'Supernature': el millonario Ricky Gervais se ríe en Netflix de los trans y los gordos

He leído que a Ricky Gervais le da Netflix 20 millones de dólares por un monólogo. Millón más, millón menos, la cifra te hace mirar de otra manera a un hombre que se sube a un escenario a decir tonterías. De hecho, decir tonterías debe ser el trabajo mejor pagado del mundo, al menos si eres capaz de decir las tonterías adecuadas. Gervais suele repasar en su show los temas más polémicos de la actualidad y reírse de las personas de las que nadie osaría reírse, como los gordos, los niños con cáncer o los transexuales. Millones de personas por todo el mundo ven estos espectáculos en Netflix. Les hacen gracia.

Para demostrar lo rico que es, Gervais sale al escenario de su último monólogo, 'Supernature', en camiseta y vaqueros. Si te lo encontraras por la calle, no lo distinguirías de cualquier otro hombre que está a punto de tomar el metro para ir a soldar estructuras metálicas en un polígono. Sepan que los ricos tienen muchas camisetas. Cuando se mueven entre nosotros, solo se ponen esas camisetas.

Enseguida, Gervais da la razón a los que no entendemos que un monólogo para Netflix pueda reportarle 20 millones de dólares: “Bienvenidos a mi espectáculo. No es un espectáculo, no hay baile ni malabares. Es solo un tío hablando”. Esta introducción nos lleva al cada vez más aburrido e irritante bloque de bromas sobre la comedia en sí y lo poco que la entendéis; el metamonólogo, en suma.

Gervais, como Chappelle también últimamente, alecciona, explica el humor, el nuevo humor, lo de reírse de los trans, lo de los niños con cáncer, lo de que todo es un fingimiento provocador, que busca la risa a cualquier precio, así sea una risa escandalizada e involuntaria. Echa mano del móvil para mostrarnos sus polémicas, los tuits que le dirigen, en esa vuelta del monólogo sobre sí mismo, como si le pagaran para pedir perdón por lo que dijo en el monólogo anterior, y luego dijera una burrada que justifique el monólogo siguiente, contratado casi exclusivamente para que el tipo pueda disculparse por lo que dijo en el 'show' anterior.

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No soy fan de Ricky Gervais, que parece que se hizo famoso con 'The Office' (2001). Ahora tiene una serie propia en Netflix, 'After Life', y a veces presenta (ahí sí, con mucha gracia) galas de premios. Su patrimonio alcanza los 140 millones de dólares. Debido a ello, se le ocurren muchos chistes sobre su mansión y sobre la minoría más oprimida del mundo: los multimillonarios (Gervais no dice “millonario”, sino “multimillonario”). Ahí su show sube varios escalones, porque tampoco se ve todos los días a un hombre hablar del dinero que tiene y de las cuitas inimaginables de tener tanto.

'Comedia woke'

También es interesante enterarse de que se ha fundado la 'comedia woke'. Gervais nos explica que hay una nueva hornada de cómicos que no hacen chistes dolorosos, de mal gusto o provocadores. Parece que alguien ha redactado toda una serie de normas para que un monólogo no ofenda a nadie. Una de ellas, por cierto, es que el humor tiene que ir de abajo arriba y no de arriba abajo, algo que ya escuchamos en España hace años en algún rifirrafe entre cómicos. Quiero decir que ni esa idea tan simple se le ha ocurrido en nuestro país al que la difundió. La debió de leer en alguna parte.

Aunque no lo dice, se nota que a Gervais esta comedia 'blanca' le parece basura. Quizá por ello empieza enseguida a reírse de los trans. Hacer chistes sobre los trans no me parece singularmente desacertado; lo que pasa que sus chistes son muy malos.

Es un caca-pedo-culo-pis muy de toda la vida, que siempre hace reír a no sé qué gente, pero que debe de ser mucha

El mal gusto (quizá a eso se debe el éxito de Gervais) ocupa buena parte del show. Es un caca-pedo-culo-pis muy de toda la vida, que siempre hace reír a no sé qué gente, pero que debe de ser mucha. Los fans de Torrente, por ejemplo.

Con todo, Gervais vuelve atrás, con su mal gusto y el fondo pandémico actual, y revisa la historia del sida. Siendo sucísimo, es interesante.

También dice: “Boris Johnson empezó a decir que las mujeres con burka le parecían buzones de correos. No es asunto de Boris Johnson lo que una mujer musulmana lleve puesto. Es asunto de su marido”. Este chiste, bastante bueno, es exactamente el chiste que no puede hacer la 'comedia woke', claro.

Y acaba con uno de sus temas favoritos, que le trajo problemas (léase: publicidad) con 'Humanity': los gordos.

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De 'Supernature' puede decirse, para bien y para mal, que es lo que te esperas. Para bien, porque al final uno lo ha visto entero. Para mal, porque parece que sabemos de antemano que Gervais va a ir metiendo el dedo en la llaga de todos los conflictos sociales de actualidad, de forma un poco mecánica y muy servil con la prensa y las redes sociales. Resulta poco creativo y estimulante ver a Gervais y pensar de inmediato: “Mira, ahí va un tipo que va a hacer chistes sobre los trans”. Y que haga chistes sobre los trans porque en realidad no se le ocurre otra cosa.

Quizás ha llegado la hora de dejar atrás este modelo de comedia y hacer algo distinto.