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El milagro de Santa María de Vallverd: así se salvó del desastre un patrimonio en ruinas
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Colaboración pública y ciudadana

El milagro de Santa María de Vallverd: así se salvó del desastre un patrimonio en ruinas

El empuje de la Asociación de Amigos de Tragó y una subvención de unos 50.000 euros han conseguido rehabilitar este monasterio abandonado que cumple 850 años; cuando hay interés se puede

Foto: El monasterio de Vallverd, en Lérida, ya rehabilitado (XAVIER MORA GINÉ)
El monasterio de Vallverd, en Lérida, ya rehabilitado (XAVIER MORA GINÉ)

El Monasterio de Santa María de Vallverd, en la provincia de Lleida, y construido en el siglo XII, llevaba centurias abandonado. Había sido expoliado. Las bóvedas se habían caído. La vegetación crecía a su alrededor sin que nada ni nadie lo impidiera. El pueblo del que había formado parte, Tragó de Noguera, había quedado sumergido en 1962 con la construcción del embalse de Santa Ana. A comienzos del siglo XXI nadie daba un euro por él y, por su estado ruinoso, había acabado entrando en 2007 en la Lista Roja que elabora la asociación Hispania Nostra. La que determina que un edificio está a punto de pasar a la historia (pero por la parte de la desaparición). Sin embargo, el pasado 22 de noviembre el monasterio entró en la Lista Verde. Se había rehabilitado y se había salvado. ¿Qué había ocurrido? Este es un bonito relato de que cuando se quiere salvar patrimonio histórico, se puede.

Para contextualizar hay que indicar antes que, por desgracia, no siempre sucede así. En la actualidad, según señalan desde Hispania Nostra a El Confidencial, existen 1.209 elementos en la Lista Roja, es decir, los que se van a perder si no se actúa. De ellos, la inmensa mayoría, algo más de 1.100, son inmuebles, casi todos de naturaleza religiosa y ubicados en áreas despobladas o con muy baja densidad de población. Como explican desde esta asociación, lo que les ha sucedido muchas veces es que el mantenimiento de estos inmuebles ha corrido a cargo de los habitantes de esos pueblos, de manera que al ir quedando vacíos el mantenimiento ya no se hace y poco a poco esos inmuebles van colapsando. Otra de las razones es que un buen número de esos inmuebles pasaron a manos privadas como consecuencia de las sucesivas desamortizaciones y en la actualidad muchos de sus propietarios no pueden atender a su conservación.

En la actualidad hay 1.209 elementos en la Lista Roja (estado ruinoso) y solo un 15% suele salvarse. Vallverd es uno de estos (pocos) casos

Por lo que solo el 15% suele salvarse. De hecho, del más del millar que hay en la Lista Roja en estos momentos han pasado 194 a la Lista Verde tras una evaluación que lleva a cabo el Comité Científico de la asociación en el que se encuentran arquitectos, arqueólogos, paisajistas, historiadores y conservadores. Ahora bien, desde Hispania Nostra también quieren recalcar con fuerza otro dato: de todos los elementos en ruinas únicamente 15 han pasado a la Lista Negra, es decir, la que señala que ese patrimonio se ha perdido para siempre (y en no pocas ocasiones derribado por grúas). “La sociedad española ha experimentado un cambio extraordinario en la valoración social de su patrimonio cultural lo que se traduce en un interés creciente por su estado de conservación. Ese posicionamiento determina una mayor preocupación que se transmite a las administraciones encargadas de atenderlo y en consecuencia cada vez son menos frecuentes los casos de destrucción de elementos de ese patrimonio. Debemos quedarnos con ese dato positivo”, insisten.

placeholder Así estaba el monasterio antes de su rehabilitación, lleno de vegetación y en estado de ruina (XAVIER MORA GINÉ)
Así estaba el monasterio antes de su rehabilitación, lleno de vegetación y en estado de ruina (XAVIER MORA GINÉ)

Y este es el caso del Monasterio de Vallverd que señala de forma muy evidente qué ocurre cuando el interés de la ciudadanía, en esta ocasión la Asociación de Amigos de Tragó, y las administraciones, esta vez la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Os Balaguer, se unen para salvar el patrimonio histórico.

De manos privadas a manos públicas

Al frente de esta Asociación de Amigos de Tragó se encuentra Xavier Mora i Giné, historiador de la zona y cuyos padres nacieron en Tragó de Noguera aunque lo abandonaron antes de que el pueblo desapareciera bajo el agua. Desde hacía ya algunos años, el monasterio era el símbolo que mantenía la memoria del pueblo de Tragó, puesto que este edificio más restos de una ermita románica y del castillo que llegó a haber era lo único que quedaba. Y de todo ello, como cuenta Mora a este periódico, lo que más posibilidades tenía de permanecer era el monasterio, así que se pusieron manos a la obra.

El monasterio fue fundado en 1172 por Ermesenda de Àger, una noble local, y se mantuvo hasta el siglo XV con una orden femenina del Císter

Había también una fecha clave: 2022, puesto que este año se cumple el 850 aniversario de la fundación del monasterio y 60 desde que el pueblo quedó bajo el embalse. El inmueble religioso era toda una rémora de la Edad Media en la zona, de la época en la que condes y vizcondes cristianos acabaron con la presencia de los musulmanes (los sarracenos) y se establecieron allí construyendo iglesias, monasterios y castillos. Precisamente, el de Vallverd, llamado así por la frondosidad del paisaje, fue fundado en 1172 -si bien es posible que hacia 1098 ya hubiera alguna edificación para ritos religiosos- de la mano de Ermesenda de Àger, perteneciente a una familia de la nobleza local y que acabó sus días retirada en él. Y fueron los Àger los que fueron sufragando todos los gastos de este monasterio en el que se estableció una orden femenina del císter hasta el siglo XIV cuando ya había muchos problemas económicos, había arrasado por allí la peste negra, una abadesa había tenido que huir acusada de comportamientos deshonestos… El monasterio quedó a merced del monasterio de las Franquesas y finalmente en 1472 todo pasó al de Poblet -incluidas las monjas- y fue totalmente abandonado.

placeholder Aspecto general del pueblo de Tragó de Noguera. Año 1962. (Pere Tufet – Archivo Comarcal de la Noguera)
Aspecto general del pueblo de Tragó de Noguera. Año 1962. (Pere Tufet – Archivo Comarcal de la Noguera)

Durante siglos la Iglesia fue su titular, pero por allí solo pasó el viento, la lluvia y el sol. Quizá, como afirma Mora, pudo tener un uso agrícola, sobre todo por las tierras que lo circundaban, pero allí ni vivía nadie ni se oficiaba nada. En el XIX con la desamortización de Mendizábal fue subastado -como tantos otros bienes de la Iglesia- y comprado por una familia de Tragó. “Lo adaptaron, hicieron algún piso que no existía, agujeros para que pasara la luz, pero todo estaba muy maltrecho”, reconoce el historiador. Después, cuando todo desapareció bajo las aguas, el monasterio pasó a manos de la empresa pública de energía ENHER (Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana), una empresa que desaparecería en 1999. La titularidad fue entonces para la Confederación Hidrográfica del Ebro -perteneciente al actual Ministerio de Transición Ecológica- y ahí estaba cuando en 2012, totalmente ruinoso, la Asociación de Amigos de Tragó decidió salvarlo.

La bendita subvención

“Nosotros decidimos que el Estado lo cediera al ayuntamiento de Os Balaguer que es al que pertenece el terreno en el que está el monasterio. Y así se hizo. Ahora está cedido por 50 años prorrogables. Lo hicimos para posibilitar la recuperación, cuidarlo y hacer un estudio de la arqueología. Luego pedimos que se declarara Bien de Interés Local porque eso posibilita acceder a la subvenciones”, comenta Mora. Obtuvieron esta clasificación y consiguieron así una subvención de la Generalitat de Cataluña y del ayuntamiento de Os Balaguer “de entre 40.000 y 50.000 euros. Es muy modesto, pero se le ha sacado rendimiento porque estaba realmente mal. La cubierta estaba fatal, llena de vegetación y tierra y quedó saneada. Ahora el agua también está conducida para que no dañe el edificio”, añade. Los trabajos empezaron en noviembre de 2020 y ahora han culminado las primeras fases, las suficientes para sacarlo de la Lista Roja, si bien todavía quieren recuperar la bóveda del crucero, “que está caída y si la tenemos podríamos crear un centro de logística y de información puesto que es un lugar que te cubre del sol y la lluvia en esa zona, que no hay muchos”.

placeholder Limpio de vegetación y con las ventanas y piedras rehabilitadas (XAVIER MORA GINÉ)
Limpio de vegetación y con las ventanas y piedras rehabilitadas (XAVIER MORA GINÉ)

Porque queda por ver qué uso se le puede dar. Ya tiene cierta importancia que se haya conservador un edificio que remite de forma directa a la época del Císter. “Tiene esa arquitectura sobria, sin muchos adornos. Había unas columnas que estaban en la ventana central del ábside, pero se vendieron en el siglo XX a un anticuario… Hubo cosas así”, apostilla Mora. Pero quieren que sirva para algo más puesto que “no queremos que sea solo un capricho de recuperar algo para que se vuelva a caer, ya que esto necesita un mantenimiento por si vuelve a crecer la vegetación. Se puede arreglar una cosa, pero si al cabo de diez años no lo cuidas se te cae otra vez”.

"No queremos que sea solo un capricho de recuperar algo para que se vuelva a caer, ya que esto necesita un mantenimiento"

Desde Hispania Nostra están contentos con este caso, el último en entrar en la Lista Verde, porque es un ejemplo de lo que puede y debe hacerse para salvar el patrimonio. “Es un caso en el que la movilización de una asociación en colaboración con el ayuntamiento de Os de Balaguer para llevar a cabo una serie de actuaciones han permitido detener el deterioro de este edificio en una primera fase que esperemos tenga continuación. Buscamos la complicidad de la sociedad en el convencimiento de que entre todos podemos recuperar un patrimonio que en muchos casos parece estar al borde de la desaparición”, apostillan.

La misma semana que esto ocurría, la estación de tren de Zarautz, que se había abierto al público en 1895 para llegar a San Sebastián y que se mantenía tras una rehabilitación en los noventa, entraba en la Lista Negra. Había desaparecido.

El Monasterio de Santa María de Vallverd, en la provincia de Lleida, y construido en el siglo XII, llevaba centurias abandonado. Había sido expoliado. Las bóvedas se habían caído. La vegetación crecía a su alrededor sin que nada ni nadie lo impidiera. El pueblo del que había formado parte, Tragó de Noguera, había quedado sumergido en 1962 con la construcción del embalse de Santa Ana. A comienzos del siglo XXI nadie daba un euro por él y, por su estado ruinoso, había acabado entrando en 2007 en la Lista Roja que elabora la asociación Hispania Nostra. La que determina que un edificio está a punto de pasar a la historia (pero por la parte de la desaparición). Sin embargo, el pasado 22 de noviembre el monasterio entró en la Lista Verde. Se había rehabilitado y se había salvado. ¿Qué había ocurrido? Este es un bonito relato de que cuando se quiere salvar patrimonio histórico, se puede.

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