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Memocracia, el punk de Burgos que defiende la Castilla y León rural: "En España manda la pasta"
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Memocracia, el punk de Burgos que defiende la Castilla y León rural: "En España manda la pasta"

Estos cuatro jóvenes darán el salto más importante de su historia como grupo, teloneando en seis conciertos a La M.O.D.A. en la sala La Riviera de Madrid

Foto: Los integrantes de Memocracia. (Cedida)
Los integrantes de Memocracia. (Cedida)

La imagen es la siguiente: hay cuatro veinteañeros metidos en un granero cantando, más bien gritando, rodeados de un montón de trigo: "Hostia puta, tú, qué absurdo: el mar ha llegado a Burgos". Un viajero venido de 2050 llega a Castilla y León para avisar de que "el cambio climático, el deshielo o una alguna movida" es el culpable de la inundación inminente. Entre tractores, vestidos con un mono de agricultor, los chavales intentan salvar el grano del agua y se desgañitan: "No nos queda agua. Habrá que tragar sal, habrá que tragar sal".

La imagen es la que propone el videoclip de 'San Macaro', uno de los últimos 'singles' de Memocracia. En principio, fueron un grupo de punk-rock formado en Burgos hace siete años, por cuatro amigos que compartían gustos musicales "raritos", según bromean. Lanzaron su primer álbum de estudio en 2018 y se dieron a conocer en un concurso universitario, que les permitió tocar en el Sonorama 2019. Este febrero, Memocracia dará el salto más importante de su historia como grupo, teloneando en seis conciertos a La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A) en la sala La Riviera de Madrid. "Ha sido una ilusión de la hostia. Durante el covid hemos aprovechado para currar mucho y grabar. Pero no sentimos que teníamos una recompensa hasta ese momento. Fue como: 'Chavales, que lo estamos consiguiendo, vamos a por ello'".

Quien habla es Alejandro García, guitarrista y vocalista del grupo. Le acompañan Gabriel Román, batería, y Germán Alonso, bajo, que junto a Diego Moral son los cuatro burgaleses nacidos en 1998 que integran el grupo. No será la primera vez que tocan en Madrid, pero sí delante de tanta gente. Con La M.O.D.A. presentarán su segundo álbum, 'Que alguien haga algo', que se lanzará el 11 de marzo. Y en él se integra esa imagen del mar llegado a Burgos, que podría leerse como una metáfora del ahogo de lo rural. ¿Podría? "Lo bueno es que cada uno puede interpretar lo que quiera", aclara Gabriel Román. "Pero sí, siempre hemos sido un grupo muy conectado a los pueblos. Nos gustaba ir allí a tocar, es muy diferente del ambiente de una sala, hospitalidad a saco. 'San Macaro' representa nuestra forma de reaccionar ante los problemas, de sonreírles".

Román, el baterista, es hijo de agricultor y él mismo trabaja en el campo desde que regresó de Madrid, donde vivió cuatro años. Explica que el segundo álbum de Memocracia trata problemas a los que se enfrentan ("las redes, la fiesta, la evasión, la inacción"). Y entre ellos, la invisibilización del entorno rural y de sus pueblos. "Teníamos la oportunidad de hacer algo para que la gente viera esas texturas. Queríamos mostrar que no hacen falta miles de cambios de plano y una limusina para hacer un buen videoclip. De hecho, en verano estamos preparando una gira por la repoblación de los pueblos. Haremos conciertos en varias localidades para llevar nuestra música, y que la gente también se anime a pasarlo bien allí", reivindica. "Yo también pensé que la gran ciudad era la salvación a mis problemas, pero ahora en el pueblo me doy cuenta de que estoy más tranquilo, más en contacto con el mundo y puedo tomar mejor mis decisiones", explica.

En Castilla y León, más de un tercio de los licenciados menores de 35 años vive en otra región de España. Una cifra que dobla a la media nacional, según publicaba este periódico. Las principales causas apuntan a una falta de empleo cualificado y de oportunidades. "Yo quiero hacer producción musical", cuenta Alejandro García. "Lógicamente, en Burgos no voy a encontrar nada. Lo 'heavy' es que muchos jóvenes tengan que salir para permitirse volver a casa. Hacer la inversión de estar fuera unos años, en mi caso, para poder volver a Burgos".

"A mí me frustra un poco", opina Germán Alonso. "Hasta los 18, pasábamos mucho tiempo en el pueblo. Ahora me falta. El pueblo es casa y conexión, contacto con la naturaleza...". Estos cuatro jóvenes se conocieron en Burgos ("fuimos colegas antes de formar el grupo") y, desde hace años, viven separados. Aprovechan los fines de semana y los veranos para reunirse, componer, ensayar y alimentar el sonido enérgico que ahora despega en Memocracia. Con su segundo álbum, 'Que alguien haga algo', querían romper con el molde del sonido agresivo y distorsionado del punk. "Queríamos darle una vuelta de rosca, explorar nuevas formas para enriquecer el sonido. Buscar una identidad propia, porque a todos nos gusta mucho el sonido noventero del punk-rock americano, pero escuchamos muchos otros estilos", cuenta Gabriel Román. Por eso, 'Que alguien haga algo' integra los sonidos del jazz, el funk o el metal. "El punk es muy primitivo", le responde Germán. "Nos sentíamos cómodos con este estilo, así transmitimos bien nuestras movidas. Te sientes vivo. Y es verdad que hay poca gente de nuestra quinta a la que le guste este estilo, pero lo que queremos es que la gente venga a un concierto a sentir nuestra energía y a pasárselo bien".

"El tema es que, a la hora de tomar decisiones serias, pienso que los jóvenes se la sudamos a la gente que manda. Pero desde hace tiempo"

Mientras bromean, los chicos de Memocracia cuentan que "¡que alguien haga algo!" es su grito de guerra cuando se enfrentan a un problema que les sobrepasa. "Es como cuando tenemos alguna avería en el local de ensayo. Uno coge un destornillador, el otro echa agua, el otro grita, y al final nadie hace nada", explica Alejandro. "El rollo es que todo el mundo cree que lo suyo es lo mejor, todo el mundo está inmerso en su movida, pero en el fondo nadie sabe lo que está haciendo. Esa es la forma en la que funcionamos todos: cuando estamos apurados, evadimos la responsabilidad. Hay mil problemas en los que nos podríamos fijar, y más desde la pandemia. Pero todos hemos aprendido a vivir así, como pollo sin cabeza. Y como mucho pedir 'que alguien haga algo', pero sin hacer nada".

Una inacción que estos jóvenes también perciben en la conversación política, marcada en su tierra por las elecciones regionales del 13-F. "El tema es que, a la hora de tomar decisiones serias, pienso que los jóvenes se la sudamos a la gente que manda. Pero desde hace tiempo. Nosotros llevamos siendo 'los chavales' toda la vida. Para todos con los que trabajamos, somos eso, para lo bueno y para lo malo. Es una forma general de verlo, no solo en la política. Es que aunque tuviéramos voz, igual no serviría para una mierda, porque tal y como está el nivel político... No atienden, no escuchan, no saben cómo cambiar las cosas", opina García.

"Es un tema muy delicado", responde Román. "Cuando estoy currando en el pueblo, en el campo, luego quieres ir a tomar algo y no puedes porque no hay nadie. Pienso en cómo podría atajar el problema, cómo se podría atraer a la gente. Pues si las empresas vienen o se extiende más el teletrabajo. Esto es un poco delicado, pero en España manda quien tiene la pasta. En este sentido, Castilla y León no puede pelear tanto por lo suyo como otras comunidades autónomas", reflexiona. A lo que Germán responde: "Claro, y los jóvenes también nos vamos por eso... Con la gira, buscamos que aunque el pueblo no dé trabajo, pueda dar otras cosas que interesen a la gente. Si hay conciertos o eventos culturales, puede haber mucha gente que redescubra estos lugares y les dé vida".

Foto: La banda Carolina Durante. (Sonido Muchacho)

En 2021, Memocracia grabó un álbum en directo desde el Centro Penitenciario de Burgos, donde dieron un concierto ante 150 reclusos. "Nosotros tocamos en cualquier sitio. Y diré que es el público más agradecido que hemos tenido", ríe Alejandro. Recuerdan divertidos que, al llegar a la cárcel, unos presos se refirieron a ellos como unos 'hippies'. "Hippies, punkis, rurales... Sí, es una mezcla un poco extraña", bromean. 'Que alguien haga algo' es un grito contra el aislamiento y el individualismo feroz. Esa inacción que los jóvenes de Memocracia ven a su alrededor, pero también en ellos mismos: "Nosotros no damos lecciones, somos los primeros que entramos dentro de nuestras críticas".

Estos cuatro jóvenes son conscientes de que el sonido 'naturalista' del punk no es lo que prima en los oyentes de su edad ni en las listas de éxitos, repletas de tratamiento efectista del sonido y de la voz. "No somos tontos", espeta Gabriel. "Sabemos cómo funciona la industria, pero intentamos seguir en la línea en la que nació el grupo, que es como mejor conectamos con nosotros mismos y como mejor transmitimos. Por eso hemos grabado en secuencia, dejando los golpes aunque no sean perfectos, porque así es como sonamos ahora. Quizá en unos años lo encajemos todo perfecto, pero ahora somos esto y nos sentimos más cómodos escuchándonos así".

"Esto requiere mucho trabajo", aclara por su lado Alejandro, que estudia producción musical. "Sabemos que para ser competitivos hacen falta ciertos estándares de calidad. Que primemos el sonido en directo y la espontaneidad no quiere decir que no invirtamos en grabar bien las cosas. Nos lo tomamos en serio, la grabación, la masterización... Hay mucha mierda dentro de esto. Así que, sí, puedes sonar punki, pero hay que sonar bien. El sonido puede ser natural, pero todo tiene su producción, tanto un disco de reguetón como uno nuestro".

La imagen es la siguiente: hay cuatro veinteañeros metidos en un granero cantando, más bien gritando, rodeados de un montón de trigo: "Hostia puta, tú, qué absurdo: el mar ha llegado a Burgos". Un viajero venido de 2050 llega a Castilla y León para avisar de que "el cambio climático, el deshielo o una alguna movida" es el culpable de la inundación inminente. Entre tractores, vestidos con un mono de agricultor, los chavales intentan salvar el grano del agua y se desgañitan: "No nos queda agua. Habrá que tragar sal, habrá que tragar sal".

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