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Sánchez, no busques más, soy la candidata a la alcaldía de Madrid que buscas
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Sánchez, no busques más, soy la candidata a la alcaldía de Madrid que buscas

Ya que no me conoces, deja que te hable de mis méritos. Lo mío con la capital ha tenido sus vaivenes. Nací en el barrio de Salamanca, pero viví en la periferia sur. Me casé con un vecino de Chamberí, viví en Delicias y ahora en Argüelles

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Llegadas a este punto, una debe estar a la altura de las circunstancias. Ser consciente de la injusta fama de una clase política que trabaja más de lo que parece y cobra menos de lo que merece. Llegadas a este punto, y tras una vida laboral en la que he trabajado por cuenta propia, ajena, he fundado una empresa y encima los niños ya están creciditos, creo que ha llegado mi momento. Pedro Sánchez, aquí me tienes para presentarme a alcaldesa de Madrid.

Ya que no me conoces, deja que te hable de mis méritos. Lo mío con la capital ha tenido sus vaivenes. Nací en el barrio de Salamanca, pero viví en la periferia sur. Me casé con un vecino de Chamberí, viví en Delicias y ahora en Argüelles. Paso a diario por la sede de tu partido y creo sinceramente que deberían actualizar la foto tuya que luce en uno de los ventanales. Ahora tienes mejor cutis y menos carita de pena.

Foto: Foto: D.B. Opinión

Me gustan el mercado de Puente de Vallecas y el de Santa María de la Cabeza, mis hijos aprendieron a nadar en Usera y su educación primaria la aprendieron en El Viso. Soy del Atlético de Madrid y solo a veces antimadridista. Pedro, soy del Estudiantes (¡como Pepu!), me cae bien Jorge Javier Vázquez, una vez hice reír a Federico Jiménez Losantos y no tengo deudas con Hacienda, antecedentes penales ni títulos universitarios de pega (ejem). Chico, yo no sé qué más decirte que no te haya dicho ya.

Ah, que puedo ser muy discreta. Tanto, que nunca te haré sombra. Por no destacar, soy castaña y con los ojos marrones. Bajita, bastante maja, no tengo carné de conducir y, por tanto, podemos rescatar el coche ese que llevaste cuando resucitaste de entre los muertos. Sí, tengo una chupa negra en mi armario como Trinidad Jiménez, alguna que otra enemiga identificada y creo que el suficiente criterio estético como para decirte que debes desterrar del armario los cuellos vueltos y la cazadorcilla esa marrón que te pones cuando quieres mostrarte cercano. Eso, lo de la simpatía, déjamelo a mí. Me gusta abrazar un poco sin ton ni son, los perros y los niños. Ahí, si eres tan amable, no te metas, que no te sale.

No te prometo propuestas tan brillantes como la naumaquia en el Manzanares como quiso Antonio Miguel Carmona, pero puedo traer a Madrid la noria esa gigante para hacer frente al populismo ahora que Begoña Villacís parece tener su carrera política en el aire. Total, me apellido igual que el alcalde de Vigo, nos gusta la grandilocuencia.

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Soy lo suficientemente graciosa como para pegar una patada a un balón como José Luis Martínez-Almeida pero con la pierna puesta a lo Lina Morgan. Una forma como cualquier otra de esquivar las noticias que me acusen de tener la ciudad hecha un estercolero. En el colegio aprendí a bailar chotis sobre una baldosa, me gustan los callos y el cursillo prematrimonial lo hice en Jesús de Medinaceli.

Lo de los rezos y en general la parte eclesiástica también déjamela a mí. Confía, que son 46 años de prácticas. Defenderé a capa y espada los servicios públicos y la separación entre iglesia y estado, pero en mi armario guardo una mantilla negra y un alfiler de mi abuela para sujetarla a la peina.

Por 25 pesetas puedo citarte de corrido los 21 distritos de Madrid y hasta podría apostarme unos torreznos con Javier Ortega Smith a ver quién de los dos conoce más barrios. Este ejemplo podríamos llevarlo al debate de Telemadrid, si te parece, porque se nos haría viral y me permitiría salir del anonimato. También podríamos hacer una yincana de plaza en plaza de hormigón y de terraza en terraza. Hace años vi un concierto de la hija de Olga Ramos desde una caseta municipal de Ahora Madrid. Para que veas que, lejos de contribuir a la fragmentación de la izquierda, soy capaz de aglutinar a todas las tribus posibles.

Foto: La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. (EFE/Chema Moya)

Creo tener cierta maña con la oratoria y tiendo poco a ponerme pomposa. Por ejemplo, hoy mismo he citado a Chiquito de la Calzada para hablar del informe del BCE sobre el impuesto a la banca, porque uno no debe crecerse en las referencias ajenas, que luego pasa lo que pasa. Tiendo a llorar a la mínima, pero de verdad. Tengo una carcajada sonora, madre catalana, padre extremeño. Hijo mío, si es que soy España dentro de España.

Y al décimo párrafo, presidente, la verdad. Tan triste como en lo que se ha convertido el matadero que es la candidatura a alcalde la capital por tu partido. Un asunto plagado de burlas, risas y rumores en las tertulias más serias. Con quinielas en las que se dan nombres disparatados que acaban convirtiéndose en opciones posibles, con otras quinielas en las que se baraja quién te cae peor de los tuyos como para hacerle ese regalo.

Foto: Adriana Lastra, Ángel Gabilondo y Jorge Javier Vázquez, durante un acto de la campaña de 2021. (EFE/Chema Moya)

Y es la alcaldía de Madrid. De un ayuntamiento con 5.700 millones de presupuestos anuales. Un lugar y un puesto por el que deberían pelearse muchos. Y tú te empeñas en olvidarte de esas que se lo conocen al dedillo. Porque son tres mujeres y tú sí sabes sus nombres. Llevan años acudiendo a los plenos del palacio de Cibeles y saben cómo funciona aquello.

Pero tienes ganas de jugártela de nuevo. Y puede que propongas a alguien que no sabe lo que es gestionar una ciudad, pero no necesita la presentación que yo acabo de hacerte. Y quizá, porque de eso te creo capaz, hasta escojas a alguien que no sabe dónde está la sede del partido socialista madrileño. La calle se llama Buen Suceso.

El que no vas a tener en las municipales.

Llegadas a este punto, una debe estar a la altura de las circunstancias. Ser consciente de la injusta fama de una clase política que trabaja más de lo que parece y cobra menos de lo que merece. Llegadas a este punto, y tras una vida laboral en la que he trabajado por cuenta propia, ajena, he fundado una empresa y encima los niños ya están creciditos, creo que ha llegado mi momento. Pedro Sánchez, aquí me tienes para presentarme a alcaldesa de Madrid.

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