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Rebelión a bordo: una metáfora del capitalismo
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Rebelión a bordo: una metáfora del capitalismo

La historia es un clásico del cine y la literatura. La Corona británica encomienda a la Bounty, un buque mercante de la Royal Navy, la búsqueda de una quimera: el "árbol del pan"

Foto: 'Rebelión a bordo'.
'Rebelión a bordo'.
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A veces las metáforas explican la realidad mucho mejor que los conceptos históricos o filosóficos. Al describir una cosa partiendo de los términos de otra, podemos comprender aquella con mucha más precisión y contemplarla desde perspectivas y ángulos que, de otro modo, sería muy difícil percibir. Sus posibilidades en el ámbito del pensamiento político son prácticamente infinitas, y por eso se han empleado con frecuencia en todo tipo de obras, desde el 'Leviatán' de Thomas Hobbes hasta 'El contrato social' de Rousseau. Como es natural, la historia del cine está plagada de películas que evocan temas trascendentales del mundo contemporáneo, como la democracia, el Estado o la ciudadanía. 'Qué bello es vivir' ('It's a Wonderful Life', 1946) y 'El apartamento' ('The Apartment', 1960), a las que me he referido en otro momento, son una buena muestra de ello. Como también lo es, a mi juicio, 'Rebelión a bordo' ('Mutiny on the Bounty', 1962), la última película de Lewis Mileston (1895-1980), que recrea la tragedia de la Bounty para describir y metaforizar el funcionamiento del capitalismo.

Considerado uno de los principales exponentes de la edad de oro de Hollywood, Milestone fue un intelectual de izquierdas y un director prolífico cuya carrera entró en declive a causa de la caza de brujas iniciada por el senador McCarthy tras la Segunda Guerra Mundial. Como hemos dicho, 'Rebelión a bordo' fue su última película, y se inscribe en un proceso de profunda transformación del cine americano, que busca competir con la televisión a base de films espectaculares, rutilantes y prestigiosas estrellas y, hay que decirlo, una aproximación más compleja a los viejos géneros como el cine de aventuras, a menudo enriquecidos con planteamientos sociales. Es la época, entre otras, de 'Ben Hur' (1959), 'Espartaco' ('Spartacus', 1960) y 'Rebelión a bordo', una superproducción de la que Mileston logra salir airoso gracias a un estilo artesanal que le permite narrar de forma efectiva y con la máxima claridad una trama llena de tensión y giros dramáticos. En la trastienda quedaron un rodaje accidentado, una catástrofe comercial y una conflictiva relación con Marlon Brando, que estuvo a punto de agotar la paciencia de Milestone.

La película constituye una perfecta metáfora de la sociedad capitalista

La historia es un clásico del cine y la literatura. La Corona británica encomienda a la Bounty, un buque mercante de la Royal Navy, la búsqueda de una quimera: el "árbol del pan", un fruto tropical con el que pretendían alimentar a los esclavos de Jamaica y extender su consumo a toda la población mundial. Cualquier sacrificio está justificado en aras de dicho objetivo, que se considera imprescindible para la economía del Imperio: desde escoger la ruta más peligrosa para ganar tiempo, hasta reducir las raciones de agua para evitar que las plantas se sequen durante el viaje. La dureza extrema de la vida a bordo exige una disciplina férrea y despiadada que está a cargo del capitán Bligh (Trevor Howard), uno de los villanos más recordados de la historia del cine, cuyo carácter retorcido y sádico inspira terror a la tripulación. Enfrente, Fletcher Christian (Marlon Brando), segundo oficial del barco y arquetipo de héroe complejo que vive atormentado por un conflicto interior entre el respeto debido a la jerarquía y los dictados del honor y la conciencia. El miedo al castigo condiciona la conducta de los personajes y se convierte en un elemento estructurador del relato.

La película constituye una perfecta metáfora de la sociedad capitalista. El barco deviene un microcosmos cerrado que evoca el Estado, la comunidad política, el marco en el que se produce la lucha de clases entre opresores y oprimidos: a un lado, el capitán Bligh y la oficialidad, que ostentan el monopolio de la violencia y controlan los principales medios de vida (alimentos, agua...); al otro, la tripulación, convertida en un puro instrumento de trabajo al servicio de la economía, sin cuyo esfuerzo no sería posible la navegación. Al igual que ocurre en el capitalismo, la vida social es estructuralmente conflictiva, pero son los crecientes sacrificios impuestos por el sistema económico (hoy los llamaríamos "políticas de austeridad") los que agudizan las contradicciones sociales y aumentan la tensión hasta hacerla insoportable. Progresivamente, el poder constituido ve socavada su legitimidad y solo queda la coerción como última ratio que permite el mantenimiento de las jerarquías sociales.

'Rebelión a bordo' es algo más que una película de aventuras. Es una metáfora del capitalismo y sus profundas contradicciones

En este contexto, las islas de Tahití y Pitcairn representan la utopía de la sociedad sin clases, un lugar remoto y virgen en el que es posible un tipo de organización social que no se basa en la violencia política ni en la explotación sistemática del trabajo humano. Las características de este mundo edénico son radicalmente contrarias a las del capitalismo y permiten a los marineros rescatar su dignidad y su condición humana merced a la abundancia de medios de vida, la relajación de las costumbres sexuales y la inexistencia de jerarquías sociales. La metáfora se hace explícita cuando nuestros hombres llegan a Pitcairn y comprueban que se trata de una isla desierta en la que la propiedad no separa a las personas: "—Y ahora, decid, ¿qué sensación os produce ser unos señores hacendados? —Y sin colonos bostezando de hambre ante nosotros. —Ni cazadores furtivos... —Bueno, vamos a dar una vuelta por nuestras tierras." Naturalmente, a la hora de volver a bordo, muchos de ellos se resisten, llegando a incendiar el barco, lo que provoca la muerte de Christian en la última escena de la película.

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En última instancia, el motín de la Bounty representa una insurrección contra el orden establecido que hunde sus raíces en los antagonismos y contradicciones de ese mismo orden. La búsqueda insensata de una quimera, ya sea el "árbol del pan" o la "competitividad de la economía", exige sacrificios humanos que intensifican las luchas sociales hasta producir una nueva síntesis política, un nuevo orden más justo e igualitario que, sin embargo, arrastra la impronta del viejo régimen en el imaginario social y en la memoria colectiva. Porque, como nos recuerda Fletcher Christian sobre su lecho de muerte, "Bligh dejó su huella en todos nosotros", y toda utopía política se contamina de lo real a medida que se concreta la construcción del nuevo orden social. 'Rebelión a bordo' es, sin ningún género de dudas, algo más que una película de aventuras. Es una metáfora del capitalismo y sus profundas contradicciones, una reflexión sobre la violencia política y una exploración de las legítimas aspiraciones a una sociedad mejor, sin duda imperfecta, pero verdaderamente humana.

* Héctor Illueca Ballester es vicepresidente segundo de la Generalitat Valenciana.

A veces las metáforas explican la realidad mucho mejor que los conceptos históricos o filosóficos. Al describir una cosa partiendo de los términos de otra, podemos comprender aquella con mucha más precisión y contemplarla desde perspectivas y ángulos que, de otro modo, sería muy difícil percibir. Sus posibilidades en el ámbito del pensamiento político son prácticamente infinitas, y por eso se han empleado con frecuencia en todo tipo de obras, desde el 'Leviatán' de Thomas Hobbes hasta 'El contrato social' de Rousseau. Como es natural, la historia del cine está plagada de películas que evocan temas trascendentales del mundo contemporáneo, como la democracia, el Estado o la ciudadanía. 'Qué bello es vivir' ('It's a Wonderful Life', 1946) y 'El apartamento' ('The Apartment', 1960), a las que me he referido en otro momento, son una buena muestra de ello. Como también lo es, a mi juicio, 'Rebelión a bordo' ('Mutiny on the Bounty', 1962), la última película de Lewis Mileston (1895-1980), que recrea la tragedia de la Bounty para describir y metaforizar el funcionamiento del capitalismo.

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