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Juan Baraja, el fotógrafo de la luz tenue y la arquitectura antimegalómana
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Juan Baraja, el fotógrafo de la luz tenue y la arquitectura antimegalómana

Hasta el 11 de septiembre se puede ver en el Museo ICO su exposición 'Contra todo lo que reluce. Efectos del tiempo'

Foto: El fotógrafo Juan Baraja acaba de inaugurar su exposición en el Museo ICO de Madrid
El fotógrafo Juan Baraja acaba de inaugurar su exposición en el Museo ICO de Madrid

Nada más entrar en la exposición de Juan Baraja (Toledo, 1984) en el Museo ICO de Madrid te topas con una fotografía de grandes dimensiones de una platanera. Está en una especie de antiguo invernadero. No hay una luz radiante, sino pálida. No es el sol, sino la electricidad. Y efectivamente, no es Canarias sino Islandia donde la luminosidad siempre es tenue, tamizada. Y ahí están los plátanos, formando parte de la última plantación de bananas de la isla, la que quedó en la Universidad de Horticultura después de que en los años cincuenta los islandeses se dieran cuenta de que, pese a ser uno de los mayores consumidores de plátanos de Europa, sus tierras no eran tan buenas para cultivarlos. Las últimas plataneras fueron llevadas a estos invernaderos donde todavía permanecen. Pero ya solo para la investigación.

placeholder 'Experimento Banana', de Juan Baraja
'Experimento Banana', de Juan Baraja

La imagen (y la historia) forma parte del proyecto 'Bananas', uno de los ocho que Baraja expone hasta el 11 de septiembre en el ICO en la muestra ‘Contra todo lo que reluce. Efectos del tiempo’ -dentro de PHotoEspaña- y que, como él mismo explica a este periódico, “procede de una lectura de ‘ El elogio de la sombra’, de Tanizaki que habla de la pátina. Contra los proyectos luminosos y esperanzadores, hay una parte que es la del paso del tiempo, cuando queda esa pátina. Se trata de hablar de esas otras arquitecturas que se dan dentro de los grandes proyectos y que tienen un interés y funcionan por sí solas y cómo esos proyectos se van adaptando a las vidas de las personas y sus habitantes”.

Hasta la fecha es su exposición más grande —tiene 100 piezas— y en ella se aúnan dos de sus intereses: la fotografía y la arquitectura. Precisamente, sostiene, el ICO es su museo favorito. Casan bien ambas actividades: “Mi interés por la arquitectura es anterior a mi relación con la fotografía, pero fue gracias a ella que aprendí a observar con más interés ciertos detalles arquitectónicos. Porque la fotografía te obliga a detenerte ante aquellos que quieres capturar, sea lo que sea, pero, sobre todo, te obliga a mirarlo con detenimiento”, escribe en el catálogo de la muestra.

El detalle y la luz del edificio

El proyecto ‘Bananas’ surgió en 2014 a partir de una residencia del artista en la isla centrada en captar esa luz más tenue del país y cómo esa luz más plana satura los colores y les da otra dimensión. En realidad, le precedió ‘Norlandia’, un conjunto de 150 fotografías de la fábrica de pescado con ese nombre al norte de Islandia que le sirvió “para ir introduciendo esos bodegones con el pescado, los guantes, las palas…” y también retratos de los trabajadores. “Ahí me di cuenta de que había dejado el edificio para contar una historia. Mi sensación es que había hecho un retrato de una zona concreta de Islandia y cómo los personajes se relacionan con el clima y el paisaje y también cómo se generaban las relaciones entre ellos”, comenta Baraja.

placeholder 'Trabajadora de Norlandia', de Juan Baraja.
'Trabajadora de Norlandia', de Juan Baraja.

A partir de ahí se pasa a la sala que dio origen a toda la muestra, ‘Cerezales’, ya que fue la fundación homónima, sita en el pueblo del mismo nombre en León, la que le propuso en 2020 un encargo sobre el nuevo equipamiento de la fundación, un precioso edificio de Alejandro Zaera. “Está en medio de unos prados y se integra en el entorno. Es un edificio sostenible y me gustaba cómo se mimetizaba con el entorno. Estuve dos años viajando a León y fotografiándolo durante la fase de construcción (se ven detalles de fotografías)”, sostiene Baraja. Las imágenes van a los detalles y revelan cómo cambia la luz y de la misma forma la madera con la que está hecho el edificio, dándole además cierto aspecto nórdico que hace que no parezca que está en León. A su vez también hay imágenes de la vegetación que le circunda, las sebes, muy propia de la zona y que lo que hace con sus entrelazados es crear muros naturales entre las distintas parcelas. Una conjunción entre la naturaleza y la arquitectura.

Junto a este proyecto se encuentra ‘Hipódromo’, imágenes muy delicadas —también en formato libro de enormes dimensiones— no tanto sobre el edificio sino sobre la luz que se filtra en el hipódromo madrileño. “Quería incorporar la luz como elemento constructivo y ver cómo afecta a la arquitectura. Visité el hipódromo varios días y el resultado son 19 fotos. También me interesa la arquitectura racionalista del hipódromo con esa obra de ingeniería de Torroja”, comenta. Con esta serie se puede ver perfectamente cómo trabaja el fotógrafo, siempre con cámaras de gran formato y con placas para que después se puedan reproducir en grandes dimensiones.

Barrios utópicos

El gran despliegue de la exposición está en la planta de arriba. La primera sala es como una gran plaza en la que se han instalado los proyectos ‘Aguas Livres’ y ‘Parnaso’, desarrollados en Portugal. Ambos son una oda a la arquitectura moderna y a Le Corbusier.

“Aguas Livres es el primer proyecto que hice con cámara de gran formato que consigue un acercamiento distinto”, describe. En él muestra las imágenes de un edificio de viviendas de los años cincuenta en Lisboa ideado por Bartolomeo Costa Cabral y Nuno Teotonio Pereira, que reflejan las ideas de Le Corbusier, con esas nuevas formas de viviendas y estructuras habitacionales. En ‘Parnaso’ el edificio, de la misma época, se encuentra en Oporto. Tiene una historia simpática, ya que lo concibió el arquitecto Carlos Loureiro por encargo de un director de orquesta y músico. Es un edificio más modesto, pero, además de todas las modernidades Lecorbusianas, hay un auditorio para la escuela de música donde los niños del barrio podían ir a aprender música. Las peticiones del director de orquesta.

placeholder 'Barrio de Scampia', en Nápoles, de Juan Baraja.
'Barrio de Scampia', en Nápoles, de Juan Baraja.

Enfrente se han colocado las imágenes de ‘Utopie Abitative’ que muestran edificios de los años setenta en diferentes localidades de Italia. Todos eran proyectos de vivienda social… algunos funcionaron y otros fueron destruidos. El primero es Corviale, en Roma. Fue creado por Mario Fiorentino para alojar a familias con pocos recursos y gente que venía de las zonas rurales para instalarse en la ciudad. Era una buena idea de barrio comunitario, pero la empresa constructora entró en quiebra y no se siguió adelante. Las fotos de Baraja hoy muestran lo que pudo ser y no fue con esas guarderías, supermercados y espacios comunes que jamás llegaron a construirse. Algo parecido ocurrió en Scampia, en Nápoles, un barrio marginal donde se rodó Gomorra y que todavía padece ese estigma. Baraja, además de los edificios, algunos destruidos, fotografió a algunos de los vecinos que todavía permanecen. Y uno de ellos llevaba en su brazo un tatuaje de uno de los edificios (espectacular, con forma de vela de barco). “Les da orgullo”, afirma el artista.

El País Vasco y el AVE

La exposición culmina con uno de los proyectos de ingeniería más importantes que hay ahora en España: la construcción de la Y griega vasca del AVE, ‘Y vasca / Euskal Y’. Son fotografías también de gran tamaño con las que Baraja empezó a trabajar en 2014, “pero era un momento en el que todavía había problemas políticos, no todos estaban de acuerdo, había manifestaciones por cuestiones medioambientales… Era complicado trabajar, había mucha vigilancia, no tenía todos los permisos y lo dejé abandonado…”. Lo retomó el año pasado a instancias del Museo ICO —ya con muchas más facilidades— y de ahí salió una serie que toca bastantes vertientes de esta obra arquitectónica con sus puentes, viaductos y túneles como el de Udalaitz, una obra impresionante.

placeholder El proyecto de la 'Y vasca', de Juan Baraja.
El proyecto de la 'Y vasca', de Juan Baraja.

“Son imágenes que cuentan cómo está cambiando el paisaje, los movimientos de tierra, el viaducto. Mi idea es seguir hasta 2028, cuando acabe el proyecto”, sostiene Baraja, que ha fotografiado también las protestas, el impacto medioambiental e incluso aquellos caseríos que se han mostrado firmes y no han querido ser expropiados para que pasen las vías del tren. “Es un proyecto que es futuro y progreso, pero luego hay gente que no quiere eso. Quiero mostrar cómo afecta a los caseríos y zonas rurales y todo el seguimiento de la obra”, concluye.

Nada más entrar en la exposición de Juan Baraja (Toledo, 1984) en el Museo ICO de Madrid te topas con una fotografía de grandes dimensiones de una platanera. Está en una especie de antiguo invernadero. No hay una luz radiante, sino pálida. No es el sol, sino la electricidad. Y efectivamente, no es Canarias sino Islandia donde la luminosidad siempre es tenue, tamizada. Y ahí están los plátanos, formando parte de la última plantación de bananas de la isla, la que quedó en la Universidad de Horticultura después de que en los años cincuenta los islandeses se dieran cuenta de que, pese a ser uno de los mayores consumidores de plátanos de Europa, sus tierras no eran tan buenas para cultivarlos. Las últimas plataneras fueron llevadas a estos invernaderos donde todavía permanecen. Pero ya solo para la investigación.

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