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La expedición a las profundidades del mayor 'cementerio de barcos': "Nadie sabe qué hay ahí"
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La expedición a las profundidades del mayor 'cementerio de barcos': "Nadie sabe qué hay ahí"

El fotógrafo español Ángel Fitor participará en la expedición de la Unesco para explorar por primera vez las profundidades del banco Skerki, donde los barcos han naufragado "desde que el hombre empezó a navegar"

Foto: El pecio Giannis, en Egipto.
El pecio Giannis, en Egipto.

El Abismo Challenger es el punto más profundo del planeta. Una pequeña grieta en el fondo de la Fosa de las Marianas, a unos 11 kilómetros bajo el océano Pacífico. Un lugar gélido y oscuro, en el que la presión extrema del agua hace inviable la mayor parte de la vida conocida. Son más seres humanos los que han pisado la superficie de la Luna que los que han llegado a ese lugar, a bordo de un batiscafo blindado. Por eso, los titulares fueron contundentes cuando, en 2019, las cámaras de un submarino japonés filmaron a una fauna casi alienígena conviviendo con basura humana: un juguete, una bolsa de plástico, una lata de Coca-Cola... Los residuos del Abismo Challenger hablan de nuestra relación con un planeta-vertedero. Del mismo modo que los pecios y ánforas encontrados en el mar hablan de las civilizaciones antiguas, su economía, moneda y rutas comerciales.

Foto: El vertedero más profundo del planeta: el Abismo de Challenger se llena de basura. (CC)

El fondo del mar retrata silenciosamente a todas las civilizaciones con el paso del tiempo. Esta es la premisa que impulsó desde el siglo XX a los primeros arqueólogos subacuáticos que, ayudados por buzos recreativos, buscaban y catalogaban residuos de otras civilizaciones conservados bajo el agua. Por ejemplo, en 1958, un buzo aficionado descubrió un barco hundido en la costa de Turquía. Era un navío bizantino del que se supo que portaba vino anisado en tinajas y un pequeño fogón de piedra, donde el capitán se hacía cocinar durante sus travesías. Se cree que en el fondo del Mediterráneo aguardan cientos de estas "cápsulas de tiempo" como barcos naufragados, a la espera de que alguien los descubra. Es por eso que la Unesco acaba de emprender una expedición para examinar el fondo del llamado banco Skerki, uno de los mayores 'cementerios de barcos' "desde que el hombre empezó a navegar".

placeholder Museo submarino de la isla de Alónissos, en el archipiélago de las Espóradas. (EFE)
Museo submarino de la isla de Alónissos, en el archipiélago de las Espóradas. (EFE)

"Se sabe que fue una zona donde muchos navíos naufragaban, pero nadie sabe qué hay en las altas profundidades", explica el fotógrafo Ángel Fitor, quien ha embarcado a bordo de la expedición para documentar los hallazgos. Los trabajos de fotografía marina de Fitor, biólogo de formación, le han valido reconocimientos como el World Press Photo a la Naturaleza en 2021. Con un equipo de arqueólogos y científicos de la Unesco, Fitor será testigo del primer proyecto que se propone cartografiar y catalogar los objetos que se encuentran en las profundidades del banco Skerki, situado en el canal de Sicilia.

"El Skerki es un gran cementerio de navíos, donde los marineros han naufragado casi desde que empezaron a navegar", explica Fitor unos días antes de embarcar hacia las aguas de Sicilia. "En los años ochenta, Robert Ballard, descubridor del Titanic, encontró en esa zona unos pecios romanos de valor incalculable. Se encontraban a altas profundidades, a más de 500 metros. Lo que pasa en el banco Skerki es que es una zona de corrientes muy peligrosas, con unos bajos que casi van al ras del agua. Son los culpables de que, a lo largo de todas las épocas, muchos barcos terminaran naufragando allí. Desde los ochenta, con el descubrimiento de Ballard, se sospecha que el Skerki puede ser uno de los 'cementerios de barcos' más importantes del mundo", cuenta este fotógrafo español.

"El Skerki puede ser uno de los 'cementerios de barcos' más importantes del mundo"

Las aguas del Estrecho de Sicilia, hacia las que ahora navega la expedición de la Unesco, se encuentran entre Sicilia y Túnez. Se trata de la ruta de navegación de la antigua Cartago con el norte del Mediterráneo y las costas de Italia, Córcega y Cerdeña. El canal divide el mar de norte a sur, situado entre las cuencas occidental y oriental, y supuso un paso comercial casi obligado a lo largo de siglos.

"El objetivo de esta misión es revisitar los pecios encontrados por Ballard en los ochenta y rastrear las altas profundidades del banco con sónares de barrido lateral. Son instrumentos capaces de cartografiar el fondo al milímetro. Si se detecta algo, se sumergirá un robot con cámaras para comprobar si eso es un pecio. Si hay ánforas o algún otro objeto, se estudiarán. Vamos a estudiar qué hay ahí exactamente, porque es una zona desconocida", explica Fitor.

"Podemos apreciar un excelente grado de conservación de los objetos arqueológicos bajo el agua y la arqueología subacuática nos da otra perspectiva del pasado", explica a este periódico Alison Faynot, arqueóloga marina de la Unesco. "Las aguas rocosas poco profundas del Skerki han provocado que muchos barcos naufraguen aquí a lo largo de los siglos". Durante la Segunda Guerra Mundial, aquella zona del canal de Sicilia volvió a cobrar importancia histórica. El Skerki fue testigo de varias batallas navales, ya que se encontraba cerca de las bases aéreas del Eje y los marineros aliados se referían a él como el 'callejón de las bombas'.

Foto: Los restos del Titanic. (EFE)

Según explica Alison Faynot, en esta expedición intervienen otros siete países, además de España: Argelia, Croacia, Egipto, Francia, Italia, Marruecos y Túnez. Casa Mediterráneo es la institución encargada de representar a España, designada por el Gobierno en 2001 durante la Convención de la Unesco sobre patrimonio subacuático. Además de fotógrafo marino y biólogo, Ángel Fitor practica el buzo recreativo. Aunque los arqueólogos no verán los hallazgos del Skerki con sus propios ojos debido a las altas profundidades, un pecio sumergido siempre es un hallazgo imponente. "Ver un artefacto diseñado para flotar posado sobre el fondo del mar es una imagen de otro mundo", opina el fotógrafo.

"Con un poco de sensibilidad que tengas, estos lugares son espectaculares. Allí naufragó una embarcación, probablemente murió gente y allí se encuentran multitud de objetos que nos dan mucha información. Desde cómo era la economía y el comercio de una civilización, hasta cómo era su gastronomía o incluso las recetas de la época", opina Fitor. "A pesar de que no soy arqueólogo, reconozco que en el mundo del buceo estos lugares despiertan una curiosidad y un morbo especial en las personas. Un barco hundido es como leer un libro. Ves unos restos, pero cada uno los interpreta y los mira de una forma diferente. Es la imaginación la que termina de componer la historia".

El Abismo Challenger es el punto más profundo del planeta. Una pequeña grieta en el fondo de la Fosa de las Marianas, a unos 11 kilómetros bajo el océano Pacífico. Un lugar gélido y oscuro, en el que la presión extrema del agua hace inviable la mayor parte de la vida conocida. Son más seres humanos los que han pisado la superficie de la Luna que los que han llegado a ese lugar, a bordo de un batiscafo blindado. Por eso, los titulares fueron contundentes cuando, en 2019, las cámaras de un submarino japonés filmaron a una fauna casi alienígena conviviendo con basura humana: un juguete, una bolsa de plástico, una lata de Coca-Cola... Los residuos del Abismo Challenger hablan de nuestra relación con un planeta-vertedero. Del mismo modo que los pecios y ánforas encontrados en el mar hablan de las civilizaciones antiguas, su economía, moneda y rutas comerciales.

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