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El 'pikachu' del grafitero español Okuda San Miguel subleva a Ecuador
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El 'pikachu' del grafitero español Okuda San Miguel subleva a Ecuador

Una de las señoras indígenas tiene de sombrero al dibujo animado más carismático de los 'Pokémon', lo que no ha sentado bien en el país

Foto: El artista español Okuda San Miguel (en el centro) inaugura un mural que pintó en Quito. Ecuador (EFE/José Jácome)
El artista español Okuda San Miguel (en el centro) inaugura un mural que pintó en Quito. Ecuador (EFE/José Jácome)

El pasado 16 de mayo, para conmemorar los doscientos años de independencia del Ecuador (en la batalla de Pichincha donde los españoles fueron derrotados), se inauguró en Quito un mural con tres señoras indígenas. El mural está pintado por el grafitero español Okuda San Miguel y es una contribución de la Embajada de España para conmemorar a batalla. Hasta ahí…, ¿qué ha podido fallar? Todo.

Resulta que una de las señoras indígenas tiene de sombrero a Pikachu, el dibujo animado más carismático de los 'Pokemon'. Hay que recordar que en Ecuador, y buena parte de América Latina, hablar de indígenas es igual de sensible que hablar de la población afroamericana en Estados Unidos. Si a esto le sumas que en estos 200 años de independencia la población indígena ha sido la menos beneficiada, la figura del Pikachu tampoco ayuda. En toda esta polémica, hay dos preguntas importantes. ¿Estaba enterada la Embajada de España en Ecuador de que un Pikachu iba a aparecer como sombrero de una mujer indígena? ¿Qué se le pasó por la cabeza a Okuda?

Para la segunda pregunta, desgraciadamente no tenemos una respuesta. El artista no ha respondido a la invitación de participar en este artículo. Sin embargo, la embajada de España, a través de su agregado cultural Pablo Pérez Guerreira, ha contestado de una forma tajante cuando les preguntamos si, por lo menos, tuvieron la oportunidad de ver un boceto de la obra: “Por supuesto que no. Eso sería prácticamente como censurar su trabajo.” Pablo legitima la creación del artista argumentando (con razón), que las protagonistas están satisfechas con el producto final: “Yo te invito a ver la reacción de las bordadoras. Ellas ayer lloraron varias veces porque decían que su trabajo está totalmente invisibilizado. Y el Pikachu ellas mismas lo veían como una ventana el mundo. Como una ventana con la modernidad”.

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Pero en las redes sociales (especialmente Twitter) subió la temperatura con quejas, y burlas, sobre el mural. Sin embargo, la mayoría de esos comentarios no venían del movimiento indígena. Memes de la batalla de Pichincha liderada por un Pikachu recorrían los celulares de los ecuatorianos. La crítica mestiza (las clases medias/bajas urbanas quejándose de la invisibilidad de esa batalla en el mural), se superpone a la inexistencia de una crítica indígena. ¿Por qué? Nayra Chalán, vicepresidenta de la Confederación de Pueblos de Nacionalidad Kichwa del Ecuador, lo tiene claro: “En nuestro imaginario no entra la batalla de Pichincha ni la independencia.” En otras palabras, el movimiento indígena no ha criticado el mural porque básicamente se siente afuera de esta celebración del Bicentenario. Pero este hecho no significa que el movimiento sea insensible a esta obra: “En ese mural hay elementos que denigran a la mujer indígena. La denigran porque no es eso lo que hay que mostrar. El mural desprende una hegemonía cultural… y ahí se diluye todo.”

"En ese mural hay elementos que denigran a la mujer indígena: no es eso lo que hay que mostrar"

Cuando le preguntamos a Nayra sobre los vídeos que circulan por internet en el que las mujeres bordadoras se sienten agradecidas del trabajo de Okuda, no duda en mostrar la otra cara de la moneda: “Es la necesidad de poner sus bordados en un espacio de reivindicación cultural, pero también de reivindicación económica para su propia supervivencia. Me parece que esta es una salida desesperada que las compañeras están buscando. Yo no cuestiono a las compañeras. Pero veo que esa desesperación se acoge a toda forma que venga pensada estratégicamente desde otros lados”.

Traducción: para el mundo indígena el pop art es una prolongación más de una cultura capitalista con raíces en la colonia, y que tiene como máxima expresión una escena de arte postmoderna que busca ser provocadora sin hacer una crítica a la realidad existente. Sin embargo, y teniendo en cuenta que para bien o para mal ya vivimos en una sociedad posmoderna, la obra de Okuda en Quito deja una batalla cultural aún por librar en nuestras sociedades. Bajo el pretexto de evitar una “cultura de la cancelación”, ¿Tiene derecho tanto la Embajada de España en Ecuador como el Municipio de Quito de dar total libertad a un artista para realizar una intervención en un espacio público?

placeholder El mural pintado por Okuda San Miguel. (EFE/José Jácome)
El mural pintado por Okuda San Miguel. (EFE/José Jácome)

Ante la polémica generada, el propio municipio de Quito sacó un comunicado del que se puede rescatar esta frase: “Okuda San Miguel, es hoy, uno de los mayores exponentes del muralismo español y del planeta, su arte engalana las calles de España, Europa, y los cinco continentes”. Parece que ni la Embajada de España ni el municipio de Quito entran a valorar el contenido de la obra. En otras palabras, la calidad de la obra se mide, según el comunicado, por el prestigio alcanzado por este artista a nivel internacional.

A esta polémica, el Consejero Cultural de la embajada española es claro como el agua: “Hemos comisionado una obra sobre las bordadoras y eso es lo que se ha producido. El arte es transgresor y más el arte urbano. No hay una valoración oficial porque no puede haberla”. Cuando le preguntamos a la líder indígena sobre si es una coincidencia, o no, que el polémico mural venga de la mano de la Embajada Española, contesta con una sonrisa: “Tal vez el sentido de que aún somos colonia de España aún persiste…”

* Nicolás Buckley es escritor. En septiembre de este año publicará su segundo libro 'Los guerrilleros del Ecuador. Historia de un desencuentro con la modernidad'. (Postmetrópolis).

El pasado 16 de mayo, para conmemorar los doscientos años de independencia del Ecuador (en la batalla de Pichincha donde los españoles fueron derrotados), se inauguró en Quito un mural con tres señoras indígenas. El mural está pintado por el grafitero español Okuda San Miguel y es una contribución de la Embajada de España para conmemorar a batalla. Hasta ahí…, ¿qué ha podido fallar? Todo.

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