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El Reina Sofía, contra el fascismo y por la revolución: el arte gráfico toma el museo
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Nueva exposición hasta el 29 de agosto

El Reina Sofía, contra el fascismo y por la revolución: el arte gráfico toma el museo

La pinacoteca que dirige Manuel Borja-Villel expone más de 450 obras mexicanas y alemanas que reflejan el grafismo como herramienta para lanzar mensajes de protesta

Foto: Cartel de Isidoro Ocampo para las conferencias de la Liga Pro Cultura Alemana de 1939
Cartel de Isidoro Ocampo para las conferencias de la Liga Pro Cultura Alemana de 1939

En la Edad Media, el arte gótico sirvió para hacer llegar los preceptos cristianos a una población que no sabía leer la Biblia. Para eso estaban los retablos, las vidrieras y las estatuas. En los años veinte y treinta del pasado siglo, varios artistas mexicanos y alemanes elevaron el arte gráfico -caricaturas, cartelería, grabados- a la misma esencia con el fin de hacer llegar a un pueblo analfabeto en su mayoría conceptos revolucionarios en una lucha total contra el fascismo imperante en Europa. “Fueron artistas que confrontaban contra la guerra, muchos de ellos venían del exilio, la diáspora y mostraron un interés por unir lo popular y la vanguardia”, revelaba este martes Manuel Borja-Villel, director del museo Reina Sofía ante una de las grandes exposiciones de la temporada. Se puede ver hasta el 29 de agosto.

El nombre y contenido no desmerece a la trayectoria de Borja-Villel en los últimos doce años: ‘De Posada a Isotype, de Kollwitz a Catlett. Arte gráfico político México-Alemania 1900-1968’. Más de 450 obras realizadas en distintas técnicas -desde la xilografía al linóleo y la litografía, entre otras- que conforman, sobre todo, “una exposición única que muestra un periodo de la historia del arte” al que no se le ha dado todavía un gran espacio en las más importantes pinacotecas, afirmó el director. Es un nutrido grupo de obras expuestas en nueve salas que resultará especialmente gozosa para amantes del grafismo en los periódicos de la época, del expresionismo alemán -por allí pululan artistas como Max Beckmann, Otto Dix y George Grosz- y de las infografías cuando aún se hacían sin tecnología informática. Y, como no podía ser de otra manera, no hay ni rastro ni de Frida Kahlo ni de Diego Rivera. Es el arte gráfico como herramienta para lanzar mensajes de protesta política y social.

Caricaturas políticas

La muestra fue pensada poco antes de la pandemia por los historiadores de arte Benjamin H.D Buchloh y Michelle Harewood, quienes finalmente han podido contar con préstamos procedentes de instituciones como el Met y el MoMA de Nueva York, el Art Institute de Chicago, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (Washington), el Pompidou de París o el Kunstmuseum de La Haya.

placeholder Caricaturas de Posada
Caricaturas de Posada

Se inicia con la figura de Diego Guadalupe Posada, reconocido caricaturista muy ligado a la izquierda mexicana y defensor de la Revolución de 1910. Jugó mucho con los símbolos mexicanos como la calavera y se convirtió en un creador muy famoso con personajes que estaban a la altura del Mickey Mouse de Disney. “En los años veinte era un héroe para muchos artistas. Era muy crítico con la burguesía de la época y fue de los que se empezó a plantear cómo se podía representar lo colectivo mediante el arte gráfico”, explicó este martes Buchloh en rueda de prensa.

"Era muy crítico con la burguesía de la época y fue de los que se empezó a plantear cómo se podía representar lo colectivo mediante el arte gráfico"

Más o menos por la misma época, en las dos primeras décadas del siglo XX, Käthe Kollwitz se convertía en una importante grabadora en Alemania. Estaba muy influida por las ideas socialdemócratas y de ahí surgieron bastantes obras de agitación política que cambiaron tras la muerte de su hijo en la I Guerra Mundial. Sus obras pasaron a reflejar el duelo, el pacifismo y una fuerte oposición feminista, como se puede ver en ‘Guerra’ (1918-1923).

placeholder Grabado de Kollwitz que apela al hambre que pasaban los niños en Alemania
Grabado de Kollwitz que apela al hambre que pasaban los niños en Alemania

Precisamente este conflicto bélico dio a luz al movimiento del expresionismo alemán en este país con figuras como la de Beckmann, Otto Dix y George Grosz -ligados al grupo Die Brücke-. Estos artistas “retomaron la caricatura que ya se había hecho en Francia y Gran Bretaña, pero la unieron a la crítica política y un arte elevado”, afirmó Buchloh. Mediante litografías fueron ellos los que reflejaron los traumas de la guerra -’Infierno’, de Beckmann (1919)- y su oposición al movimiento militarista y el revanchismo de la derecha. Está presente en fotolitografías como ‘Dios con nosotros’, de Grosz (1920), que ridiculizan las conexiones entre el empresariado y el ejército (le costó una denuncia por difamación) y ‘La guerra’, de Dix (1924) en la que muestra los horrores del conflicto al estilo de Goya.

El éxito del Taller de Gráfica Popular

Mientras todo esto ocurría en Alemania, México comienza a conformarse como país moderno y su cultura empieza a beber de otros lugares como Rusia. Por aquel entonces, finales años veinte, había un tipo de arte muy exitoso: el muralismo, de Rivera, Siqueiros y Orozco. Sin embargo, una nueva generación pensaba que aquel tipo de arte no era el mejor para hacer llegar mensajes al pueblo puesto que estaba muy apoyado por el Gobierno. Reinvindicaron a Posada y nombres como Luis Arenal, Leopoldo Méndez y Pablo O’Higgins, entre otros, montaron en 1937 el Taller de Gráfica Popular (TGP), el mayor movimiento artístico para utilizar los medios gráficos como herramienta de comunicación y educación.

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Carteles para las conferencias de la Liga Pro Cultura Alemana en 1939

“Lo que hicieron fue desafiar la originalidad y la individualidad para dar una respuesta a los problemas de cada momento. Se apartaron del muralismo y del fotomontaje porque consideraron que, siendo el 75% de la población analfabeta, la litografía, la xilografía y el linóleo eran medios mejores para comunicar”, manifestó Buchloh.

La creatividad del TGP y el ascenso del fascismo en Europa hizo que otros artistas se sintieran viajaran a México. En 1938, el alemán Heinrich Gutman fundó la Liga Pro Cultura Alemana, que organizó conferencias para explicar el fascismos y el nazismo. Fueron publicitadas por carteles de Leopoldo Méndez, Luis Arenal e Isidoro Ocampo que representaban el fascismo alemán o el español con un Franco que aparece al lado de una calavera monstruosa y que está presente en esta exposición. Otro de los alemanes muy activos en este frente fue Hannes Meyer, que había sido director de la Bauhaus y tuvo que exiliarse en México en 1939. Se quedó en el país diez años y en 1943 publicó ‘El libro negro del terror nazi en Europa’ en el que aparecen crímenes del nazismo a partir de 56 testimonios.

placeholder Más cartelería del Taller de Gráfica Popular
Más cartelería del Taller de Gráfica Popular

En EEUU también llamó mucho la atención el TGP y artistas como Elizabeth Catlett desembarcaron en el país vecino para producir su propia obra gráfica y reflejar el racismo estadounidense con portfolios como el de ‘I am de Black Woman’.

Proyecto Isotype

La exposición culmina con el proyecto Isotype, una delicia para infografistas. Identificado como “constructivismo figurativo” comenzó en Alemania a raíz de la I Guerra Mundial y se utilizó para ofrecer datos -desde la producción de coches o las tasas de población en ciudades y campo- encaminados a la acción política. No es nada que ahora no veamos todos los días, pero hace un siglo supuso toda una revolución convirtiendo el lenguaje simbólico en universal. La idea, que tira por tierra cualquier tipo de adanismo en este sentido, era que todo el mundo entendiera de qué se estaba informando.

placeholder El proyecto Isotype
El proyecto Isotype

El arte gráfico mexicano y alemán del siglo XX fue absolutamente transformador y lo cierto es que tiene un relato que no se ha contado demasiado, pese a que tuvo una influencia tremenda. Como manifestaba este martes el profesor Buchloh, llegó a China, Polonia o la URSS: “La litografía fue muy valorada en Moscú, pero con la llegada de Stalin y el realismo empezó a ser muy criticado porque rechazada mostrar las caras de los rusos”.

Sí, esta es otra exposición política en el Museo Reina Sofía. Y merece la pena.

En la Edad Media, el arte gótico sirvió para hacer llegar los preceptos cristianos a una población que no sabía leer la Biblia. Para eso estaban los retablos, las vidrieras y las estatuas. En los años veinte y treinta del pasado siglo, varios artistas mexicanos y alemanes elevaron el arte gráfico -caricaturas, cartelería, grabados- a la misma esencia con el fin de hacer llegar a un pueblo analfabeto en su mayoría conceptos revolucionarios en una lucha total contra el fascismo imperante en Europa. “Fueron artistas que confrontaban contra la guerra, muchos de ellos venían del exilio, la diáspora y mostraron un interés por unir lo popular y la vanguardia”, revelaba este martes Manuel Borja-Villel, director del museo Reina Sofía ante una de las grandes exposiciones de la temporada. Se puede ver hasta el 29 de agosto.

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