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¿Sabes lo que es la 'putivuelta'? Diccionario para entender de una vez el lenguaje adolescente
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"que si quiere bolsa"

¿Sabes lo que es la 'putivuelta'? Diccionario para entender de una vez el lenguaje adolescente

La RAE publica en su 'Crónica de la lengua española 2021' un ensayo que analiza el argot de los jóvenes y adolescentes españoles a través de un trabajo de campo

Foto: Este fotograma de los Simpsons suele utilizarse irónicamente para referirse a los adultos que intentan usar argot juvenil.
Este fotograma de los Simpsons suele utilizarse irónicamente para referirse a los adultos que intentan usar argot juvenil.

Hubo un tiempo en el que el mundo no podía apartar la mirada de sus jóvenes. Y los jóvenes, como es habitual, no podían dejar de mirarse a sí mismos. Ese tiempo fueron los 70. Los movimientos de la década anterior -el mayo francés, las protestas de Berkeley-, la masificación del turismo y los medios de comunicación, todo ello seguido de una recesión económica. Fueron los ingredientes que forjaron una juventud nacida a la contra y en los márgenes del oficialismo. Gente “del rollo”.

En España, este movimiento con vocación de aislamiento y contestación desarrolló un vocabulario propio que resucitaría al morir el franquismo, en la Movida madrileña. “Los hombres de las cuevas lúgubres se enrollan por el palo del dogma y te suelen dar la vara chunga”, dice el ‘Manifiesto de lo borde’ firmado en 1969 por Smash, la banda sevillana de rock psicodélico. Y mientras los adultos de entonces (esos hombres de cuevas lúgubres, entendemos) se preguntaban qué significa “dar la vara chunga”, muchos se preguntan ahora qué narices quieren decir sus hijos cuando deslizan con sorna: “Que si quiere bolsa”.

Foto: Los adolescentes dejarán de entender muchas de las expresiones que hasta ahora eran normales. (iStock)

Gran parte de este léxico juvenil se caracteriza por lo efímero. ¿Se acuerdan del ‘caranchoa’? Algunas palabras caducan como lo hace un viral de YouTube. Por eso resulta difícil seguir las corrientes que pueden explicar los cambios en el lenguaje de jóvenes y adolescentes. Este es el propósito de ‘Rasgos del argot actual de los jóvenes y adolescentes españoles’. Se trata de un ensayo lingüístico recogido en la ‘Crónica de la lengua española 2021’ que la Real Academia Española publica cada año para analizar el estado del idioma en el mundo hispanohablante. La obra se ha presentado este viernes en un acto que ha coincidido con la conmemoración de los 70 años de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

El artículo sobre el vocabulario de los jóvenes lo firman Emilio Gavilanes Franco y Elena Cianca Aguilar, dos investigadores de la RAE que vienen años estudiando los rasgos del léxico juvenil. En la ‘Crónica’, buscan definir algunas características del vocabulario de los nacidos poco antes del año 2000. Para esta compilación han estudiado “en directo” el habla espontánea de los jóvenes, como un trabajo de campo: en la calle, en el transporte público, en chats, en las redes sociales…

Aquel 'antilenguaje' de los 70 ha quedado casi desterrado entre los jóvenes de hoy. "Están inmersos en una sociedad muy diferente"

Tras su estudio, Gavilanes y Cianca concluyen que el habla juvenil reciente guarda una gran diferencia con el de las décadas anteriores: las palabras han abandonado su función críptica. El lenguaje de la contracultura española de los 70, incluso en el de la Movida ochentera, heredó algunos elementos de ambientes marginales, carcelarios o criminales, que llamaban a las cosas sin nombrarlas. Así lo recoge Félix Rodríguez en ‘Lenguaje y contracultura juvenil: anatomía de una generación’. Cárcel es trena, talego o trullo. Porro es cacharro, trompeta o canuto. Incluso expresiones tan extendidas también en entornos acomodados, como ‘molas cantidad’ o ‘dabuten’, parecen provenir de esos ambientes.

Aquel ‘antilenguaje’ de los setenta y ochenta ha quedado casi desterrado entre los jóvenes de hoy. “Están inmersos en una sociedad muy diferente [...]. La mayoría están muy apartados de los ambientes marginales de aquella época y forman un grupo más homogéneo. La sociedad ha ido avanzando hacia el estado del bienestar, hacia un mundo más amable, más despreocupado. Los problemas e inquietudes, que se reflejan en su léxico, son muy diferentes”, señalan los investigadores en su artículo.

La omnipresencia del humor, la influencia del mundo anglosajón o el impacto del feminismo son algunos de los rasgos que Gavilanes y Cianca destacan del argot juvenil actual. Aquí les proponemos un diccionario de cuatro expresiones para entender el argot adolescente. "Sujétennos el cubata".

I. “En plan, me puto flipa”: nueva sintaxis

En el artículo, se destaca la presencia de dos fórmulas utilizadas en los últimos años de forma casi indiscriminada: las expresiones “puto” y “en plan”. La primera no es nueva. Los autores señalan en su artículo que la palabra “puto” o “puta” lleva años usándose en el español coloquial como adjetivo (“Esto es una puta mierda”, “No tengo un puto duro”). La diferencia es que los jóvenes la utilizan hoy con una nueva función de adverbio, que “sintácticamente es muy chocante”: “Me puto flipa”, “Me puto meo”.

Los investigadores especulan que este uso provendría de la influencia del inglés y lo comparan con el uso de ‘fucking’, ‘bloody’ o ‘totally’. La traducción literal de ‘I fucking love it’ sería, en efecto, “me puto encanta”.

Foto: Foto: iStock.

Esta nueva función sintáctica de “puto” comprende varios significados, según el artículo. Acompañando a construcciones como “lo más” (“es lo puto más”) o acompañando a un sustantivo, pero conservando ese carácter adverbial (“Quiero acabar ya puto Biología”).

El caso de “en plan” tampoco es nuevo, aunque últimamente ha adquirido nuevos significados señalados por Gavilanes y Cianca. Como atenuante (“No te lo digo en plan mal”), como aproximación (“Un pantalón en plan chándal”), o para introducir una cita (“Me vino, en plan: qué haces. Y yo, en plan: pero qué querrá ésta”).

II. Del 'fachaleco' a la 'yonkilata': neologismos

El artículo recogido en la ‘Crónica de la lengua’ destaca la creación de nuevas palabras, un elemento clave en cualquier argot juvenil. Y un procedimiento común en los últimos años es la fusión de dos términos para crear uno nuevo.

Así nacen, por ejemplo, ‘fachaleco’ (la fusión de facha y chaleco para nombrar una prenda que se considera característica en los hombres conservadores), ‘pijipi’ (la unión de pijo y jipi), ‘juernes’ (“jueves en el que se sale de fiesta como si fuera un viernes”, según se explica en el artículo), 'yonkilata' (en referencia a una lata grande de cerveza) o ‘Cienmon’ (para la cadena de hostelería Cien Montaditos).

Otro procedimiento notable para la formación de neologismos es el uso del sufijo -i (‘guapi’, ‘amigui’, ‘besis’, ‘holi’, ‘oki’) para dar un tono familiar a la conversación, o la formación de verbos a partir de sustantivos con el sufijo -eo (‘cerveceo’, ‘tardeo’, ‘terraceo’).

placeholder Cubierta de 'Crónica de la lengua española'. (RAE)
Cubierta de 'Crónica de la lengua española'. (RAE)

III. 'Unga unga': feminismo y nuevas expresiones

Tras estudiar el lenguaje de los jóvenes, los investigadores han observado que el léxico machista u homofóbico ha quedado cada vez más desterrado. Así como en otras generaciones se encontraban múltiples ejemplos argóticos para referirse despectivamente a la comunidad LGTB (‘trucha’, ‘pierde aceite’, ‘tener pluma’...), el texto señala que cada vez se escuchan menos entre los jóvenes de hoy. Lo mismo que ‘subnormal’ o ‘mongolo’ para referirse a la discapacidad intelectual.

En el vocabulario de los jóvenes también ha incidido el avance del feminismo, que ha influido en la creación de nuevas palabras como ‘machirulo’, ‘señoro’, ‘heterobásico’ o ‘unga unga’ para referirse a hombres con actitudes machistas, anticuadas o primitivas.

Foto: Retrato del escritor Charles Bukowski (Corbis) Opinión

IV. La 'putivuelta': humor omnipresente

Como señalan los investigadores en el comienzo de su artículo, el lenguaje combativo y procedente de ambientes marginales es cosa del pasado. Si el conflicto parecía envolver gran parte del habla juvenil ochentera, el argot de hoy es más despreocupado y en él se aprecia la presencia casi constante de la ironía y el humor.

Lo constatan expresiones como “hacerse un calvo” (enseñar las nalgas), “que si quiere bolsa” (como respuesta a quien no deja de hablar en un discurso pesado o aleccionador, simulando el momento de pago en el supermercado) o “hacer la putivuelta” (para referirse a una vuelta que se da en la discoteca o el bar para reconocer a los asistentes, potenciales objetivos para ligar).

Hubo un tiempo en el que el mundo no podía apartar la mirada de sus jóvenes. Y los jóvenes, como es habitual, no podían dejar de mirarse a sí mismos. Ese tiempo fueron los 70. Los movimientos de la década anterior -el mayo francés, las protestas de Berkeley-, la masificación del turismo y los medios de comunicación, todo ello seguido de una recesión económica. Fueron los ingredientes que forjaron una juventud nacida a la contra y en los márgenes del oficialismo. Gente “del rollo”.

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