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¿Qué busca el coleccionista en ARCO? Poco riesgo y que los NFT no lleguen para quedarse
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¿Qué busca el coleccionista en ARCO? Poco riesgo y que los NFT no lleguen para quedarse

La Feria de Arte Contemporáneo abre hoy con muchas expectativas y con una apuesta por los valores seguros y poca experimentación; y, por supuesto, no falta un Franco

Foto: Los últimos fusilados por el franquismo, de Ramón Bilbao, en la galería José de la Mano (EFE)
Los últimos fusilados por el franquismo, de Ramón Bilbao, en la galería José de la Mano (EFE)

El coleccionista de ARCO no quiere riesgos. Menos en esta edición que supone el reencuentro de galeristas y artistas tras los dos años de pandemia y una edición veraniega que supo a poco y no salió todo lo bien que se esperaba, según las propias galerías. La Feria de Arte Contemporáneo que abre sus puertas hoy hasta el domingo se va a topar con un coleccionista “al que le gusta sentirse seguro. No es un año para correr riesgos como en otros periodos, por lo que se van a buscar artistas establecidos”, cuenta a El Confidencial François Dournes, de la galería francesa Lelong, una de las habituales de la feria. De hecho, ellos disponen en su espacio de una escultura de Jaume Plensa, varios Tapies y algunos Mirós valorados en 2,8 millones de euros y 850.000 euros. Valores que no decrecen.

Entre taladros, grúas, plataformas y mucho obrero colocando cuadros e instalaciones, la tarde de este martes parecía un hormiguero en los pabellones 7 y 9 de IFEMA. Quedaban solo unas horas para la inauguración. Y por allí se paseaba con su ya clásica melena roja la galerista fundadora de todo esto, Juana de Aizpuru. Ella lleva ya los 40 años más uno que celebra la feria vendiendo arte contemporáneo en España. Y sabe también muy bien qué es lo que quiere quien se acerca por aquí. “Un comprador de arte busca lo que le apasiona. Por eso si cambia la oferta también cambian los gustos”, resuelve. Pero afina aún más: “Ahora se busca mucho la pintura y mucho menos la fotografía. También el vídeo ha decaído. Hubo una época en la que había vídeos por todas partes”, señala.

Juana de Aizpuru: "Ahora se busca mucho la pintura y mucho menos la fotografía. También el vídeo ha decaído"

Es verdad que ella apuesta todavía por la foto con una colección de Alberto García-Alix de 2001 (´Mi lado femenino’) y con otra de Cristina de Middel, ‘Dictámenes’, realizada este 2022 y que retrata a las mujeres con burka. “Es una investigación que hizo Cristina sobre el cuerpo y el aspecto de la mujer que señala que la mujer no tiene libertad para vestirse ni ser vestida. Tanto si quiere seducir, como si quiere romper el sistema o quiere ir más discreta siempre hay unos cánones para vestir de determinada manera por lo que la mujer no tiene libertad absoluta para vestirse”, explica la galerista. Eso sí, a Aizpuru lo que no le va mucho es el desembarco de los NFT. “Prefiero no pensar en eso porque, de momento, no me dicen nada y además no lo entiendo”, zanja. Es posible que no sea la única.

placeholder 'Dictámenes', de Cristina de Middel (P.C)
'Dictámenes', de Cristina de Middel (P.C)

Pintura, color y crítica social

De hecho, con la mitad de años de edad por allí estaba también trabajando en su última obra el artista Alán Carrasco, que exhibe ‘Quimera’ en la galería barcelonesa ADN, un acercamiento crítico a los 44 años de la Constitución a través de 44 piezas de acero que evocan a España y que acaban convirtiéndose en una especie de círculo/mancha. “Espero que los NFT hayan llegado para no quedarse”, afirma tajante. Él también cree que estamos en un momento de repunte de la pintura -y lo cierto es que es una apuesta que está en casi todas las galerías- y en una atención mayor hacia las obras de calado social (también hay algún mural feminista). En cualquier caso, lo que quiere este artista es que la feria sirva como punto de inflexión a estos dos años “de desastre”. Para Carrasco, “ha sido una época en la que no ha habido apoyo institucional y el sistema de cuotas de autónomos no ha ayudado. Ahora que se habla tanto de patriotismo, patriotismo es lo que hemos hecho muchos pagando la cuota”.

placeholder 'Quimera', de Alan Carrasco
'Quimera', de Alan Carrasco

Otra galería clásica que no falta es la de Helga de Alvear, que no pocos años ha protagonizado alguna polémica como la de los ‘Presos políticos’, de Santiago Sierra. Esta vez también hay un Sierra, pero es de 2005 y mucho menos controvertido. Se trata de una imágenes tituladas ‘El pasillo de la casa del pueblo’ que fueron tomadas en el Museo de Arte Contemporáneo de Bucarest, antiguo palacete de Ceaucescu, en el que se pueden ver a mujeres y hombres pidiendo comida.

Es lo único oscuro que tiene esta galería que esta vez ha apostado por el color. Hay piezas rosas de Ángela de la Cruz sobre el confinamiento, hay un lienzo de Jorge Galindo. ‘Oro y piojo’, hiper colorido y alegre -este artista suele salir en las casas de las películas de Almodóvar- y otro de Prudencio Irazabal hecho con capas de acrílico que muestra cómo el color se mueve por puro azar. “Es lo que queremos en este año de celebración del 40 aniversario. Mucho color”, manifiesta el galerista Pedro Marín.

Franco y los últimos fusilados del franquismo

Y entre otras galerías como Marlbourugh y sus Juan Genovés, Leandro Navarro y su precioso gallo de Chagall, por ahí está otra mítica: José de la Mano, que este año, como ocurrió con el Ibarrola del año pasado, no quiere dejar indiferente. Quizá sean las piezas más literalmente políticas de la feria. Son los cuadros que el artista vasco Ramón Bilbao -fallecido el año pasado- pintó en diciembre de 1975, solo un mes después de la muerte de Franco y en la que aparece Franco con una cruz sobre el rostro, los últimos fusilados e indultados por el franquismo en septiembre de 1975, los miembros de la cúpula de la Iglesia de entonces y los políticos de la época.

placeholder Franco, de Ramón Bilbao, de 1975 (P.C)
Franco, de Ramón Bilbao, de 1975 (P.C)

“Era un proyecto que tenía Ramón Bilbao sobre crónicas visuales de la Transición. Sin embargo, era un momento en el que había tal nerviosismo que no quiso venderlos”, explica el galerista De la Mano. Sí se vendieron, cuenta, varias serigrafías de Franco, aunque muchas se perdieron porque se inundó su taller. Los cuadros de Franco, fusilados y políticos se llegaron a exponer en la galería madrileña Edurne en 1976 y después también se exhibieron en Amberes en 1977. Sin embargo, esa fue la última vez, hace ya 45 años, que fueron vistos por el público. Hasta ahora que, con el autor fallecido, se pueden comprar a un precio de entre 12.000 y 25.000 euros.

En definitiva, hoy comienza esta feria que quiere ser la del reencuentro, la de reactivar las ventas y la de ir poco a poco y sin mucho experimento. Lo del arte digital y NFT por aquí, de momento, no tiene mucho espacio. La consigna es clara: valor seguro.

El coleccionista de ARCO no quiere riesgos. Menos en esta edición que supone el reencuentro de galeristas y artistas tras los dos años de pandemia y una edición veraniega que supo a poco y no salió todo lo bien que se esperaba, según las propias galerías. La Feria de Arte Contemporáneo que abre sus puertas hoy hasta el domingo se va a topar con un coleccionista “al que le gusta sentirse seguro. No es un año para correr riesgos como en otros periodos, por lo que se van a buscar artistas establecidos”, cuenta a El Confidencial François Dournes, de la galería francesa Lelong, una de las habituales de la feria. De hecho, ellos disponen en su espacio de una escultura de Jaume Plensa, varios Tapies y algunos Mirós valorados en 2,8 millones de euros y 850.000 euros. Valores que no decrecen.

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