguna manera esa idea ya que incide en la responsabilidad que las ansias imperialistas de las grandes potencias —sobre todo Alemania y el imperio austro-húngaro— tuvieron para que estallara la guerra mientras los europeos, ajenos a todo, literalmente disfrutaban de la playa. Guillermo II, el káiser alemán, y Francisco José I, el emperador austro-húngaro, fueron los verdaderos hacedores de esa cadena terrible de acontecimientos que llevó a que cuatro años después hubiera nueve millones de soldados y siete millones de civiles, muertos. El 1% de la población de entonces.

placeholder Cartel de 'The long road to war'.
Cartel de 'The long road to war'.

Precisamente, el espectador occidental lo primero que va a notar es la perspectiva balcánica desde la que se cuenta la historia y que va mucho más allá de la coletilla "el polvorín de los Balcanes". Y, desde luego, es algo totalmente premeditado por el director y escritor del filme, como cuenta a El Confidencial vía correo electrónico: "Los Balcanes son el terreno donde comenzó la I Guerra Mundial, de facto y de iure, pero la perspectiva balcánica ha sido habitualmente ignorada en las historiografías de las grandes potencias occidentales. Y, sin embargo, la historia de las relaciones austro-serbias y con Bosnia Herzegovina nos ayudan a entender los motivos austrohúngaros y el asesinato de Sarajevo. Para mí, como escritor y director de esta película, era muy importante, de hecho era la pieza orgánica, que eso estuviera ahí", indica.

Porque, como insiste el director, "es bastante lógico pensar que un único evento, aunque sea un asesinato, no cambia los intereses que pueden tener unas grandes potencias ni justifica el envío de jóvenes a la guerra ni prender fuego al mundo".

Contexto balcánico

El documental se aviene a explicar, gracias a la ayuda de historiadores alemanes, austriacos, serbios, rusos, ingleses, franceses, quién era Princip, que le llevó a cometer el asesinato y cómo era la situación de Bosnia y Serbia en aquel 1914. Y así, narra cómo Bosnia, que había formado parte del imperio otomano durante siglos, había sido conquistada en 1878 por el imperio austro-húngaro imponiendo unas condiciones opresivas a sus ciudadanos, desde el pago de impuestos a la explotación. Para comienzos del siglo XX los bosnios, que en su mayoría eran analfabetos, no estaban demasiado contentos con vivir bajo el yugo austro-húngaro.

Por otro lado estaba Serbia, un reino que había conseguido su independencia de los turcos en 1882 y en el que cada vez se desatan más pasiones rusófilas, más deseos de anexionarse terrenos en los que vivían eslavos del sur —como los bosnios— y mayor enconamiento, por ser los opresores, con los austrohúngaros. En breves líneas y grosso modo, este sería el resumen de la situación en la primera década del siglo XX.

"Hoy en día no podemos llamar a Gavrilo terrorista como hacen algunos historiadores que comparan la Joven Bosnia con Al Qaeda"

En este contexto estaba el joven Princip, que como cuenta Skundric, "lo que sabemos de él es que nació en una familia muy pobre al oeste de Bosnia en el medio de la nada. Sin embargo era un joven muy educado, muy culto, incluso para los estándares de hoy en día. Lo que él quería sobre todas las cosas era ver a su gente liberada del yugo austrohúngaro. Gavrilo siempre insistió en que él era serbocroata mientras luchaba por la unificación nacional de todos los eslavos del sur". Para el director es evidente que "fue un joven muy progresista que realmente estaba dispuesto a hacer algo para que el mundo fuera mejor".

Para ello se había sumado a la Joven Bosnia, un grupo creado por varios estudiantes bosnios en 1911 inspirados en el romanticismo alemán, el anarquismo y socialismo que pretendían esta unión nacionalista de los eslavos del sur. Y que sabían que tendrían que usar la violencia en algún momento. "Sí, Princip se consideraba a sí mismo como un terrorista porque sabía que para llegar a sus objetivos tendría que utilizar la violencia, cuchillos, balas y pistolas. Pero ese tipo de terrorismo era el signo de los tiempos y muchos aristócratas y gobernantes fueron asesinados años antes del asesinato de Sarajevo", comenta Skundric.

placeholder Fotograma de 'The long road to war'.
Fotograma de 'The long road to war'.

Por este motivo, para el director y, así se insiste en el documental, "hoy en día no podemos llamar a Gavrilo terrorista como hacen algunos historiadores que comparan la Joven Bosnia con Al Qaeda. Eso es un sinsentido y pura manipulación revisionista. Gavrilo y sus camaradas nunca consideraron atacar a civiles inocentes y hacer algo de ese estilo. En su opinión, el heredero austrohúngaro, que también era el jefe del ejército, Francisco Fernando, representaba el enemigo que había tomado su país por medio de la guerra, lo había convertido en una colonia y lo mantenía bajo una brutal represión". El filme recupera las famosas palabras de Princip en el juicio: "Soy un yugoslavo nacionalista y lucho por la unificación de todos los yugoslavos bajo la forma de gobierno que fuere y para que se liberen de Austria".

¿Serbia imperialista?

Al tener un punto de vista serbio es posible achacar al director que apenas haya cargado las tintas en los deseos expansionistas —que no imperialistas— que también tenía Serbia aquellos años, cuando intentó obtener incluso una salida al mar y Austria-Hungría e Italia crearon Albania en 1913. Es la visión que siempre hemos tenido desde Occidente.

"Era una época en la que se crearon diferentes Estados como Alemania e Italia, a los cuales Serbia admiraba. El imperio otomano estaba decayendo tras siglos de dominio en Europa y eso creó un vacío en el que grandes potencias proyectaban sus grandes metas mientras que las pequeñas potencias, como Serbia, tenían otras ambiciones más pequeñas", sostiene Skundric. Es decir, todos los países querían meter su patita en los huecos que estaban dejando los turcos.

Lo que temía Austria-Hungría era que Serbia se acabara llevando un pastel que ellos también querían. De ahí la conquista de Bosnia en 1878

"Ciertamente, Serbia veía Bosnia y Herzegovina como su extensión natural ya que cerca del 45% de su población eran cristianos ortodoxos, es decir, serbobosnios, y la mayoría de los bosnios musulmanes (el 33% de su población) se consideraban a sí mismos serbios étnicamente en aquel entonces", añade el director que considera que lo que temía Austria-Hungría era que Serbia se acabara llevando un pastel que ellos también querían.

"Desde la década de 1870, en Viena vieron que esta nueva Serbia podría atraer a los súbditos de la misma raza, especialmente los de las provincias austrohúngaras de Dalmacia y Croacia-Eslovenia (hoy todas son la República de Croacia), de modo que el imperio de los Habsburgo, que tenía una población eslava del 55%, experimentaría pronto lo mismo que el otomano. Y esta es básicamente la razón por la que Viena ocupó Bosnia en 1878 y por qué desde entonces el aplastamiento de Serbia se ve como la única solución", mantiene destacando a su vez que durante años Serbia intentó frenar un conflicto bélico con Austria-Hungría pese a la insistencia poco sutil del imperio (avalada por la ayuda que le prestaría Alemania).

Política interior serbia

En este sentido cobra particular interés conocer algunos aspectos de la política interior serbia de la época. Esos que, a no ser que uno sea especialista, prácticamente se desconocen, pero son esclarecedores para entender el asesinato de Francisco Fernando y todo lo demás.

En 1914 el primer ministro de Serbia era el centrista Nikola Pasic del Partido Radical (una centro-izquierda, centro-derecha). Hay una controversia acerca de si Pasic conocía que podría haber un atentado en Sarajevo o no. En el documental queda claro que lo sabía y que avisó a los austro-húngaros de que estuvieran alerta en esa visita que el heredero iba a hacer a Bosnia. "Pero, a pesar del aviso, los austriacos no hicieron nada para proteger a su heredero. Había 30-40 policías en las calles de Sarajevo ese día, donde solo unos años antes, durante la visita del emperador Francisco José, miles de soldados acordonaron las calles", apostilla el director dejando caer que quizá alguien estaba interesado en que algo malo ocurriese.

placeholder Gavrilo Princip en el documental de Netflix.
Gavrilo Princip en el documental de Netflix.

Además estaban las fuerzas internas que acechaban a Pasic y que querían que su Gobierno cayese, como el grupúsculo ultranacionalista serbio Mano Negra, que había inoculado el ejército. El líder era Dragutin Dimtrijevic Apis, que también era el jefe de inteligencia y que al parecer no hizo del todo bien su trabajo. "Tampoco es que Apis quisiera la guerra", señala Skundric, "todo lo que él quería era que el gobierno de Pasic cayera, por lo que continuamente le ponía desafíos". El director y el documental también insisten en que los contactos entre la Mano Negra y los estudiantes de la Joven Bosnia fueron muy escasos e individuales , y que los primeros no estaban detrás del atentado. "Si Apis hubiera querido realmente la muerte de Fernando, habría enviado a un tirador más experimentado y no a unos críos que disparaban por primera vez".

Lo que ocurrió después está meridianamente claro. Un mes después Austria-Hungría enviaba un ultimátum —no era el primero— a Serbia para que cumpliese una serie de condiciones. Esta vez no pueden negarse —los austriacos habían pedido una investigación del asesinato— por lo que el imperio le declara la guerra y después llega la cascada: Alemania invade Bélgica y Gran Bretaña declara la guerra a los alemanes; Rusia declara la guerra a Austria-Hungría por lo de Serbia; Francia entra en guerra con Alemania; se une después lo que quedaba del imperio otomano… y en solo unas semanas Europa está en llamas.

"Las ambiciones imperiales fueron las responsables de la I Guerra Mundial. Fue entonces y creo que es siempre así"

El joven Gavrilo Princip había ejecutado a Francisco Fernando y Occidente le tildaba de culpable del gran conflicto bélico. Así entró en numerosos libros de texto décadas después, incluso en los balcánicos, como recuerda Skundric. Lo que casi nadie tiene hoy en la cabeza es que murió tres años y medio después del asesinato, solo en la cárcel, con un brazo amputado por la tuberculosis, desnutrido y enfermo. No obstante, para el director, más allá de descargar al joven de las culpas, lo interesante de su investigación es analizar cómo, por qué y donde las cosas se torcieron de aquella manera. "Y yo diría que las ambiciones imperiales fueron las responsables. Fue entonces y creo que es siempre así", sentencia. No debe ir mal encaminado ya que, como él mismo asegura, su documental está alcanzando nuevas y notables audiencias: "Creo que es porque la gente reconoce que ese es el mundo en el que vivimos hoy. El filme va mucho más allá de una lección de Historia".

En Sarajevo, al inicio del puente latino que se cierne sobre el Miljacka, muy cerca de la famosa Biblioteca incendiada en la guerra de los noventa, muchos turistas se hacen una foto. No hay ningún elemento especial del todo, pero es un lugar muy singular: fue allí donde el 28 de junio de 1914 el bosnio Gavrilo Princip, de solo 19 años, mató al archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio austro-húngaro, desencadenando una serie de reacciones políticas de las grandes potencias europeas que hicieron que el continente saltara por los aires a comienzos de agosto. Desde entonces se ha hablado tanto del atentado que incluso es un icono pop. Hasta un grupo de música de los 2000 se puso el nombre del archiduque (Franz Ferdinand). Y, por supuesto, Princip, pese a que en los Balcanes ha tenido distintas interpretaciones —hay estatuas en Belgrado y Sarajevo— para occidente siempre ha sido el gran culpable de la I Guerra Mundial.

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