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'El misterio de Marilyn Monroe': ¿quién estuvo con ella la última noche?
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'El misterio de Marilyn Monroe': ¿quién estuvo con ella la última noche?

Cuando se cumplen 60 años de la muerte del mito cinematográfico, un nuevo documental explota el morbo de su vida privada

Foto: Fotografía facilitada por la galería vienesa WestLicht, de la última sesión de fotos de Marilyn Monroe, en la suite 261 del Hotel Bel-Air en Los Ángeles, a finales de junio de 1962, seis semanas antes de morir.
Fotografía facilitada por la galería vienesa WestLicht, de la última sesión de fotos de Marilyn Monroe, en la suite 261 del Hotel Bel-Air en Los Ángeles, a finales de junio de 1962, seis semanas antes de morir.

Marilyn Monroe tuvo una vida espantosa que le sirvió para disfrutar de una posteridad interminable. Sus fechas de nacimiento y muerte son fáciles de recordar: 26-62, las medidas perfectas de un icono sexual, femenino, cinematográfico y desesperado.

Cada vez que se redondea un aniversario de su fallecimiento (en este 2022 se cumplen 60 años de su suicidio), da la casualidad de que algo nuevo se ha encontrado sobre Marilyn. En el caso de Netflix, con su documental 'El misterio de Marilyn Monroe: las cintas inéditas', son esas grabaciones 'no escuchadas' ('unheard', en el título original) que un periodista de investigación lleva, de hecho, cuarenta años explotando. Es un documental tan perverso y morboso que la figura de Marilyn Monroe solo puede quedar engrandecida. Diríamos incluso que este documental da motivos retroactivos a la actriz para suicidarse.

Lo que encontramos en el muy pulido y rimbombante documental es el acoso, falta de tacto, desprecio humano y ánimo buitrero que ya sufrió en vida Marilyn Monroe y que acabó en su adicción a los barbitúricos y su sobredosis final. Netflix, con dirección de Emma Cooper, chapotea en el morbo con entusiasmo, siendo la vida sexual de la actriz y las circunstancias de su muerte lo único que les preocupa airear y profanar.

El periodista irlandés Anthony Summers escribió en 1985 'Goddess', después de entrevistar y grabar a decenas de personas del entorno de Marilyn Monroe. El buen hombre sale en su casa de Irlanda con casi ochenta años y un almacén especial donde guarda toda su investigación. Va poniendo cintas de casete con las voces de famosos directores de la época y de amigos y asistentes de Monroe. Y eso, sumado al clásico material de archivo inacabable que existe sobre la actriz, es un poco todo.

La tesis triunfal de esta película es que Marilyn no murió como nos dijeron que murió, como ha quedado establecido en los registros forenses y policiales, sino que tuvo que haber alguien (¿Robert Kennedy?) con ella esa noche del 5 de agosto que obligó a su médico y a sus relaciones públicas a crear una escena final perfectamente neutra y aseada, en aras de salvaguardar el honor de esas personas que la vieron viva por última vez.

'Love, Marilyn'

Como el documental de Netflix no puede dejar de verse dado el magnetismo de Marilyn Monroe y el interés que despierta su vida plenamente conectada con todos los estamentos sociales importantes de su tiempo, quise verme otro, saber más y, si acaso, con más respeto. Así llegué a 'Love, Marilyn' (2012, Primevideo), un documental realizado por los 50 años de su muerte.

Es un gran homenaje, sin duda, humano, delicado y, en sus tramos finales, emocionantísimo. Aquí la directora, Liz Garbus, vendía en su momento la novedad de unas notas manuscritas de la propia Marilyn, sus diarios y poemas, en suma, que van leyendo con verdadera convicción diversas actrices famosas, desde Marisa Tomei a Glenn Close. Además, actores a su vez muy conocidos ponen voz a extractos de libros monográficos sobre Marilyn, siendo la voz de Ben Foster leyendo textos de Norman Mailer, y la de Adrian Brody leyendo los de Truman Capote, realmente maravillosas. Completan el documental nuevas imágenes y grabaciones televisivas y escenas de películas de Marilyn, y hasta tomas falsas de su último filme, todo hilado de una manera vibrante y solidaria.

De la visión encadenada de ambos documentales se lleva uno tres o cuatro impresiones muy notables. Una puede ser tan sencilla como el milagro de que no haya una sola imagen fotográfica, escena de película o grabación televisiva donde Marilyn Monroe no salga espectacular. Incluso triste, deprimida o de camino al psiquiátrico donde la internaron seis días, Norma Jean es pura fotogenia.

Otra tiene que ver con la evidencia de que para ser actriz había que acostarse con mucha gente. Ambos documentales señalan este aspecto y no deja de ser irónico que, desde hace décadas, Hollywood, que ahora mismo no sé yo si ha cambiado mucho en ese asunto, se posicione como el altavoz de las ideas progresistas cuando su misma fundación y solvencia se basaron en el abuso sexual indiscriminado y totalmente conocido de todas las chicas que quisieran salir en una película. El libro de Norman Mailer leído en 'Love, Marilyn' señala el dato de que la actriz cobraba 50.000 dólares por una película que daba al estudio un beneficio de 25 millones.

Hollywood se posiciona hoy como progresista cuando su misma fundación y solvencia se basaron en el abuso sexual indiscriminado

Una última impresión interesante tiene que ver con algo que hoy ya lleva a cabo hasta el más desconocido usuario de Instagram o Twitter: la creación de tu imagen pública. Así, en ambos documentales se incide en el hecho de que Marilyn Monroe fue una creación de la propia Marilyn, que, sin embargo, la dejaba vacía de sí, desconocida incluso para ella misma, con las consecuencias depresivas esperables. Hacer de uno mismo un personaje, a sabiendas de que el público nunca podrá creerse que ese personaje no eres tú, resulta al cabo demoledor. En este sentido, da para todo un libro la simple filmación de la famosa escena de la falda levantada por las corrientes de aire subterráneas que se volvió icónica, en la película La tentación vive arriba (1952), de Billy Wilder.

Ya idear una escena picante como esa resulta llamativo, pero lo más curioso es vender que, rodada a las tres de la mañana, unos 1.500 hombres se apostaron detrás de las vallas del rodaje para ver la falda de Marilyn subir y bajar decenas de veces, lo que nos daría sin más una idea de la lubricidad masculina y de la tortura que debió suponer para la actriz (imaginen los comentarios que durante esa filmación le dedicarían muchos varones). Pero la verdad del caso es que el propio equipo de la película publicó en los periódicos una nota anunciando no solo el rodaje, con lugar y hora precisas, sino que en ese rodaje se verían las piernas desnudas de Marilyn, provocando de este modo el jaleo de lujuria que luego se vendería como natural e impredecible.

Marilyn Monroe tuvo una vida espantosa que le sirvió para disfrutar de una posteridad interminable. Sus fechas de nacimiento y muerte son fáciles de recordar: 26-62, las medidas perfectas de un icono sexual, femenino, cinematográfico y desesperado.

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