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'The Crown', temporada 5: un arranque plomizo, una Lady Di gigante y una reina "vieja"
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'The Crown', temporada 5: un arranque plomizo, una Lady Di gigante y una reina "vieja"

Este miércoles se estrena en Netflix la quinta temporada: nuevos actores y viejas tramas en una de las producciones más apabullantes de la televisión moderna

Foto: Dominic West y Elizabeth Debicki son los nuevos Carlos y Diana de Gales. (Netflix)
Dominic West y Elizabeth Debicki son los nuevos Carlos y Diana de Gales. (Netflix)

Han pasado dos años de la emisión del último capítulo de The Crown. Fue el 15 de noviembre de 2020. Había una pandemia. ¿Estábamos confinados? Desde luego, había una reina diferente en el trono de Inglaterra y, cuando los medios hablaban de Carlos III, en España visualizábamos la nariz bulbosa del alcalde de Madrid. ¡Cómo cambia el significado de las imágenes inmutables cuando la realidad muta! Hace dos años éramos todos más jóvenes, menos cínicos y estábamos en la Navidad de 1990. La gente de a pie llevaba gafas enormes de pasta, chaquetas de cuero envejecido oversize y esos jerséis de punto con patrones y colores imposibles y eméticos que quieren volver a imponernos las malvadas cadenas de moda rápida.

1991. Carlos y Diana son la pareja más cool del momento para la prensa, a pesar de que el primero parezca una caricatura salida de la mano de Uderzo y la segunda arrastre una tristeza infinita en las pestañas. Diana se aburre en Kensington Park, rodeada de sirvientes, pero absolutamente sola, con ganas de que la ame alguien más que el mundo entero. Y el servicio secreto sospecha que la esposa repudiada pueda convertirse en un peligro para la estabilidad de la monarquía inglesa. El constante martilleo de las críticas de Carlos, que no desaprovecha ocasión para demostrar pública y privadamente el desdén que siente hacia su esposa, hace que sus hijos, Guillermo y Enrique, se acaben posicionando del lado de la —aparentemente— más débil. El príncipe heredero se empeña en demostrar su mezquindad cada vez que los compromisos monárquicos los obligan a compartir oxígeno.

El arranque este miércoles de la nueva temporada es, en sus dos primeros capítulos —a los que ha tenido acceso El Confidencial—, decepcionante. Falta un año para llegar a ese 1992 que la reina Isabel bautizó como su annus horribilis, cuando la acumulación de las disputas conyugales de sus hijos, el incendio que destruyó parcialmente el castillo de Windsor y las críticas a los gastos de la familia real a costa del erario público marcaron el mínimo de popularidad de su reinado. Con toda esta avalancha inminente en el horizonte, queda algo insípido un comienzo que se centra, de nuevo, en las desavenencias de Diana no solo con su marido, sino con la familia en general. Carlos sigue menospreciando a Diana. Diana sigue sintiéndose menospreciada. La pareja vive prácticamente separada, ella en Kensington Park (Londres), él en Highgrove Gardens, a más de una hora de distancia. Y Camilla ronda por allí, como una presencia fantasmal que pesa sobre el destino de la pareja.

placeholder Elizabeth Debicki, Imelda Staunton y Dominic West en 'The Crown'. (Netflix)
Elizabeth Debicki, Imelda Staunton y Dominic West en 'The Crown'. (Netflix)

Qué ingenua, la reina, pensando que ese 1992 sería el peor año de su vida. Desde el conocimiento que da el presente, es difícil frenar el impulso de gritarle a la pantalla: "¡Todavía queda el accidente en el que muere Lady Diana en 1997!", "¡Todavía quedan las teorías conspiratorias que acusan a la reina y al servicio secreto de la muerte de la princesa!", "¡Todavía quedan los escándalos amorosos y la historia del guardaespaldas y la portada de Diana en body de aerobic en el Sunday Mirror y el toples que nunca salió publicado porque ¡Hola! se gastó los cuartos para sacarlo del mercado y el príncipe Harry vestido de nazi y el príncipe Andrés demandado por abusos sexuales a menores y la llegada de Meghan Markle a la familia y los supuestos comentarios racistas contra los hijos mestizos de los duques de Sussex!". Todavía queda todo el morbo de ver la carcoma despedazando los cimientos de los Windsor. ¡Queremos drama y lo queremos ya!

El creador de la serie, Peter Morgan, ha prometido que la serie terminará con una sexta temporada que dejará a la familia real inglesa a principios de los 2000. No se entiende entonces que The Crown dé tantos rodeos en el inicio de esta temporada. Por un lado, Carlos y Diana se embarcan en una segunda luna de miel de crucero por la costa italiana. "Cuando a Diana y a mí nos sugirieron que demostráramos la entereza de nuestro matrimonio yéndonos de segunda luna de miel, dije: 'Se ve que no estuvisteis en la primera", bromea el príncipe.

placeholder Jonny Lee Miller es John Major en 'The Crown'. (Netflix)
Jonny Lee Miller es John Major en 'The Crown'. (Netflix)

Para mayor rabia del heredero, Diana se ha convertido en un icono para la prensa y el pueblo, y su popularidad crece con cada acto benéfico y cada posado con tal o cual estrella pop. Diana mola, Carlos menos. Y, antes de Belén Esteban, el dueño incontestable de la corona de princesa del pueblo era el cardado de Lady Di. También acabamos con la reina Isabel despachando a una Margaret Thatcher —¡ya había olvidado el engolamiento gutural de Gillian Anderson!— que ha perdido la confianza de los tories y de los votantes. ¡Ding, dong! Al personajazo de Thatcher la sustituye alguien con mucho menos carisma: John Major. Un tipo grisáceo y contenido que, como su predecesora, proviene de un barrio obrero, pero ha abrazado fervientemente los preceptos liberales.

La ficción alienta milagros y en el papel del máximo responsable de la política inglesa entre 1990 y 1997 encontramos a Jonny Lee Miller, quien, en 1997, estrenó la película inglesa punk y subversiva que, cagándose en todo lo que representaba Major, se convirtió en un himno de la generación X: "Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas, elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige el bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver los concursos de la tele que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida. ¿Pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. Quién necesita razones cuando tienes heroína". Vale que el monólogo corre a cargo de Mark Renton (Ewan McGregor), pero el Sick Boy de Lee Miller suscribía y, ahora, aburguesamientos de la vida, peina raya lateral y viste traje de chaqueta. Al final uno puede ser anarca si lo tiene todo que ganar.

placeholder La familia real inglesa en la quinta temporada de 'The Crown'. (Netflix)
La familia real inglesa en la quinta temporada de 'The Crown'. (Netflix)

Si Thatcher era una gran antagonista, Major, en su mesura —aunque la interpretación de Lee Miller es la de un político rígido hasta en la postura corporal—, parece un interlocutor más conciliador frente a una reina que empieza a acusar la edad. La otra trama principal parte de una encuesta publicada entonces por el Sunday Times en la que los ciudadanos concluyeron que la reina era "demasiado vieja" para seguir gobernando y que debería abdicar en su hijo. Como en Succession, la posibilidad de cambio abre el apetito del heredero, que siente el trono y el cetro más cerca que nunca. Carlos se perfila como el gran villano de la temporada. La renovación del yate privado de los reyes, el Britannia —botado en 1953, un año después de su entronización y una especie de amuleto flotante para la reina—, plantea también la disyuntiva, en un momento de crisis mundial, de si es el erario público el que tiene que soportar los caprichos de su familia real. Los guionistas también han querido darle más peso a la figura de Felipe de Edimburgo con una trama en la que empieza una relación con Penny Knatchbull, condesa de Mountbatten y esposa del ahijado del príncipe, a quien las malas lenguas cortesanas apuntan como una amiga especial.

A pesar de todos los frentes que abren estos dos primeros capítulos —a lo que hay que sumar la relación de Diana con la prensa y su supuesta participación en la biografía que publicó Andrew Morton en 1992—, el arranque se pierde en recovecos y repeticiones, y falta el pulso con el que terminó la anterior temporada. Hay un ritmo lánguido impropio de un comienzo de temporada. Quizás en estos dos años, además de más viejos nos hemos vuelto más impacientes.

placeholder Jonathan Pryce es Felipe de Edimburgo en la temporada 5 de 'The Crown'. (Netflix)
Jonathan Pryce es Felipe de Edimburgo en la temporada 5 de 'The Crown'. (Netflix)

Uno de los grandes atractivos de este nuevo curso es el relevo de los actores protagonistas, que empuja inevitablemente a las comparaciones, sobre todo cuando por el reparto anterior pasaron nombres como Olivia Colman, Claire Foy, Emerald Fenell o Helena Bonham Carter. Si el primer casting sirvió de lanzamiento a actores jóvenes y no muy conocidos, cada temporada el casting suma contundencia y trayectoria. La reina Isabel II es ahora Imelda Stauton, gran dama de la interpretación, nominada al Oscar en 2006 por El secreto de Vera Drake y conocida por todos los adolescentes del mundo en el papel de Dolores Umbridge en Harry Potter. A su lado Jonathan Pryce —El hombre que mató a Don Quijote, el Gorrión Supremo de Juego de tronos, como Felipe de Edimburgo. Sin embargo, choca el envejecimiento acelerado de los personajes de una temporada a otra, cuando en la ficción tan solo ha pasado un año. También, y ya como chascarrillo, la altura de Elizabeth Debicki, que observa a sus compañeros de casting desde la atalaya que proporciona su 1,90. Era complicado sustituir a Emma Corrin, pero Debicki replica exactamente los ademanes, la mirada, la voz de la princesa Diana.

Habrá que esperar a este miércoles, cuando Netflix estrene oficialmente los 10 nuevos capítulos de The Crown, para saber si este comienzo es simplemente una siembra de terremoto que le espera a la reina en ese annus horribilis o si la fórmula empieza a renquear por agotamiento. Ahora que Carlos III ya ha catado trono, esta quinta temporada tiene el morbo de ver si el eterno heredero siempre esperó pacientemente o en algún momento se dejó llevar por el ansia. Nos recuerdan siempre los creadores de The Crown que en esta ficción hay algunas trazas de realidad. Entre el pódcast de Corinna y el filón de Netflix tenemos salseos reales para rato.

Han pasado dos años de la emisión del último capítulo de The Crown. Fue el 15 de noviembre de 2020. Había una pandemia. ¿Estábamos confinados? Desde luego, había una reina diferente en el trono de Inglaterra y, cuando los medios hablaban de Carlos III, en España visualizábamos la nariz bulbosa del alcalde de Madrid. ¡Cómo cambia el significado de las imágenes inmutables cuando la realidad muta! Hace dos años éramos todos más jóvenes, menos cínicos y estábamos en la Navidad de 1990. La gente de a pie llevaba gafas enormes de pasta, chaquetas de cuero envejecido oversize y esos jerséis de punto con patrones y colores imposibles y eméticos que quieren volver a imponernos las malvadas cadenas de moda rápida.

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