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El jefe de la policía de Gijón ha escrito un libro corrosivo (y piden su cabeza)
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¿Censura preventiva?

El jefe de la policía de Gijón ha escrito un libro corrosivo (y piden su cabeza)

Funcionarios y sindicalistas del Ayuntamiento de Gijón reciben amparo tras sentirse satirizados por la novela de Alejandro M. Gallo, comisario jefe de la policía local de la ciudad asturiana

Foto: Alejandro Gallo, comisario jefe de la policía local de Gijón. (A.G.)
Alejandro Gallo, comisario jefe de la policía local de Gijón. (A.G.)
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La Junta de Personal del Ayuntamiento de Gijón se reunió este miércoles para tratar la novela Matanza de Atocha 1977: caso abierto, de Alejandro M. Gallo (Astorga, 1962). Aunque sería bonito que hubiera clubs de lectura en todas las juntas municipales de España, la discusión no se centró en las cualidades literarias del libro, sino en censurar su potencial corrosivo sobre la oficina municipal.

Se da la circunstancia de que Alejandro M. Gallo, además de autor de varias novelas negras, es el comisario jefe de la policía municipal de Gijón.

Varios funcionarios pidieron amparo por el contenido del texto y la Junta de Personal se lo concedió, con el apoyo de los sindicatos Sipla, UGT y CCOO. Según fuentes conocedoras de la reunión, los representantes de CCOO se sumaron al considerar que el uso de la palabra "empotrar" en la novela es machista.

La Junta de Personal, no obstante, no emitió comunicado alguno tras la reunión. ¿Por poco convencimiento? ¿Conscientes de estar ante una patata caliente? Tampoco se aclaró en qué consistirá el amparo a los funcionarios.

"Si alguien quiere aprovechar la novela para intereses espurios es su problema, no el mío"

¿Quiénes se habrían sentido parodiados en la novela? Dos liberados sindicales, la directora general de Servicios y la jefa de servicio de dicha dirección general del consistorio.

Las presiones contra el libro también llegaron a la alcaldía. Hace unos días, se pidió la cabeza de Gallo a la alcaldesa de Gijón, la socialista Ana González, que no estaría por la labor, según fuentes municipales.

La novela de Gallo trata sobre un veterano comisario que, varias décadas después de investigar los atentados contra los sindicalistas de Atocha (1977), viaja a Gijón (que en la novela se llama Xidrón) a investigar la muerte de un sindicalista con mala fama.

Además del contraste político entre épocas, del sindicalismo de combate a los liberados sindicales, el comisario del libro retrata con acidez la flor y fauna policial, periodística y sindical de Xidrón.

El tonto del pueblo

He aquí algunos de los extractos del libro que son la comidilla estos días en el consistorio:

Su cara me suena y no sé de qué.
—¿Quién es? —quiero saber.
—Es un sindicalista del SOPA.
—¿SOPA? —pregunto desconcertado.
—Sindicato Orgánico de la Policía…
—Ah —exclamo, con la mandíbula colgando—. ¿Para qué quiere verme?

—Está liberado. Muchas horas libres y se aburre. Cuando viene alguien nuevo se lanza a su captura.
—¿No se dedica a solucionar los problemas de sus compañeros? —Este no. —Pues vaya plan.
—Además —me dice, acercándose al oído—, este era el compañero del asesinado.
—Cuando lo vi, tuve la sensación de conocerle de algo.
—Igual le resultaba familiar porque ha actuado de secundario en alguna serie de televisión. La más conocida fue ‘El tontu’l pueblu’.

placeholder Portada del libro.
Portada del libro.

[...]

—Solo quería salvarlo de las garras de la Faraona —dice, con una sonrisa y alargando la pronunciación de las erres.
—¿Quién es esa mujer tan pedante y prepotente?
—Pertenece al personal civil de esta casa. Es una técnica que nos envían para evaluar la satisfacción del personal, la calidad del servicio....
—¿Para qué sirve todo eso?
—En realidad, para nada, pero es una forma de tener entretenido a los sindicalistas y hacerles creer. que esto no funcionaría sin ellos.
—No entiendo.
—Sí, ella les llama a reuniones en las que preparan estrategias irrealizables, grandes planes para el futuro que nunca se llevan a cabo…

Pura coincidencia

En la introducción de la novela, Gallo advierte: “Todos los personajes y cuestiones ajenas a la investigación de la matanza de Atocha de 1977 son producto de mi imaginación y cualquier coincidencia con algún hecho o/y personaje real es mera casualidad”.

Alejandro Gallo, licenciado en filosofía, políticas y ciencias de la educación, fue jefe de las policías locales de Astorga y Langreo. El ministerio del Interior le concedió la medalla al mérito policial en 2010. Es autor de novelas como Asesinato de un trotskista y Revolución del 34: caso abierto.

"Se está oponiendo un derecho constitucional, el del autor a ejercer su libertad creativa, contra otro, el de los denunciantes a sentirse ofendidos"

Hablamos con Alejandro M. Gallo:

“En la novela jamás hablo del Ayuntamiento de Gijón. No sale para nada. Ni del Ayuntamiento de Gijón ni del de el constructo imaginario Xidrón”.

“Nadie que lea ese libro puede señalar a alguien en concreto. Todo es ficción”.

“Yo no cito a nadie”.

“Hablo siempre en general y con personajes ficticios. Si alguien se dio por aludido. Mal asunto para él o ella”.

“Si alguien quiere aprovechar la novela para intereses espurios es su problema, no el mío”.

¿Ha tenido antes problemas por su doble condición de novelista y comisario? "Nunca tuve ningún problema con mis otras 14 novelas”, añade Gallo.

Efecto Streisand

Desde el entorno del policía se desliza que Gallo había denunciado antes el mal uso de las horas sindicales de sindicalistas del consistorio: “¿Qué hacen con las horas sindicales que tienen por derecho para defender a sus compañeros? ¿En qué las utilizan? Algunos tienen sus negocietes. Gallo ya lo denunció y por eso tienen las escopetas cargadas”.

“Igual se la tenían jurada a Gallo por las cuestiones que fuesen. Y han aprovechado esto para llevar a cabo una demostración de poder. Sin tener en cuenta que las implicaciones iban a sobrepasar los límites de la administración”, cuenta una fuente municipal.

"En la penúltima novela de Javier Cercas aparecía una alcaldesa de Barcelona a la que sometían a un chantaje sexual, y no tengo noticias de que Ada Colau se haya sentido concernida por ello"

Habla Miguel Barrero, escritor y director de la Fundación Municipal de Cultura del consistorio:

"La situación es, cuando menos, extraña: unos representantes sindicales debatiendo sobre si lo que cuenta una novela merece que se conceda amparo a unas personas que se sienten identificadas con determinados personajes que aparecen en ella. En primer lugar, no sé de ningún escritor, del pasado o del presente, que haya escrito sus obras al margen de la realidad que lo rodea, es decir, sin tener en cuenta los referentes que configuran su propio mundo. En segundo lugar, que un personaje tome como referencia a una persona real no significa que sea esa persona; en la penúltima novela de Javier Cercas aparecía una alcaldesa de Barcelona a la que sometían a un chantaje sexual, y no tengo noticias de que Ada Colau se haya sentido concernida por ello. En tercer lugar, la novela está narrada en primera persona por el personaje que la protagoniza y, por tanto, muestra su punto de vista, que no tiene que coincidir necesariamente con el del autor. En cuarto lugar, se está oponiendo un derecho constitucional, el que tiene el autor a ejercer su libertad creativa, contra otro, el de los denunciantes a sentirse ofendidos, que tiene una naturaleza meramente subjetiva y no está recogido en la Constitución, y menos mal: si quienes alguna vez se han sentido ofendidos por algún libro se pusiesen a denunciar a sus autores, todos los escritores estaríamos en la cárcel".

Otra forma de verlo es que se está montando un escándalo por exceso de susceptibilidad. Al no dar la novela nombres, no estar ubicada en el Ayuntamiento de Gijón y tirar de alusiones crípticas, es difícil que alguien fuera del consistorio encuentre claves ocultas en el texto, pero los presuntos aludidos han puesto el libro en el foco… y ya ha llegado a la prensa nacional...

"Al final de la novela, el comisario Gorgonio repite la frase de Marx de El 18 brumario de Luis Bonaparte: La historia se repite dos veces, una como tragedia y otra como comedia. Atocha fue la tragedia. Lo que ha ocurrido en Xidrón es la comedia”, zanja Gallo.

La Junta de Personal del Ayuntamiento de Gijón se reunió este miércoles para tratar la novela Matanza de Atocha 1977: caso abierto, de Alejandro M. Gallo (Astorga, 1962). Aunque sería bonito que hubiera clubs de lectura en todas las juntas municipales de España, la discusión no se centró en las cualidades literarias del libro, sino en censurar su potencial corrosivo sobre la oficina municipal.

Ministerio del Interior Asturias