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¿Un ladrón cazado? La carrera del ganador de dos Oscar Asghar Farhadi, en duda
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¿Un ladrón cazado? La carrera del ganador de dos Oscar Asghar Farhadi, en duda

Varios alumnos y colaboradores acusan al cineasta iraní, ganador de dos premios Oscar a Mejor película en lengua extranjera, de robarles las ideas y borrarles de los créditos

Foto: El director iraní Asghar Farhadi ganó su primer Oscar Mejor Película en Lengua Extranjera en 2012 por 'Una separación'. (Efe)
El director iraní Asghar Farhadi ganó su primer Oscar Mejor Película en Lengua Extranjera en 2012 por 'Una separación'. (Efe)

Asghar Farhadi suponía hasta ahora para Irán lo que Pedro Almodóvar es para España. Como Almodóvar, Farhadi representa el prestigio del cine de autor de un país periférico frente a la todopoderosa Academia de Hollywood. Tras la muerte de Kiarostami, Farhadi concentra en su figura toda una cinematografía para aquellos que quieren iniciarse en una cultura ajena como la iraní. Ganador de dos Oscar a Mejor película en lengua extranjera, el primero por Nader y Simin, una separación (2011) y el segundo por El viajante (2016), Farhadi es un cineasta incontestable dentro de un país en el que hacer cine puede suponer pena de cárcel. Que se lo pregunten a Mohammad Rasoulof, ganador del Oso de Oro en 2020 por La vida de los demás y Espiga de Honor en Seminci, condenado a prisión por "hacer propaganda" contra el régimen; que se lo pregunten al documentalista y guionista Mostafa Al-Ahmad, condenado a más de seis años de cárcel por "asamblea ilegal, propaganda contra Irán y publicar falsedades", y a Jafar Panahi, ganador del Premio Especial del Jurado en la última edición del Festival de Venecia por No Bears, condenado en julio a seis años de cárcel por protestar contra las condenas de sus dos compañeros.

El estatus de Farhadi como el gran cineasta iraní contemporáneo puede tambalearse ahora. Este lunes, el semanario The New Yorker ha publicado un reportaje en el que varios alumnos y colaboradores de Farhadi lo acusan de robarles las ideas y borrarles de los créditos. También actrices como Golshifteh Farahani, con quien trabajó en A propósito de Elly (2009) y una de las primeras actrices iranís en aparecer sin velo en una película de Hollywood -ahora vive exiliada en Francia-, lo acusan de tibieza y de relacionarse de forma interesada con el régimen de los ayatolás.

placeholder Asghar Farhadi, director de 'Todos lo saben', posa junto a los actores Imma Cuesta, Bárbara Lennie Javier Bardem, Penélope Cruz y Eduard Fernández. (Efe)
Asghar Farhadi, director de 'Todos lo saben', posa junto a los actores Imma Cuesta, Bárbara Lennie Javier Bardem, Penélope Cruz y Eduard Fernández. (Efe)

La investigación de la periodista Rachel Aviv comienza con el testimonio de una antigua alumna de unos cursos sobre dirección de cine impartidos por Farhadi. Azadeh Masihzadeh es, desde 2013, una directora de cortos y documentales procedente de Shiraz, una ciudad de un millón y medio de habitantes a unos 900 kilómetros al sur de Teherán. En 2014, Masihzadeh se apuntó a un curso sobre cine documental en Instituto Karnameh de Arte y Cultura de Teherán. Farhadi dictó a los dieciocho alumnos del curso la tarea de buscar historias sobre gente que se hubiese convertido repentinamente en héroe para su comunidad por haber llevado a cabo una buena acción, como devolver un dinero o un objeto valioso en lugar de quedárselo para sí mismo.

Masihzadeh volvió a Shiraz y descubrió a través de la televisión local la historia de Mohammadreza Shokri, un recluso que llevaba cinco años en la cárcel cuando, en un permiso, encontró en la calle una bolsa llena de dinero y se la devolvió a su dueña. La alumna consiguió que la cárcel de Shiraz le diese permiso para entrevistar al preso para su documental. A partir de ahí, Masihzadeh comienza la búsqueda de la mujer a la que, supuestamente, pertenecía el dinero y el rastro acabó llevándola a una aldea rural a ocho horas en coche de Shiraz. Y la investigación comienza a arrojar dudas sobre si la mujer había reclamado la bolsa perdida o, más bien, fueron los responsables de la cárcel y Shokri quienes "inventaron la historia para crear una publicidad positiva para la prisión, en la que, según Shokri, habían ejecutado a una chica el mismo día que él descubrió el dinero", cuenta el reportaje. Lo cierto es que Un héroe (2021), el último largometraje de ficción de Farhadi, nominado al Globo de Oro y Gran Premio del Jurado en Cannes, parte de una trama idéntica a la del documental de Masihzadeh.

placeholder Una imagen de 'Un héroe' (2021).
Una imagen de 'Un héroe' (2021).

El documental de Masihzadeh, titulado Act Iv, empezó a moverse por festivales y a ganar algún que otro premio, como el Premio Especial del Jurado del Festival de Cine de Shiraz. Tampoco nada del otro mundo. Sin embargo, Masihzadeh recibió una llamada del Instituto Bamdad, cuya directora es Parisa Bakhtavar, mujer de Farhadi, en la que una trabajadora del centro le pedía que dejase de presentar su documental en festivales. En 2019, en el mismo Instituto Bamdad, Farhani se reunió con Masihzadeh y le ofreció un trabajo como parte del equipo de Un héroe y le pidió firmar unos papeles que declaraban que "la película documental 'Act Iv', producida entre 2013 y 2019, se basa en una propuesta y una idea que Mr. Asghar Farhadi compartió durante un taller de cine documental". Según el reportaje, Masihzadeh le preguntó al director si Un héroe estaba relacionado con su documental y él le contestó que había escrito el guión antes de que ella hubiese hecho su película.

"Según el relato de Masihzadeh", prosigue el reportaje, "que Farhadi tilda de falso, ella pidió que se revisase la declaración que había firmado, pero él contestó que era una lección para que aprendiese y que más adelante se lo agradecería: la próxima vez que alguien pusiera un papel frente a ella para que lo firmase, debería buscarse un abogado, para evitar estresarse". El trabajo en Un héroe nunca llegó, Farhadi nunca accedió a volver a reunirse con ella y en las entrevistas explicó que Un héroe"no estaba basada en ninguna noticia concreta" a pesar de haber impartido "clases a alumnos de cine con el propósito de investigar historias".

Algo parecido le ocurrió a Mostafa Pourmohammadi, que participó en un taller de escritura de guión impartido por Farhadi en 2009. Pourmohammadi cuenta que cuando se estrenó Nader y Simin, una separación unos tres años después, muchos compañeros de aquel taller lo llamaron porque la película se parecía mucho a un corto que había escrito él en aquellos talleres. "Tenía la esperanza de que si un profesor saca una buena idea de un alumno también ayudaría al alumno a meter la cabeza en la industria", explica Pourmohammadi a The New Yorker. "Fue muy paradójico. Me gustaba Farhadi e, incluso, me gustaba la película. Fue, a la vez, un honor y una traición". Farhadi, por su lado, se defiende explicando que, como en Una separación, él ya había tratado el tema de las empleadas domésticas y que "en todo caso Pourmohammadi habría extraído la trama de su película Fireworks Wednesday", de 2006.

placeholder Leila Hatami en el papel de Simin y el actor Peyman Moadi en el papel de Nader. (Efe)
Leila Hatami en el papel de Simin y el actor Peyman Moadi en el papel de Nader. (Efe)

También habla Mani Haghighi, director de The Pig (2018), entre otras. Conoció a Farhadi en una reunión informal en su casa (la de Haghighi). Farhadi todavía no era un director reputado y sus trabajos se limitaban a una serie de televisión y alguna película distribuida exclusivamente en Irán. Hicieron buenas migas y Farhadi le habló de una idea para una película que acabaría convirtiéndose en Fireworks Wednesday (2006). Durante ocho meses estuvieron colaborando, escribiendo y hablando de la historia en casa de Haghighi y, finalmente, compartieron crédito de guion. Sin embargo, para A propósito de Elly repitieron el proceso durante dos meses -Farhadi alega que discutiron sobre el guión durante uno o dos días, nada más- y Haghighi apareció como actor, pero no como guionista en la película.

Precisamente es en A propósito de Elly donde aparece como protagonista Golshifteh Farahani, quien tuvo problemas con el Gobierno iraní por aparecer con el pelo descubierto en una película estadounidense, Red de mentiras, de Ridley Scott. El Ministerio de Cultura iraní bloqueó en un principio la participación de A propósito de Elly en festivales, hasta que Mahmoud Ahmadinejad levantó el veto porque "no es justo que el error de una actriz suponga la condena de toda la película". En la presentación de la película en la Berlinale de 2009, la actriz tuvo que caminar por la alfombra roja en solitario, separada del resto del equipo. "Quizás es que, en el fondo, Farhadi quiso castigarme por haber puesto en aprietos a la película. O quizás quería hacer ver como que me castigaba para mostrarse en el lado correcto, el del Gobierno, porque me quité el velo y me convertí en la chica mala a la que todos insultaban. La ironía es que los que me interrogaron no me hicieron sentir culpable. Pero Farhadi sí lo consiguió. Me hizo creer que marcharme de Irán, que no llevar un hiyab, era hacer algo terrible".

"Me pidió que escribiese una disculpa al Líder Supremo, diciendo que había soñado con el Imam Ali [el primer varón en convertirse al islam y el primer imán para los chiíes] y que éste me había pedido que me disculpase y así me dejarían volver a Irán", prosigue Farahani, que describe al director como un vasat baz, es decir, alguien que nunca se moja.

placeholder Asghar Farhadi este 2022 como miembro del jurado de Cannes. (Efe)
Asghar Farhadi este 2022 como miembro del jurado de Cannes. (Efe)

Volviendo a Haghighi, en un momento de su relación con Farhadi le contó a éste una anécdota personal, con pelos y señales, sobre cómo había viajado a Canadá para divorciarse de una chica a la que había conocido durante sus años de estudiante. Farhadi, entonces, escribió El pasado, una película basada en dicha anécdota. A cambio, le propuso interpretar el papel protagonista. Después de estudiar durante seis meses francés para dicho papel, Haghighi descubrió que el papel se lo había dado a otro. Rompieron la relación hasta que Farhadi, siempre según Haghighi, le pidió que le echase una mano con Todos lo saben, la película que Farhadi rodó en España con Penélope Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín. Farhadi necesitaba comprender cómo sobrellevan la infidelidad en la cultura occidental. En un principio, Haghighi declinó la oferta de colaboración: "¿Sabes qué? No quiero trabajar nunaca más contigo porque siempre, al final, acabo pasándolo mal. Incluso si no quiero que me des nada más allá de decirme Gracias, has sido de gran ayuda".

Al final accedió y escribieron juntos durante cuatro meses un tratamiento de 42 páginas -Haghighi todavía guarda los apuntes de ese trabajo en su casa-. Sin embargo, Haghighi no aparece en los créditos de guión. Tan sólo en los agradecimientos, junto a la familia del director. Haghighi cree que el cineasta se ve a sí mismo como un lobo solitario y es incapaz de reconocer la ayuda o la coautoría de nadie.

En Irán hay una gran parte de la sociedad que se coloca al lado de Farhadi. Incluso algunos compañeros de Masihzadeh se posicionan junto al cineasta y aducen que fue él quien dio las claves para que la alumna encontrase la historia. Farhadi ha acabado denunciando a Masihzadeh por difamación. Masihzadeh ha denunciado a Fasrhadi por plagio, robo de ideas y "ganancias ilegítimas por fraude o abuso de privilegio". Shokri, el preso real en el que se inspiran ambos trabajos, también ha llevado ante los tribunales a Farhadi por "difamación y revelación de información personal y secretos", porque sí dio permiso a Masihzadeh para hacer una película sobre él, pero no a Farhadi. Un galimatías judicial en un país que ahora lucha por liberarse del yugo de los ayatolás, pero que claramente empaña la imagen de un cineasta obsesionado, dentro de su cine, con las mentiras utilizadas para mantener el estatus conseguido. De momento tendrá que soportar una gran duda sobre toda su carrera.

Asghar Farhadi suponía hasta ahora para Irán lo que Pedro Almodóvar es para España. Como Almodóvar, Farhadi representa el prestigio del cine de autor de un país periférico frente a la todopoderosa Academia de Hollywood. Tras la muerte de Kiarostami, Farhadi concentra en su figura toda una cinematografía para aquellos que quieren iniciarse en una cultura ajena como la iraní. Ganador de dos Oscar a Mejor película en lengua extranjera, el primero por Nader y Simin, una separación (2011) y el segundo por El viajante (2016), Farhadi es un cineasta incontestable dentro de un país en el que hacer cine puede suponer pena de cárcel. Que se lo pregunten a Mohammad Rasoulof, ganador del Oso de Oro en 2020 por La vida de los demás y Espiga de Honor en Seminci, condenado a prisión por "hacer propaganda" contra el régimen; que se lo pregunten al documentalista y guionista Mostafa Al-Ahmad, condenado a más de seis años de cárcel por "asamblea ilegal, propaganda contra Irán y publicar falsedades", y a Jafar Panahi, ganador del Premio Especial del Jurado en la última edición del Festival de Venecia por No Bears, condenado en julio a seis años de cárcel por protestar contra las condenas de sus dos compañeros.

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