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El "cerebro negro" de Piranesi: las pesadillas del dibujante que moldeó el terror moderno
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'Cárceles imaginarias'

El "cerebro negro" de Piranesi: las pesadillas del dibujante que moldeó el terror moderno

Taschen publica los grabados completos de este arquitecto y arqueólogo italiano que, durante el siglo XVIII, anticipó el horror y las inquietudes más oscuras del Romanticismo

Foto: Retrato grabado de Piranesi. (Wikicommons)
Retrato grabado de Piranesi. (Wikicommons)

Se cree que Giambattista Piranesi ideó sus grabados más célebres durante un delirio provocado por la fiebre. Otros académicos opinan, por la fuerza del trazo y la ausencia de bocetos, que este artista veneciano del siglo XVIII exploró antes que nadie el dibujo inconsciente, dejando que su mano delineara pesadillas que ni él mismo conocía. El "sueño de la razón" que acuñó en uno de sus grabados Francisco de Goya, otro pintor marcado por sus inquietudes prematuras. Las 'Carceri d'Invenzione' de Piranesi fueron una serie de dieciséis grabados publicados en 1761.

En esas planchas, se observan construcciones imposibles, puentes que no van a ninguna parte, escaleras que terminan en el abismo, ruedas, cuerdas, poleas e instrumentos de tortura. Los grabados, poblados por pequeñas figuras atormentadas por un fuego invisible, cautivaron a los nombres ilustres del Romanticismo. Algunos, incluso, vieron en Piranesi a un precursor de un arte oscuro y adelantado a su tiempo. Todas las láminas se incluyen en 'Piranesi', el catálogo completo de su obra que se acaba de editar en Taschen.

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Cuando se publicaron por primera vez, las prisiones imaginarias de Piranesi no calaron como las obras vanguardistas y pioneras que se consideran hoy. A lo largo de los siguientes siglos, poetas, escritores y cineastas alabaron las 'Carceri' como una de las primeras muestras de surrealismo en la historia del arte. Los ecos del "negro cerebro" de Piranesi, como escribió Marguerite Yourcenar en uno de sus ensayos, llegaron hasta la obra de Víctor Hugo, Baudelaire, Coleridge, obsesionaron a Eisenstein, a Fritz Lang, y se convirtieron en un modelo para las ilusiones ópticas, el terror moderno e incluso el arte abstracto del siglo XX, como aseguró Aldous Huxley en un arrebato de admiración por el dibujante.

placeholder Una de las cárceles imaginarias de Piranesi. (Leiden University)
Una de las cárceles imaginarias de Piranesi. (Leiden University)

Giovanni Battista Piranesi nació en la Venecia de principios del siglo XVII, donde "convivían armoniosamente la vida artesana, las profesiones liberales y la Iglesia", según relata Yourcenar. Pronto, el joven se formó en la técnica del grabado, el dibujo y el diseño, además de la arquitectura y la arqueología. A su llegada a Roma en 1740, Piranesi ya poseía un perfil extraordinario para una élite cultural inestable, que mudaba tan pronto como cambiaba la corte papal. Su desembarco a la Ciudad Eterna coincidía con la efervescencia de los paisajes como materia pictórica (una corriente italiana llamada vedutismo). Canaletto publicaba en Venecia sus primeros trabajos, panorámicas de vistas urbanas en las que el tratamiento de la perspectiva y la arquitectura eran cruciales.

Piranesi se benefició de la demanda de paisajes. Abrió su taller en uno de los puntos más turísticos de Roma, donde sus grabados al aguafuerte de monumentos y lugares emblemáticos se convirtieron en su sustento. Explotó los derechos de su trabajo en postales y guías hasta que pudo costearse su primera edición independiente: una serie de representaciones de ruinas y monumentos romanos de la era de los primeros emperadores. Como relata Luigi Ficacci en el prólogo de la integral de Taschen, Piranesi enfocó todos sus recursos en lo que se convertiría en una obsesión: el estudio de las ruinas y la arqueología.

placeholder Una de las cárceles de Piranesi. (Dominio Público)
Una de las cárceles de Piranesi. (Dominio Público)

La decadencia y el estudio de una arquitectura descompuesta serían solo algunos de los recursos que después aplicaría sistemáticamente en sus 'Carceri' imaginarias. Estructuras retorcidas, instrumentos de tortura, escenarios terroríficos son los productos de una mente oscura, tal y como la describía Marguerite Yourcenar. "Vemos a un hombre apasionado, ebrio de trabajo, que se despreocupaba de su salud y de sus comodidades, que despreciaba la malaria de la campiña romana y se alimentaba exclusivamente de arroz frío durante sus largas estancias en los parajes solitarios y malsanos que eran por aquel entonces la Villa de Adriano y las antiguas ruinas de Albano y de Cora; que solo una vez a la semana encendía su parco fuego de campamento para no distraer nada del tiempo dedicado a sus exploraciones y trabajos".

En su ensayo 'A beneficio de inventario', Yourcenar reproduce una de las pocas leyendas que se conocen sobre la vida privada de Piranesi. Se cuenta que conoció a su esposa, Angelica Pasquini, mientras trabajaba en "las ruinas entonces noblemente desiertas del Foro, en donde se hallaba dibujando aquella tarde, y la tomó por mujer tras haberla poseído en el acto sobre aquel suelo consagrado a la memoria de la Antigüedad". Al mismo tiempo que luchaba por sacar adelante su trabajo de excavación, documentación y dibujo de ruinas romanas, continuó su producción de vedutismo y de sus grabados más célebres, las 'Carceri'.

"Vemos a un hombre apasionado, ebrio de trabajo, que se despreocupaba de su salud y de sus comodidades, que despreciaba la malaria"

"Retomó esta serie de grabados con una inspiración visionaria y exacerbada de la que emergía una humanidad compuesta por sombras agitadas por un fuego misterioso, el mismo que anima los personajes que poblaban sus ruinas, hurgando en los restos de lo desconocido, distraídos por sus propias gesticulaciones salvajes", según las describe Ficci. Varias décadas después, las 'Carceri' llegaron a manos del escritor Thomas de Quincey, que incluyó un pasaje sobre las pesadillas de Piranesi en sus 'Confesiones de un inglés comedor de opio'.

Según el escritor, que se acercó a las placas a través del poeta Samuel Taylor Coleridge, las arquitecturas imposibles de las 'Carceri', con Piranesi como reo protagonista, se parecían a los sueños provocados por el opio. "Trepando por el borde de los muros, usted percibía una escalera; y en ella, tanteando su camino hacia arriba, estaba el propio Piranesi: usted sigue subiendo un poco más y percibe entonces que se produce una repentina y abrupta conclusión, sin que haya balaustradas y sin que ese que ha alcanzado tal extremo pueda dar otro paso sin caer en el vacío. Sea lo que fuere del pobre Piranesi, usted supone, por lo menos, que sus trabajos terminan allí de alguna forma. Pero levante sus ojos y contemplará un segundo tramo de escaleras aún más alto: en el cual otra vez se percibe a Piranesi, pero esta vez en el borde mismo del precipicio".

placeholder 'Carceri', de Piranesi. (Google Arts)
'Carceri', de Piranesi. (Google Arts)

La influencia de Piranesi, su predilección por las ruinas y parajes abandonados, es evidente en el desarrollo del Romanticismo. Pero el desarrollo obsesivo de las 'Carceri' llegó más allá, hasta las paradojas temporales de Jorge Luis Borges, que guardaba unas réplicas de los grabados en uno de sus despachos. La herencia de sus prisiones imaginarias y su estudio del espacio se aprecia en las ilusiones ópticas de M. C. Escher, en las fantasías arquitectónicas de 'Metrópolis' o en los decorados del cine expresionista alemán. El trazo de las 'Carceri' obsesionó al cineasta soviético Sergéi Eisenstein, que tomó referencias pictóricas para el estudio de los espacios, el relieve y el encuadre: El Greco, Rembrandt, Delaunay... y Piranesi: "Revela un no menos emotivo uso de la luz con su línea particular; una línea construida a partir de los movimientos y variación de volúmenes", escribió.

Algunos académicos aventuran que, sin los grabados de Piranesi, el desarrollo de las vanguardias del siglo pasado no hubiera tomado el mismo rumbo. La mente oscura de este arquitecto, dibujante y arqueólogo fascinó a los poetas románticos, y sus paradojas espaciales cautivaron a los cineastas varios siglos después de su muerte. Una de las pocas citas de Giambattista Piranesi que se conservan la pronunció en un taller, delante de sus alumnos: "Necesito producir grandes ideas, y creo que si me encargaran diseñar un nuevo universo, estaría lo suficientemente loco como para emprenderlo".

Se cree que Giambattista Piranesi ideó sus grabados más célebres durante un delirio provocado por la fiebre. Otros académicos opinan, por la fuerza del trazo y la ausencia de bocetos, que este artista veneciano del siglo XVIII exploró antes que nadie el dibujo inconsciente, dejando que su mano delineara pesadillas que ni él mismo conocía. El "sueño de la razón" que acuñó en uno de sus grabados Francisco de Goya, otro pintor marcado por sus inquietudes prematuras. Las 'Carceri d'Invenzione' de Piranesi fueron una serie de dieciséis grabados publicados en 1761.

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