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'Nuestra bandera significa muerte': la piratería como nueva masculinidad
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'Nuestra bandera significa muerte': la piratería como nueva masculinidad

Nacho Vigalondo y Taika Waititi dirigen la miniserie de humor ácido creada por David Jenkins

Foto: 'Nuestra bandera significa muerte'.
'Nuestra bandera significa muerte'.

Dice el tópico que en el cine hacer reír es más difícil que hacer llorar, aunque en la vida sea justamente al contrario. Hace meses que no me encuentro a nadie llorando por la calle. Sin embargo, la gente se ríe a la menor oportunidad. Hay risas en las terrazas, los autobuses y las tiendas. Por ello, una persona llorando en mitad de la calle, normalmente después de hablar por teléfono, sigue siendo impresionante. Ahora que lo pienso, llorar debe de ser el último bastión de la intimidad, aún no conquistado, y por eso se ve tan poco en público y llama sobremanera la atención.

Volviendo al cine, a las series, en realidad hacer reír es igual de difícil que hacer llorar: solo hace falta el talento concreto. Por lo que sea, hay cineastas o guionistas llamados por el lado de la comedia y otros inclinados hacia el drama. Pocos pueden hacer ambas cosas. Lo más inteligente que se ha dicho nunca sobre hacer comedia o hacer drama se lo debemos a e. Al volver la vista atrás para considerar su filmografía completa, concluyó: “Cuando era feliz filmaba dramas y cuando fui infeliz filmaba comedias”. Quizá a los espectadores les pasa lo mismo cuando deciden ver una u otro.

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'Nuestra bandera significa muerte' (HBO) es una miniserie de seis capítulos que duran media hora y donde se revisa desde el humor el tópico cinematográfico de la piratería. Más o menos, es como un taller de nuevas masculinidades a bordo de un barco. El capitán procede de la nobleza, dejó mujer e hijos por su insaciable sueño de aventuras, que veía sustanciadas en la vida filibustera. Sin embargo, lejos de ser un experimentado truhan y asesino, no tiene ni idea de hacer el mal, y su tripulación sufre un liderazgo blando (¡para el siglo XVII!) consistente en debates, reuniones, concursos de banderas piratas que deben coser los propios marinos y espacios de ocio y relajación como si el barco fuera la sede de Google. Nadie sabe leer, pero disponen de una amplia biblioteca.

La idea (llevar los modales y la sentimentalidad contemporáneos a un barco pirata) es sin duda llamativa. Luego la verdad es que mucha gracia no tiene. Tampoco se entiende muy bien la ropa, el decorado o el barco mismo. Es como de función escolar en colegio de pago.

Puede definirse 'Nuestra bandera significa muerte' como un 'The Office' (2005-2013) 'casual': es viernes y toca disfrazarse de piratas. También le vienen a uno a la cabeza diversos 'sketches' de época de los Monty Python.

Falta de maldad

El motivo de que la serie no tenga tanta gracia como se le debe exigir a un producto de humor hoy es que no acaba de romper determinadas líneas de provocación. Está como a punto, a punto de ser realmente graciosa. Pero le falta maldad. Es como un cura haciendo chistes desde el púlpito, en este caso, desde el púlpito de la corrección política, y que no acaba de romperla porque Dios (Twitter) observa. Lo más arriesgado de 'Nuestra bandera significa muerte' es que (en principio) no hay ni una sola mujer entre su reparto principal. Dentro de su contexto, casi lo interpreto como: no pongamos mujeres, no sea que tengamos que hacer chistes obscenos sobre las mujeres, que a fin de cuentas los personajes son zafios piratas del siglo XVII.

Es como un cura haciendo chistes desde el púlpito, en este caso, desde el púlpito de la corrección política

En sentido contrario, y para que vean si me esfuerzo en traerles algo de veras recomendable, le eché un ojo en Prime Video a 'The Boys Present: Diabolical'. También humor y también cortito y también con nombres llamativos a los mandos (Seth Rogen firma el guion del primer capítulo, por ejemplo). 'Diabolical' se sitúa justo en el extremo opuesto de 'Nuestra bandera significa muerte': se pasan de provocadores hasta caer en el mal gusto y la puerilidad. Vísceras, palabrotas, niños rociados de sangre y tentáculos fosforescentes aprovechando que son dibujos animados. Vamos, que hacer reír está muy complicado.

En 'Nuestra bandera significa muerte' dirige algunos episodios Taika Waititi, especie de Joaquín Reyes neozelandés. Que dirija da igual porque lo que hace bien es escribir: 'Lo que hacemos en las sombras' (2014) sí que era verdaderamente graciosa. En esa película se aplicaba el prisma del humor a los vampiros, y el resultado era desconcertante, aportaba algo. Esta serie no aporta nada finalmente a nuestra imagen de los piratas.

También dirige tres episodios Nacho Vigalondo, sin mayor dificultad. Vamos, muy bien; nadie diría que es español. Es curioso el caso de Vigalondo, pues parece al mismo tiempo a punto de fracasar por completo y dedicarse a grabar comuniones y, con idéntica probabilidad, candidato para dirigir mañana 'Dune 3'.

Dice el tópico que en el cine hacer reír es más difícil que hacer llorar, aunque en la vida sea justamente al contrario. Hace meses que no me encuentro a nadie llorando por la calle. Sin embargo, la gente se ríe a la menor oportunidad. Hay risas en las terrazas, los autobuses y las tiendas. Por ello, una persona llorando en mitad de la calle, normalmente después de hablar por teléfono, sigue siendo impresionante. Ahora que lo pienso, llorar debe de ser el último bastión de la intimidad, aún no conquistado, y por eso se ve tan poco en público y llama sobremanera la atención.

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