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"Lo que queda de Barcelona es un parque temático, una ciudad vacía y sin alma"
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"Lo que queda de Barcelona es un parque temático, una ciudad vacía y sin alma"

La Ciudad Condal se acabó cuando "un iluminado decidió presentar la candidatura a las Olimpiadas", asegura Albert Gil. Ahora está entregada a "las despedidas con diademas en forma de pene"

Foto: Foto actual Brighton 64. (Cedida)
Foto actual Brighton 64. (Cedida)

Nada extraño que la música, las canciones, retraten el tiempo y el espacio en el que han sido creadas, el entorno en el que sus compositores buscaban inspiración. Historias cantadas y contadas para ser disparadas como información instantánea que, no obstante, ahí han quedado, como retratos sociológicos que permiten viajar en el tiempo y recordar cómo eran las cosas, las calles, las salas y el personal que abrevaba en ellas. En el caso que nos ocupa, cultura juvenil mutada en crónica de unas urbes transformadas hasta hacerlas difícilmente reconocibles.

Albert Gil es uno de esos cronistas. Cuatro décadas liderando junto a su hermano Ricky a los incombustibles Brighton 64, referente del movimiento modernista que, ataviado con parkas y simbología británica, buscaba hacerse un hueco en el panorama musical. No eran tiempos sencillos, los ahora edulcorados y glorificados años ochenta a base de series televisivas. Tiempos en los que la militancia grupal proporcionaba comunión con semejantes y frecuentes conflictos, a menudo violentos, con otras facciones del nutrido panorama de lo que se denominó tribus urbanas. Un marasmo de sensibilidades, inquietudes y egos, para qué negarlo, que se vivían intensamente. Celebrando la efemérides, cuarenta años son cuarenta años, su banda publica ahora un álbum de irónico título, 'Más de lo mismo' (BCore), en el que destaca este retrato costumbrista condensado en poco más de tres minutos, demostración de una férrea búsqueda de raíces a defender: "A diferencia de otros movimientos juveniles, el sentimiento de pertenencia a un lugar, una ciudad, era y es muy importante para los mods. En nuestro caso fue una cosa natural hablar de Barcelona, algo nada impostado. Amábamos nuestra ciudad, con sus virtudes y defectos, y en la medida que fuese posible queríamos mejorarla. Estábamos descubriendo todos sus rincones, queríamos exprimir todas sus posibilidades. Recorríamos sus calles buscando bares y tiendas de discos, sastrerías de segunda mano donde nos pudiesen arreglar trajes que ya no estaban de moda pero que nosotros queríamos llevar, también peluquerías donde nos arreglasen el pelo del modo correcto. 'En mi ciudad' habla del deseo de dar color a una ciudad gris y, a la vez, de defenderla". En ella, Brighton 64 cantan frases como "Peleando sin parar, actuando en vez de hablar".

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¿Era para ellos, para él, la música un modo de resistencia? ¿Qué cree que queda en la actualidad de esa opción expresiva? Arrasan en listas artistas que partiendo de un supuesto ambiente callejero se derriten por demostrar su poder adquisitivo, por presumir de joyas caras, ropa de marca, complementos con el logo de Louis Vuitton… "Para mí, la música siempre ha sido un canal de expresión. Coger una guitarra, hacer una canción y ponerle una letra con sentido ha sido mi obsesión durante años. Existe una tradición musical, en clave de rock, que ha hecho servir este canal como arma de lucha o reivindicativa. Eso me ha interesado siempre. Actualmente, el lenguaje del rock parece muy gastado y ha perdido la esencia de peligro que tenía en su origen. El sistema se ha encargado de domesticarlo. Otros modos musicales han tomado su lugar, pero son asimilados aun más rápidamente. Aun así, en mi caso, y después de cuarenta años dándole al rock, creo que es un poco tarde para cambiar. Soy consciente de que ya no es como antes, ahora me dirijo a un público minoritario en peligro de extinción".

El video que acompaña a dicho tema muestra en imágenes una ciudad, Barcelona, que ya no existe. ¿Cuándo y cómo acabó esa época?

Un riesgo de desaparición que parece haber afectado severamente a su amada urbe natal. El video que acompaña a dicho tema muestra en imágenes una ciudad, Barcelona, que ya no existe. ¿Cuándo y cómo acabó esa época? Aparecen imágenes de clubs como Zeleste, ahora una tienda Desigual, de la sala Metro en pleno distrito tecnológico 22@, de unas Ramblas en las que los turistas eran algo casi folclórico.

Para Albert, "todo acabó cuando a un iluminado se le ocurrió presentar la candidatura olímpica. Fue el punto final a la ciudad potente y provinciana que tanto queríamos. Vino la transformación y, después de la Olimpiada del 92, el desastre. Barcelona se puso de moda, se convirtió en destino de estudiantes de Erasmus, llegaron cientos de personas en busca de trabajo, se instaló Manu Chao en la ciudad e importó la música más aberrante: el mestizaje. Un mestizaje que, hecho por él, estaba bien, pero hecho por sus imitadores y difundido hasta la saciedad, era la banda sonora del infierno. Y ahora lo que nos queda es un parque temático, una ciudad vacía y sin alma, vendida al turista y al especulador, a las despedidas de soltera con diademas en forma de polla, al concepto del usar y tirar".

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"Un proyecto de ciudad que expulsa a sus habitantes de los centros de interés, convirtiéndose poco a poco en una mera cáscara. Así como soy responsable de la letra de la canción, también lo soy de la narración del videoclip. Realicé búsquedas muy pensadas en YouTube. El asalto al Banco Central, la detención del Vaquilla, personajes ilustres, imágenes de postal, grupos importantes de la ciudad, la Barceloneta, el espigón y, luego, retraté minuciosamente el camino del desastre". No faltan imágenes de una de las infantas captada llorando a moco tendido, y nunca mejor dicho… "Antes de empezar la búsqueda, hice un viaje mental, de imágenes patéticas que sucedieron en esa Barcelona del cambio, y esta fue una de las primeras que me vino a la cabeza; juntamente con la de su hermano de abanderado, la del franquista Samaranch anunciando la candidatura olímpica, también la de los saltitos de Maragall junto a Pujol, los desahucios en la actualidad… y tantas otras".

El regreso a la actividad de Brighton 64, tras algunos periodos de hibernación, se ha caracterizado por una mayor radicalidad política. Canciones como 'Juez y parte', el posicionamiento en situaciones como el 1 de octubre de 2017 en Cataluña, algo poco habitual en un mundo, el del rock, que parece poco dispuesto a tomar partido, posiblemente por miedo a perder cuota de mercado o cerrarse puertas comerciales… "No es habitual significarse en el mundo del rock en nuestro país; en otros sitios, artistas como The Clash, Housemartins, Woody Guthrie y un largo etcétera usaron su música para denunciar injusticias o reivindicar lo que creían justo. Creo que aquí hay miedo, salvo excepciones, para dar ese paso que te aparte de lo políticamente correcto o disentir. Te puede costar muy caro, como hemos visto con Hasel o Valtònic. Además, está el poder de las redes sociales, que tiene la capacidad de lapidarte en pocos segundos. Hay momentos en la vida en los que hay que tomar partido. En nuestro caso, fue de forma muy mod, para entendernos. Algo muy individualista, una opinión personal delante de situaciones que nos afectaban, fue algo que, en cierto modo, nos vimos obligados a hacer. Podía haber provocado nuestro final, pero no lo hizo".

Él nunca rehuyó la acción directa, por llamarlo de algún modo. Recuerdo verle peleando en un concierto punk en otra sala desaparecida

En el mencionado video dan cabida, también, a las diferentes ramas de las mencionadas tribus urbanas: mods, rockers, punks, modernos cercanos al siniestrismo. Algo totalmente superado, se acabaron las peleas y asaltos a centros de reunión de los grupos rivales del pasado, pero que en su momento se vivió muy intensamente: "Cuando hice la selección de los músicos no pensé en tribus, pensé en los grupos que me gustaban entonces, muchos de ellos eran muy amigos nuestros por compartir el reto musical. La música nos unía, aunque nuestra militancia en algún u otro movimiento nos separaba. Pero todos nosotros teníamos la sensación de que estábamos en el mismo barco. Cuando salías de esa burbuja, y eras uno más, era cuando podías tener problemas".

Él, personalmente, nunca rehuyó la acción directa, por llamarlo de algún modo. Recuerdo verle peleando en un concierto punk en otra sala desaparecida, Las Rías, a guantazo limpio con skinheads. "Mmm… es posible. No teníamos una relación muy amistosa con los skinheads nazis. Pero tampoco la habíamos tenido antes con las bandas de punks, rockers, quinquis, pijos, ni tampoco con la policía. Era una sociedad violenta, eso se podía notar en las calles. Hoy día la violencia se ejerce de modo diferente, es estructural, excluyente y, sobretodo, verbal. Lo que no ha cambiado es que la policía sigue dando sopapos". No desaprovechan la oportunidad de reivindicar a compañeros de generación, algunos muy conocidos, Los Rebeldes o Loquillo, por ejemplo. Personajes con los que me consta no tiene actualmente afinidad personal, pero que aparecen en sus imágenes: "Mi relación personal no tiene nada que ver con el respeto que les profeso. Para mí fueron unos grandes que me enseñaron centenares de cosas. Cómo hacer una canción, cómo comportarme encima de un escenario, cómo hacer de la música una misión, por poner unos ejemplos. Por este motivo, pensé que, en el clip, iban a salir todos aquellos que admiré en esos días".

Foto: José María Sanz Beltrán, Loquillo. (EFE)

Loquillo antes de convertirse en la mayor estrella del rock del país, en sus propias palabras, unos Rebeldes anteriores a conocer el éxito masivo con canciones como 'Mediterráneo'. Precursores, como Albert y su grupo, que posiblemente ni en sus mejores sueños habrían visualizado carreras tan longevas. Suele ser ingrato, luchar para expresar unas ideas poco conocidas o compartidas por el resto de lugareños… ¿Cómo recuerda la sensación de adoptar su estética, de componer e interpretar canciones que encajaban con la música realizada por bandas extranjeras que sí obtenían gran repercusión en su país? Hablo de The Jam, por ejemplo… "Creo recordar que no éramos muy conscientes de ser precursores de nada. Con la perspectiva actual sí me doy cuenta de la importancia que tuvo para cantidad de gente que adoptó el movimiento modernista a partir de ese momento. En esos días era ingrato todo, puesto que éramos adolescentes que intentaban entrar en un mundo inventado y hecho por y para adultos. Adoptamos una estética arriesgada, parecíamos niños bien pero nuestro comportamiento era absolutamente punk; eso provocaba conflictos constantemente. Sin embargo, teníamos la certeza de poseer LA VERDAD y, desde el primer momento, nos sentimos obligados a difundir esa idea, primero en nuestro entorno, Barcelona, y un poco más tarde allá donde fuésemos a tocar".

¿Cómo cree que se ha comportado el movimiento modernista con respecto a lo que nos rodea?

Por último, ¿cómo cree que se ha comportado el movimiento modernista con respecto a lo que nos rodea? A los mods siempre se les identificó bastante con una élite cultural respecto a otros movimientos juveniles. Algunos mods acabaron siendo artistas, directores de publicidad, escritores. Muchos de ellos tenían intereses que iban más allá de lo estrictamente musical: "En efecto, muchos mods han hecho todas esas cosas que dices. Pienso que la acción es la base del movimiento, que ser mod es ser un activista. Sin embargo, creo que se ha convertido en algo mimético, a veces folclorista, de gente que solo mira al pasado, justo como tantos y tantos movimientos juveniles". Albert vive ahora alejado medio centenar de kilómetros de su ciudad.

Nada extraño que la música, las canciones, retraten el tiempo y el espacio en el que han sido creadas, el entorno en el que sus compositores buscaban inspiración. Historias cantadas y contadas para ser disparadas como información instantánea que, no obstante, ahí han quedado, como retratos sociológicos que permiten viajar en el tiempo y recordar cómo eran las cosas, las calles, las salas y el personal que abrevaba en ellas. En el caso que nos ocupa, cultura juvenil mutada en crónica de unas urbes transformadas hasta hacerlas difícilmente reconocibles.

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