Recibir la vida a portagayola: lo que une a Coco Robatto y Yung Beef

El lema de la última campaña de la marca de moda Scalpers es: "Rebelde se nace". En el anuncio el modelo pasea descalzo entre un campo de olivares y emula a Jesucristo. Un Mesías aseado y vestido con ropa de la marca que nos recuerda algunos de sus principales logros: desafió al sistema, nos mostró sus contradicciones y habló de amor en medio de la guerra. El que muestran es un tipo sin complejos y sin filtros, que no tiene miedo a la oscuridad ni a que arda uno de los árboles a su paso.

El del anuncio podría ser Jesucristo, pero también el político de Vox Jacobo González-Robatto, el músico Yung Beef o el futbolista de la Unión Deportivas Las Palmas, Jesé Rodríguez. Porque hoy el triunfo y el suspiro de admiración no son para los discretos ni los grises, para esos a los que les da apuro llamar la atención, prefieren pasar desapercibidos, más pena que gloria si puedo elegir.

Hoy te admiran si vas por la vida recibiéndola a portagayola, haciendo ruido al pasar y al posar. Bienaventurados los que se jactan de incomodar, de alejarse del discurso oficial como si solo hubiera uno. Es una forma de ser y de enfrentarse a la vida que parece no entender de clases sociales. Es el triunfo del alarde sin distinguir de código postal.

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Porque acoge a jóvenes acomodados como el senador de Vox por Sevilla, que ejemplifica al pijo remasterizado que ya no se esconde y que detesta al pijo cobarde de otras generaciones; al que conserva el loden y la gabardina de sus ancestros, el que tiene miedo de mostrar sus emociones en público.

Un señor cuya ropa grita y lanza mensajes desde primera hora de la mañana. Que sabe que los focos siempre irán a su persona siempre que vaya así vestido: sin calcetines, con los tirantes en su sitio, con la camisa abierta y el pecho palomo hidratado y bronceado. Y solo alguien muy seguro de sí mismo toleraría que se le siga llamando Coco en los titulares de los periódicos.

Es un tipo de cani, de choni y de hortera que ante el primer golpe de suerte o de talento decide mostrárselo al mundo

Pero esta ostentación sin medida también abraza al músico granadino, ese que dice estar contra el sistema mientras posa con cadenas enormes colgadas al cuello y plagadas de brillantes y sentencia: "El dinero lo utilizo como una resistencia a todos los que me están vacilando de dinero. Por eso me pongo estas cadenas para decir que nosotros también podemos hacer dinero". Y recibe con alegría los gestos del futbolista canario, que iba para estrella del Real Madrid y que hoy acude a entrenar con un chándal repleto de logos de Gucci a juego con el neceser y un reloj de oro y quilates.

Es un tipo de cani, de choni y de hortera que ante el primer golpe de suerte o de talento decide mostrárselo al mundo, al rico de cuna el primero, no vaya a ser que la cosa se tuerza. Que se note, que hablen, que se mueran de envidia.

"Te lo juro por Louis Vuitton, que contra la depresión, quema la Visa, vive deprisa, esta es la solución", cantaban Encarna y Toñi Salazar

"La reivindicación del derecho al lujo es, paradójicamente, la práctica que vincula a todos los sectores marginados de cada país. El gueto, esté donde esté, viste de marca, y gasta en ropa más que muchos individuos de clase media", escribe la periodista y filósofa Leticia García Guerrero en un artículo de la revista 'SModa'. "Te lo juro por Louis Vuitton, que contra la depresión, quema la Visa, vive deprisa, esta es la solución", cantaban Encarna y Toñi Salazar, las Azúcar Moreno, en 2002. "Vitorio y Lucchino guarra, cierra boquino, I love Moschino, De Niro, Pacino, nosotros estamos en Balenciaga, suprimo, gastando en Paseo de Gracia con el Asesino", canta Yung Beef veinte años después.

Tengo amigos a los que imagino con un póster de González-Robatto en el armario, temerosos de quedarse a medias en el intento de imitarlo. Son los mismos que miran con recelo y envidia al otro, a ese que nunca prestaron atención por "chacho", porque hace tiempo que se apropió del "menos es más" para convertirlo en "más es más".