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‘La infamia’: una impresionante Marta Nieto cuenta el horror de la pederastia en México
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‘La infamia’: una impresionante Marta Nieto cuenta el horror de la pederastia en México

La actriz, convertida en la periodista Lydia Cacho, se come ella sola el escenario en este viaje lleno de violencia contra las mujeres y los niños

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Entre en la sala Max Aub de las Naves del Matadero (Madrid), siéntese en la butaca y prepárese para la primera bofetada. ‘La infamia’, el montaje de teatro documental basado en las experiencias de la periodista Lydia Cacho en México, no se anda con preliminares. Desde el primer minuto, una impresionante Marta Nieto dispara un texto cargado de violencia —son solo palabras, pero van a dar— por el que pasa el maltrato verbal, físico, sexual a mujeres y niños casi bebés. Ella sola y una cámara —apenas un coche, unas rejas y unas cuantas chaquetas en el escenario— durante hora y media sin parar. Una actuación de las que recuerdas cuando llegas a casa. Apuesta a grande: Nieto tiene ya casi entre sus manos el próximo Max a mejor actriz.

Puede que al principio usted piense que se trata de efectismo. Puede también que le chirríe la aparición de la cámara en tanto en cuanto se superpone la imagen real del escenario con la representación que aparece en la enorme pantalla que domina la sala. Como si fuera una mezcla de teatro y cine. Pero déjese llevar. Sobre todo porque, como sucede en este teatro 'verbatim' que crearon hace unas décadas los británicos y se hace en España —muy bien, además: ahí están ‘Los papeles de Bárcenas’, por ejemplo— en los últimos 10 años, todo lo que se cuenta en esta obra pasó de verdad.

Una actuación de las que recuerdas cuando llegas a casa. Apuesta a grande: Nieto tiene ya casi entre sus manos el próximo Max a mejor actriz

El texto lo escribió Lydia Cacho y ha sido adaptado para este montaje por ella misma y José Martret —fue uno de los fundadores de La casa de la portera— que también ejerce como director. En él cuenta cómo fue apresada un 16 de diciembre de 2005 por sicarios policías enviados por el gobernador de Puebla Mario Marín acusada supuestamente de difamación. Cómo la maltrataron durante un viaje de casi 24 horas desde Cancún —donde ella trabajaba— hasta Puebla, pasando por toda la cornisa de Mérida, Campeche y Villahermosa. Y cómo casi estuvo a punto de morir en una prisión del todo fraudulenta. El motivo: haber escrito el libro ‘Los demonios del Edén: el poder detrás de la pornografía’ (Grijalbo, 2005) en el que revelaba toda una trama de abusos a menores liderada por el empresario hotelero Jean Succar Kuri y en el que también estaban inmersos otros políticos mexicanos. Como dicen las cifras de asesinados, en México ciertas revelaciones periodísticas pueden salir muy caras.

placeholder Marta Nieto como Lydia Cacho. (José Alberto Puertas)
Marta Nieto como Lydia Cacho. (José Alberto Puertas)

La actriz Marta Nieto se enfunda la chaqueta de cuero negra de Cacho a la perfección. Es un montaje en el que prima la acción, pero el poder del teatro —que no tiene el cine— es que no hace falta rodar grandes persecuciones ni se necesitan muchos actores ni una tramoya superartificiosa. Nieto consigue relatarnos la infancia y juventud de Cacho y sus implicaciones con los más desfavorecidos, como las mujeres en México —de hecho, cubrió buena parte de los asesinatos en Ciudad Juárez en los 90—, simplemente hablando cara a cara al público como si fuera una conferencia. Y, después, nos traslada a ese coche en el que hay dos policías machistas y sanguinarios y a una prisión en la que puede pasar de todo. Nieto consigue que veamos sin ver a estos polis que tienen casi el mismo peso que ella en toda la trama.

Hay un momento en el que se descorcha. Es un primer plano de Nieto por el que pasa el miedo, el horror, la tensión. El hacerse pis encima

La obra camina todo el tiempo en ascenso, pero hay un momento en el que se descorcha. Es un primer plano de Nieto por el que pasa el miedo, el horror, la tensión. El hacerse pis encima (no lo ves, pero también lo ves). Esto se consigue también gracias a una cámara con la que se puede tener una relación ambivalente y de amor-odio. Muchas veces no sobra. Otras…, sí: esto es teatro, no cine, y últimamente hay muchas cámaras en los escenarios.

placeholder La periodista Lydia Cacho.
La periodista Lydia Cacho.

El montaje también se apoya en imágenes reales. Vídeos que fueron emitidos por la televisión mexicana en la que los propios pederastas daban cuenta sin ningún tipo de culpa de los abusos cometidos a niños y niñas. Son escenas que pueden provocar tal impacto de violencia y rechazo que una casi está ya insensible a todo lo que viene después (un final en el que no van a cejar los gritos de dolor). Ese quizá sea el mayor lastre de la obra: la carga violenta es tan grande que se diluye.

Sin embargo, cuando termina, el espectador sabe que ha visto una actuación de Nieto memorable. Todo es ella. Todo es Lydia Cacho. Nada más. Una montaña rusa fuertecita en la que no hay lugar ni a media sonrisa y en la que se insiste en la tremenda labor que tiene el periodismo en México (y la tiene: a tantos les ha costado la vida. La propia Cacho vio la muerte muy cerca). Ese es el viaje si quieren montarse.

Hay un final feliz: Lydia Cacho está viva y los miembros de la red de pederastia y el gobernador que la apresó, en la cárcel.

Entre en la sala Max Aub de las Naves del Matadero (Madrid), siéntese en la butaca y prepárese para la primera bofetada. ‘La infamia’, el montaje de teatro documental basado en las experiencias de la periodista Lydia Cacho en México, no se anda con preliminares. Desde el primer minuto, una impresionante Marta Nieto dispara un texto cargado de violencia —son solo palabras, pero van a dar— por el que pasa el maltrato verbal, físico, sexual a mujeres y niños casi bebés. Ella sola y una cámara —apenas un coche, unas rejas y unas cuantas chaquetas en el escenario— durante hora y media sin parar. Una actuación de las que recuerdas cuando llegas a casa. Apuesta a grande: Nieto tiene ya casi entre sus manos el próximo Max a mejor actriz.

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