Un título para cada día de la Feria del Libro: hoy, 'No me acuerdo de nada', de Nora Ephron
Libros del Asteroide acaba de recuperar algunas de las columnas que publicó y que con mucha gracia —pero de la tierna— nos hablan de la cotidianidad sin ser costumbristas
Las columnas de Nora Ephron hablan de un mundo que ya no existe en las secciones de opinión de los periódicos. Hablan de ir al cine, de tortilla de clara de huevo, de una botella de Pellegrino, de la sopa de pollo, del correo electrónico, de las cosas que echará de menos (“darme un baño”, “leer en la cama”, “las risas”) y las que no (“las mamografías”, “la Fox”). Del periodismo cuando te contrataban en 'Newsweek' en los sesenta nada más salir de la facultad. Es un mundo ligero, con esa pátina del Nueva York cultureta-demócrata-judío tan Woody Allen, del que, sobre todas las cosas, se agradece que no esté polarizado. Quizás Ephron hoy tampoco echaría de menos el mundo que habitamos. Murió en 2012 a los 71 años. De leucemia.
Libros del Asteroide acaba de recuperar ahora algunas de las columnas que publicó en prensa y que con mucha gracia —pero de la tierna, sin entrar en el sarcasmo busca clics— nos hablan de la cotidianidad sin ser costumbristas. Es decir, sin que aparezca la mesa camilla estadounidense (que también la hay). Y diciendo mucho más de lo que parece. Ephron debía ser una persona con una conversación ingeniosa.
Este librito —poco más de 150 páginas— son picoteos que se pueden leer en el transporte público (si hay alguien que todavía lo haga), en la consulta del médico (lo mismo que antes) o en la cama (como le gustaba a la propia Ephron). Quizás esté pensando que su nombre le suena. Si ha nacido antes de 1985, seguro: es la directora de ‘Algo para recordar’ y ‘Tienes un e-mail’, entre muchas otras, y escribió el guion de ‘Cuando Harry encontró a Sally’. Solo por eso, merece la pena también leerla.
Las columnas de Nora Ephron hablan de un mundo que ya no existe en las secciones de opinión de los periódicos. Hablan de ir al cine, de tortilla de clara de huevo, de una botella de Pellegrino, de la sopa de pollo, del correo electrónico, de las cosas que echará de menos (“darme un baño”, “leer en la cama”, “las risas”) y las que no (“las mamografías”, “la Fox”). Del periodismo cuando te contrataban en 'Newsweek' en los sesenta nada más salir de la facultad. Es un mundo ligero, con esa pátina del Nueva York cultureta-demócrata-judío tan Woody Allen, del que, sobre todas las cosas, se agradece que no esté polarizado. Quizás Ephron hoy tampoco echaría de menos el mundo que habitamos. Murió en 2012 a los 71 años. De leucemia.
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