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Abre la XI Bienal de Lanzarote: qué fue primero, ¿la política o el arte?
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Abre la XI Bienal de Lanzarote: qué fue primero, ¿la política o el arte?

Durante seis meses la isla canaria será uno de los principales epicentros del arte contemporáneo de España, aunando artistas nacionales e internacionales

Foto: Obra de Teresa Margolles expuesta en la muestra 'Bienes ocultos, de la Bienal de Lanzarote (G. Martínez)
Obra de Teresa Margolles expuesta en la muestra 'Bienes ocultos, de la Bienal de Lanzarote (G. Martínez)

La XI edición de la Bienal de Arte de Lanzarote empezó hace décadas, cuando poco antes de 1950, la portada de un periódico informaba de la llegada de más de 150 migrantes canarios a tierras venezolanas. Esa imagen ha sido la que ha guiado a Adonay Bermúdez, director artístico del certamen, para elegir las muestras que acompañarán a la isla hasta el 30 de marzo de 2023. Centradas en la memoria histórica, los flujos migratorios y la lucha de la mujer, algunos de los artistas visuales más reconocidos de España y Latinoamérica transitan sobre nuevos discursos, relatos que interpelan al visitante hasta lo más hondo de la condición humana: quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Ellos ahora añaden otra pregunta a la ecuación, quiénes queremos ser cuando lleguemos.

Las raíces de esta pequeña tierra sobre la inmensidad del océano llegan tan fondo que hasta en el título de la edición se aprecian los ecos de un pueblo mestizo, al galope de unos navíos que surcan las olas hasta oeste latinoamericano y el este africano. 'Como la liebre en el páramo', en homenaje al lanzaroteño Alejandro Perdomo, es el eslogan elegido al coincidir este 2023 con el 30 aniversario de su muerte.

placeholder Adonay Bermúdez, director artístico de la Bienal de Lanzarote, frente a la ermita de Hita. (G. Martínez)
Adonay Bermúdez, director artístico de la Bienal de Lanzarote, frente a la ermita de Hita. (G. Martínez)

El Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC) de Lanzarote es la casa en la que se refugia la primera de las muestras presentadas este septiembre. Aquí, el segundo museo de España dedicado en exclusiva a esta rama artística, acoge los 'Bienes ocultos'. Esta exposición grupal habla de represión, de invisibilidad, de esa subjetividad política perfectamente conseguida entre el carácter reivindicativo de la obra y su cuestión simbólica. La estética formal se conjuga con la realidad social, como esa “forma de reconocimiento a espacios que no habían sido dichos”, tal y como ha enunciado Carlos Delgado Mayordomo, comisario de la exposición y el mismo Bermúdez, siendo el primer curador que no pertenece al MIAC que comanda la Bienal.

Nuevas narrativas para viejas realidades

'Bienes ocultos' supone una perfecta introducción a la Bienal de Arte, sus temáticas y enfoques. La mirada, en ella, se posa en lo político mucho más allá de lo meramente panfletario. Tras subir 13 escalones de suelo de piedra volcánica, Lotty Rosenfeld espera al visitante. En cuatro marcos, las fotografías de la acción que llevó a cabo durante la dictadura chilena. “Dentro de los límites que le dejaba el sistema, alteró las líneas visuales viarias para los coches formando una cruz. Un elemento mínimo, geométrico, que alteró la realidad en una gran dimensión”, explica Bermúdez.

'Bienes ocultos' supone una perfecta introducción a la Bienal de Arte, sus temáticas y enfoques

Junto a ella está Julieta Hanono, quien a los 17 años estuvo presa durante la dictadura fascista de Argentina. En francés, su lengua de adopción tras su destierro, tiene escrito en neón la palabra 'Disparâitre'. Al lado también se encuentra Santiago Sierra con una pieza videográfica. En ella se ven cómo diferentes migrantes que contrató excavan hoyos de 50x50x50, una suerte de tumbas, cerca de Cádiz. Mientras, al fondo, se vislumbra el continente africano en un claro alegato contra la explotación de mano de obra extranjera para trabajos repudiados por los autóctonos.

placeholder Obra de Julieta Hanono en Buenes ocultos. (G. Martínez)
Obra de Julieta Hanono en Buenes ocultos. (G. Martínez)

Teresa Correa presenta dos instantáneas que juegan con la vida en sí misma. “Si hay alguna rama científica que se parece a la fotografía, esa es la biología. Para mí son organismos vivos que van mutando”, en palabras de la artista. El díptico que expone quiere ir más allá de la cuadratura, a veces demasiado pequeña, de lo observado y estudiado. “Por eso quiero mostrar los depósitos de los museos, todo aquello que queda fuera de la vista de quienes nos relatan nuestra historia”, completa esta canaria.

Migrantes muertos

Rigoberto Camacho aparece en la sala del MIAC, ubicado en la ciudad de Arrecife, esa región en la que solo está permitido construir edificios de hasta dos plantas y de color blanco, ocupando una posición central. Una palabra sin letras y números que aluden a una misma fecha pero que no corresponden entre sí. En papel vegetal, volátil, ha impreso la palabra “migrante” mediante las banderas marítimas internacionales. Detrás de los pergaminos, el año 2021 escrito y cifras que no se corresponden entre sí: “Son el número de migrantes que han muerto intentando llegar a las costas canarias según diferentes medios digitales. Hablamos de vidas que no cuentan, ni siquiera como número”.

placeholder La obra de Rigoberto Camacho y la de Teresa Margolles en Bienes ocultos (G. Martínez)
La obra de Rigoberto Camacho y la de Teresa Margolles en Bienes ocultos (G. Martínez)

Teresa Margolles ocupa gran parte de la sala con decenas de fotos de mujeres desaparecidas en las calles de Ciudad Juárez. Instantáneas que, con el paso del tiempo, se difuminan, pierden color, como si las instantáneas tuvieran el mismo destino que las vidas que reivindican. En 'Bienes ocultos', además, hay obras de Tracey Emin, Isidro López Aparicio, Enrique Jezik y Mounir Fatmi.

Arqueología de la revuelta

Dos decenas de escalones más estrechos que los anteriores y entrando de lleno en este castillo-Museo que fue centro de control franquista, Avelino Sala ha colocado 22 piedras tras una vitrina. Son esos objetos sin valor aparente pero que escogidos de esta forma marcan un relato constante, feroz y transitorio. “Todas las piedras se han utilizado en protestas populares en el mundo, ya sea contra la globalización, por los servicios públicos o en movilizaciones antirracistas”, explica él mismo.

placeholder Avelino Salas explicando su obra Monumento Arqueológico de la Revuelta (G. Martínez)
Avelino Salas explicando su obra Monumento Arqueológico de la Revuelta (G. Martínez)

Los objetos forman parte de una colección mucho mayor, viva. Este 'Museo Arqueológico de la Revuelta' en Lanzarote recorre la línea que une las protestas contra los contratos eventuales del naval en Gijón del año 2000 hasta otra recogido en las protestas civiles intentando frenar el avance de los ataques rusos en Luhansk este mismo 2022. En la sala, además, un ojo convertido en ventanuco mira impasible la muestra en la que se aprecian colores arcillosos, rojo spray, blancos y grises. Cerca, un monitor emite un vídeo realizado por Daniel García Andújar y el propio Sala en el que se aprecia una forma distópica pero un contenido revelador: estallidos sociales y represión policial.

La memoria histórica: hundida, pero a flote

En un ejercicio de descentralizar lo descentralizado, la ermita de Hita, una población cercana a Arrecife, los artistas Eugenio Merino y Miguel G. Morales han resucitado simbólicamente al poeta lanzaroteño Domingo López Torres. Concejal del Partido Comunista durante la Segunda República, tras pasar por prisión, en 1937 las tropas sublevadas le obligaron a meterse en una saca de pescado, le llevaron en una barca cerca de un acantilado, y con piedras que pesaban unos ocho kilos le arrojaron al mar.

Tras un arduo trabajo de investigación, Merino y Morales consiguieron ubicar el lugar exacto en el que López Torres fue arrojado al mar

Él, como tantos, murió ahogado, mecido por las aguas de un océano que van y vienen entre el olvido y el silencio. Hasta ahora, hasta que los dos artistas han llevado a cabo su 'Monumento a la oscuridad'. Tras un arduo trabajo de investigación, Merino y Morales consiguieron ubicar el lugar exacto en el que López Torres fue arrojado al mar. Desde ahí, en 2022, han dejado caer una placa en su recuerdo con las coordinadas precisas del lugar. “Esta obra es un contramonumento que alude al doble silencio que sufrimos en Canarias tras el golpe de Estado de julio de 1936, sin posibilidad de huir de los fascistas ni, después, hablar de todo lo ocurrido”, incide el propio Morales.

placeholder Eugenio Merino y Miguel G. Morales en la muestra del 'Monumento a la oscuridad'. (G. Martínez)
Eugenio Merino y Miguel G. Morales en la muestra del 'Monumento a la oscuridad'. (G. Martínez)

Un cuerpo atravesado por la ola fascista, el de López Torres, que en su día reposó en los 390 metros de fondo que el mar tiene en ese preciso lugar. Ahí, ahora, reposa este peculiar monumento que nadie va a poder tocar porque nadie lo va a poder ver, parafraseando a Merino. Y añade: “Esto nos habla del uso del espacio público, que continúa repleto de homenajes al franquismo”. Así, es la primera losa en torno a la memoria histórica que no habla de silencio, sino que grita de justicia.

La muestra, además, se completa con diversos documentos del surrealista lanzaroteño al que ahí se homenajea. De esa forma, es la primera vez que se expone el último poemario escrito por él, ya desde la prisión de Fyffes. También su ficha policial, diversas fotografías, documentación histórica y hasta su cuaderno de notas. A ello se suma una réplica de la losa lanzada y un vídeo del lanzamiento.

Más exposiciones, proyecciones y charlas

El programa de la Bienal se extiende hasta marzo de 2023, periodo durante el que el 58% de los participantes serán mujeres y casi un tercio del total procedentes de Latinoamérica. Por lo pronto, en octubre visitarán la isla diversos expertos para hablar de memoria histórica y la realidad de los refugiados. En noviembre se inaugurarán exposiciones de Marius Ionut Scarlat, Tania Candiani, Ximena Labra y Marco Montiel, y una proyección de Carlos Martiel. Ya en enero tendrá lugar una nueva exposición fotográfica, una performance y una conferencia sobre el papel del juez en la justicia social.

En febrero, la magistrada Verónica Ponte García hablará sobre 'La igualdad en el siglo XXI: delito de odio y violencia sobre la mujer', y se llevará a cabo una acción en diferentes barrios de Arrecife de la mano de Ars Magna. Por último, en marzo tendrá lugar la exposición “Las palabras que aún no poseemos”, muestra en la que participa la artista lanzaroteña Carmela García: “Siempre es bueno este tipo de certámenes en zonas ultraperiféricas. Para mí tienen una gran importancia a la hora de crear algo significativo a nivel social, no solo en el mundo del arte ultraconcentrado”, remarca para este medio. Ese mismo mes también se llevarán a cabo tres proyecciones y una mesa redonda que tratará el cáncer de mama y el arte.

La XI edición de la Bienal de Arte de Lanzarote empezó hace décadas, cuando poco antes de 1950, la portada de un periódico informaba de la llegada de más de 150 migrantes canarios a tierras venezolanas. Esa imagen ha sido la que ha guiado a Adonay Bermúdez, director artístico del certamen, para elegir las muestras que acompañarán a la isla hasta el 30 de marzo de 2023. Centradas en la memoria histórica, los flujos migratorios y la lucha de la mujer, algunos de los artistas visuales más reconocidos de España y Latinoamérica transitan sobre nuevos discursos, relatos que interpelan al visitante hasta lo más hondo de la condición humana: quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Ellos ahora añaden otra pregunta a la ecuación, quiénes queremos ser cuando lleguemos.

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