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Cruzados contra calabazas: ¿debemos celebrar Halloween o limpiar tumbas en Todos los Santos?
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Cruzados contra calabazas: ¿debemos celebrar Halloween o limpiar tumbas en Todos los Santos?

En las últimas décadas, se ha afianzado la celebración de Halloween en España. La pelota de batalla cultural entre tradición y multiculturalismo está ahora en el campo de los muertos

Foto: Un niño disfrazado por Halloween. (EFE/Cabalar)
Un niño disfrazado por Halloween. (EFE/Cabalar)

"En España no se celebra Halloween. Primer aviso". Con este mensaje lacónico, un tuitero ha prendido la mecha de la enésima trifulca cultural-identitaria, ¿tradición o multiculturalismo?, esta vez en la reivindicación de las festividades de Todos los Santos y del Día de Difuntos (1 y 2 de noviembre, respectivamente) frente a la importación anglosajona de la Víspera de Todos los Santos (eso es, en realidad, lo que significa Halloween), una fiesta que gana adeptos entre las nuevas generaciones. Solo hay que pasar frente a la puerta de un colegio para comprobar cómo los disfraces macabros, las calabazas y el truco o trato han venido para quedarse. "Que cada uno celebre lo que quiera". "Con la celebración de Halloween estás participando en un ritual satánico". "Yo el 1 celebro Todos los Santos". "Señora, usted celebra una fiesta pagana que la Iglesia se apropió. Y ya le he dicho lo que significa Halloween: noche de todos los santos. Por cierto, no celebro ninguna de las dos".

La imagen de un cruzado aplastando con la bota una calabaza es el resumen del último campo de batalla entre los defensores del rigor en las costumbres de toda la vida y aquellos para los que cualquier excusa es buena para una fiesta. Pero ¿en realidad Todos los Santos y los Difuntos se han celebrado toda la vida? ¿Tienen razón los guardianes de las esencias al advertir sobre los peligros de Halloween? ¿Por qué se la llama la noche de las brujas? ¿Acaso no tiene España raíces celtas? ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Hacemos caso a los Monty Python y seguimos a la calabaza?

¿Por qué en España celebramos Todos los Santos y el Día de Difuntos? Antonio Piñero, catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid especializado en lengua y literatura del cristianismo primitivo, explica en entrevista a El Confidencial que "la conmemoración de los difuntos empieza bastante tarde en el cristianismo". "En realidad, la Fiesta de los Difuntos no tiene en el cristianismo más recuerdo que un resto del judaísmo de un día, que no era un día concreto, en el que se celebraba el recuerdo de hombres ilustres, de antepasados de la nación. En el cristianismo primitivo no había un lugar especial para celebrar a los difuntos, y menos como algo triste. Si usted lee la Epístola de Pablo a los Tesalonicenses, la primera, en el capítulo 4, Pablo de Tarso está pensando que el fin del mundo va a ocurrir, como quien dice, en 10 minutos. Es decir, los muertos que no están presentes en la comunidad resucitarán de inmediato porque el Juicio Final llegará enseguida, y los que están vivos se unirán como un coro de ángeles y serán transportados al cielo para el Juicio Final, acompañados de Jesús. Ya me dirá usted qué hueco hay en esa perspectiva del cristianismo primitivo para una celebración de difuntos. Ninguno".

Foto: Antonio Piñero. (Wikipedia/Juan Sol)

"Hasta el siglo III o IV no existe la idea de purgatorio. Hay condenación o salvación", prosigue. "En el mundo judío había una suerte de espera, pero eran siete u ocho días, como aparece en el libro ‘4 de Esdras’, que es un libro del siglo I que dice que el alma se resiste a abandonar el cuerpo, pero, cuando sale, está siete días dando vueltas antes de ser admitido en ese lugar de espera del cielo definitivo, empieza a pensarse en la idea de que las almas están penando por no haber sido tan buenas como debieran. La idea de que los difuntos justos, no los que han ido al infierno, es que sirvan de intercesores para que los que estamos en el valle de lágrimas no pequemos demasiado, tengamos una buena muerte, un buen juicio particular y una buena estancia hasta que se abra el cielo definitivo. Y esto aparece del siglo V en adelante".

Piñero cree que ese culto a los muertos podría proceder del paganismo y que posteriormente pasase al cristianismo, como en otros casos. Por ejemplo, se produce la asimilación del culto a la Diosa Madre, que es una divinidad femenina. El culto a María empieza muy tarde, en los siglos II y III. Al principio no existía; tampoco a María Magdalena. La figura de Isis, que es la reina del cielo, y Deméter, que es la Dea Mater, la Diosa Madre, influyen para que la madre del Salvador empiece a adquirir importancia. O la fecha del sol invicto es el 25 de diciembre. El día más corto es el 22 de diciembre. Hay un interregno de uno o dos días, el día 25 es cuando el día ha ganado un mito y medio. El sol invicto es la figura de Júpiter, Zeus y, en la religión cristiana, es Jesús. Y, ante el desconocimiento de la fecha de nacimiento de Jesús, se eligió ese día, como ha reconocido la Iglesia".

Si hay algo que se asemeja en la cultura española tradicional a la fiesta de disfraces de Halloween, aunque celebrado en otras fechas, son los carnavales. "Los carnavales están relacionados con las bacanales romanas que se hacían una vez al año. Hay un decreto en Roma del año 186 a. C., el Bacchanalibus, que, como los carnavales eran tan tremendos y causaban tantas alteraciones del orden público, el Senado tuvo que poner freno. Porque el carnaval no era como es ahora. En el carnaval se cambiaban las tornas: el esclavo hacía de señor y el señor hacía de esclavo. Y les sometían a unas prácticas durante días, y como los del Senado pertenecían al régimen de los dueños, lo prohibieron". ¿Por qué cree Piñero que en España hemos asumido tan rápidamente este Halloween anglosajón? "Todos somos norteamericanos ahora, en el influjo de las comidas, las bebidas, el pensamiento, la forma de hablar. La cultura inglesa y estadounidense tienen una influencia tremenda".

placeholder Aquí Brueggel, el Viejo, representa otra guerra cultural: carnaval contra cuaresma.
Aquí Brueggel, el Viejo, representa otra guerra cultural: carnaval contra cuaresma.

Halloween se conoce también como "la noche de las brujas". Pero ¿qué tiene que ver con el fenómeno histórico real de la persecución por brujería? Adela Muñoz Páez, catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla y autora del ensayo Brujas: la locura de Europa en la Edad Moderna (Debate, 2022) —su interés por la química relacionada con la brujería la llevó a profundizar sobre la historia detrás del mito—, intenta arrojar algo de luz sobre la cuestión. "La verdad es que toda la relación entre las brujas y Halloween es una creación de la cultura estadounidense reciente, porque ninguno de los acontecimientos históricos en los que se ha visto involucrada gente acusada de brujería tiene lugar en estas fechas. Tiene más que ver con los solsticios, con celebraciones paganas precristianas. En el caso de las brujas de Salem, que ha convertido a la ciudad norteamericana en un centro turístico, las primeras acusaciones tuvieron lugar en primavera. Las ejecuciones fueron a lo largo del verano y algo del otoño, no en el día 31 de octubre".

En su libro, Muñoz Páez demuestra que fue la Inquisición la que frenó la expansión de la caza de brujas en España. "El cristianismo dio el soporte intelectual a la caza de brujas, sin duda. Pero la Inquisición, tanto la española como la italiana, fue fundamental para detener la caza de brujas, mientras que en Alemania se ejecutaron del orden de mil, debido a todos estos tratados de demonología que hablaban de las brujas como las intermediarias del diablo en la Tierra y que buscaban hacer mal a la gente a cambio de obtener el poder del diablo". Aunque también las acusaciones de brujería fueron la excusa para quedarse con el patrimonio de las acusadas, la gente culpaba a las brujas de las malas cosechas y de las hambrunas.

Foto: Detalle de la pintura negra de Goya 'Aquelarre' (1823).

Muñoz Páez se sorprende de la rapidez con la que la juventud española ha asimilado la parte más lúdica de la celebración de Halloween. Y si algo somos los españoles, según el estereotipo, es lúdicos. "En los pueblos todavía la gente mayor va el Día de Todos los Santos al cementerio a limpiar las tumbas de sus seres queridos, pero es una costumbre que se está perdiendo. Sobre todo entre la gente de las ciudades. Halloween, sin embargo, no es una fiesta de recuerdo, sino que tiene un aspecto mucho más festivo, aunque en su origen también tuviese que ver con las cosechas, los cambios de ciclo y los solsticios".

Efectivamente, son las cosechas las que marcan la celebración de Halloween en su origen. Porque ¿de dónde viene exactamente esta tradición, antes de que se convirtiese en una cita mercadotécnica?

En 1919, la escritora estadounidense Ruth Edna Kelley escribió el ensayo seminal Book of Halloween, en el que analiza cómo la mayor parte de los rituales precristianos están relacionados con el culto al sol y las cosechas. Entre esos rituales, estaba la celebración celta del final del verano, Samhain, el 1 de noviembre. "Entonces se guardaban los rebaños y era el primer momento de tiempo libre para los hombres después del final de la cosecha. Se encendían hogueras como acción de gracias a Baal por la cosecha. El viejo fuego del altar se dejaba extinguir antes de la noche del 31 de octubre para dar paso al nuevo fuego, que, como todos los fuegos sagrados, se hacía por fricción. Lo llamaban el fuego forzado. Se usaba una rueda y un huso: la rueda, el símbolo del sol, se giraba de este a oeste, en el sentido del sol. Los sacerdotes entregaban el nuevo fuego a la mañana siguiente, el día de Año Nuevo [...]. Se pensaba que el fuego bendito protegía el año a través de la casa que calentaba. En Irlanda el altar era Tlactga, en la colina de Ward en Meath, donde se quemaban los sacrificios, especialmente las ovejas negras, en el fuego nuevo. De las luchas a muerte y la mirada de las criaturas se extraían presagios para el año venidero. El año terminaba y, con él, la vida del sol. Los celtas pensaban que en ese momento el sol caía víctima durante seis meses de los poderes de las tinieblas invernales. En la mitología egipcia, uno de los dioses del sol, Osiris, fue asesinado en un banquete por su hermano Sîtou, el dios de la oscuridad [...]. De la idea de que el sol sufría a causa de sus enemigos en este día surgió la asociación de Samhain con la muerte".

El historiador y crítico cultural David J. Skal publicó en 2002 el ensayo Death Makes a Holiday. A Cultural History of Halloween. "Todas las historias de Halloween se retrotraen inevitablemente al antiguo festival celta del Samhain o Samaín, que señala la muerte del verano y el inicio del nuevo año celta. La cultura celta abarcaba a varios pueblos muy diversos que habitaban en las islas británicas y distintas zonas del norte de Europa antes de las invasiones romanas, y el Samaín era una de sus dos principales festividades dedicadas al sol (la otra, Beltane, era la celebración primaveral de la fertilidad). Se creía que, durante el Samaín, el velo que separaba lo natural de lo sobrenatural era especialmente transparente, y los sídhe —o montículos en los que habitaban las hadas— eran los portales físicos entre ambos mundos. Muchas de estas lomas y túmulos todavía existen y se da por hecho que era en ellos donde se llevaban a cabo los rituales del Samaín".

placeholder Un grabado sobre brujería hecho por el alemán Michael Herr.
Un grabado sobre brujería hecho por el alemán Michael Herr.

Aparentemente, Halloween podría tener más que ver con el cristianismo de lo que cabría imaginarse. En el siglo V, San Patricio se apropió de muchas costumbres y símbolos celtas para incitar a la conversión de la Irlanda celta al cristianismo. Incluyó las hogueras y la superposición del símbolo pagano del sol en la cruz. En su libro, Skal también habla de las celebraciones de Todos los Santos y Difuntos. "En el siglo IX, el papa Gregorio IV instauró la festividad del día de Todos los Santos el uno de noviembre, otra estudiada maniobra para vincular las fiestas cristianas con las celebraciones paganas tradicionales. El dos de noviembre fue declarado día de la Conmemoración de los Fieles Difuntos en torno al año 1006 (antes se celebraba el primero de mayo), quedando así establecida una breve estación de ritos conocida en el medievo como Hallowtide o triduo de Todos los Santos".

En resumen: las celebraciones cristianas beben muchas de los ritos paganos. Los ritos paganos vuelven en forma de fiesta consumista. Todo está mezclado en un magma cultural popular de decenas de siglos de influencia, absorción y rechazo. ¿Merece realmente la pena discutir por una calabaza?

"En España no se celebra Halloween. Primer aviso". Con este mensaje lacónico, un tuitero ha prendido la mecha de la enésima trifulca cultural-identitaria, ¿tradición o multiculturalismo?, esta vez en la reivindicación de las festividades de Todos los Santos y del Día de Difuntos (1 y 2 de noviembre, respectivamente) frente a la importación anglosajona de la Víspera de Todos los Santos (eso es, en realidad, lo que significa Halloween), una fiesta que gana adeptos entre las nuevas generaciones. Solo hay que pasar frente a la puerta de un colegio para comprobar cómo los disfraces macabros, las calabazas y el truco o trato han venido para quedarse. "Que cada uno celebre lo que quiera". "Con la celebración de Halloween estás participando en un ritual satánico". "Yo el 1 celebro Todos los Santos". "Señora, usted celebra una fiesta pagana que la Iglesia se apropió. Y ya le he dicho lo que significa Halloween: noche de todos los santos. Por cierto, no celebro ninguna de las dos".

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