El último muerto de Locomía: cómo Inglaterra le robó la cartera a España en Ibiza
El 'boom' nostálgico Locomía, con próximo documental, refleja las carencias de la escena musical ibicenca a finales del siglo XX, cuando los DJ y promotores británicos conquistaron la isla ante la pasividad cultural española
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Dos muertes que reflejan las carencias y contradicciones de la cultura española hacia la Ibiza electrónica histórica.
Muerto número uno
Junio de 2018. Santos Blanco, uno de los muchos exmiembros anónimos de Locomía cuando la banda se escindía y refundaba con facilidad, apareció muerto en un albergue gijonés para indigentes. Sin quedar clara del todo la deriva vital que le había llevado hasta ahí, el impacto mediático (y de visitas) fue considerable.
Desde hace años, todo lo que rodea a Locomía interesa, sobre todo si es morboso, como la detención (2009) de otro exmiembro en la redada antidrogas bautizada como Operación Abanico. Tras estos sucesos, ha llegado la hora de la recuperación nostálgica total, con el próximo estreno en Movistar de una serie documental sobre el auge y caída de Locomía.
Muerto número dos
Octubre de 2020. Dos años después de la muerte de Santos Blanco en un albergue gijonés, murió el DJ José Padilla, leyenda del 'chill out? ibicenco. Tres meses antes de su fallecimiento, Padilla desveló en Facebook que tenía cáncer de colon: "Estoy esperando una operación. Me encuentro en una situación económica delicada [...] Llevo cinco meses sin ningún tipo de ingreso y sin forma de pagar el alquiler". Padilla pidió ayuda y recaudó 36.000 euros en diez días, según 'El País'", 500 de ellos de uno de los DJ más famosos del mundo, Carl Cox, rostro carismático del desembarco británico noventero de Ibiza.
Antes de la hegemonía de los DJ ingleses, Padilla era un mito por sus sesiones en el Café del Mar, en las que musicaba las puestas de sol ibicencas. Pero Padilla también fue un pequeño desastre como empresario de sí mismo, se quemó pleiteando con el Café del Mar por sus derechos musicales, tuvo altibajos artísticos y emocionales y acabó orillado del 'boom' británico de Ibiza, pese a su condición de pionero.
Tras su muerte, aparecieron declaraciones póstumas de Padilla en el libro 'Balearic. Historia oral de la cultura de club en Ibiza'. "Hubo un momento en que las cosas fueron diferentes, o sea, que no todo iba de llenar una discoteca, sino que había una esencia… Eran otros tiempos, y sé que no podemos compararlos, pero ahora es un puto negocio. Puro y duro". Palabra de Padilla.
En resumen brutal de ambas muertes: Santos Blanco fue solo una breve nota a pie de la música electrónica española, y Padilla uno de sus titanes, pero Blanco murió con foco mediático y a Padilla solo le lloraron los muy cafeteros.
"Ibiza es ahora un puto negocio"
¿Conclusión? 1) Los abanicos de Locomía están fijados fuertemente en el imaginario español. 2) Cuando el español medio piensa en fiestas ibicencas noventeras, piensa en Locomía, es decir, tienen (como ahora veremos) una visión musical de Ibiza menos profunda que la de los ingleses. 3) España suele tener problemas para asumir sus escenas electrónicas pioneras: 'The Guardian' publicó hace unos días un artículo resaltando la Ruta del Bakalao, tratada como un problema de orden público en España en los años noventa. 4) Cuando una leyenda de la electrónica en España (José Padilla) agonizó en la precariedad, un DJ estrella británico se rascó un poco el bolsillo. 5) Los británicos que pusieron el turbo a Ibiza fueron al mismo tiempo generosos y egoístas, y quizá tengan también algo de mala conciencia.
Aquí hay varias derivadas sobre la conflictiva relación española con sus escenas musicales, sobre nuestra visión pintoresca del mito Ibiza y, relacionado con todo ello, sobre cómo Inglaterra dio a España el sorpaso en Ibiza. Para analizar todo ello hablamos con Luis Costa, coautor (junto a Christian Len) del imprescindible 'Balearic'.
PREGUNTA. ¿Cómo surge el mito británico de Ibiza?
"En Inglaterra tenían la experiencia moderna previa del 'clubbing'. Se volcaron en Ibiza ante la mano dura de Margaret Thatcher con las fiestas"
RESPUESTA. Los ingleses ya llevaban tiempo viniendo a la isla, a la zona de San Antonio, había agencias británicas organizando viajes desde los setenta, de turismo familiar y adolescente (una de las agencias punteras se llamaba 18-30). En 1985, empezaron a llegar DJ británicos importantes, como Trevor Hunt —que luego lanzaría las recopilaciones 'Balearic I' (1988) y 'Balearic 2' (1989)—, o Nancy Noise, vinculada luego a Amnesia, donde empezó a moverse una pequeña comunidad inglesa. Pero la epifanía tuvo lugar en Amnesia en el 87.
(...)
Contexto turístico antes de seguir con la entrevista a Costa: El turoperador británico Club18-30 se fundó en 1968 para llevar a los jóvenes británicos al litoral mediterráneo con mensajes como "Si tienes menos de 18 años, aún no estás preparado, y si tienes más de 30, ya eres demasiado mayor". O con eslóganes adaptados a los desfases ochenteros y noventeros: "Si quieres unas vacaciones relajantes y perezosas para recuperar la cordura, por el amor de dios, ignora este anuncio".
El Club 18-30 gestionó 2000 camas en Ibiza, en la zona de San Antonio. 'El Diario de Ibiza' le llegó a calificar de "turoperador del caos" por los ciegos que se pillaban algunos de sus jóvenes clientes.
Según la mitología inglesa, tras el verano del amor del 87, el DJ Paul Okenfold regresó a Inglaterra flipado con lo que había vivido en Ibiza. Importó el sonido baleárico, que en contacto con el contexto musical británico (y el house de Chicago), mutó en el acid house, que cambió el rumbo de la música popular en Reino Unido. Rave on.
P. ¿Qué escucharon los DJ ingleses en Ibiza en el 87 que les volvió tan locos?
"En Ibiza pecaron de no organizarse, estaban pendientes de bailar al aire libre, de ponerle banda sonora a la puesta de sol… y poco más"
R. Las sesiones en Amnesia de DJ clásicos de la isla como Alfredo Fiorito y Leo Mas volaron la cabeza a Paul Okenfold, Danny Rampling y Nicky Holloway. La mezcla musical era loca, libre y muy radical, del 'Jibaro' de Elkin & Nelson, tremenda descarga latina de boogaloo ácido, a Prince, Sade o Eric B. & Rakim. Mezclaban todo tipo de estilos, en libertad y al aire libre. Los DJ británicos volvieron a Inglaterra para montar fiestas espíritu balearic acompañadas de éxtasis. En las primeras combinaron lo ibicenco con el jazz funk, que sonaba entonces en Londres, pero pronto lo llevaron un paso más allá y surgieron los primeros clubs de acid house en Londres, como el Shoom o el Spectrum.
P. En los noventa, los ingleses impulsaron la creación de los superclubs en Ibiza. O el dinamismo británico para crear escenas musicales e industria, en contraste con cierta pachorra española…
"Locomía como grupo no tenía nada que ver con la cultura del balearic o con lo que se pinchaba entonces en las discotecas de Ibiza"
R. Es cierto que en Ibiza pecaron de no organizarse, a diferencia de Valencia, donde, en los primeros ochenta se formó una cultura fuerte de clubs, en Barraca, Chocolate o Espiral. Pero en Ibiza no, en Ibiza pasaban un poco de todo, era un espíritu más baleárico, en el sentido de que estaban pendientes de bailar al aire libre, de ponerle banda sonora a la puesta de sol… y poco más, no había un espíritu ambicioso, más allá de las fiestas tradicionales y temáticas de Pachá y KU, la fiesta de blanco, miss camiseta mojada, ese tipo de eventos más de toda la vida.
P. ¿Qué aportaron los ingleses?
R. En Inglaterra tenían la experiencia moderna previa del 'clubbing'. Además, se volcaron en Ibiza porque en Londres se toparon con la mano dura de Margaret Thatcher contra el movimiento rave [John Mayor, sucesor de Thatcher, aprobó en los noventa una ley específica contra las raves, la Criminal Justice and Public Order Act]. Se acabaron prohibiendo muchas fiestas. Las cosas empezaron a ponerse feas en el 'clubbing' británico, también por las luchas entre las bandas por controlar el tráfico de drogas, como pasó en Manchester en The Hacienda, que cerró tras morir una persona.
Este ambiente llevó a los ingleses a buscarse otro sitio. Ibiza ofrecía clubs preciosos, donde más allá de las fiestas temáticas tradicionales, no había promoción o innovación, y donde los británicos encontraron el lugar ideal para hacer su música y sus negocios, llegando a acuerdos con las principales discotecas. Los promotores británicos (Cream, Manumission, Ministry of Sound), empezaron a organizar fiestas en Amnesia, en Pachá y otras. Eso fue un salto cualitativo: al público local se le empezó a sumar cada vez más público británico o extranjero.
P. El sorpaso también se dio en los DJ, ¿no? Hablo de la aparición de figuras de relumbrón como Carl Cox.
R. Empezaron a pinchar los grandes DJ del acid house británico, de Andrew Weatherall a Rocky & Diesel, que protagonizan fiestas como Ibiza 90 en KU. Comenzaron a fletarse aviones desde Inglaterra con DJ y 'clubbers' para asistir específicamente a estas fiestas. Fue un primer modelo pionero, en 1990, de lo que luego se replicaría a escala más bestia. A partir de ahí, se empezaron a comercializar paquetes de vuelo, hotel y entradas para las fiestas en los clubs. Modelo que ha perdurado hasta hoy, pero masificado y virado hacia el turismo de lujo y la cultura vip.
P. También hay diferencias sustanciales en las narrativas musicales mainstream de cada país. En Inglaterra, varias generaciones han conocido o oído hablar de la experiencia Ibiza, y de cómo una serie de DJ vinieron de Ibiza, cocieron el acid House y pusieron a bailar a varias generaciones. Pero el mainstream español recuerda de Ibiza los abanicos y hombreras gigantes de Locomía… y poco más. ¿Exagero?
R. El caso de Locomía es curioso, porque no eran un grupo de música, sino un grupo de bailarines con una exitosa barra en KU. Bailaban, atraían clientes y eran un elemento promocional importante. Visto su tirón, se pensó que podían hacer un show aparte con canciones diseñadas para ellos. Pero Locomía como grupo no tenía nada que ver con la cultura del balearic o con lo que se pinchaba entonces en las discotecas de Ibiza. Eran un espectáculo autónomo que trascendió por su colorismo y su fantasía.
Historia de dos ciudades
El libro de Costa es iluminador. Los testimonios de ingleses y españoles reflejan dos experiencias muy diferentes sobre la conversión de Ibiza en territorio autónomo británico. Unos piensan que hicieron Historia (y dinero); otros lo ven con cierto victimismo y resquemor (quizá justificado). Extractos seleccionados.
La visión de los ingleses:
Danny Rampling, DJ: "Fuimos una subcultura que se volvió muy poderosa… Creamos nuestra propia economía y mucha gente se volvió emprendedora y dio lugar a una nueva industria… Una nueva horda de jóvenes británicos se fueron a Ibiza para vivir aquello que habían oído que pasaba en Amnesia con Alfredo Fiorito… Eso cambió por completo el concepto de 'clubbing' en Inglaterra, y en los noventa surgieron los grandes clubs con franquicias: Cream, Renaissance, Back to Basics… La lista de promotores de clubs británicos que vinieron a Ibiza es interminable".
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Andy McKay, promotor: "Era todo aquello por lo que habíamos estado luchando en Manchester. En Ibiza había libertad… Las fiestas que queríamos montar en Manchester las podíamos montar en Ibiza muy fácilmente, donde nadie más estaba haciendo algo así en los clubs… como promotor, era muy fácil llegar y llamar la atención".
Danny Whittle, promotor: "Fuimos los primeros en poner una valla publicitaria en la isla. Ningún otro club lo había hecho antes. Nunca. Pusimos dieciséis vallas publicitarias por toda la isla para promocionar el evento 'Ministry of Sound en Pacha todos los viernes'. Y ya está. Cuando veías las vallas, incluso si eras de la isla, era en plan, '¡joder! ¿Qué es esto? Tengo que ir sin falta'".
Bill Brewster, DJ y escritor: "El hecho de que podías llegar y besar el santo es incuestionable. Cuando llegaron los promotores ingleses se hicieron con el cotarro, y supongo que los residentes de Ibiza les dejaron hacer por la pasta que generaban. Hubo, pues, una buena disposición por parte de la isla hacia los promotores ingleses, que eran los que atraían a las masas… Ibiza ya era un destino propio del turista británico… desde los setenta. Lo que hacían básicamente los promotores de Ibiza era traer a la gente en masa para vacaciones de club".
La visión de los españoles:
Reche, DJ: "Los ingleses nos comieron el terreno. Nosotros íbamos más a la fiesta, a la marcha, y ellos más al negocio. Vinieron con sus promotores, sus sellos, sus medios de comunicación y sus clubs, y fueron desplazando a los DJ residentes. Traían a algunos DJ malísimos, pero nosotros nos quedamos en bragas, porque no teníamos a toda esa industria detrás. Y los empresarios de aquí se vendieron y no supieron vendernos a nosotros".
Juan Suárez, periodista del 'Diario de Ibiza': "Los políticos locales no supieron ver ese fenómeno musical… No supieron decir, 'vamos a apoyar a esta gente'. No, dejamos que los ingleses vinieran y lo robaran y lo vampirizaran todo y dijeran que todo esto era suyo".
"Los ingleses nos comieron el terreno. Nosotros íbamos más a la fiesta, y ellos más al negocio"
César de Melero, DJ: "Se fueron a Inglaterra e hicieron un triple álbum que pretendía ser el descubrimiento de Ibiza, como cuando los españoles llegaron a las Indias y quemaron todo lo que se encontraron, y luego volvieron a España con el oro y las mujeres, ¿no? Los ingleses llegaron aquí y arrasaron… En Ibiza han chupado y rechupado".
Pippi, DJ: "En los años noventa el house puro se ponía en Pachá, y la gente venía a ver lo que pinchaba… Recuerdo que tapaba las galletas. Venían Danny Rampling, Paul Oakenfold a ver lo que se ponía, y también todos los dueños de las discotecas del planeta. Tomaban notas y luego iban a la tienda de discos y compraban exactamente lo que poníamos… De forma directa o indirecta, hacían sus business a través de nuestro trabajo".
P. La escena local original habla con ambivalencia (y hasta resentimiento) del desembarco inglés en Ibiza. Resumiendo: los ingleses les pusieron en el mapa, pero les robaron el show. ¿La relación entre Ibiza e Inglaterra es de amor/odio?
"Los promotores ingleses tomaron la isla y dejaron a un lado a los pioneros españoles"
R. En efecto, de amor/odio. El problema es que no se hicieron bien las cosas desde el principio. Los recopilatorios británicos 'Balearic' recogieron la música que llevaban años pinchando Alfredo Fiorito, Leo Mas, Pippi, César de Melero y Nelo. Pero en los discos no había ninguna mención o agradecimiento a estos pioneros que llegaron años antes que los ingleses. En las primeras fiestas que hicieron los ingleses en Ibiza, tampoco integraron a la mayoría de los DJ locales.
José Padilla, que en paz descanse, fue el primero que empezó a hacer fiestas con promotores ingleses en Pachá, el que abrió la puerta de entrada, pero poco más. Pippi, residente en Pachá durante años, tuvo que dejar de pinchar porque los promotores ingleses habían tomado la isla y dejado a un lado a los pioneros. Se les dejó fuera del negocio. Tenían que haberse convertido en socios, pero nadie se preocupó por esto. Los promotores ingleses fueron a lo suyo, y los promotores locales, tres cuartos de lo mismo.
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La relación de los ingleses con Ibiza es de amor absoluto. Desde los tiempos de los hippies y los beatnicks, los extranjeros fueron muy bien acogidos en la isla, que tiene una energía especial, y donde se sentían como en casa. Es una relación de amor, por tanto, pero también de interés. Los ingleses hicieron que la isla diera un salto económico y turístico.
Al margen de esto, es cierto que los DJ españoles no se preocuparon en buscarse mánagers o empresas de management que velaran por sus carreras y por sus intereses. Es decir, en ninguna de las dos direcciones se llegó a buen puerto.
Dos muertes que reflejan las carencias y contradicciones de la cultura española hacia la Ibiza electrónica histórica.